14 de julio de 2024

Celeste Saulo: “La inequidad y el cambio climático son las mayores amenazas globales”

La científica y docente argentina Celeste Saulo (1964) se licenció en Ciencias Meteorológicas y se doctoró en Ciencias de la Atmósfera en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, institución en la cual luego ha sido profesora asociada regular y directora de tesis de licenciaturas y de becas doctorales y posdoctorales. También se desempeñó como Directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de dicha Facultad. En el año 2002 ingresó como investigadora en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y en 2014 como Directora en el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Desde 2011 es miembro del Comité Directivo Científico del World Climate Research Programme (Programa Mundial de Investigación Meteorológica), y desde 2015 del Consejo Ejecutivo de la World Meteorological Organization (Organización Meteorológica Mundial), una institución internacional creada en 1950 en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el propósito de estudiar el comportamiento de la atmosfera terrestre, su interacción con los océanos, el clima y la distribución de los recursos hídricos. La OMM además promueve la cooperación entre los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales y favorece la aplicación de la meteorología a los servicios meteorológicos para el público, la agricultura, la aviación, la navegación, el medio ambiente, las cuestiones relacionadas con el agua y la atenuación de los efectos de los desastres naturales.
Celeste Saulo es autora de numerosos artículos de revistas científicas y coautora de los libros “Assessment of a regional climate for South America. A dynamical downscaling approach” (Evaluación de un clima regional para América del Sur. Un enfoque dinámico de reducción de escala) y “Joint assessment of soil moisture indicators for southeastern South America” (Evaluación conjunta de indicadores de humedad del suelo para el sur de Sudamérica). Desde el 1 de junio de 2023 se convirtió en la primera mujer y primera persona latinoamericana en ser elegida para ocupar el cargo de Secretaria General de la OMM, función que comenzó a ejercer el 1 de enero del presente año. Con la mirada puesta en el cambio climático, la profesora Saulo orienta su labor hacia la utilización de los conocimientos científicos y el intercambio de datos para generar pronósticos meteorológicos fiables y accesibles en todos los países, especialmente los más vulnerables, con el fin de conseguir que éstos sean capaces de adaptarse a los episodios extremos relacionados con el tiempo, el clima, el agua u otros fenómenos medioambientales.
El término “calentamiento global”, acuñado en los años ’70 del siglo pasado, describe el fenómeno por el cual los gases de efecto invernadero atrapan calor en la atmósfera, elevando la temperatura media del planeta. Sin embargo, este cambio atmosférico no sólo tiene lugar en temperaturas más altas sino que también conducen a fenómenos meteorológicos extremos y desastrosos. Más allá de las temperaturas récord y las tormentas de nieve, se espera que el cambio climático intensifique otros patrones climáticos extremos. A medida que el chorro polar se ralentiza, inundaciones y sequías podrían volverse más persistentes y severas. Un estudio de 2019 publicado en la revista científica estadounidense “Science Advances” predice que los eventos climáticos extremos y mortales podrían aumentar hasta un 50% para el año 2100. Para los científicos estudiosos de estos temas, las temperaturas extremas, ya sean altas o bajas, son manifestaciones del mismo problema subyacente: el cambio climático. Por ello, aunque algunas regiones experimentan frío intenso, esto no contradice la realidad del calentamiento global. Más bien subraya la complejidad del sistema climático de la Tierra y la urgencia de abordar el cambio climático de manera integral. La ciencia detrás del fenómeno es clara: el calentamiento global está creando un mundo de contrastes extremos, donde el calor extremo y el frío intenso coexisten como dos caras de la misma moneda climática.
En medio del proceso de calentamiento global más dramático de la historia de la humanidad, y avocada a lograr que los instrumentos y los métodos de medición y observación de las instituciones meteorológicas de cada país estén a la altura del desafío, Celeste Saulo -quien desde 2019 era Vicepresidenta Primera de la OMM y presidía el Panel de Investigación de esa entidad- en sus declaraciones iniciales como Secretaria General de dicho organismo ha manifestado que son la inequidad y el cambio climático las mayores amenazas globales, y que la misión de los servicios meteorológicos e hidrológicos es proteger a las poblaciones y sus economías y que, por lo tanto, hay que fortalecerlos para que puedan proveer alertas oportunos y eficaces.


