2 de septiembre de 2007
Niccoló Paganini, el genio avaro
El 27 de octubre de 1782 nació en Génova uno de los más grandes genios de la música: Niccoló Paganini. Fue un niño prodigio que a los cuatro años conocía perfectamente los rudimentos del arte musical. Con un violín de segunda mano que le había comprado su padre, a los doce años fue a tomar clases con el maestro Alessandro Rolla (1757-1841) quien quedó admirado al ver como el joven seguía un concierto a primera vista. Su habilidad para tocar el violín era extraordinaria. Tenía largos los dedos y los brazos, lo que le permitió hacerse construir un arco más grande de lo normal y poder así abarcar más espacio en las cuerdas. Con el correr de los años fue incrementando su fama de talentoso violinista que brillaba por su maravillosa técnica instrumental y, al tiempo que engrosaba su cuenta bancaria, crecía también su fama de avaro. Durante su estancia en París en 1831, durante la cual cosechó triunfos resonantes, tuvo una noche que alquilar un coche para que le llevase a la sala donde debía dar el concierto. Al llegar allí le preguntó al cochero: "¿Cuánto le debo?". "Veinte francos". "¿Veinte francos?, ¿tan caros son los coches en París?". "Mi querido señor- respondió el cochero, que lo había reconocido -cuando se ganan cuatro mil francos en una noche por tocar con una sola cuerda, se pueden pagar veinte francos por un traslado en coche". Paganini se enteró por el portero de la sala de la justeza del precio y volvió al coche: "Aquí tiene dos francos, que es lo que le debo; los otros dieciocho se los daré cuando aprenda a conducir el coche con una sola cuerda". También era vanidoso, pero se reía de su propia vanidad. Un día, conversando con un pianista, éste le dijo que, en un concierto que había dado, el gentío era tan numeroso que ocupaba los pasillos del local. "Eso no es nada -replicó Paganini- cuando doy un recital hay tanta gente que hasta yo debo estar de pie".
GUILLERMO MAYR