13 de agosto de 2012

Richard Dawkins: "La hipótesis divina es innecesaria. No necesitamos a Dios para explicar el universo y la vida" (3)

Algunos años después de la muerte de Blaise Pascal (1623-1662) fue publicado "Pensées sur la religion" (Pensamientos sobre la religión), libro en el que el filósofo francés llegaba a la conclusión de que era beneficioso creer en Dios si había aunque sea una mínima posibilidad de que éste existiese, y planteaba ese imperativo en términos lúdicos: si uno cree en Dios y Dios existe, se gana el paraíso; si uno no cree en Dios y Dios existe, será condenado; porque si Dios no existiese, tanto el creyente como el no creyente, no ganaría ni perdería nada. Para Pascal, una hipotética vida celestial justificaba cualquier sacrificio en la vida terrenal, por lo tanto lo más racional era apostar a que Dios sí existe. Dos siglos y medio después, el filósofo británico Bertrand Russell (1872-1970) se preguntaba: "Si un Dios omnipotente existe, ¿podría crear un peso tan pesado que ni él pudiera levantar? ¿Es capaz Dios de crear algo lo suficientemente pesado cómo para que ni él mismo lo pueda levantar?". Si Dios es todopoderoso no debería tener problemas para crear el objeto más pesado del universo, algo lo suficientemente pesado como para que nadie, ni él mismo, lo pueda levantar. Si Dios no fuera capaz de crear dicho objeto, obviamente no sería todopoderoso. Y, si Dios no fuese capaz de levantarlo, significaría que no es todopoderoso. Esta contradicción indicaría pues que no existiría un Dios omnipotente. Dawkins acepta que no está en condiciones de saber a ciencia cierta si Dios existe o no. "Pero no soy yo, al negar la existencia de Dios, el que tengo que aportar pruebas, sino el que afirme su existencia el que tiene que presentarlas", aclara. "Dado que no hay ninguna prueba científica que avale la existencia de Dios, más bien al contrario, soy ateo de facto. Dios no es necesario en la biología, ni en la medicina, ni en las matemáticas, ni en la física, ni en ninguna otra ciencia". Algo con lo que coincide el prestigioso físico británico Stephen Hawking (1942) hacia el final de su "A briefer history of time" (Brevísima historia del tiempo): "Todo lo que acabo de escribir no prueba que Dios no exista, simplemente que Dios no es necesario". La evolución es un hecho, cree Richard Dawkins, y presentó sus argumentos en el libro "The greatest show on Earth. The evidence for evolution" (Evolución. El mayor espectáculo sobre la Tierra), aparecido en 2009. Existe la tentación de argumentar que, aunque Dios puede no ser necesario para explicar la evolución de orden complejo una vez que el universo comenzó con sus leyes fundamentales de la física, sí necesitamos a Dios para explicar el origen de todas las cosas. "Esta idea no le deja mucho trabajo a Dios: sólo hizo estallar el 'big bang', se sentó y esperó a que pasara todo". En "The creation" (La creación), el químico inglés Peter Atkins (1940), postula un Dios perezoso que se esforzó por hacer lo menos posible para iniciarlo todo. Explica Atkins cómo todo suceso en la historia del universo resulta, por simple ley física, de su predecesor. Así reduce el trabajo que el perezoso creador necesitaría realizar y finalmente concluye que, de hecho, no habría necesitado hacer nada en absoluto. "Es bien sencillo -dice-, Dios no existe. No hay evidencia de que exista ni razón para creer que exista, y por eso no puedo creer en su existencia. Creo que es absurdo pensar que existe". "La evolución, pues -asegura Dawkins-, es teóricamente capaz de hacer el trabajo que parecía ser una prerrogativa de Dios. Pero, ¿existe alguna prueba de que la evolución haya existido realmente? La respuesta es sí; las pruebas son abrumadoras. Se encuentran millones de fósiles exactamente en el sitio y exactamente a la profundidad que deberíamos esperar si la evolución fuese cierta. No se ha encontrado ni un sólo fósil en un lugar donde la evolución no sea capaz de explicarlo, aunque esto podría haber pasado fácilmente. Un fósil de mamífero en rocas tan antiguas que los peces aún no habían aparecido, por ejemplo, sería suficiente para refutar la teoría de la evolución". "La teoría de la evolución -concluye- proporciona una explicación completa y profundamente satisfactoria de todo lo que vemos y sabemos. La hipótesis divina no sólo es innecesaria. No solamente no necesitamos a Dios para explicar el universo y la vida. Dios aparece en el universo como algo evidentemente superfluo. Por supuesto, no podemos demostrar la inexistencia de Dios, como tampoco podemos demostrar la inexistencia de Thor, las hadas, los duendes y el Monstruo Espagueti Volador. Pero, al igual que ocurre con esas otras fantasías que no podemos desmentir, podemos decir que la existencia de Dios es muy, muy improbable". Sobre estos temas se extiende Dawkins en la entrevista a cargo de Markus Becker publicada por la revista alemana "Der Spiegel" en su edición del 28 de febrero de 2011.



Usted aborda el agnosticismo en "El cuento del antepasado". ¿En qué difiere del ateísmo?