Lo que sigue a continuación es la primera parte de fragmentos seleccionados de las entrevistas publicadas en el portal web “climatica.lamarea.com” el 21 de junio de 2023, en el sitio web de la organización “Dialogo Chino” el 6 de julio de 2023, en el diario “El País” el 12 de enero de 2024, y en el servicio de noticias digital de las Naciones Unidas “news.un.org” a cargo de Eduardo Robaina, Tais Gadea Lara, Beatriz Olaizola y Nathalie Minard respectivamente.
 
¿Cómo se siente luego de la elección en la OMM?
 
Sumamente honrada, halagada, agradecida y, obviamente, con una enorme responsabilidad. Fue un enorme impacto. Había trabajado para eso, pero no dejó de ser algo que me terminó sorprendiendo. La parte uno fue haber sido elegida. Luego viene la más importante: trabajar e implementar lo que uno se propuso. El desafío es enorme, pero estoy muy contenta y orgullosa.
 
¿Por qué cree que se tardó tanto en que una mujer llegara a liderar la OMM?
 
La realidad es que hay muchas menos oportunidades para las mujeres porque, indirectamente, para ser conocida o conocido en la OMM se tiene que ser directora o director de su servicio meteorológico nacional. Entonces, depende de que los países tengan la voluntad de elegir mujeres para que haya más mujeres en el escenario de la OMM. Durante esta campaña, me fui cruzando con mujeres que eran elegidas directoras de servicios meteorológicos por primera vez en la historia de esos servicios.  Me encontré con lugares muy diversos del planeta donde me decían “yo soy la primera mujer” y eso me resultó fabuloso.
 
¿Por qué es necesario que haya más mujeres en puestos de liderazgo en el contexto de la crisis climática?
 
Porque aportamos otra mirada. Cualquier crisis obliga a atenderla entendiendo que hay diversidades. Si se la atiende desde un formato patriarcal, se va a atender sólo una parte de esas necesidades. Si se amplía la perspectiva incluyendo la perspectiva de género, la preocupación por los niños, las personas de mayor edad y las personas con discapacidad, se va a tener una reacción ante la crisis climática mucho más abarcativa que es capaz de incorporar a todos aquellos que existen, no sólo a hombres. Si no podemos pensarlo así, no va a funcionar. Las mujeres, al menos yo creo, tenemos una mirada más amplia capaz de captar esas diversidades.
 
En sus poco más de setenta años de historia, la OMM ha estado siempre liderada por hombres europeos. Con usted se rompe esa tendencia. Ya era hora de aplicar otra visión del mundo, ¿no?
 
Sí, salvo por un secretario general nigeriano -Godwin Obasi-, que estuvo veinticinco años al frente de la organización, la OMM ha estado dirigida siempre por hombres europeos. Con lo cual, mi nombramiento es una doble novedad: una persona del continente americano y mujer. Creo que tenemos una enorme oportunidad. Por supuesto, no tengo la pretensión, por ser argentina, de entender todo el Sur Global, pero estoy segura de que tengo más argumentos, por ser parte de ese Sur Global, para trasladar la voz y las cuestiones que surgen en los países en desarrollo, en los menos desarrollados y en los pequeños Estados insulares. No me voy a cansar de repetirlo: todos tienen sus matices, tienen muchas cuestiones que priorizar y proponer, y no siempre son escuchados. Es necesario canalizar esas voces, escucharlas y tener en cuenta sus preocupaciones.
 
La OMM se creó en 1950, la primera conferencia climática fue en 1995 y aquí estamos. ¿Cómo ve hoy la acción climática? ¿En qué avanzamos y por qué no hemos logrado avanzar lo suficiente?
 
