Representante del marxismo analítico, el sociólogo estadounidense
Erik Olin Wright (1947) es fundamentalmente conocido por su revisión de la teoría marxista
de las clases sociales, al postular que además de los bienes de capital
que Marx consideró, en las sociedades de capitalismo avanzado también es
posible hablar de bienes de organización y bienes de cualificación.
Los primeros se refieren a la posición jerárquica en la empresa, mientras que
los segundos hacen referencia a las credenciales educativas. Quienes detentan
estos bienes pueden explotar al resto de la fuerza de trabajo pero, al mismo
tiempo, ser explotados por quienes detentan los bienes de capital. Esto hace
que las nuevas clases medias se hallen en posiciones contradictorias de clase y que, dependiendo de diversas circunstancias sociales, se orienten más hacia una
conciencia proletaria o a apoyar al capital. Fue en la
segunda mitad de los años '90 cuando comenzó a investigar de forma sistemática
sobre las posibilidades del cambio social, estudiando primero la estructura social y la desigualdad propia de las
sociedades industriales avanzadas para pasar después a buscar las posibilidades
reales de
superación de las injusticias sociales. En este sentido, ha sido un digno
heredero de la teoría
crítica, y su trabajo sobre la profundización de la democracia tiene la
inspiración que esa
orientación le ha proporcionado durante sus largos años como destacado
intelectual. Doctorado en la University
of California, Berkeley, Wright es actualmente profesor de Sociología en la University of Wisconsin, Madison, y presidente de la American Sociological Association. Ha publicado, entre otros, "The politics of punishment. A critical analysis of prisons
in America" (La política de castigo. Un análisis crítico de las prisiones en Estados Unidos), "Class, crisis and the State" (Clases, crisis y Estado), "Class structure and income determination" (Estructura de clases y determinación del ingreso), "Classes" (Clases), "Class counts. Comparative studies in class analysis" (Balance de clases. Estudios comparativos en el análisis de clases) y "Envisioning real utopias" (Imaginando utopías reales). La siguiente entrevista, a cargo de Modesto
Gayo y Andrea Cerda, fue publicada en 2012 en el nº 27 de la Revista de Sociología que edita la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.
Empecemos hablando acerca del pasado. ¿Qué le parece que aún sigue siendo valioso del pensamiento de Marx para el análisis de nuestra sociedad?
Cambiaría la pregunta. Esta es por supuesto siempre una buena estrategia. No es
Empecemos hablando acerca del pasado. ¿Qué le parece que aún sigue siendo valioso del pensamiento de Marx para el análisis de nuestra sociedad?
Cambiaría la pregunta. Esta es por supuesto siempre una buena estrategia. No es
exactamente
la pregunta correcta, ya que usted hace la pregunta acerca de una persona,
Marx. Yo
preferiría que la pregunta fuese, ¿qué es lo valioso en la tradición marxista?
Cuando usted
piensa en la biología evolutiva, no diría qué es lo valioso en el trabajo de
Darwin, sino que
preguntaría qué es lo valioso en la tradición de trabajo científico que él
inició. Por lo
tanto, mi primer punto es que considero que hay mucho de valioso en la
tradición marxista,
pero muchas de las cosas que son valiosas no son cosas sobre las que Marx necesariamente
habría puesto tanto énfasis. Así, por ejemplo, Marx pasa mucho tiempo en su
trabajo más sofisticado desarrollando y utilizando la teoría del valor-trabajo,
la cual no pienso
que sea particularmente útil. Marx intentó desarrollar una teoría comprehensiva de la
historia denominada materialismo histórico, la que tampoco pienso sea realmente una
explicación adecuada de la estructura general de la historia humana. Aunque hay muchos
puntos específicos en sus argumentos que me parecen interesantes, no creo que
la
estructura de esa teoría general sea adecuada. Por lo tanto, si usted hiciera
una lista de
los
argumentos del propio Marx, muchos de ellos yo tendría que tacharlos, o decir
que no
son tan
útiles. Sin embargo considero que la tradición marxista sigue siendo el
lenguaje
y el
terreno de debate esencial acerca de preguntas realmente fundamentales sobre
las
estructuras
de desigualdad, dominación y explotación existentes y las posibilidades de
su
transformación. Para mí el
núcleo esencial de lo que se trata esta tradición es acerca de la crítica del capitalismo
como un sistema de dominación y explotación. El análisis de clase es la segunda parte
clave de la tradición, tanto porque es un aspecto central de la crítica del
capitalismo en sí, como
porque el análisis de clase es una parte central de la teoría de la
transformación o del cambio
social. Así, la crítica del capitalismo es el primer ingrediente, el análisis
de clase el
segundo, y el tercero es lo que yo llamaría una visión normativa más allá del
capitalismo. El propio
Marx argumentó en contra de las visiones normativas. Rechazó las teorías de la justicia y
fue a veces bastante desagradable en sus visiones de los discursos morales,
pero aún así el
trabajo de Marx está lleno de discurso moral y de una pasión por la justicia social,
aunque a él no le gustaba describir su trabajo de esa manera. Me parece que una característica
esencial de la tradición marxista es mantener vivo un ideal normativo más
allá del
capitalismo. La crítica del capitalismo, el análisis de clase, y una visión
normativa
más allá
del capitalismo (lo que ha sido vagamente llamado socialismo en algún sentido u
otro), son
lo que creo define la tradición marxista, y cada uno de estos tres elementos son
de
absoluta importancia en el mundo hoy en día.
