El arquitecto, escultor, pintor, ingeniero e inventor Leonardo di Ser Piero da Vinci (1452-1519) inventó un asiento de retrete plegable que "debía girar, como las ventanitas de los monasterios por medio de un contrapeso". Cuando la princesa de Nápoles y duquesa de Milán Isabel de Aragón y Sforza (1470-1524) pidió que le instalasen un cuarto de baño en la Corte Vecchia, Leonardo bosquejó un sistema de agua caliente para que ésta se mezclase previamente con la fría, calculando que tres partes de agua caliente y cuatro de fría darían la temperatura conveniente.
Para el rey Francisco I de Francia (1494-1547) planeó la instalación, en el castillo
de Amboise, de un cierto número de retretes con agua corriente, con canalizaciones intramurales y unos tubos de ventilación que llegasen al tejado; y como los cortesanos tenían la costumbre de dejar las puertas abiertas, les fijó unos contrapesos para que las cerrasen automáticamente.
Como en tantas otras cosas, Da Vinci se anticipó unos quinientos años en materia de retretes.