Se dice que la única postura racional es el agnosticismo, porque no se puede probar ni refutar la existencia del creador sobrenatural. Considero esto un débil posicionamiento. Es cierto que no se puede refutar nada, sino sólo darle un valor de probabilidad. Hay un número infinito de cosas que no se pueden refutar: unicornios, hombres lobo y teteras orbitando alrededor de Marte. Pero no le prestamos ninguna atención a menos que haya alguna razón positiva para pensar que existen.

¿Creer en Dios es como creer en una tetera orbitando alrededor de Marte?

Sí. Durante mucho tiempo a casi todo el mundo le parecía evidente que la belleza y la elegancia del mundo parecían ser la evidencia 'prima facie' de un creador divino. Pero el filósofo David Hume ya se dio cuenta hace tres siglos de que esto era un mal argumento. Conduce a una regresión infinita. No se pueden explicar estadísticamente las cosas improbables como los seres vivos diciendo que deben haber sido diseñados, porque todavía hay que explicar al diseñador, que debe ser, si es algo, una cosa todavía más improbable estadísticamente y más elegante. El diseño nunca puede ser la explicación última de nada. Sólo puede ser una explicación aproximada. Un avión o un coche se explican por un diseñador, pero sólo porque el propio diseñador, el ingeniero, se explica por la selección natural.

Los que abrazan el "diseño inteligente" -la idea de que las células vivas son demasiado complejas para que las haya creado sólo la naturaleza- dicen que la evolución no es incompatible con la existencia de Dios.

Sencillamente no hay evidencia de la existencia de Dios. La evolución por selección natural es un proceso que funciona a partir de comienzos simples, y los comienzos simples son fáciles de explicar. Un ingeniero o cualquier otra cosa viva es difícil de explicar, pero es explicable por evolución por selección natural. Así que la relevancia de la biología evolutiva con respecto al ateísmo es que la biología evolutiva nos proporciona el único mecanismo conocido por el cual la ilusión de diseño, o diseño aparente, puede haber aparecido en el universo.

Su libro "Evolución. El mayor espectáculo sobre la Tierra" se acaba de publicar en Alemania. Sin embargo, el título alemán es "La mentira de la creación. Por qué Darwin tiene razón". ¿Le parece bien?

No del todo, porque es un enfoque negativo. El título inglés es positivo, es edificante, se supone que transmite júbilo y ensalza la belleza de la vida y la belleza de comprenderla, mientras que el título alemán es crítico y en cierto sentido agresivo. Eso es algo que está en el libro, se puede hallar ahí. Pero el título pone otro énfasis.

¿Cuál es el énfasis que usted tenía en mente para el libro?

Una visión positiva, casi romántica de la vida, en tanto que es algo que es hermoso y explicable, y hermoso por ser explicable. Pero también está el lado negativo. Es un intento de abrirle los ojos a la gente, especialmente en Norteamérica, pero también en otras partes del mundo, a quienes la religión fundamentalista les ha influido hasta el punto de pensar que la vida puede y debe ser explicada como algo totalmente diseñado. Yo considero que ésa es una explicación que muestra desidia y no es útil, aparte de que no es verdad.

¿Usted no experimentó nunca una fase religiosa en su vida?

Por supuesto que sí. ¿Acaso yo no fui niño?

¿Piensa usted que la religión es algo que debemos superar al hacernos adultos?

Usted sabe lo que dijo San Pablo: "Cuando era niño, hablaba como un niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas infantiles".

El genetista norteamericano Dean Hamer ha postulado la hipótesis del gen de Dios; propone que los humanos estamos programados genéticamente para la fe religiosa.

Yo más bien diría que tenemos muchas predisposiciones genéticas para muchos atributos psicológicos que, en las circunstancias adecuadas, pueden dar lugar a la religión. Pero pienso también en cosas como una predisposición a mostrar obediencia hacia la autoridad, lo cual puede incluso ser útil en determinadas circunstancias. O en una predisposición a tener miedo a la muerte, o a correr hacia una figura paterna cuando uno se asusta. Se trata de predisposiciones psicológicas independientes que, en una situación cultural adecuada, acaban empujándonos hacia la religión, sea cual sea la religión del entorno cultural. Yo no lo llamaría el gen de Dios.

¿La religión no ha tenido mucho éxito en sentido evolutivo?

La idea de que las sociedades humanas se hicieron fuertes gracias a los memes religiosos compitiendo con otros es cierta hasta determinado punto. Pero es más como una lucha ecológica: me recuerda la sustitución de la ardilla roja por la gris en Gran Bretaña. No es en absoluto un proceso de selección natural, es una sucesión natural. De modo que si una tribu tiene un dios guerrero, cuando a los jóvenes se los cría con la idea de que su destino es salir y luchar como guerreros y que la muerte como mártir los lleva directamente al cielo, ahí actúan una serie de memes poderosos que se refuerzan mutuamente. Si la tribu rival tiene un dios pacífico que cree en lo de volver la otra mejilla, puede que ese no se imponga.

Pero seguir una religión que no promueve oportunidades de supervivencia parece contradecir la lógica evolutiva...

