"El aduanero" pintó como un gran pintor. Como ejemplo de su riqueza espiritual y de su genio está su célebre "La bohémienne endormie" (La gitana dormida), pintado en 1897 bastante antes de los comienzos del cubismo. Ahora bien, si se consideran la mandolina y la jarra que se encuentran en la parte baja y a la derecha de la obra de Rousseau, y la organización general de los planos del ropaje, ya se vislumbran allí las estructuras propias de las primeras obras cubistas. Más aún. La extraña luz que inunda la obra, esa claridad lunar, la ropa que viste a la dormida con un arco iris, la fiera pensativa, la borla final de cuya cola sirve de espejo a la luna, todo pertenece a lo fantástico. Sin duda Rousseau, que gustaba de los símbolos simples, impuso en esta obra imágenes poéticas que también anticiparon al surrealismo.Nunca salió de Francia, no obstante pintó una serie de cuadros sobre las exóticas selvas americanas que, a partir de 1904, se convirtieron en el motivo fundamental de sus obras. Estas representan un mundo exótico lleno de visiones oníricas, inspiradas en sus constantes visitas a invernaderos y jardines botánicos de París. De esa etapa sobresalen "Désagréable surprise" (Desagradable sorpresa), "Combat de tigre et buffle" (Lucha entre un tigre y un búfalo), "Un gorille attaquant un indien" (Un gorila ataca a un indio), "Le repas du lion" (La comida del león), "Le lion ayant faim se jette sur l'antilope" (El león arrojándose sobre el antílope), "Tigre combattant un négre" (Negro atacado por un jaguar) y "La charmeuse de serpents" (La encantadora de serpientes). En esta serie de pinturas sobre la jungla, Rousseau llegó a utilizar más de cincuenta tonalidades de verde.Los cuadros de Rousseau chocaron con los convencionalismos de la sociedad burguesa de su época desde el momento en que recurrió a las técnicas realistas consideradas pasadas de moda, pero esta singular manera de representar la realidad fue inmediatamente valorada por otros maestros como Vasily Kandinsky (1866-1944), Georges Braque (1882-1963) o el ya citado Picasso. Como consecuencia de su formación autodidacta, su obra se caracterizó por el carácter extremadamente lineal, el empleo de perspectivas de gran convencionalidad aunque ligeramente sesgadas y el uso de colores armónicos y sutiles, lo que se tradujo en unas producciones de naturaleza intemporal e imágenes paisajísticas bastante complejas de planos, con contornos definidos y un extraordinario uso del color.En sus últimos años de vida, con la mejora de la venta de sus cuadros Rousseau se convirtió en un personaje imprescindible de la bohemia de Montmartre. Las veladas en su estudio, en las que tocaba sus composiciones musicales al violín, se hacieron célebres en ese ambiente. Tras contraer una gangrena en una pierna, murió en el hospital Necker de París y fue enterrado en una fosa común. Tiempo después, algunos amigos adquirieron un sepulcro y lo enterraron junto al dramaturgo y poeta Alfred Jarry (1873-1907). En la lápida, el pintor Manuel Ortíz de Zárate (1886-1946) grabó un epitafio poético escrito por Guillaume Apollinaire (1880-1918): "Gentil Rousseau, tú nos escuchas. Te saludamos. Delaunay, su mujer, el señor Queval y yo. Deja entrar nuestro equipaje exento de derechos a las puertas del cielo. Te llevaremos pinceles, telas, colores, a fin de que tu ocio sagrado allí en la luz real, lo consagres a pintar como cuando hiciste mi retrato La cara de las estrellas".
9 de noviembre de 2009
Henri Rousseau, un ingenuo en la selva tropical
El gusto por las imágenes simplificadas, no sometidas a las reglas de la perspectiva heredadas del Renacimiento, se hizo patente para algunos artistas de la segunda mitad del siglo XIX. Cuando Paul Gauguin (1848-1903) residió por primera vez en Bretaña, en 1886, tuvo la revelación de esta necesidad al contemplar las estatuas de las parroquias, y fue allí donde rompió las amarras que lo ligaban al impresionismo. Su cuadro de 1888 "La vision aprés le sermon" (La visión después del sermón), también conocido como "La lucha de Jacob con el ángel", es desde cierto punto de vista, una pintura naif, como lo fueron algunas telas realizadas por su amigo Vincent van Gogh (1853-1890) con quien conviviió algunos meses en Arles, al sur de Francia, intentando ambos recobrar el ritmo y la grandeza de las imágenes populares.Pero, el verdadero precursor en la búsqueda de símbolos inmediatos fue sin dudas Henri Rousseau "el aduanero". En él se resume todo el arte naif (ingenuista). El es el creador de una aventura artística cuya responsabilidad no es seguro que hubiera reivindicado. Desde su nacimiento en 1844 en Laval, al norte de Francia, de padre hojalatero, hasta su muerte en París en 1910, sobrellevó dificultades y pesares: la prisión por causa de un pequeño robo y de un mal negocio al que fue arrastrado, la muerte de sus padres, dos veces viudo, una decepción amorosa y la incomprensión de la mayoría. Pero tuvo también motivos de dicha: algunos lo defendieron -como el propio Gauguin, el fundador del Neoimpresionismo Georges Seurat (1859-1891) o el crítico de arte y galerista Wilhelm Uhde (1874-1947)-, sus telas acabaron por venderse, poetas y escritores frecuentaban sus veladas, y hasta Pablo Picasso (1881-1973) organizó una fiesta en su honor.Rousseau divulgó distintas historias fantásticas sobre su vida, generando una leyenda en torno a sí mismo. Sin embargo, la verdad acerca de él nos la contó él mismo en un breve párrafo escrito de su puño y letra en 1895: "...sólo después de muy duras pruebas logró hacerse conocer por un buen número de artistas que le rodeaban. Se ha perfeccionado cada vez más en el estilo original que ha adoptado y pasa por haberse convertido en uno de nuestros mejores pintores realistas... Forma parte de los "Indépendents" desde hace ya mucho, y piensa que debe darse completa libertad de producción al iniciador, cuyo pensamiento se eleva en lo hermoso y en el bien". Encabezando este párrafo estaba su nombre, y debajo, "pintor", lo que quiso ser luego de dejar en 1893 su empleo en la oficina municipal de recaudación de arbitrios de París (aunque nunca fue aduanero, de allí proviene su apodo).
GUILLERMO MAYR