Hablemos ahora acerca del futuro. ¿Cuál cree que
podría ser el futuro del marxismo académico? ¿En qué áreas podría ser útil en el
futuro previsible?
Supongo
que un problema clave respecto del "marxismo académico" tiene que ver con
las ideas
versus el rótulo. El marxismo académico como una corriente intelectual
autodefinida
ha llegado
a ser bastante marginal. No existen muchos académicos serios que anuncien
en la
primera página de sus libros: "esto es una contribución al marxismo". Pero las
ideas
marxistas
creo que siguen siendo centrales para mucho trabajo académico. Una gran parte
de las
discusiones críticas sobre la globalización, por ejemplo, y sobre la naturaleza
de la
penetración
capitalista global a través del mundo y de sus dinámicas de acumulación, están profundamente
imbuidas de las ideas marxistas en su contenido y razonamiento, a pesar de que, en
estos días, la gente no lo reconozca así. Una gran parte del análisis de la
política contemporánea
que enfatiza la importancia de las corporaciones y de la riqueza en la
configuración
de las opciones políticas y la importancia de las redes sociales entre las
élites
en la
restricción de las instituciones democráticas, tiene básicamente un carácter
marxista. Eso es
esencialmente lo que parece un análisis de clase de la política democrática.
Por lo tanto, considero
que el análisis de clase de inspiración marxista sigue siendo una parte viva de
la sociología
política y de las discusiones políticas. Las teorías de la acumulación del
capital
a escala
mundial continúan siendo una parte central de las teorías de la globalización y
en
muchas
otras áreas también. Podemos identificar tipos específicos de ideas cuyo "pedigree" es
marxista pero ya no autoconscientemente encasilladas como marxistas.
Entonces el marxismo, como solía ser, ha muerto, pero ha sido una inspiración para nuevas preocupaciones.
Sí, creo que eso es correcto. Por supuesto no ha muerto completamente; hay lugares
Entonces el marxismo, como solía ser, ha muerto, pero ha sido una inspiración para nuevas preocupaciones.
Sí, creo que eso es correcto. Por supuesto no ha muerto completamente; hay lugares
y personas
que continúan tratando de mantener el sentido de esto siendo una tradición
intelectual
viva coherente, más bien que sólo como un conjunto de ideas que flotan por ahí.
Por lo
tanto, no es que el marxismo haya desaparecido completamente. Además creo que
ha sido
históricamente verdadero, si llega un momento en que haya movimientos sociales
a gran
escala dentro de los cuales el marxismo se convierta en una parte central de
sus
ideologías,
no sólo el trabajo intelectual de los académicos. Entonces eso daría un nuevo
impulso a
una tradición marxista autoidentificada.
Y pensando acerca del posible desarrollo y
aplicación de las ideas marxistas, ¿considera que los intelectuales tienen una responsabilidad
particular por lo que ocurre en la sociedad o por la sociedad tal como es?
Tienen un
rol particular. Las personas tienen responsabilidades morales, no sólo los
intelectuales;
todas las personas tienen responsabilidades morales cuando viven en un
mundo de
injusticias y sufrimiento, sufrimiento y daño innecesarios. Las personas tienen
una
responsabilidad como agentes morales de responder a tales imperativos morales.
La
pregunta
acerca del problema específico que enfrentan los intelectuales, entonces,
debería
ser puesta
de esta manera: ¿cuál es el rol de un intelectual respecto de esta
responsabilidad
humana? Y
considero ahí que la responsabilidad de los intelectuales es la de clarificar
la
naturaleza
de los dilemas morales en los sistemas sociales que enfrentamos. Esto lo que
llamo
el
problema del "diagnóstico". Vivimos en
un mundo en el cual tenemos masas de pobreza junto con una extraordinaria riqueza.
