31 de octubre de 2008

Roberto Benigni: "Es bello estar empapado de algo que se ama"

El actor y director de cine y televisión italiano Roberto Benigni (1952) es conocido sobre todo por la película "La vita é bella" (La vida es bella) premiada en el Festival de Cannes con el premio especial del jurado y con la que obtuvo el premio Oscar a la mejor actuación en 1998. Ha actuado en films como "Coffee and cigarettes" (Café y cigarrillos) y "Down by law" (Bajo el peso de la ley) de Jim Jarmusch (1953), "Astérix et Obélix contre César" (Asterix y Obelix contra César) de Claude Zidi (1934), "La voce della luna" (La voz de la luna) de Federico Fellini (1920-1993), y "Chiedo asilo" (Busco asilo) de Marco Ferreri (1928-1997). Como director se destacó en "Il piccolo diavolo" (Soy el pequeño diablo), "Il mostro" (El monstruo) y "La tigre e la neve" (El tigre y la nieve). Después del éxito cosechado con "La vida es bella", Benigni tardó cinco años en retomar la dirección, y lo hizo con la versión del clásico cuento de Carlo Collodi (1826-1890) "Le avventure di Pinocchio" (Las aventuras de Pinocho) que se estrenaría en 2002, con un costo de producción de 45 millones de euros, 4.000 extras y un equipo de filmación compuesto por 250 personas para un rodaje que duró 28 semanas. Un año antes, el periodista del diario romano "La Repubblica" Eugenio Scalfari, lo entrevistó con el fin de conocer los detalles del proyecto. La nota fue publicada por el diario "Clarín" del 18 de febrero de 2001.Leíste el libro y te capturó ese muñeco de madera...

Me persigue desde hace mucho tiempo. Antes, me acariciaba, ahora me sacude. Sueño con él, incluso; con esa nariz, el sombrero de miga de pan, aquel traje de papel floreado. ¡Qué torrente de felicidad! Me avasalla la vida.

Y tú, para liberarte de eso, decidiste hacer una película e interpretarla.

¿Liberarme? ¿Por qué? Es bello estar empapado de algo que se ama.

Desde "La vida es bella" no hablaste más, nunca más diste una entrevista, te encerraste a estudiar el tema y ahora reaparecés por primera vez.

Cada vez que terminaba un filme me decía a mí mismo: ¡Bueno! Ahora hago Pinocho. Y empezaba: de este lado, de este otro, de arriba, de abajo. ¡Nada! No podía atraparlo. Ahora esperé que él me capturara. Pinocho no se puede poseer, sólo podemos ser poseídos por él. Me lo había propuesto también Fellini, ya había diseñado una marioneta, aquí está. Quería hacerlo todo como una pesadilla.

Pero tú no lo vives así.

A "Pinocho" cada uno lo puede vivir como quiere. Como una pesadilla, como un sueño, una tempestad, una sandía, la vida, la muerte; va todo bien porque es un mito. Y como todos los mitos plantea un conflicto irresoluble, inextricable.

¿Cuál?

El más antiguo del mundo: que no podemos ser felices. Y ésas son cosas que desmigajan el corazón de belleza, mi estimado Eugenio. ¿Sabías que después de "La Biblia", "Pinocho" es el libro más vendido de todos los tiempos? Y "La Biblia" gana porque es el único caso en el mundo en que el autor del libro también es el autor de los lectores.

Quiero saber cuándo lo leíste.

Lo habré leído hace unos veinte años, como mínimo.

O sea que lo leíste de grande, no de chico. Es algo curioso, en mi época nos lo leían nuestros padres junto con otras fábulas.

¡Qué suerte que tus padres sabían leer! Mamá en cambio no sabe leer, pero de chico siempre me decía: si dices mentiras te crecerá la nariz como a Pinocho y después Dante Alighieri te pondrá en el infierno! Hasta que un día vi una estatua de Dante y con esa nariz que tenía pensé que Pinocho era él. Después encontré una frase en "Convivio" que dice: "Verdaderamente fui leño sin gobierno arrastrado por la dolorosa pobreza". ¡Más Pinocho que eso!

Y cuando lo leíste, ¿te conquistó de inmediato?

La alegría, la irreflexión, el dolor, la felicidad, la ilusión, la libertad, la fantasía, la maldad, la pureza, la exuberancia, y así sucesivamente... ¿Pero cómo se explica? Haciendo una analogía evangélica, cada uno de nosotros, cuando lee, es Jesús. Los personajes que encontramos leyendo necesitan de nosotros, necesitan vivir, hacerse notar, nos rodean, nos dicen: "Mírame, escúchame, ámame...". Pero en la multitud casi todos se pierden. Pinocho no. Pinocho llega a tocar la "orla del manto". Y cada vez que lo leemos nos decimos: "Alguien me tocó". Nos enamoramos tanto de él que cuando al final se convierte en un niño bien criado dan ganas de abrazar el cadáver del muñeco apoyado en la silla y decirle las palabras que él dijo sobre la tumba del Hada: "¡Revive! ¡Revive!". Es un libro feroz. Ese final es tremendo.

Pero ése era su destino. Crecer y hacerse hombre.

¡Ya lo sé! Pero qué grande era antes y cuan pequeño es ahora. Vincenzo Cerami dice que la continuación natural de Pinocho es "Die verwandlung" (La metamorfosis) de Kafka, aquel chiquillo volverá a transformarse pero esta vez en un insecto. Pinocho muere y con él muere la Belleza; y la Belleza, como dice Shakespeare, atrae a los ladrones y los asesinos más que el oro. De hecho, todos quieren matarlo.

