20 de enero de 2008

Ambrose Bierce o cómo salir de la penuria y entrar en la leyenda

Una sórdida y extraña aureola envolvió a Ambrose Gwinet Bierce desde la cuna. Nació el 24 de junio de 1842 en una cabaña de Horse Cave Creek, en el condado de Meigs, Ohio, Estados Unidos, en un hogar de agricultores sin for­tuna y con trece hijos, de los cuales Ambrose terminó siendo el menor. Marcus Aurelius, el padre, fue un hombre de carácter apocado y calvi­nista fervoroso, que vivió bajo el doble sometimien­to de su mujer y de su religión. Más propenso a sumirse en apacibles lecturas -la Biblia y Lord Byron, por ejemplo- que a prodigarse en las tareas de la tierra, poco hizo para que su familia no viviera agobiada por la precariedad. Excéntrico como pocos, dio a todos sus hijos nombres que comen­zaban con la letra A: Abigail, Amelia, Ann, Addison, Aurelius, Augustus, Almeda, Andrew, Albert, Ambrose, Arthur, y las gemelas Aurelia y Adelia, éstos tres últimos muertos en la infancia.
En Laura Sherwood, la madre, recayó la responsabilidad de gobernar el hogar, una tarea que realizó a conciencia, con una biblia en una mano y un látigo en la otra. La atmósfera en casa de los Bierce parece haber sido un magnífico estímulo para que germinara en Ambrose un odio visceral por todos los suyos, con la sola e inexplicable excepción de su hermano Albert a quien había cortado un pie jugando con un hacha siendo ambos pequeños. Otro hermano se rebeló contra la tiranía doméstica imperante y escapado del hogar terminó como actor y forzudo en un circo. Una hermana, por su parte, viajó como misionera al Africa en donde tuvo un final drástico dentro del vientre de algunos caníbales.
En su niñez, Ambrose Bierce ya había leído a Homero en la traducción al inglés del notable poeta Alexander Pope (1688-1744) y años más tarde reconocería que debía a los libros de su padre sus ambiciones literarias. En aquel complicado entorno lleno de represiones y prejuicios, el pequeño Ambrose fue fraguando un difícil y retorcido carácter que plasmaría en sus obras con un mundo muy próximo al de Edgar Allan Poe.

Su familia se trasladó en 1846 al norte de Indiana. Con el consentimiento de sus padres -sólo tenía nueve años- se instaló en la casa de un imprentero, en donde trabajó ocho años. Allí se editaba el periódico local "The Northern Indiana", que defendía la abolición de la esclavitud.
Para entender psicológicamente al muchacho de quin­ce años que fue Bierce, basta con mencionar lo que él mismo consideró como su primer asunto amoroso cuando confesó las relaciones que por entonces tuvo con una mujer de amplia cultura y aún físicamente atractiva a pesar de su edad: tenía poco más de setenta años. Esto, naturalmente, generó un verdadero escándalo que lo obligó a alejarse del diario. Aconsejada por un tío paterno, Lucius Verus Bierce (quien años antes había dirigido una expedición de aventureros al Canadá para ayudar a los indígenas a liberarse del yugo británico) su familia lo mandó al Kentucky Military Institute, en donde permaneció por un período más o menos corto hasta que uno de sus compañeros prendió fuego a los edificios, lo que causó la clausura del instituto.
Regresó a Indiana y trabajó primero en la granja de sus padres, luego como albañil y después de camarero y mozo en un salón de marinos. Cuando estalló la Guerra de Secesión, se alistó como voluntario en el bando unionista del norte, en donde actuó primero como oficial topógrafo y después pasó al estado mayor. Intervino en varias contiendas: la Batalla de Shiloh -entre los ríos Owl Creek y Tennessee, en la que se inspiraría para escribir una de sus más famosas historias de soldados, "An ocurrence at Owl Creek Bridge" (El incidente del Puente del Búho)-, en el sitio de Corinth y en las batallas de Stone River, Chickamauga, Chattanooga y Missionary Ridge. La batalla de Chickamauga, en la que resultó vencido el ejercito unionista, fue fuente de inspiración para su historia "Chickamauga".