Ese es un hecho inequívoco; no se tiene que ser un radical de izquierda para
darse cuenta de
esto: el rasgo característico de la vida contemporánea, tanto a una escala
global como
dentro de los países ricos, es la yuxtaposición de extrema pobreza con riqueza
masiva. Ahora
considero que eso es un espantoso y moralmente inaceptable estado de cosas. La responsabilidad
de un intelectual entonces, con respecto a ese estado de cosas, es proveer un
diagnóstico de lo que lo está causando.
¿Cuáles son las estructuras subyacentes que generan este patrón y qué se puede hacer al
respecto?
Esto
implica articular una visión de alternativas.
Los intelectuales tienen el tiempo y las habilidades para avanzar en cada uno de estos
tres problemas centrales que sostengo: el diagnóstico de los problemas
existentes, el prever
una alternativa, y pensar acerca de la transformación. La responsabilidad de
los intelectuales
es reforzar nuestra comprensión de estos temas. Pero no creo que tengan más
responsabilidad por la sociedad que cualquier otra persona. Sólo tienen
habilidades particulares,
por lo tanto pueden contribuir de una forma especial a hacer algo al respecto.
¿Y cuál debería ser el rol de los intelectuales
que se identifican a sí mismos como verdaderos teóricos críticos?
Bueno, el
rol del crítico es ser un crítico. Quiero decir, no conozco otro.
Pero, ¿tienen responsabilidades particulares?
No.
¿No? La
primera pregunta era sobre los intelectuales en general, pero esta es acerca de los que se identifican a sí mismos como
teóricos críticos. ¿Deben hacer algo si quieren continuar siendo teóricos críticos, en vez de
sólo decir que lo son?
La
responsabilidad que especifiqué para los intelectuales se aplica a los teóricos
críticos
también.
No creo que ser un teórico crítico agregue responsabilidad adicional; es sólo
que
está viviendo
esa responsabilidad de una manera diferente, esto es, directamente abordando
estas
preocupaciones morales, y tratando de producir nuevo conocimiento. Por lo menos
si se es un
sociólogo, eso ayudará a avanzar en nuestra capacidad de hacer frente a estos
problemas.
Esta
pregunta apuntaba a diferenciar los intelectuales conservadores de los teóricos críticos…
Mi visión
es que los intelectuales conservadores tienen la responsabilidad moral de dejar
de ser
conservadores, y los neoliberales tienen la responsabilidad moral de entrar en
razón.
Si mencionamos las influencias que su
pensamiento ha recibido de otros intelectuales, ¿cuáles de los teóricos críticos lo han influido
en mayor medida? ¿Y acerca de qué temas?
Bueno, en
términos de fuentes clásicas, obviamente cuando era joven leí mucho a Marx y eso
ciertamente fue influyente. Diría que de los pensadores contemporáneos, las
personas
que he
leído por las cuales me he sentido más estimulado en vías que me llevaron a
pensar
las cosas
de manera distinta serían Claus Offe, de Alemania; Gerald A. Cohen, de Gran Bretaña, y Adam
Przeworski, originalmente de Polonia pero desde los sesenta en los Estados
Unidos (creo que
es bien conocido en América Latina, particularmente su trabajo más temprano, no tanto el trabajo
que ha desarrollado en los últimos veinte años más o menos). También he sido influido
por John Roemer de una forma peculiar. Él es un economista marxista
estadounidense con quien
me he enfrascado en interminables discusiones, a menudo difiriendo bastante fuertemente.
Pero considero que su implacable rigor, aunque sea de un tipo que no me gusta especialmente,
me ha ayudado a avanzar en mi propio trabajo.
¿Y qué me dice acerca de otros autores? Quiero
decir novelistas…
¿Otros
autores? No sé si puedo realmente dar un listado muy coherente. Hay muchas
personas a
las que admiro y leo, pero no sé cómo pueden haber influido en mi pensamiento.
Quizás políticos, u otras personas que puedan
haberlo inspirado...
Pienso que
he aprendido más de mis estudiantes en el constante e interminable diálogo
sobre
ideas que de grandes figuras particulares. Por lo tanto, esos teóricos sociales
que
mencioné
son personas que escribieron piezas de trabajo muy específicas. Agregaría a esa
otra lista
a Göran Therborn, a quien leí en los setenta y a principios de los ochenta.
Su
libro
acerca del Estado y la ideología ciertamente me influenció. Y estoy seguro que
podría
agregar
nombres particulares, pero esas figuras y otras entran a través de la conversación,
el
diálogo y
el debate, no tanto porque sienta que estoy fuertemente influenciado por
figuras
particulares. Ha sido increíblemente importante para mí el haber tenido tal magnífica
corriente de
estudiantes de postgrado con quienes he trabajado en los últimos treinta años,
que me han
forzado a ser lúcido y a entrar en diálogo con ellos.