¿A qué altura estás del film?

Estamos en el guión, que hacemos Cerami y yo y en los primeros bocetos de escenografía, el país de Geppetto, el país de los Balocchi, el vientre del monstruo marino. El escenógrafo es Danilo Donati y no necesita presentaciones. Filmaremos todo en estudio reconstruyendo países, paisajes, flores, hierba, montículos de tierra, mariposas, agua, viento, ¡todo! Reconstruimos además también los estudios. En lugares reales, ese milagro asombroso de ambientación que es el libro de Collodi desaparecería. Por otra parte, el autor no da ninguna indicación. Sólo la lengua toscana. Un toscano bellísimo que después de Collodi no he vuelto a encontrar. Para el reparto, aparte de Nicoletta Braschi para el Hada Turchina y un sueño secreto para Geppetto, todavía no he pensado en nadie.

Creo entender que el aspecto técnico será muy difícil, pero todavía más difícil llevar a la pantalla personajes de fábula; por ejemplo, ¿Pinocho, cómo será, cómo te disfrazarás?

¿Pero cómo? ¿No ves que ya estoy listo? Tienes enfrente a Pinocho de madera y hueso, de aquí en más estoy tan dentro de esa belleza de personaje que cada vez que veo un árbol me dan ganas de abrazarlo y decirle: ¿Papá, cómo estás? Es más, me siento tan de madera que cada vez que se me acerca un perro tengo el terror de que levante la pata y haga pis. Si quieres empezamos a filmar ya mismo. ¡Qué bella aventura este Pinocho, qué viaje extraordinario!

Me viene a la mente el "Wilhelm Meister" de Goethe. También ésa es una novela de formación, el protagonista es un joven ingenuo, crédulo, lleno de ilusiones, de sueños, que cada día debe enfrentar una realidad totalmente distinta, pero no aprende nada de ella y vuelve a caer en otra ilusión.

Tocaste uno de los puntos centrales no sólo del libro sino del mundo: la ilusión. Pinocho es una ilusión y vive de ilusiones, pero para él no hay nada más real que las ilusiones. De ahí su ímpetu irrefrenable y su grandeza. Todos nacemos puros, algunos siguen siéndolo como Pinocho y Don Quijote.

Hay mucho de filosofía en lo que dices. Leopardi también pensaba de esa forma.

¡Leopardi! Otro Pinocho. Cuántas cosas bellas hizo escribir este muñeco. De Croce a Calvino, a Gramsci, Citati, Asor Rosa hasta Manganelli que es el pinochólogo más divertido, quizá debido a su apellido que lo emparenta de algún modo con nuestro héroe. Cada uno de ellos lo amó a su manera, pero no podía ser de otro modo.

Pero en el libro no aparece la figura de la madre.

Pero el Hada Turchina es el mito femenino más grande del siglo XIX.

¿Ella es la madre?

Más. Es la única figura femenina del mundo de Pinocho. La única que lo ama como es. Ella querría que Pinocho no cambiara nunca, que siguiera siempre lleno de belleza y de felicidad, pero no se puede. Si Pinocho no cambia morirá y de hecho ella lo salva. Pinocho desobedece pero sólo el hada sabe que desobedece para obedecer, para obedecer a su destino; y cuando éste se cumple, cuando Pinocho muere y se convierte en un niño de verdad, el Hada desaparece, no está, no quiere verlo, se va para siempre. Realmente nos conmueve, es un personaje extraordinario.

Cuando Pinocho dice mentiras le crece la nariz. ¿Es un hallazgo del autor y qué más?

Eso solo bastaría para hacer de cualquier libro una obra maestra. Se le alarga la nariz casi siempre sólo con el Hada que por otra parte nunca se encuentra con Geppetto, el padre. Extraña familia. Si bien en el libro hay fuertes referencias cristianas: el final es una verdadera pasión y muerte, y cuando lo ahorcan el Gato y la Loba, pronuncia exactamente las mismas palabras que Cristo en la cruz traducidas al toscano: ¿Papá, papá, por qué no estás aquí? Acabo de recordar una historia. Transcurre en el paraíso donde Jesús oye decir que un viejito no logra encontrar a su hijo, entonces se le acerca y le pregunta: "¿Cómo se llama?". Y el viejito responde: "Mi verdadero nombre es José, soy carpintero, tuve un hijo de una manera un poco extraña, no exactamente natural, y después él quiso hacer las cosas a su modo y se fue de casa y no volví a verlo". Entonces Jesús alarga los brazos conmovido y grita: "¡Papá!" y el viejito: "¡Pinocho!".

¿Puede alguien ser más religiosamente blasfemo? Dijiste al comienzo de esta entrevista que el libro cuenta un viaje a través de la vida. Entre las tantas ilusiones que posee el viajero y las tantas realidades que destruyen sus sueños y descubren su fragilidad, ¿cuál te parece que es el descubrimiento que mejor representa la vida real?

Nosotros podemos decir aquí todo lo que queramos y partiendo de "Pinocho" se llega a un guiño, a la inmortalidad del alma. Se puede hacer con cualquier libro. Lo que no se puede hacer con cualquier libro es reír y llorar al mismo tiempo y decir cada vez que uno lo lee: ¡Qué bello es! ¡Cómo me gusta!. Cuando sucede esto, como con "Pinocho", tenemos que estar muy agradecidos. No sé cómo resultará este filme que estamos preparando con todo el amor del mundo, pero si alguien después de verlo dijera: ¡Cómo me gustó!, sería el regalo más lindo del mundo.