Usted aborda el agnosticismo en "El cuento del antepasado". ¿En qué difiere del ateísmo?
Se dice que la única postura racional es el agnosticismo,
porque no se puede probar ni refutar la existencia del creador sobrenatural.
Considero esto un débil posicionamiento. Es cierto que no se puede refutar
nada, sino sólo darle un valor de probabilidad. Hay un número infinito de cosas
que no se pueden refutar: unicornios, hombres lobo y teteras orbitando
alrededor de Marte. Pero no le prestamos ninguna atención a menos que haya
alguna razón positiva para pensar que existen.
¿Creer en Dios es como creer en una tetera orbitando
alrededor de Marte?
Sí. Durante mucho tiempo a casi todo el mundo le parecía
evidente que la belleza y la elegancia del mundo parecían ser la evidencia 'prima facie' de un creador divino. Pero el filósofo David Hume ya se dio cuenta
hace tres siglos de que esto era un mal argumento. Conduce a una regresión
infinita. No se pueden explicar estadísticamente las cosas improbables como los
seres vivos diciendo que deben haber sido diseñados, porque todavía hay que explicar
al diseñador, que debe ser, si es algo, una cosa todavía más improbable
estadísticamente y más elegante. El diseño nunca puede ser la explicación
última de nada. Sólo puede ser una explicación aproximada. Un avión o un coche se
explican por un diseñador, pero sólo porque el propio diseñador, el ingeniero,
se explica por la selección natural.
Los que abrazan el "diseño inteligente" -la idea
de que las células vivas son demasiado complejas para que las haya creado sólo
la naturaleza- dicen que la evolución no es incompatible con la existencia de
Dios.
Sencillamente no hay evidencia de la existencia de Dios. La
evolución por selección natural es un proceso que funciona a partir de
comienzos simples, y los comienzos simples son fáciles de explicar. Un ingeniero
o cualquier otra cosa viva es difícil de explicar, pero es explicable por
evolución por selección natural. Así que la relevancia de la biología evolutiva
con respecto al ateísmo es que la biología evolutiva nos proporciona el único
mecanismo conocido por el cual la ilusión de diseño, o diseño aparente, puede
haber aparecido en el universo.
Su libro "Evolución. El mayor espectáculo sobre la Tierra" se acaba de publicar en Alemania. Sin embargo, el título alemán es "La mentira de la creación. Por qué Darwin tiene razón". ¿Le parece bien?
No del todo, porque es un enfoque negativo. El título inglés es positivo, es
edificante, se supone que transmite júbilo y ensalza la belleza de la vida y la
belleza de comprenderla, mientras que el título alemán es crítico y en cierto
sentido agresivo. Eso es algo que está en el libro, se puede hallar ahí. Pero
el título pone otro énfasis.
¿Cuál es el énfasis que usted tenía en mente para el libro?
Una visión positiva, casi romántica de la vida, en tanto que es algo que es
hermoso y explicable, y hermoso por ser explicable. Pero también está el lado
negativo. Es un intento de abrirle los ojos a la gente, especialmente en Norteamérica, pero también en otras partes del mundo, a quienes la religión
fundamentalista les ha influido hasta el punto de pensar que la vida puede y
debe ser explicada como algo totalmente diseñado. Yo considero que ésa es una
explicación que muestra desidia y no es útil, aparte de que no es verdad.
¿Usted no experimentó nunca una fase religiosa en su vida?
Por supuesto que sí. ¿Acaso yo no fui niño?
¿Piensa usted que la religión es algo que debemos superar al hacernos
adultos?
Usted sabe lo que dijo San Pablo: "Cuando era niño, hablaba como un niño. Pero
cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas infantiles".
El genetista norteamericano Dean Hamer ha postulado la hipótesis del gen
de Dios; propone que los humanos estamos programados genéticamente para la fe
religiosa.
Yo más bien diría que tenemos muchas predisposiciones genéticas para muchos
atributos psicológicos que, en las circunstancias adecuadas, pueden dar lugar a
la religión. Pero pienso también en cosas como una predisposición a mostrar
obediencia hacia la autoridad, lo cual puede incluso ser útil en determinadas
circunstancias. O en una predisposición a tener miedo a la muerte, o a correr
hacia una figura paterna cuando uno se asusta. Se trata de predisposiciones
psicológicas independientes que, en una situación cultural adecuada, acaban
empujándonos hacia la religión, sea cual sea la religión del entorno cultural. Yo
no lo llamaría el gen de Dios.
¿La religión no ha tenido mucho éxito en sentido evolutivo?
La idea de que las sociedades humanas se hicieron fuertes gracias a los memes
religiosos compitiendo con otros es cierta hasta determinado punto. Pero es más
como una lucha ecológica: me recuerda la sustitución de la ardilla roja por la
gris en Gran Bretaña. No es en absoluto un proceso de selección natural, es una
sucesión natural. De modo que si una tribu tiene un dios guerrero, cuando a los
jóvenes se los cría con la idea de que su destino es salir y luchar como
guerreros y que la muerte como mártir los lleva directamente al cielo, ahí
actúan una serie de memes poderosos que se refuerzan mutuamente. Si la tribu
rival tiene un dios pacífico que cree en lo de volver la otra mejilla, puede
que ese no se imponga.
Pero seguir una religión que no promueve oportunidades de supervivencia
parece contradecir la lógica evolutiva...
