El pasado 13 de mayo, tras
padecer durante más de diez años un deterioro grave de su capacidad mental, falleció
en una residencia de ancianos en Ontario la gran escritora canadiense Alice
Munro (1931-2024). Considerada como una de las más grandes autoras de cuentos
de la literatura contemporánea en lengua inglesa, nació en Wingham, una pequeña
comunidad al sur de Canadá, hija de un padre criador de zorros y aves de corral
y una madre maestra de escuela. Allí vivó hasta los veinte años y luego se
radicó en Ontario, donde estudió Periodismo y Filología Inglesa en la University
of Western Ontario al tiempo que trabajaba sucesivamente como camarera,
recolectora de tabaco y empleada de una biblioteca. Hacia 1950, en su escaso
tiempo libre, comenzó a escribir cuentos, pero recién en 1968 la editorial Ryerson
Press le publicó “Dance of the happy shades” (Danza de las sombras), su primera
colección de cuentos con la que fue galardonada con el Governor General's Award
(Premio del Gobernador General), el premio literario más prestigioso de su país
natal.
A partir de allí se sucederían con el correr de los años los volúmenes de cuentos “Something I've been meaning to tell you” (Algo que quería contarte), “Who do you think you are?” (¿Quién te crees que eres?), “Too much happiness” (Demasiada felicidad), “Dear life” (Mi vida querida), “Lives of girls and women” (La vida de las mujeres), “The view from Castle Rock” (La vista desde Castle Rock), “Runaway” (Escapada), “Hateship, friendship, courtship, loveship, marriage” (Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio), “The love of a good woman” (El amor de una mujer generosa), “The progress of love” (El progreso del amor), “Open secrets” (Secretos a voces), “Friend of my youth” (Amistad de juventud) y “The moons of Jupiter” (Las lunas de Júpiter).
Gracias a varias de estas obras fue honrada con prestigiosos galardones literarios como el National Book Critics Circle Award (Premio del Círculo Nacional de Críticos), el Rea Award for the Short Story (Premio Rea de Relato Corto), el Booker Prize (Premio Booker) e incluso el Nobelpriset i Litteratur (Premio Nobel de Literatura) de 2013, convirtiéndose en la única escritora canadiense en obtener tal distinción. Sólo dos escritoras americanas lo habían recibido con anterioridad: la chilena Gabriela Mistral (1889-1957) en 1945 y la estadounidense Toni Morrison (1931-2019) en 1993. Posteriormente, en 2020, lo recibió la estadounidense Louise Glück (1943-2023).
A partir de allí se sucederían con el correr de los años los volúmenes de cuentos “Something I've been meaning to tell you” (Algo que quería contarte), “Who do you think you are?” (¿Quién te crees que eres?), “Too much happiness” (Demasiada felicidad), “Dear life” (Mi vida querida), “Lives of girls and women” (La vida de las mujeres), “The view from Castle Rock” (La vista desde Castle Rock), “Runaway” (Escapada), “Hateship, friendship, courtship, loveship, marriage” (Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio), “The love of a good woman” (El amor de una mujer generosa), “The progress of love” (El progreso del amor), “Open secrets” (Secretos a voces), “Friend of my youth” (Amistad de juventud) y “The moons of Jupiter” (Las lunas de Júpiter).
Gracias a varias de estas obras fue honrada con prestigiosos galardones literarios como el National Book Critics Circle Award (Premio del Círculo Nacional de Críticos), el Rea Award for the Short Story (Premio Rea de Relato Corto), el Booker Prize (Premio Booker) e incluso el Nobelpriset i Litteratur (Premio Nobel de Literatura) de 2013, convirtiéndose en la única escritora canadiense en obtener tal distinción. Sólo dos escritoras americanas lo habían recibido con anterioridad: la chilena Gabriela Mistral (1889-1957) en 1945 y la estadounidense Toni Morrison (1931-2019) en 1993. Posteriormente, en 2020, lo recibió la estadounidense Louise Glück (1943-2023).
Alice Munro se caracterizó
por el desarrollo de la narrativa gótica, un género literario originado en
Inglaterra a fines del siglo XVIII que fue empleado por algunas de las autoras
más reconocidas de la literatura británica como Ann Radcliffe (1764-1823), Mary
Shelley (1797-1851), Charlotte Brontë (1816-1855), Emily Brontë (1818-1848) y
Daphne du Maurier (1907-1989), autoras respectivamente de obras emblemáticas
como “The romance of the forest” (El idilio del bosque), “Frankenstein or the modern
Prometheus” (Frankenstein o el moderno Prometeo), “Jane Eyre”, “Wuthering heights”
(Cumbres borrascosas) y “Rebecca” (Rebeca).
