RANCHO DE PRISIONEROS
Alfonso Reyes
México (1889-1959)
Cuando daban de comer a los prisioneros recién traídos, fatigados, torpes y hambrientos, aquellos soldados de cuarenta años, ya sensibles a las incomodidades del cuerpo, ya conscientes de las limitaciones del alma, se quedaban apoyados en el fusil, mudos, sin cambiar entre sí un guiño ni una mirada. Se entregaban al espectáculo: pensaban, pensaban...
Y veían comer, en silencio, al enemigo: fríos, absortos, como se mira comer a los animales del jardín zoológico: al mono y al elefante, al ciervo y al avestruz, al zorro, a la foca. Así, con una sensibilidad renovada, virgínea, miraban comer al Hombre, que nunca hasta entonces habían visto comer.
NATACION
Virgilio Piñera
Cuba (1912-1979)
He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano. También se evita que tengan que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, esto tiene de distinto con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta, escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en las losas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las profundidades submarinas.
LOS HERMANOS CORSOS
Isidoro Blaisten
Argentina (1933-2004)
El uno comía higos y el otro tenía diarrea.
El uno firmaba el manifiesto y al otro lo llevaban en cana.
El otro daba la conferencia y el uno se acostaba con las espectadoras.
El otro le encajó treinta y cuatro puñaladas al uno.
El otro murió cuando era conducido por el uno camino al hospital.
SEÑAS DE IDENTIDAD
Juan Armando Epple
Chile (1946)
- ¿Su nombre, por favor? -sonríe el funcionario encargado del censo en el barrio moreno.
- Marco Antonio Ramírez.
- So, you are Tony Ramírez. ¿Cuál es su grupo étnico?
- No sabría decirle: vengo de Hispanoamérica...
- Oh, entonces es "hispanic"... ¿de qué país venir?
- Soy de Chile, de Rancagua.
- Ah, usted ser mexicano. I love chiles rellenos. Yo visitar Tijuana.
LA VERDADERA HISTORIA DEL PECADO ORIGINAL
Antonio Di Benedetto
Argentina (1922-1986)
A la luz de los conocimientos científicos modernos, se ha establecido que no fue la serpiente la que indujo a Eva a brindar su manzana a Adán.
En realidad, Eva dormía en el huerto del paraíso, a la sombra del manzano, cuando el fruto prohibido se desprendió y cayó, por la ley de gravedad que Newton enunciaría más adelante.
No sólo la golpeó con dureza, sino que la sacó de sus virginales sueños de doncella.
En su vecindad, Adán aguardaba que ella despertara, para invitarla, como todas las tardes, a inocentes juegos. Pero Eva lo creyó culpable: supuso que él, inmoderado en sus travesuras, le había arrojado la manzana a la cabeza. Entonces furiosa, le gritó:
- ¡Te la vas a comer!
El, intimidado, se la comió.
Ella quedó satisfecha.
Pero ya habían pecado.
LA FAMILIA
Edmundo Paz Soldán
Bolivia (1967)
- Soy inocente, yo no maté a mi padre -exclamó mi hermano, desesperado, apenas escuchó la sentencia. Me acerqué a él, intenté infundirle ánimo, le dije que yo le creía (y era verdad: tenía la certeza de que no mentía), pero mis palabras eran vanas: su nuevo destino estaba sellado. Apoyó su cabeza en mi pecho, lloró.
Fui a visitarlo todos los sábados por la tarde, durante veintisiete años, hasta que falleció. En el velorio, al mirar su precario ataúd desprovisto de coronas y recordatorios, sentí por primera vez el peso amargo del remordimiento.
REENCUENTRO
Luis Fayad
Colombia (1945)
La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió, y cuando ella se apeó del bus él hizo lo mismo. La siguió a corta pero discreta distancia, y luego de algunas cuadras la mujer se volvió. Sostenía con mano firme una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y descubrió en sus ojos la venganza.
- Todo fue un sueño -le dijo-. En un sueño nada tiene importancia.
- Depende de quien sueñe -dijo la mujer-. Este también es un sueño.
LOS APOLOGISTAS
Radamés Molina
Cuba (1968)
Los apologistas discuten cómo redactar un libro interminable que justifique todo. En esencia las discusiones no son apasionadas. La desgracia de los apologistas está en que mientras discuten el tiempo los aniquila.
Luego la historia al recordarlos redacta la interminable apología que tanto desearon.
LA MANZANA DE ADAN
Mark Twain
Estados Unidos (1835-1910)
Cuando Adán comió la manzana del Jardín del Paraíso y aprendió a crecer y multiplicarse, los demás animales aprendieron también dicho Arte, contemplando a Adán. Fue astuto y hábil de su parte; pudieron aprovechar todo lo bueno que resultó de comer la manzana sin probarla ni afligirse contrayendo el desastroso Sentido Moral, padre de todas las inmoralidades.
SASHIMI
Carlos Gracia Train
España (1959)
Su pasión por el pescado crudo resultó fatal: el tiburón mordió primero.