Franco “Bifo” Berardi
debutó como ensayista en 1970 con “Contro il lavoro” (Contra el trabajo), y
desde entonces ha publicado medio centenar de ensayos entre los que pueden
citarse “La fabbrica dell'infelicità” (La fábrica de la infelicidad),
“Fenomenologia della fine” (Fenomenología del fin), “L'anima al lavoro”
Dall'alienazione all'autonomia” (Almas al trabajo. De la alienación a la
autonomía), “Heroes. Suicidio e omicidi di massa” (Héroes. Asesinato masivo y
suicidio), “Futurabilità” (Futurabilidad), “Dopo il future. Dal futurismo al
cyberpunk. L'esaurimento della modernità” (Después del futuro. Del futurismo al
cyberpunk. El agotamiento de la modernidad), “La sollevazione” (La
sublevación), “Cronaca della psicodeflazione” (Crónica de la psicodeflación),
“La nonna di Schäuble. Come il colonialismo finanziario ha distrutto il
progetto europeo” (La abuela de Schäuble. Cómo el colonialismo financiero
destruyó el proyecto europeo).
En sus ensayos ha
explorado, recurriendo habitualmente a la teoría de la comunicación, el
psicoanálisis y el materialismo histórico, el papel que juegan los medios y la
tecnología en el actual capitalismo postindustrial, examinando cuestiones como
la conectividad digital, la alienación, la sobreestimulación y la
automatización. Muchos de los escritos que el pensador y activista italiano elaboró
entre los años ‘70 y la actualidad fueron recopilados en “Quarant’anni contro
il lavoro” (Medio siglo contra el trabajo), el cual fue publicado en la
Argentina en 2023. Al ser consultado sobre la actual situación política
argentina, opinó que “junto a la inteligencia artificial, la demencia se
expande por el mundo: no son las máquinas las que se alinean a valores humanos;
nuestros cerebros toman sus lógicas”. “Hablan mucho de libertad -agregó-, pero
lo que hacen concretamente es destruir las reglas que la modernidad ha creado
para proteger de una cierta manera la vida y la libertad misma de las personas
frente a la agresividad del capitalismo. ¿Esa es la libertad de la que hablan
los nazistas liberales de hoy?”.
También aseguró que la
“libertad” que difunde el presidente libertario es la de “los mercantes de
esclavos”. A renglón seguido puede leerse la segunda parte de los fragmentos
seleccionados de la video entrevista difundida en el programa de televisión
“Periodismo Puro” el 28 de diciembre de 2024 y del 4 de enero de 2025.
¿Las categorías políticas izquierda o derecha
quedaron obsoletas hoy en día?, ¿sirven para algo?
Tengo que dar dos diferentes respuestas a esta pregunta. Una
es una respuesta política, un poco pasatista. La política de la izquierda
italiana o europea o norteamericana es un poco diferente en el mundo español,
en España, Argentina, etcétera. Pero en Europa la política de la izquierda ha
sido indistinguible de la política de la derecha. La izquierda europea ha
preparado el neoliberalismo, la privatización, la destrucción del sistema
público de la sanidad, la destrucción del sistema público de la educación,
etcétera. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre los democráticos europeos y
los fascistas europeos? No la veo en el fondo. Es un escándalo lo que los
fascistas italianos están haciendo contra los migrantes, la deportación,
etcétera. Pero la mente que ha pensado la política de Meloni se llama Marco
Minniti, era ministro del Interior del Partido Democrático. Un asesino, un
racista como lo es Meloni. Entonces, no hay derecha, no hay izquierda en la
historia reciente de Europa. Pero hay otra respuesta que tengo que dar. Me
parece que todo el sistema categorial de la modernidad, todo el sistema
conceptual de la política, no tiene sentido hoy. Porque es la voluntad humana
lo que no tiene ninguna potencia. Y cuando la voluntad no tiene potencia, la
política no significa nada. Claro que hay personajes como Donald Trump o como
en el señor Javier Milei, que aparecen y que son diferentes de la izquierda a
muchos niveles, antes que nada, en su gesticulación, en su verborragia,
etcétera, son diferentes. Pero al final, por qué tengo que preferir a Joe Biden
o Kamala Harris a Donald Trump, no lo puedo entender muy bien. Barack Obama es
el presidente norteamericano que ha expulsado más migrantes, más que Donald
Trump. Sé que ahora Donald Trump se está preparando a hacer cosas
inimaginables, pero son desde un punto de vista substancial, las mismas cosas
que han hecho los demócratas. Entonces, izquierda, derecha, por muchas razones,
no son categorías interesantes hoy. Me parece mucho más interesante la
dicotomía entre humanos e inhumanos, humano y poshumano, humano y transhumano,
esa es la problemática del tiempo que viene.