Ciertamente, hay un conflicto entre la supervivencia de los memes y los genes. Conocemos estos conflictos. A veces se deciden en un sentido, a veces en el otro.

Pero la religión no siempre es agresiva, también tiene su lado dulce. Ofrece consuelo. Hay un lugar en su libro donde usted incluso cita a un obispo en apoyo de su tesis.

"El mayor espectáculo sobre la Tierra" es un libro contra el creacionismo. De manera que no me importa hacer causa común con el obispo -quien está también en contra del creacionismo- por una buena razón, pues desacredita la religión. No me importa aliarme temporalmente contra un enemigo común.

Parece improbable que un auténtico creacionista llegara a leer su nuevo libro, y menos aún que pudiera convertirse en evolucionista. Además, a los lectores habituales de sus libros no hace falta convencerlos de que la evolución es un hecho. ¿Para quién escribió usted "El mayor espectáculo sobre la Tierra"?

Mayormente para los que están entre dos aguas. Es un libro sobre las pruebas de la evolución. En ningún momento pensé que pudiera cambiar la opinión de los fundamentalistas rabiosos, que de todos modos no lo iban a leer. Pero sospecho que puede haber muchos miles de personas interesadas de verdad. Gente que no necesita que se le demuela su manera de pensar, que sólo necesitan un empujoncito para inclinarse hacia un lado u otro, porque realmente no lo han reflexionado mucho.

¿No teme usted que algunas de estas personas se sientan alienadas por el lenguaje del libro, a veces contundente? Llama a sus oponentes "negadores del holocausto", los califica de "ignorantes", "ridículos", "ilusos hasta el extremo de la perversión".

Sospecho que a la mayoría le parecerá divertido. Cuando leo a un autor que deja en ridículo a un idiota, a mí me hace bastante gracia. Puede que a algunos lectores los eche para atrás y los pierda en esos pasajes. Pero sospecho que serán mayoría aquellos a los que les parezca divertido.

En su libro, usted sostiene que la teoría de la evolución está al mismo nivel que un teorema matemático. ¿No es usted igual de dogmático que los fundamentalistas religiosos que son sus antagonistas, como afirman algunos de sus críticos?

Hubo una época en la que la gente pensaba que la Tierra era plana. Luego se planteó la hipótesis de que el Sol era el centro del universo, y más tarde la hipótesis de que ni siquiera el Sol estaba en el centro. Si le damos a la palabra "hecho" el sentido que tiene en el lenguaje común, es un hecho que la Tierra orbita en torno al Sol y que éste forma parte de la galaxia de la Vía Láctea. Nunca puede trazarse una línea clara que defina cuándo algo deja de ser una hipótesis y se convierte en un hecho. A posteriori uno se da cuenta que algo se ha convertido en un hecho. Los filósofos de la ciencia, por supuesto, dirán que no hay nada que llegue a ser un auténtico hecho, que todo son hipótesis y que nada se puede demostrar fehacientemente, y que podríamos despertarnos un día y descubrir que todo ha sido un sueño. Pero en el sentido en que el público en general usa la palabra hecho, la evolución es un hecho.

¿Sin interrogantes? La teoría de la evolución, ¿no está abierta a modificación?

Por supuesto que sí. Por ejemplo, hay una auténtica disputa sobre hasta qué punto la evolución es dirigida por la selección natural, y hasta qué punto por el azar. Se trata de una discusión abierta, abierta a nuevas pruebas.

¿Ve usted la posibilidad de que la teoría de la evolución, tal como la conocemos, pueda llegar a ser un elemento dentro de un sistema de pensamiento más amplio, por ejemplo si se descubriese vida en un exoplaneta?

Desde luego que hay precedentes de ideas bien establecidas en ciencia que acaban siendo incorporadas a un esquema más amplio. A mí me interesa mucho la posibilidad de vida extraterrestre. Hay muchas cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar más. De lo que sabemos sobre la vida en este planeta, ¿cuánto tenía que ser así porque la vida no puede ser de otra manera? Y, ¿cuánto es simplemente un hecho local, circunstancial, sobre la vida en este planeta?

¿A qué se refiere?

¿No sería muy atrevido afirmar que toda la vida debe basarse en el ADN? Pero tal vez podamos decir que todas las formas de vida deben basarse en algo suficientemente parecido al ADN. En nuestro planeta, la función de replicación la cumple el ADN, la función ejecutiva las proteínas. ¿Es algo universal que tiene que ser así necesariamente? ¿O podría haber otras formas de vida en las que una molécula cumpla ambas funciones? Son preguntas realmente abiertas, porque de momento sólo tenemos una muestra de la vida.

¿Cómo le gustaría que lo recordaran de aquí a sesenta años? ¿Cómo un científico que ha sido influyente con libros como "El gen egoista" o como un fervoroso crítico de la religión que no se muerde la lengua?

Las dos cosas, realmente. No las veo como cosas separadas. Pero me sabría mal que mi ataque a la religión eclipsara lo que confío que he contribuido a la ciencia. Sería una pena de verdad. Pero no veo ninguna contradicción entre los dos aspectos, creo que van unidos.