17 de abril de 2011

Ricardo Petrelli: "En el fútbol es necesario revalorizar el empate"

Ricardo Héctor Petrelli (1950), médico psiquiatra y corrector literario, es además árbitro internacional de ajedrez, su gran pasión. Asegura que uno de los días más tristes de su vida fue cuando, en 1996, el azerí Garry Kasparov (1963) -campeón mundial y artífice de una 
fenicia ruptura con la FIDE, hoy devenido en activista político de poca monta- perdió ante la supercomputadora Deep Blue. Si bien reconoce que no tiene "el don de las matemáticas", se 
empeñó en utilizarlas para mejorar la puntuación deportiva. Su motivación era encontrar una solución a las tablas por mutuo acuerdo, en las que ambos ajedrecistas pautan un empate, pero derivó en el deporte más popular: el fútbol. Así nació "Sistemas de puntuación en el fútbol argentino", un libro en el que propone ponderar al visitante y restar un punto al local que pierda. En los ciento veinte años de historia que tiene el fútbol oficial argentino, hubo tres sistemas de puntuación. El primero clásico o histórico era 2 puntos al ganador, 1 al empate y 0 al perdedor. El segundo fue el sistema de penales: 3 puntos al ganador, 1 al empate y 0 al perdedor, y el que ganaba la serie de penales sumaba otro punto (rigió únicamente en la temporada 1988/89). Y el tercer sistema es el actual: 3 puntos al ganador, 1 al empate y 0 al perdedor. El sistema propuesto por Petrelli sugiere que el ganador sume 3 puntos y si es de visitante 1 más; el empate 1 punto y 1 más para el visitante; y la derrota 0 punto para el visitante y -1 para el local. La teoría, naturalmente, despertó tanto adhesiones como discrepancias desde que apareció el libro en julio de 2010. El lanzamiento de la segunda edición del mismo se realizará en el marco de la 37º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el próximo 26 de abril en el stand de la editorial Dunken donde, el 7 de mayo, el autor firmará ejemplares de su obra. A raíz de este evento, el periodista Cristian H. Savio entrevistó al Dr. Petrelli para la edición nº 236 de la revista "Newsweek Argentina" del 9 de febrero de 2011.


¿Por qué no le gusta el sistema actual, de 3 puntos al ganador, 1 por empate y 0 por derrota?

El sistema tradicional, de 2-1-0, era perfecto. Ponés en disputa 2 puntos por partido y los repartís totalmente. El empate es la mitad de la victoria y está a igual distancia del triunfo que de la derrota. Eso no pasa ahora. Se ponen 3 puntos en disputa, pero no los repartís siempre. Hay un punto fugitivo. Es necesario revalorizar el empate. Así que me puse a pensar un sistema que repartiera 3 puntos pero cumpliera con los anteriores requisitos.

¿Entonces?

Pedí ayuda a un amigo matemático, que después de un tiempo me dijo: "Lo tuyo no tiene solución dentro del campo de los números naturales".

No lo ayudó mucho...

Al contrario. Como lo que yo buscaba era solucionar las tablas por acuerdo del ajedrez, comparé ambos deportes. Jugar con blancas o negras es como jugar de local o visitante en el fútbol. Mi sistema le da al visitante 4 puntos por victoria, 2 por empate y 0 por derrota. Y al local: 3, 1 y -1. Penalizo la derrota del local restándole un punto.

¿Le parece aplicable en el fútbol argentino?

Matemáticamente, todo cierra. Ahora, imaginate un superclásico en la Bombonera que gane River y encima le saca un punto a Boca. Creo que aumentaría el problema de los entrenadores. La silla del DT sería eléctrica, directamente.

¿Llegó la idea a la dirigencia del fútbol?

Lo raro es que tuve más repercusiones por un poema que incluí, "La creación del balompié", que hice traducir al inglés del siglo XIX. Pero los tiempos del libro son lentos, estoy esperando que llegue la Feria.

¿Cuál es su primer recuerdo del ajedrez?

Tengo un recuerdo infantil muy profundo que lo traté en mi análisis personal y fue corroborado por mi madre, que me tenía en brazos frente a una vidriera donde había un juego de ajedrez que me llamaba la atención por las fichas, y se lo pedía, pero ella decía que era para mayores.

¿Y cuándo empezó a jugarlo?

Nunca fui jugador. Me encanta el ajedrez teórico. Inclusive especulé con la existencia del mejor movimiento, jugador por jugador, desde el comienzo al final de la partida: la partida perfecta.

¿Qué fue lo mejor que le dio ser árbitro de ajedrez?

Las Olimpíadas de Estambul en 2000. Es el show máximo. Te encontrás a todos.

¿A quién recuerda?

Una anécdota con Alexei Shirov, que en un momento sale volando al baño, me pisa el pie y me dice: "Excuse me". Yo sabía que él hablaba español -vive desde hace mucho en España- entonces le digo: "Qué 'excuse me' ni 'excuse me'. Perdoná, flaco". Quedó ahí. Un día voy a dirigir la final del torneo boliviano y él apareció, porque le encanta ir a Bolivia, y cuando me ve, me dice: "¿Vos sos 'Perdoná, flaco'?". Esa es la memoria del ajedrecista. Se encuentra con un jugador con el que jugó hace años y es capaz de reproducir la partida.

¿Quién es su máximo ídolo?

Mi ídolo, por sus proezas, es Garry Kasparov. Estuvo representando a la raza humana contra la máquina. El ajedrez es una lucha entre gladiadores, pero no se puede enfrentar a Deep Blue, supercomputadora monstruosa, y él va y expone toda su gloria del jugador más grande de la historia. Es como salir al circo romano y que te suelten doscientos leones. Te destruye. Ese fue uno de los días más tristes de mi vida.

Como hincha de Independiente… ¿Kasparov o Bochini?

Kasparov. Lo mío es el ajedrez. Me gusta mucho todo lo que sea productividad intelectual. Y ése es uno de los grandes gozos de la actividad humana.

¿En el fútbol ve espacio para esa productividad intelectual?

Por supuesto. Hay monstruos de eso. El DT de la selección debería ser Jorge Valdano. O Angel Cappa. ¿Los escuchaste hablar alguna vez?

¿Y dentro de la cancha?

El jugador es otra cosa. Maradona, Messi, Pelé, son distintos porque ven más variantes en menos tiempo.

¿Existe el "partido perfecto" en el fútbol?

La perfección en el fútbol no pasa por un partido. Tenés que juzgar a un equipo por su continuidad. Hubo muy pocos equipos perfectos en la historia. Hoy, es el Barcelona. Su eficacia es impresionante.

¿La grandeza se mide sólo por la eficiencia? ¿No hay lugar para la estética?

Decía Carlos Bilardo que para tener un equipo de gran categoría, tenés que tener jugadores de gran categoría. Barcelona tiene jugadores tan iluminados que son una belleza.