¿Cuál cree usted que es el lugar que ocupará China
en este auge de las extremas derechas y en un orden mundial disputado entre
capitalistas, globalistas y capitalistas nacionalistas?
Como no soy un chinólogo y culpablemente no hablo el idioma
chino, no me permito decir cosas que no conozco lo suficiente. Lo que puedo
hacer es observar una diferencia que, en mi sentido, por lo poco que puedo
conocer, no es una diferencia política, es mucho más profunda que la política.
Es decir, es una diferencia antropológica y cognitiva. Yo creo que el pueblo
chino, en su larga historia, ha sido capaz de mantener una condición de
colectivismo natural, de colectivismo antropológico que no pertenece al orden
de la decisión política. Pertenece mucho más al orden de la diferencia
antropológica y también, quiero subrayarlo, al orden de la diferencia cognitiva
en la relación entre escritura e idioma. China es totalmente diferente, es una
civilización que ha producido una forma de comunicación escrita, que no es solo
diferente a nivel lingüístico, es diferente también a nivel cognitivo. Esta
especificidad, esta diferencia específica de la cultura china puede jugar un
papel fundamental en este período. Nunca he sido maoísta, pero reconozco que
hoy la experiencia de Mao Tse-Tung, que no era un comunista, era un chino, fue
un gran pensador chino, un gran político chino que se refirió al marxismo de
manera muy metafórica, pero esa experiencia hoy podría devenir importante para
resistir a los efectos catastróficos del declive occidental que los
occidentales no pueden aceptar. Los occidentales están listos para destrozarlo
todo para evitar su propio declive. Espero que el pueblo chino, como las
mujeres del mundo hispánico, puedan salvar algo de la buena herencia de la
modernidad.
¿Usted percibe algo como un goce de la crueldad en
estas nuevas formas políticas de la extrema derecha?
Gracias por preguntarme esto, porque es un tema que me
concierne mucho, que estoy interrogando mucho. Estoy terminando de escribir un
libro que aparecerá en Italia al comienzo del año próximo, que se llama Pensar
después de Gaza, y está dedicado a la ferocidad, no a la crueldad. ¿Qué es la
ferocidad? Un personaje de la trilogía de ciencia ficción distópica china que
se llama El problema de los tres cuerpos de un escritor chino que se llama Liu
Cixin, este personaje dice en cierto punto: “Si perdemos nuestra humanidad,
perdemos mucho; si perdemos nuestra animalidad, nuestra ferocidad, lo perdemos
todo”. Es una frase muy contundente, terrible. Porque nos explica por qué la
violencia feroz, en el sentido etimológico de la palabra que significa animal,
no humana. ¿Por qué la ferocidad ha vuelto en la historia del mundo? Israel es
una prueba evidente de eso. El pueblo judío ha sufrido la violencia extrema de
un genocidio que ha producido un trauma que hoy se manifiesta de manera
pervertida. Hoy el trauma del Holocausto se manifiesta como conciencia del
hecho de que o somos racistas o morimos. Ser racistas, esa es la única manera
de sobrevivir al nazismo. Y como el nazismo sigue existiendo, tengo que ser
racista. Eso se llama ferocidad. Claro que hay también crueldad. La crueldad es
diferente de la ferocidad. La ferocidad es una reacción animal del instinto de
conservación; la crueldad es algo humano, elaborado, cultural, es el deseo de
producir sufrimiento. ¿Es un efecto de la ferocidad? Lo es parcialmente. Pero
hay algo más sádico, más perverso, más doloroso en la crueldad. La crueldad no
es necesaria ni a los animales. Los humanos hoy son feroces y también crueles.