Su hermano Albert -que se había hecho jesuita- lo cuidó durante febrero de 1864, ya que había sido herido en la cabeza en ocasión de la batalla de Kenesay Mountain. Se reincorporó al ejército en septiembre, pero como la herida le producía desvanecimientos, tuvo que dejar su puesto en la infantería y pasó a hacerse cargo de la administración de los bienes abandonados y capturados en Selma, Alabama. La última batalla en la que participó fue la de Franklin, Tennessee, que recordaría años más tarde en su cuento "The Major’s Tale" (La historia del Mayor), de carácter autobiográfico.
Resignó su puesto militar el 10 de enero de 1865, aunque no fue licenciado hasta abril del mismo año. Para entonces el ejército unionista ya había ganado la guerra. Bierce siguió trabajando en Selma como administrador del algodón que se le confiscaba a los confederados vencidos y allí conoció la brutalidad de los funcionarios políticos que se enriquecían con lo que incautaban. Molesto por la corrupción, renunció al cargo y se tomó unas vacaciones en Nueva Orleans, desde donde partió hacia Panamá. Allí escribió su primer cuaderno de notas ilustrado.
Cuando la guerra terminó, Bierce tenía veinticuatro años y su es­píritu estaba indeleblemente marcado por la sordidez de su infancia y por el horror de la guerra. Desde entonces, en todos sus pasos, en cada uno de los días que le quedaban por vivir, se pudo palpar el influjo de este período de su existencia.
Cuando regresó de Centroamérica, en septiembre de 1865, el general William Hazen (1830-1887), brigadier general durante la guerra civil, lo invitó a participar como ingeniero topógrafo en una expedición contra los indios Sioux. Deseoso de aventuras, Bierce aceptó reincoporarse a la milicia y partió en julio de 1866 hacia Omaha, previa visita a sus padres. Este trabajo le permitió recopilar un cuaderno de notas e ilustraciones titulado "A.G. Bierce. Route maps of a journey from Fort Laramie (Dakota territory) to Fort Benton (Montana territory), 1866". Este cuaderno fue publicado en San Francisco diez años más tarde.
Abandonó la expedición el 4 de abril de 1867 y el 22 de junio obtuvo el grado de Mayor. Sin embargo, atraído por la actividad cultural de San Francisco, decidió trasladarse allí y buscar trabajo. Pronto consiguió empleo como sereno en la Casa de la Moneda, un trabajo que le dejaba mucho tiempo libre que aprovechó para comenzar su carrera de escritor autodidacta. El ambiente del San Francisco de postguerra ofrecía un círculo cultural bastante amplio: se encontraban allí Mark Twain (1835-1910), Francis Bret Harte (1837-1902), Joaquin Miller (1841-1913) y algunos otros escritores de renombre. Al tiempo comenzó a colaborar en los periódicos "The Argonaut", "The News Letters" y "The Californian" en donde publicó un ensayo sobre el sufragio de la mujer y dos poemas anodinos titulados "Basilica" y "A mistery" (años más tarde él mismo declararía: "cuando tenía veinticinco años llegué a la conclusión de que no había nacido para poeta. Fue el momento más doloroso de mi vida").
El 12 diciembre de 1868 fue nombrado redactor del "Town Crier", en donde escribían los humoristas más famosos de San Francisco. El feminismo, el clericalismo, los funcionarios del estado y el sistema de educación fueron el centro de sus punzantes artículos. Sus ataques llegaron a ser tan virulentos que se lo consideró "el hombre más perverso de San Francisco". A pesar de todo, Bierce -dueño de una personalidad atrayente y un aspecto elegante- se convirtió en una celebridad y se lo invitaba a todas las reuniones sociales. Así, se mezcló en la vida política local -aunque sin tomar partido por nadie, sino más bien irritando a todos- y trabó amistad con Mark Twain, quien como él se dedicaba al ejercicio del periodismo ríspido. Entre enero y junio de 1871, bajo el seudónimo de "Ursus" publicó varios artículos en "The Overland Montly", haciendo alusiones a Platón, Voltaire, Coleridge, Bacon, Novalis y Ruskin, influído por sus lecturas del momento.
Poco después, debido a su condición de asmático, decidió pasar unas vacaciones en San Rafael, un sitio de veraneo en donde se relacionó con Ellen Day, conocida con el nombre familiar de Mollie, una mestiza chiricaua, hija de un rico minero. Se casó con ella el día de Navidad de 1871 y por un tiempo se quedaron a vivir en esa ciudad. Cuando sus suegros les regalan un viaje a Londres, publicó su última nota en el "Town Crier" el 9 de marzo de 1872 y partieron hacia las islas británicas. Dieciocho años duró su matrimonio con Mollie; dieciocho años en los cuales gozaron con frecuencia y generosidad de días próspe­ros y colmados de fama, pero nunca de armonía y menos aún de dicha.