La ciencia y la tecnología avanzaron muchísimo. Creo que, cuando hay decisiones que son delicadas para las economías y los intereses económicos, ahí es donde la cuestión se complejiza mucho. Lamento que, como científicos y científicas, no hayamos logrado convencer a los tomadores de decisión lo urgente que es que tomen las acciones pertinentes. Ahí hablo de Estados, pero también es forzoso hablar de empresas globales que, en dimensión, son más grandes que los Estados. ¿Qué responsabilidad les estamos exigiendo a esos jugadores? No me queda del todo claro. Lo que está claro es que es insuficiente. Ahí es donde estamos fallando y me preocupa. Por un lado, está la ciencia y la tecnología con su avance e intención de mejorar y hacer lo que hay que hacer. Por otro lado, están los tomadores de decisión que, mediados por los intereses económicos, no terminan de bajar a tierra las acciones contundentes para que los cambios se produzcan.
 
¿En qué punto nos encontramos respecto al cambio climático?
 
Partimos de un punto de alerta importante, que ya estableció el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático del año pasado. Está aumentando el calentamiento global y sin lugar a dudas se debe a la actividad humana: a la explotación de los combustibles fósiles, a la explotación agrícola y el uso de fertilizantes y a los cambios en los usos del suelo. Además, todas las mediciones indican que la concentración de los gases de efecto invernadero continúa en aumento. En palabras del Secretario General de Naciones Unidas, la ventana de oportunidad para tomar acciones es cada vez más pequeña. Esa es la realidad y frente a eso, como ciudadanos globales y con distintos niveles de responsabilidad, tenemos que actuar.
 
Con esa ventana de acción que, como decía, se está empequeñeciendo, ¿qué objetivos fija usted para los próximos cuatro años al frente de la Organización Meteorológica Mundial?
 
El rol más importante de esta organización es la provisión de información que le permita a los sectores productivos tomar decisiones respecto de cómo producir de una manera sostenible, asegurando, por supuesto, el acceso a la comida y al agua. Y apoyar con medidas de adaptación, para que con los servicios meteorológicos e hidrológicos, que son quienes ofrecen pronósticos y alertas tempranas, se pueda proteger a las poblaciones, a sus bienes, a sus recursos materiales, a sus fuentes de trabajo.
 
¿Cómo?
 
Con la provisión de información climática. El monitoreo continuo de cómo está evolucionando la atmósfera es el instrumento que la OMM, apoyando a los servicios meteorológicos e hidrológicos de cada país, ofrece a los países para que tomen acción. Ya sea acciones a cortísimo plazo, como es actuar ante a un evento extremo que va a ocurrir, o acciones a mediano plazo, como puede ser planificar para un escenario donde, por ejemplo, se ve que el régimen de precipitaciones se está modificando, ya sea a la alza o a la baja.
 
¿Cómo ve a la región latinoamericana en su respuesta a impactos cada vez más intensos del cambio climático?
 
En promedio como región la veo bien, por supuesto con una enorme posibilidad de mejora. Separaría a los estados insulares que tienen una problemática que los diferencia. Tenemos una ventaja/fortaleza que pocas regiones poseen: hablamos el mismo idioma o casi el mismo idioma. Esa es una fortaleza, a mi juicio, sub-aprovechada.
 
¿Tenemos mayor conciencia climática?
 
Se está ganando conciencia de lo que es el impacto del cambio climático por la sencilla razón que cada vez hay menos personas que puedan decir que no los sorprendió un evento extremo al cual no habían estado expuestas nunca. Ahora, de ahí a tomar conciencia de que cada uno puede hacer algo para que esto no siga aumentando, es diferente. Hay distintos actores con un rol importante, desde la política, a la educación, las organizaciones no gubernamentales o Naciones Unidas en su conjunto. Ahí hay un llamado a la acción, esa vinculación con el qué hago yo todos los días para que contribuir o no contribuir a que esto continúe pasando me parece que es parte de lo que nos tenemos que apropiar.
 
¿Teme un aumento del negacionismo?
 