Usted dijo que el capitalismo financiero no nos
domina a través de la imposición política, sino a través de automatismos
técnico-lingüísticos. ¿Podría ampliar esa idea con nuestra audiencia?
En el pasado el capitalismo dominaba la vida de los humanos a
través de decisiones políticas, imposiciones políticas. A un cierto punto, el
dominio económico del capitalismo se ha transformado en automatismos
financieros que implican el hecho de que, si no haces las cosas así, no
perteneces al juego. Hay juegos libres en que se pueden cambiar las reglas. Hay
juegos en que, si cambias las reglas, estás afuera. Bueno, el dominio
financiero es de este tipo. Lo hemos descubierto en 2015, cuando Grecia decidió
no aplicar la imposición financiera europea, pero fue obligada, contra su misma
voluntad democrática, a aceptarla, porque no había una manera técnica de seguir
existiendo. Pero, hay otro aspecto del dominio tecno-lingüístico, la
introducción en la mente humana de reglas automáticas. La nueva generación creo
que vivirá en condiciones de compatibilización, de adecuación al dominio
técnico.
La palabra libertad, desde el confinamiento
durante la pandemia, ha sido utilizada por políticos de todos los colores, y al
mismo tiempo usted en “El tercer inconsciente” habla de libertad y potencia,
¿qué ocurre con la voluntad y la autonomía respecto de la libertad, y por qué
cree que la libertad es una palabra que ha sido tan usada en los últimos años
después de la pandemia?
Me acuerdo de una frase del ensayista británico Samuel
Johnson, que a mediados del siglo XVIII decía: escucho la palabra libertad
sobre todo por los mercantes de esclavos. Son los mercantes de esclavos que
gritan ¡Libertad, Libertad! ¿De qué libertad están hablando estos señores
mercantes de esclavos como Javier Milei? Están hablando de la libertad de
explotación completa, total, definitiva, del tiempo de la vida humana. De
hecho, hablan mucho de libertad, pero lo que hacen concretamente es la
destrucción de las reglas que la modernidad ha creado para proteger de una
cierta manera la vida y la libertad misma de las personas frente a la
agresividad del capitalismo. ¿Esa es la libertad de la que hablan los nazistas
liberales de hoy? Pero hay un otro aspecto de la palabra libertad, es un
aspecto filosófico que me interesa muchísimo, porque hay toda una mitología de
la libertad en la época moderna y olvida la verdadera relación entre libertad y
potencia. Es decir, yo puedo decir que soy libre de abrir la ventana y de
lanzarme desde el quinto piso. Sí, soy libre, pero me mato porque no tengo la
potencia para volar. Entonces, el concepto de libertad que ha nacido al
comienzo de la modernidad con el humanismo italiano... hay un pensador italiano
que se llama Pico della Mirandola, que concibió la libertad como la condición
de los hombres y de las mujeres, cuando no se encontraban bajo la decisión
divina. En cierto punto, cuando Dios decide que los hombres y las mujeres,
sobre todo las mujeres, tienen que salir del paraíso terrestre, ¿qué dice Dios?
Ahora ustedes tienen que decidir libremente, es el libre albedrío del que se
habla en este momento. Pero el libre albedrío no significa que podemos hacer
todo lo queremos, podemos hacer todo lo que podemos. Entonces la potencia es el
verdadero momento de fundación de la libertad misma. No hay libertad sin
potencia.