Londres era por aquellos tiempos el sueño de todo escritor norteamericano. Años más tarde, Bierce describiría su estancia en Londres como la época más feliz y fructífera de su vida. Admiraba -según sus propias palabras- un "sistema en que la mayoría de puestos públicos, políticos y profesionales, civiles y militares, eclesiásticos y seculares, los ocupaban hombres educados, es decir, de facultades mentales desarrolladas y juicio disciplinado, lo que no puede ser del todo erróneo". Pronto consiguió trabajo en la revista "Fun" y se le encargó una columna titulada "The pasing showman" para el semanario "Figaro". Enviaba también artículos al "Alta California" sobre los acontecimientos del momento en Inglaterra y los lugares turísticos que visitaba. Entre julio de 1872 y marzo de 1873 publicó en "Fun" una serie de artículos periodísticos titulados "Fables of Zambri the Parsee, as translated by Dod Grille".
A finales de junio de 1873, Hoten -un editor a quien Mark Twain había calificado de "pirata"- le sugirió publicar formalmente su obra. El resultado fue la aparición de "Fiend’s delight" (Las delicias del diablo) a mediados de 1873. La editorial Chatto & Windus publicó, ese mismo año, su segundo libro: "Nuggest and dust" (Pepitas y polvo de oro) y en 1874 apareció "Cobwebs from an empty skull" (Telarañas de una calavera vacía) por el sello Routledge & Sons. Bierce posteriormente despreció estos tres primeros libros y no quiso que se volvieran a publicar. Había en ellos errores gramaticales y de estilo. En Londres fue donde se difundió el mote por el cual más tarde se lo conocería en todo el mundo: "Bitter Bierce" (Bierce el amargo).
Con el periodismo y la literatura obtuvo dinero, notoriedad, consideración y respeto, poco más o menos todo lo necesario como para que cual­quier hombre pudiese echar las bases de una vida no demasiado desgraciada. Pero para él las cosas sucedían de otra manera y nada de esto pudo disipar el hastío y la amargura que de tan lejos venían acompañándolo con indefectible fidelidad.
La niebla de Londres no le sentaba muy bien a su asma, por lo que decidió, junto a su esposa, mudarse a Bristol, donde el clima de campo le era más beneficioso. Allí nació su primer hijo, Day, en diciembre de 1872. En la primavera de 1874 se mudó, luego de haber pasado por unas cuantas ciudades, a Leamington, Warwickshire, en donde nació su hijo Leigh, en abril de 1874. En abril de 1875, su esposa decidió volver a Norteamérica con sus hijos. Bierce, ignorando que se hallaba embarazada, esperaba que volvieran unos meses más adelante, de modo que se instaló en Londres en forma provisoria. Cuando advirtió que ella no volvía, Bierce regresó a Estados Unidos el 25 de septiembre de 1875. El 30 de octubre nació su hija Helen. Bierce se encontraba ahora con tres hijos y sin trabajo.
Tuvo que esperar algo más de un año -mientras su padre moría en febrero de 1876-, hasta que el 25 de marzo de 1877 inició su columna en la revista "Argonaut". En junio de ese mismo año, publicó con el fotógrafo William Rulofson (1826-1878) el libro "The dance of death" (El baile de la muerte), un libro que causó fascinación y del que se vendieron 18.000 ejemplares. Ese mismo año fue nombrado director asociado del "Argonaut".
Durante esta época se le presentó la oportunidad más importante de su carrera periodística: William Randolph Hearst (1863-1951), que había comprado el "The San Francisco Examiner" (un periódico que su padre -George Hearst- había ganado en un juego de pócker), llamó a Bierce para ofrecerle la incorporación a su planta. Allí publicó su primer artículo el 27 de marzo de 1878 que le proporcionó fama y lo convirtió en el escritor más importante de la costa oeste. Era considerado y respetado, pero el hastío de su vida conyugal nada feliz y la monotonía de la rutina diaria corroían su espíritu; además, en mayo de 1878, murió su madre, la que ya hacía mucho tiempo había abandonado a su marido y había huído con un pistolero de caravanas.
