Dentro de la construcción literaria narrativa
moderna, el microrrelato ha sentado -al parecer- definitivamente sus bases en
lo que va del presente siglo. En ese sentido, son innumerables los autores que
incursionan en el género y la madrileña Beatriz Alonso Aranzábal (1963) es una
de ellos. Psicóloga clínica, cineasta y traductora, además de escritora, formó
parte del grupo musical Los Monaguillosh en el movimiento contracultural
de los primeros años ’80 conocido como "Movida madrileña". Sus microrrelatos han
sido incluidos en diversas antologías y en las revistas "Massaconfusa" y "Prosofagia",
y ha sido colaboradora en varios medios de prensa tanto españoles como
italianos. En formato "ebook" ha publicado "Cartas imposibles" y "100
consultas adolescentes". Su última producción literaria es "La vida es una palabra
muy corta", un libro pródigo en microrrelatos escritos como un elogio al
determinismo y en el que la fatalidad guía su literatura. Juan Peregrina
Martín la entrevistó para la página web de la editorial Nazarí. En la
charla, la multifacética autora habla justamente de este libro así como de
otros proyectos.
Te sientes cómoda en el relato corto, el
microrrelato y el hiperbreve a juzgar por la última parte de "La vida
es una palabra muy corta", tu libro aparecido en Nazarí: ¿qué aporta este
género a tu manera de ver la literatura?
Es un tipo
de literatura que se puede alternar con, por ejemplo, una buena novela, porque
tiene otro tipo de exigencia por parte del lector. Como escritora, me he
acostumbrado a condensar en un texto breve algo que trasciende la mera lectura
rápida. Lo interesante de lo hiperbreve es excitar la imaginación.
Los temas que tocas son múltiples y
variados: ¿se busca en la literatura no aburrir con repeticiones vacías o
recurrencia de escenarios? Te lo pregunto por la importancia que tiene en
este género también la narratividad del texto en sí, el contar una historia
diferente en cada microrrelato, la dificultad de realizar buenas piezas breves,
impactantes y sorprendentes.
No me
gusta escribir sobre un tema, sino a partir de una idea, observación o
experiencia sobre la que, por algún motivo no consciente, me he detenido. El
tema de fondo emerge después. No busco impactar con la historia, pero me
emociona descubrir que he escrito una historia que impacta.
Hay protagonistas extraños o extrañados en tus
cuentos: ¿somos más interesantes cuanto más raros, cuantas más carencias
afectivas poseamos…? ¿Dónde está el interés que provoca la chispa en tu mirada
para la construcción del personaje?
Los
protagonistas extraños son a menudo fruto de la extrañeza de la vida misma.
Frente a la aparente uniformidad del ser humano en lo cotidiano, me gusta
desvelar algún aspecto oculto que da otra dimensión del mismo. Me gusta
que las situaciones nos parezcan extrañas y que no nos conformemos con una
aparente "normalidad". Ciertas reacciones o comportamientos que despiertan
mi curiosidad son a menudo la chispa para escribir.
Muchas mujeres aparecen en tu narrativa:
¿estamos encontrando el equilibrio por fin gracias a escritoras y escritores
que conceden el sitio que merece la mujer en algunos ámbitos, o todavía queda
mucho camino entre las relaciones femeninas y masculinas?
Aparecen
mujeres y hombres porque no puede ser de otra manera, estamos en el mundo a
partes iguales; lo raro es que, en el siglo XXI, aparezcan (en un libro, en una
peli, en la tele, etc. etc.) solamente muchos hombres o solamente muchas
mujeres. Las relaciones se tienen que equiparar, y debemos dejarnos de
estereotipos y vernos (y entendernos) como seres humanos que somos todos.
Las relaciones de poder aparecen disfrazadas de
amor, matrimonio, familia… para quien no conozca todavía tu libro: ¿te
consideras más cerca de la realidad cotidiana o prefieres la invención pura sin
filtros "realistas"? ¿O practicas la mescolanza?