Trump y Milei, llaman comunistas a todos los
opositores. ¿Usted cree que se refieren a una forma de marxismo cultural?
¿Existe un marxismo cultural que esté más vivo que nunca?
La pregunta me hace un poco reír. No es la pregunta que me
hace reír. Me hace reír la retórica de la derecha, que considera hasta a la
señora Kamala Harris como una peligrosa comunista. Me parece que hay un volver
al macartismo, la necesidad de identificar un enemigo absoluto, etcétera, todo
eso hace parte de la dinámica política. Pero me parece que hay también una mala
fe profunda, un desprecio de los electores derechistas mismos. Es decir, los
electores derechistas que son personas como yo, como usted más o menos, son
obreros, son estudiantes, pero se encuentran en una condición de ser completamente
despreciados por sus líderes, como el señor Trump y el señor Milei. Milei
piensa que sus electores son idiotas, y tiene un poco de razón, porque el
efecto de su relación con sus electores es transformarlos en idiotas. El uso de
la palabra comunista de manera totalmente falsa desde un punto de vista
histórico, ideológico, teórico, etcétera, es la demostración evidente que
considera a sus electores como personas que no saben nada de la historia real,
que no saben que el comunismo ha sido una experiencia extraordinaria de
organización de los trabajadores industriales. Este proyecto fracasó. Como
comunista, porque soy comunista, pero soy un comunista que reconoce el fracaso
de su proyecto, ahora tengo que analizar una realidad que se ha producido después
del fracaso del comunismo, después del fracaso del internacionalismo. Esa es la
realidad. Y hay también la fabulación idiotizante de los líderes de la derecha.
Milei utiliza la palabra “casta” y con casta
resume todo aquello que sería el sistema, los dirigentes, la política, los que
están siempre. En Italia se utilizó la palabra casta también, Milei la tomó de
allí. Y usted mencionaba el fracaso del comunismo como sistema político y
quiero llevarlo al planteo de Pareto 80-20 más usado para el marketing, que se
lo puede llevar a la política: ¿no importa qué sistema haya, siempre va a haber
un 20% que conduzca a un 80% porque el sistema piramidal es inmanente a la
organización?
La palabra casta sería una palabra muy importante si queremos
analizar, por ejemplo, la sociedad mundial. Si queremos analizar sociedades
donde la casta existe verdaderamente, es algo muy serio, no solo a nivel
social, también a nivel sexual, a nivel psíquico, etcétera, etcétera. El uso de
la palabra casta por algunos bienintencionados periodistas italianos en los
años 80 ha sido una catástrofe conceptual completa. Porque en estos
periodistas, he olvidado el nombre, el uso de la palabra casta es la
demostración de ignorancia y de cinismo. Cuando hablamos de clases sociales, de
la estratificación social, estamos hablando de algo científicamente fundado.
Cuando los marxistas hablamos de clase, hablamos de una figura social
determinada al interior de la relación productiva, de la distribución de la
riqueza, etcétera, etcétera. Los que hablan de casta toman la palabra india
para traducirla en algo que significa prácticamente nada. La élite, los que
tienen el poder, pero los que tienen el poder no es una definición científica
porque cambian. A partir de esta definición ignorante, definición que desde el
punto de vista social y económico no significa nada, han producido un efecto de
cinismo generalizado. El problema es eliminar la casta política, la derecha, la
izquierda, los comunistas, los democristianos, la casta política, no importa
quién. A partir de eso, se ha abierto la puerta a una ficción de gobierno de
los que representan a la sociedad real. Por ejemplo, Donald Trump, que es un
tipo que con la sociedad real no tiene ninguna relación hasta el punto que no
le gusta tocar la piel de los otros, no da la mano a las personas, etc. Y la
palabra casta es una regresión cultural espantosa que ha producido lo que
estamos verificando hoy.