A finales de 1879, con sus sarcásticos comentarios en el "Argonaut", su fama e ingenio le dieron al periódico la mayor distribución de la costa oeste. A pesar de ello, en 1880 se trasladó a Rockerville, South Dakota, para administrar un yacimiento de oro de la compañía Black Hills Placer Mining. El escritor y biógrafo Paul Fatout (1897-1982), dijo que "Bierce fue el mejor administrador y minero que tuvo esa compañía". Sin embargo abandonó el empleo y, en enero de 1881, volvió con su familia a instalarse en San Francisco, pero no consiguió reanudar su trabajo en Argonaut. En marzo comenzó a trabajar en el semanario "Wasp", en donde escribió una nueva sección titulada "The Wasp's Book of Wisdom" compuesta de epigramas y aforismos e inició "The devil dictionary" (El diccionario del diablo), una idea sobre la cual ya había trabajado muchos años bajo el título "The cynic's word book". A mediados de 1886, "Wasp" cambió de dueño y Bierce se quedó nuevamente sin empleo. A partir de 1887, la vida de Bierce se desenvolvió entre desastres personales y triunfos literarios. Entre los desastres, cabe destacar su mala salud, la separación de su esposa y la muerte de su hijo Day. En 1888 descubrió unas cartas que un pretendiente danés le enviaba a Mollie. Esto fue suficiente para que Bierce abandonara el hogar sin más explicación que la que dio años más tarde: "No me ha gustado nunca competir, ni siquiera por el favor de una mujer". Su hijo Day murió en un duelo en julio de 1889. Sin embargo, el impacto de la muerte y su propia soledad activaron su capacidad creadora: de esta época son varios de sus cuentos mejor logrados.
En 1895 empezó a escribir para el "New York Journal". Después de haber vivido un tiempo en New York, en noviembre de 1896 volvió a instalarse en San Francisco, en donde permaneció hasta 1899 trabajando para el mismo periódico. Al tiempo que prosperaba su carrera periodística, aumentaba su producción literaria. En 1890 publicó un volumen de relatos titulado "Tales of soldiers an civilians" (Cuentos de soldados y civiles). El editor Andrew Chatto (1840-1913) le compró los derechos para la edición inglesa y lo publicó el 28 de enero de 1892, aunque la edición norteamericana llevaba fecha de 1891. El libro tuvo una muy buena recepción en ambos países. Mientras corría 1890, el periodista y escritor Gustav Adolph Danziger, conocido por el nombre literario de Adolphe De Castro (1823-1898), le propuso una adaptación de un relato del alemán Richard Voss (1851-1918) a partir de una traducción suya. El libro se publicó finalmente con el título "The monk and the hangman's daughter (El monje y la hija del verdugo). Antes de aceptar el encargo, Bierce exigió entera libertad e independencia respecto al autor y traductor y, finalmente, redactó la versión definitiva de la novela que fue publicada en 1892 por F.J. Schultz & Company de Chicago. Desafortunadamente, la editorial quebró y ninguno de los dos cobró sus derechos.
La siguiente publicación, la de "Can such things be?" (¿Pueden suceder tales cosas?, 1893) fue también un fracaso económico. El título estaba basado en un pasaje de Macbeth citado años antes en "Nuggets and dust": "Can such things be / and overcome us like a summer's cloud / without our special wonder?". Luego de una nueva edición en 1898 -revisada y ampliada- de "Tales of soldiers an civilians" con la que obtuvo algún dinero, su hijo Leigh le consiguió un contrato para publicar "Fantastic fables" (Fábulas fantásticas, 1899). El 12 de diciembre de ese año, Bierce dejó San Francisco para irse a vivir al este, donde pasó los últimos trece años de su vida.
En 1900 se casó su hijo Leigh quien, como su padre, también sufría de los bronquios y el 31 de marzo de 1901 murió de una pulmonía en Nueva York. A su vez, su hija Helen que había venido de Los Angeles, enfermó de tifus y tuvo que ser hospitalizada durante ocho semanas. Durante este tiempo se le acentuaron los problemas de asma e inclusive se le acrecentaron con la muerte de Mollie ocurrida el 27 de abril de 1905. Su estado de salud era precario, pero seguía escribiendo para el "New York Journal", el "New York American" y el "The San Francisco Examiner". En 1906 renunció a estas publicaciones por una pelea que tuvo con Hearst, aunque siguió escribiendo para "Cosmopolitan", que pertenecía al mismo dueño.
