¿Liberarme? ¿Por qué? Es bello estar empapado de algo que se ama.
Desde "La vida es bella" no hablaste más, nunca más diste una entrevista, te encerraste a estudiar el tema y ahora reaparecés por primera vez.
Cada vez que terminaba un filme me decía a mí mismo: ¡Bueno! Ahora hago Pinocho. Y empezaba: de este lado, de este otro, de arriba, de abajo. ¡Nada! No podía atraparlo. Ahora esperé que él me capturara. Pinocho no se puede poseer, sólo podemos ser poseídos por él. Me lo había propuesto también Fellini, ya había diseñado una marioneta, aquí está. Quería hacerlo todo como una pesadilla.
Pero tú no lo vives así.
A "Pinocho" cada uno lo puede vivir como quiere. Como una pesadilla, como un sueño, una tempestad, una sandía, la vida, la muerte; va todo bien porque es un mito. Y como todos los mitos plantea un conflicto irresoluble, inextricable.
¿Cuál?
El más antiguo del mundo: que no podemos ser felices. Y ésas son cosas que desmigajan el corazón de belleza, mi estimado Eugenio. ¿Sabías que después de "La Biblia", "Pinocho" es el libro más vendido de todos los tiempos? Y "La Biblia" gana porque es el único caso en el mundo en que el autor del libro también es el autor de los lectores.
Lo habré leído hace unos veinte años, como mínimo.
O sea que lo leíste de grande, no de chico. Es algo curioso, en mi época nos lo leían nuestros padres junto con otras fábulas.
¡Qué suerte que tus padres sabían leer! Mamá en cambio no sabe leer, pero de chico siempre me decía: si dices mentiras te crecerá la nariz como a Pinocho y después Dante Alighieri te pondrá en el infierno! Hasta que un día vi una estatua de Dante y con esa nariz que tenía pensé que Pinocho era él. Después encontré una frase en "Convivio" que dice: "Verdaderamente fui leño sin gobierno arrastrado por la dolorosa pobreza". ¡Más Pinocho que eso!
Y cuando lo leíste, ¿te conquistó de inmediato?
La alegría, la irreflexión, el dolor, la felicidad, la ilusión, la libertad, la fantasía, la maldad, la pureza, la exuberancia, y así sucesivamente... ¿Pero cómo se explica? Haciendo una analogía evangélica, cada uno de nosotros, cuando lee, es Jesús. Los personajes que encontramos leyendo necesitan de nosotros, necesitan vivir, hacerse notar, nos rodean, nos dicen: "Mírame, escúchame, ámame...". Pero en la multitud casi todos se pierden. Pinocho no. Pinocho llega a tocar la "orla del manto". Y cada vez que lo leemos nos decimos: "Alguien me tocó". Nos enamoramos tanto de él que cuando al final se convierte en un niño bien criado dan ganas de abrazar el cadáver del muñeco apoyado en la silla y decirle las palabras que él dijo sobre la tumba del Hada: "¡Revive! ¡Revive!". Es un libro feroz. Ese final es tremendo.
Pero ése era su destino. Crecer y hacerse hombre.
¡Ya lo sé! Pero qué grande era antes y cuan pequeño es ahora. Vincenzo Cerami dice que la continuación natural de Pinocho es "Die verwandlung" (La metamorfosis) de Kafka, aquel chiquillo volverá a transformarse pero esta vez en un insecto. Pinocho muere y con él muere la Belleza; y la Belleza, como dice Shakespeare, atrae a los ladrones y los asesinos más que el oro. De hecho, todos quieren matarlo.
Pero el Hada Turchina es el mito femenino más grande del siglo XIX.
¿Ella es la madre?
Más. Es la única figura femenina del mundo de Pinocho. La única que lo ama como es. Ella querría que Pinocho no cambiara nunca, que siguiera siempre lleno de belleza y de felicidad, pero no se puede. Si Pinocho no cambia morirá y de hecho ella lo salva. Pinocho desobedece pero sólo el hada sabe que desobedece para obedecer, para obedecer a su destino; y cuando éste se cumple, cuando Pinocho muere y se convierte en un niño de verdad, el Hada desaparece, no está, no quiere verlo, se va para siempre. Realmente nos conmueve, es un personaje extraordinario.
Cuando Pinocho dice mentiras le crece la nariz. ¿Es un hallazgo del autor y qué más?
Eso solo bastaría para hacer de cualquier libro una obra maestra. Se le alarga la nariz casi siempre sólo con el Hada que por otra parte nunca se encuentra con Geppetto, el padre. Extraña familia. Si bien en el libro hay fuertes referencias cristianas: el final es una verdadera pasión y muerte, y cuando lo ahorcan el Gato y la Loba, pronuncia exactamente las mismas palabras que Cristo en la cruz traducidas al toscano: ¿Papá, papá, por qué no estás aquí? Acabo de recordar una historia. Transcurre en el paraíso donde Jesús oye decir que un viejito no logra encontrar a su hijo, entonces se le acerca y le pregunta: "¿Cómo se llama?". Y el viejito responde: "Mi verdadero nombre es José, soy carpintero, tuve un hijo de una manera un poco extraña, no exactamente natural, y después él quiso hacer las cosas a su modo y se fue de casa y no volví a verlo". Entonces Jesús alarga los brazos conmovido y grita: "¡Papá!" y el viejito: "¡Pinocho!".
¿Puede alguien ser más religiosamente blasfemo? Dijiste al comienzo de esta entrevista que el libro cuenta un viaje a través de la vida. Entre las tantas ilusiones que posee el viajero y las tantas realidades que destruyen sus sueños y descubren su fragilidad, ¿cuál te parece que es el descubrimiento que mejor representa la vida real?
Nosotros podemos decir aquí todo lo que queramos y partiendo de "Pinocho" se llega a un guiño, a la inmortalidad del alma. Se puede hacer con cualquier libro. Lo que no se puede hacer con cualquier libro es reír y llorar al mismo tiempo y decir cada vez que uno lo lee: ¡Qué bello es! ¡Cómo me gusta!. Cuando sucede esto, como con "Pinocho", tenemos que estar muy agradecidos. No sé cómo resultará este filme que estamos preparando con todo el amor del mundo, pero si alguien después de verlo dijera: ¡Cómo me gustó!, sería el regalo más lindo del mundo.