Ciertamente, hay un conflicto entre la supervivencia de los memes y los genes.
Conocemos estos conflictos. A veces se deciden en un sentido, a veces en el
otro.
Pero la religión no siempre es agresiva, también tiene su lado dulce.
Ofrece consuelo. Hay un lugar en su libro donde usted incluso cita a un obispo
en apoyo de su tesis.
"El mayor espectáculo sobre la Tierra" es un libro contra el creacionismo. De manera que no
me importa hacer causa común con el obispo -quien está también en contra del
creacionismo- por una buena razón, pues desacredita la religión. No me importa
aliarme temporalmente contra un enemigo común.
Parece improbable que un auténtico creacionista llegara a leer su nuevo
libro, y menos aún que pudiera convertirse en evolucionista. Además, a los
lectores habituales de sus libros no hace falta convencerlos de que la
evolución es un hecho. ¿Para quién escribió usted "El mayor espectáculo sobre la Tierra" ?
Mayormente para los que están entre dos aguas. Es un libro sobre las pruebas de
la evolución. En ningún momento pensé que pudiera cambiar la opinión de los
fundamentalistas rabiosos, que de todos modos no lo iban a leer. Pero sospecho
que puede haber muchos miles de personas interesadas de verdad. Gente que no
necesita que se le demuela su manera de pensar, que sólo necesitan un
empujoncito para inclinarse hacia un lado u otro, porque realmente no lo han
reflexionado mucho.
¿No teme usted que algunas de estas personas se sientan alienadas por
el lenguaje del libro, a veces contundente? Llama a sus oponentes "negadores del holocausto", los califica de "ignorantes", "ridículos", "ilusos hasta el extremo de la perversión".
Sospecho que a la mayoría le parecerá divertido. Cuando leo a un autor que deja
en ridículo a un idiota, a mí me hace bastante gracia. Puede que a algunos
lectores los eche para atrás y los pierda en esos pasajes. Pero sospecho que
serán mayoría aquellos a los que les parezca divertido.
En su libro, usted sostiene que la teoría de la evolución está al mismo
nivel que un teorema matemático. ¿No es usted igual de dogmático que los
fundamentalistas religiosos que son sus antagonistas, como afirman algunos de
sus críticos?
Hubo una época en la que la gente pensaba que la Tierra era plana. Luego se
planteó la hipótesis de que el Sol era el centro del universo, y más tarde la
hipótesis de que ni siquiera el Sol estaba en el centro. Si le damos a la
palabra "hecho" el sentido que tiene en el lenguaje común, es un hecho que la Tierra orbita en torno al Sol y que éste forma parte de la galaxia de la Vía Láctea. Nunca
puede trazarse una línea clara que defina cuándo algo deja de ser una hipótesis
y se convierte en un hecho. A posteriori uno se da cuenta que algo se ha
convertido en un hecho. Los filósofos de la ciencia, por supuesto, dirán que no
hay nada que llegue a ser un auténtico hecho, que todo son hipótesis y que nada
se puede demostrar fehacientemente, y que podríamos despertarnos un día y
descubrir que todo ha sido un sueño. Pero en el sentido en que el público en general usa la palabra hecho, la evolución es un hecho.
¿Sin interrogantes? La teoría de la evolución, ¿no está abierta a
modificación?
Por supuesto que sí. Por ejemplo, hay una auténtica disputa sobre hasta qué
punto la evolución es dirigida por la selección natural, y hasta qué punto por
el azar. Se trata de una discusión abierta, abierta a nuevas pruebas.
¿Ve usted la posibilidad de que la teoría de la evolución, tal como la
conocemos, pueda llegar a ser un elemento dentro de un sistema de pensamiento
más amplio, por ejemplo si se descubriese vida en un exoplaneta?
Desde luego que hay precedentes de ideas bien establecidas en ciencia que acaban
siendo incorporadas a un esquema más amplio. A mí me interesa mucho la
posibilidad de vida extraterrestre. Hay muchas cuestiones sobre las que
deberíamos reflexionar más. De lo que sabemos sobre la vida en este planeta,
¿cuánto tenía que ser así porque la vida no puede ser de otra manera? Y, ¿cuánto es simplemente un hecho local, circunstancial, sobre la vida en este
planeta?
¿A qué se refiere?
¿No sería muy atrevido afirmar que toda la vida debe basarse en el ADN? Pero
tal vez podamos decir que todas las formas de vida deben basarse en algo
suficientemente parecido al ADN. En nuestro planeta, la función de replicación
la cumple el ADN, la función ejecutiva las proteínas. ¿Es algo universal que tiene que ser así necesariamente? ¿O podría
haber otras formas de vida en las que una molécula cumpla ambas funciones? Son
preguntas realmente abiertas, porque de momento sólo tenemos una muestra de la
vida.
¿Cómo le gustaría que lo recordaran de aquí a sesenta años?
¿Cómo un científico que ha sido influyente con libros como "El gen egoista" o como un fervoroso crítico de la religión que no se muerde la lengua?
Las dos cosas, realmente. No las veo como cosas separadas. Pero me sabría mal
que mi ataque a la religión eclipsara lo que confío que he contribuido a la
ciencia. Sería una pena de verdad. Pero no veo ninguna contradicción entre los
dos aspectos, creo que van unidos.