El negacionismo diría que está bajando sustantivamente y lo que está apareciendo tal vez es una expectativa sobredimensionada en que la ciencia va a venir a resolver lo que no hemos podido resolver como sociedad global. Creo que es pedirle demasiado a la ciencia y es poner siempre la responsabilidad fuera. Por supuesto, la ciencia, siempre que pueda hacer algo, lo va a hacer. Va a dar los datos como los viene dando hace muchos años. El premio nobel de física de 2021 se lo otorgaron a un científico justamente por sus primeras investigaciones respecto al impacto del aumento del dióxido de carbono en la temperatura promedio del planeta, y esas investigaciones eran de los fines de los ‘60. Entonces, ¿le vamos a pedir todo a la ciencia cuando la ciencia hace muchos años que nos viene diciendo qué hacer?
 
El negacionismo climático lleva unos años al alza. Al mismo tiempo, estamos asistiendo a una nueva corriente que es el retardismo, es decir, si bien no niegan el cambio climático, intentan hacer todo lo posible para restarle importancia y retrasar cualquier acción. ¿Cómo deberíamos abordar estos discursos, o cómo lo haría usted?
 
Vuelvo a decir: una sociedad comprometida es la única respuesta a grupúsculos que intentan detener la acción. No dejan de ser grupúsculos. El tema es cuánta entidad le damos a esos grupos. En muchos campos se dan estos discursos negacionistas o de odio que no contribuyen absolutamente a nada. La realidad es que no hay ninguna contrariedad en adoptar acciones para la preservación del clima. No hay contraparte negativa. Entonces, ¿por qué alguien decidiría no actuar? ¿Solamente por cuestiones económicas? Creo que hay que desnudar los discursos que invitan a la parálisis, a la inacción o a la negación, y decirles qué perderían por actuar.
 
El tema económico suele ser una de las principales excusas.
 
Bueno, pero entonces eso hay que denunciarlo. No podemos, calladamente, aceptar que los intereses económicos de unos pocos definan el planeta de todos.
 
En España, la Agencia Estatal de Meteorología y sus integrantes están siendo acosados por negacionistas, conspiranoicos y perfiles extremistas. ¿Es algo que sucede sólo allí o se está extendido a otros países?
 
Lo veo extendiéndose. Me parece espantoso que, como sociedad, tengamos ese tipo de reacciones. Es completamente retrógrado. Esto se instala en una cultura donde la inmediatez y el anonimato que ofrecen las redes hacen perder de vista las grandes causas sociales y éticas, que son primordiales para nuestra existencia. Así que, por supuesto, hay que denostar a quienes actúan de esa manera porque no contribuyen a nada. Cualquier mensaje destructivo es destructivo en general. Cuando se instala un mensaje destructivo, lo destruye todo. No destruye selectivamente, destruye los valores más importantes de una sociedad. Uno de ellos es el respeto; en este caso, el respeto hacia nuestros hombres y mujeres de ciencia.
 
¿Está la OMM al tanto de este aumento de la hostilidad y de los mensajes de odio?
Aquí la comunicación tiene un rol. No puede ser que pocas voces muy malintencionadas tengan más prensa y más espacio que muchas voces bienintencionadas. Hay algo que estamos haciendo mal. La OMM tiene, por supuesto, una responsabilidad sobre esto. Los medios de comunicación también. Y la sociedad en su conjunto. Es decir, nosotros tenemos que salir a proteger a los servicios meteorológicos e hidrológicos, respaldar su acción y salir a denunciar los intereses ocultos o poco transparentes que hay detrás de acciones que denuestan el trabajo de instituciones que llevan más de cien años trabajando, y gracias a esas instituciones hoy sabemos lo que sabemos. No solo respecto al cambio climático; podemos tener un pronóstico o una alerta temprana para resguardar y proteger a nuestra sociedad cuando se da un fenómeno severo, ya sea una ola de calor, una tormenta severa, un periodo de sequías… Entonces, esa parte no la estamos valorando. ¿Qué está pasando con eso? Me parece que tenemos que salir todos a responder. La Organización Meteorológica Mundial en primer lugar.