Conocida principalmente
por su maestría en el relato corto y su visión personal de la condición humana,
Alice Munro ambientó habitualmente sus historias en pequeñas ciudades rurales
de Canadá abordando temas como la identidad, el amor, la traición, el paso del
tiempo, los secretos familiares y los conflictos morales. Se declaró admiradora
de escritoras como Katherine Anne Porter (1890-1980), Eudora Welty (1909-2001), Carson McCullers
(1917-1967) y Flannery
O’Connor (1925-1964),
con las que, según sus propias palabras, adquirió la sensación de que “las
mujeres pueden escribir sobre lo extraño, lo marginal”.
Sus cuentos han aparecido en numerosas oportunidades en revistas como las canadienses “The Canadian Forum”, “Chatelaine”, “Montrealer”, “Queen’s Quarterly”, “Saturday Night”, “Toronto Life” y “Tamarack Review”; las estadounidenses “The New Yorker” y “Atlantic Monthly Redbook”; la británica “Mayfair” y la francesa “The Paris Review”, por citar algunas, y han sido traducidos a trece idiomas. El 10 de octubre de 2013 la Nobelstiftelsen (Fundación Nobel) le otorgó el Premio Nobel considerándola la “maestra del relato corto contemporáneo”. “Es algo maravilloso para mí y algo maravilloso para el cuento" declaró en esa oportunidad luego de que se le otorgara el premio. “El cuento suele minimizarse como algo que la gente hace antes de escribir una novela. Me gustaría que pasara a un primer plano sin ningún tipo de ataduras”. La siguiente entrevista fue realizada por la propia Academia sueca pocos días antes de la entrega del famoso galardón internacional.
¿Ha sido difícil contar
una historia verosímil desde la perspectiva de una mujer?
No, en absoluto, porque
así es mi forma de pensar como mujer y nunca me preocupé por ello. Si alguien
leía, eran las mujeres; si alguien tenía una educación, siempre eran las
mujeres; pudieron ser maestras de escuela o algo por el estilo y, lejos de
estar cerrado para ellas, el mundo de la lectura y la escritura estaba mucho
más abierto para las mujeres que para los hombres, ya que los hombres eran
granjeros o hacían diferentes tipos de trabajo.
¿Por qué sus relatos son
tan admirados?
Tal vez escribo historias
con las que la gente se identifica; tal vez sea por la complejidad y las vidas
que presento. Espero que sean una buena lectura. Espero que movilicen a la
gente. Cuando me gusta un relato es porque tiene un efecto, porque es un golpe
directo al pecho.
¿Aún lamenta no haber
escrito una novela?
Sí, me apena no haber
escrito muchas cosas, pero me alegra haber escrito todo lo escribí, ya que
cuando era más joven hubo un momento en que existieron muchas probabilidades de
que nunca escribiera nada. Estaba demasiado asustada.
¿Le gusta la idea de que
las jóvenes se inspiren en sus libros y se animen a escribir?
No me interesa mucho lo
que concluyan mientras disfruten leyendo el libro. Tampoco quiero que la gente
encuentre inspiración sino un gran placer. Eso es lo que busco; quiero que la gente
disfrute con mis libros, que piense que están relacionados de alguna manera con
sus propias vidas. Pero eso de inspirar no me parece lo más importante. Lo que
intento decir es que no soy ni pretendo ser una persona política.
¿Alguna vez se ha encontrado
con períodos en los que no ha podido escribir?
Sí. Dejé de escribir, tal
vez hace un año, pero eso fue una decisión que fue no querer escribir y no
poder, una decisión porque quería comportarme como el resto del mundo. Porque
cuando escribes estás haciendo algo que otras personas no saben que estás
haciendo, y realmente no puedes hablar de ello. Siempre estás encontrando tu
camino en este mundo secreto, y luego estás haciendo otra cosa en el mundo
normal. Y ya me estoy cansando de eso, lo he hecho toda mi vida, absolutamente
toda mi vida. Cuando me encontraba con escritores que eran, en cierto modo, más
académicos, me ponía un poco nerviosa, porque sabía que no podía escribir de
esa manera, que no tenía ese don.