Creo que
escribo sobre la realidad pero desde una mirada que se cuestiona siempre qué o
por qué está pasando. La pura observación del comportamiento humano nos da
muchas claves para entender la realidad. Pero hay que saber mirar,
escuchar y analizar. Las apariencias engañan siempre, debemos ir más allá si
queremos construir una realidad más justa. El poder no está siempre donde
parece, a veces está donde menos lo imaginas. Usar la imaginación ayuda a
transformar lo real en algo más universal.
Uno de los temas que llaman la atención, sin
géneros predominantes son las relaciones amorosas: los celos, el engaño y
la traición… Tanto el hombre como la mujer son animales de instintos: ¿es
un tema atractivo para ti por las diferentes posibilidades para explorar
narrativamente?
Las relaciones
humanas me fascinan y un buen relato de éstas siempre me resulta de interés.
Las relaciones amorosas son un potencial enorme para disfrutar de las
emociones.
En el prólogo del libro Isabel González afirma
que tu mirada es cinematográfica, debido a tu dedicación como guionista y
directora de cortos: ¿es importante la capacidad visual que aporta el cine
para escribir literatura? ¿No es difícil hacerlo bien al ser dos lenguajes
diferentes?
Me gusta
desenvolverme en ambos ámbitos, cuando me sumerjo en un libro en mi cabeza se
monta una gran película. Cuando escribo, lo que hago es verter las películas
que se crean en mí al soñar o imaginar. Vi tanto cine de pequeña y de joven que
me fascina su lenguaje. Cine y literatura son formas de ir más allá de nuestra
mera existencia y de congraciarse con la vida.
También podemos leer que las simbologías,
los mitos y los elementos comunes están tomados con manos nuevas, reescritos y
reelaborados desde una perspectiva muy personal: ¿puedes definirnos tu posición
estética respecto a estos textos?
Hay mitos,
cuentos y leyendas que se nos quedan bien grabados en nuestra memoria por el
motivo que sea. Reinterpretarlos es una forma de disfrutar y de mostrar al
mundo que la esencia humana es la misma en todas las épocas y culturas.
La música fue y es otra de tus pasiones:
llegaste a vivir en primera persona la "movida madrileña", incluso tuviste
un grupo:¿qué queda de aquellos años en la Beatriz Alonso de hoy?
Queda la
capacidad de emocionarme y de sentir una gran energía al escuchar la música de
la nueva ola, el punk, el ska, el tecno y el afterpunk. Fui una niña que
se pasaba el tiempo escuchando singles en el comediscos y cuyo primer LP fue "Help!"
de los Beatles cuando tenía nueve años. Al llegar a la adolescencia tuve la
enorme fortuna de vivir una explosión creativa y musical que luego se dio a
conocer como la Movida madrileña. Mi grupo se llamaba Los Monaguillosh.
Eres psicóloga clínica, ¿cuánto hay de tu
profesión en tu escritura? ¿Es un atractivo más que te permite pasearte
por las regiones menos claras de nuestra personalidad?
Mi
profesión me permite conocer las historias de las personas, lo cual siempre me
ha parecido apasionante. Creo que mis conocimientos y mi experiencia en la
práctica profesional indirectamente le dan rigor y una base sólida a mis
historias, por lo cual mucha gente se puede llegar a identificar. Nunca están
construidas sobre la nada, sino sobre un fondo humano real.
Nos interesa saber lo que una mujer como tú, con
tantas expectativas, ideas y lecturas, tiene en mente para un
futuro: ¿algún proyecto artístico a la vista?
Tengo
muchos proyectos, la cuestión ahora es centrarme en uno solo y empezar a
trabajarlo. Ten en cuenta que lo hago en mi tiempo libre, cuando reúno
fuerzas y ganas, pero sobre todo cuando estoy convencida de la calidad de lo
que voy a hacer.