En Washington se hizo socio del Army & Navy Club en el que pasaba largas horas jugando al billar. Uno de sus amigos, el editor periodístico Silas Orrin Howes (1867-1918), recopiló y editó una colección de ensayos de Bierce bajo el título "The shadow on the dial" (La sombra sobre la esfera), libro que fue publicado en San Francisco en 1909. Unos años antes, en 1906, otro editor, Walter Neale (1886-1926) le había sugerido la publicación de sus obras completas mediante suscripción. La idea de la suscripción no le interesó mucho a Bierce, pero sí ver toda su obra reunida. Aceptó y desde 1909 hasta 1912 trabajó incansablemente en sus escritos. Una vez terminadas sus "Collected Works" (Obras completas), Ambrose Bierce se despidió de la literatura para siempre. Tenía setenta años y estaba harto, así que planeó irse a México a reunirse con el revolucionario Pancho Villa (1878-1923).
De allí en más, todo lo que se sabe de él es por medio de documentos o cartas a familiares y amigos. Le cedió a su hija Helen los derechos de su tumba en un cementerio de California, una prueba de que ya no pensaba volver, como lo confirma una carta del 16 de agosto de 1913 en la que le dice: "Bah, debe ser horrible morir entre sábanas y si Dios quiere a mí no me ocurrirá".
En una carta a su amiga Nelly Sicler dejó pruebas aún más significativas: "Mi plan, si es que lo tengo, es el de ir por México a uno de los puertos del Pacífico; ésto si consigo pasar sin que me lleven al paredón y me fusilen por norteamericano". Su biógrafo Chistiane Lesparre cita en "L'impossible Monsieur Bierce" de 1981, otra carta donde se lee: "Si ustedes escuchan decir que yo fui puesto ante un muro de piedras mexicano y fusilado, sepan que yo considero esto como la mejor forma de abandonar esta mierda". La carta termina: "La entrada de un gringo a México, ah! es como la eutanasia!".A través de sus cartas se pueden seguir sus pasos hasta 1913. Salió de Washington el 2 de octubre de 1913. Visitó los sitios donde había luchado en la guerra civil. Llegó a Nueva Orleans, donde dijo en una entrevista que había dejado de escribir y que se marchaba hacia Sudamérica. Pasó por San Antonio y de allí a Laredo. Siguió luego a El Paso, para después entrar en Juárez, la ciudad que Pancho Villa había tomado el 15 de noviembre. Con él y su ejército se dirigió a Chihuahua. A la edad de setenta y un años, envió su última carta, fechada el 26 de diciembre de 1913, en donde dice que pensaba ir a Ojinaga al día siguiente. Esa ciudad fue sitiada durante diez días a partir del 1 de enero de 1914 y finalmente capturada el 11 de enero, luego de una sangrienta batalla. Los cuerpos fueron quemados en grandes pilas para evitar el peligro del tifus. Es posible que allí estuviera el de Ambrose Bierce, aunque también es posible que muriera en cualquier otro lugar debido al asma, a su edad o a cualquier otro incidente.
Su muerte está cubierta por un manto de incertidumbre. Un final inesperado, como en muchos de sus cuentos. Lesparre cuenta que el gobierno de los Estados Unidos pidió al gobierno de México un informe sobre Ambrose Bierce. "Las investigaciones fueron confiadas -continúa Lesparre- a cierto mayor Gastón Pridu que mostró su fotografía a una gran cantidad de oficiales del destacamento del ejército de Villa bajo el mando de Ortega. Uno de entre ellos, el segundo capitán Salvador Ibarra, lo identificó y recordó haberlo acompañado al destacamento de Ortega, cuando comenzó el sitio de Ojinaga". Alain Bosquet (1919-1998), otro biógrafo, dice que "el capitán Emir Holmdahl oyó decir que habían matado a un gringo viejo durante la batalla".
En cambio otros, como es el caso de James H. Wilkins (1887-1960), afirmaron que estuvo del lado de Venustiano Carranza (1859-1920), el futuro presidente de México, y que, cayendo prisionero de Villa, fue fusilado. Así como nunca sabremos la fecha exacta de su muerte, tampoco podremos conocer que fue de su vida en México.
"El sabía de antemano que su empresa era la de un so­litario -dice Bosquet en 'Ambrose Bierce, prince de l'humour noir' (Ambrose Bierce, príncipe del humor negro, 1979)-. Bierce no tiene excusa. No le busquemos una. Ninguna explicación, ni psicológi­ca, ni patológica o literaria, podría disminuir esta figura única".