Atilio Borón: “En América Latina hay condiciones para pensar en una alternativa no capitalista” (3/3)
Atilio Borón también ha
sido galardonado con numerosas distinciones y premios, entre los que sobresalen
el Premio Honorífico de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada otorgado por la Casa
de las Américas de La Habana, Cuba, en 2004; el Premio Internacional José Martí
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO) en 2009; el Premio Libertador al Pensamiento Crítico otorgado
por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana
de Venezuela en 2013; la declaración como “Personalidad destacada de las
Ciencias Sociales” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2014; y
el “Premio Democracia” en la categoría “Pensamiento argentino”, conferido por
el Centro Cultural Caras y Caretas de Buenos Aires en 2017. El destacado
politólogo, sociólogo y escritor argentino, reconocido por sus observaciones
críticas sobre la política latinoamericana y el neoliberalismo, el pasado 6 de
abril de 2025 reflexionó en la página web “teleSURtv.net” sobre el papel de los
medios de comunicación en la destrucción de la democracia. Entre otras cosas,
sobre el caso específico de Argentina, afirmó categórico: “Lo que hoy tenemos
en la Argentina: medios al servicio del bloque en el poder y sus esperpénticos
representantes en el aparato estatal, que no sólo llegaron al Gobierno para
destruir desde dentro al Estado -según la estúpida confesión del presidente,
propia de un ignorante- sino que en el ejercicio de su gestión practican un
constante atropello a la institucionalidad republicana, la división de poderes
y al imperio de la Constitución y las leyes… Los medios y sus publicistas
repiten las mentiras del Gobierno con total impunidad... Medios que no solo
mienten; también ocultan, o minimizan noticias que deberían recibir mucha más
atención. Se han convertido en poderes inmensos, fortalecidos con sus ejércitos
de ‘trolls’ y ‘bots’, y han perfeccionado las (malas) artes que les permiten,
vía los algoritmos, manipular las conciencias y los corazones de la población.
Compilar las mentiras que han dicho los medios en la Argentina sería una tarea
de años, y sus resultados ocuparían tantos volúmenes como la Enciclopedia
Británica”.
Por último, la tercera
parte de los pasajes seleccionados de las entrevistas realizadas por Cris
González, fundadora de la revista venezolana “Correo del Alba”, y por Gonzalo
Armua y Juan Manuel Erazo del Instituto de Formación e Investigación Social
(IFIS), entrevistas en las que analizó las modificaciones en el tablero global,
el rol de China, Rusia y América Latina, y las políticas del actual gobierno
argentino.
Nos gustaría profundizar
sobre algunas cuestiones, particularmente sobre el tema de Rusia. Usted estuvo
participando en un foro internacional de geopolítica ahí, y la realidad es que
Rusia estuvo un poco en el centro de la escena. Al margen de la disputa
hegemónica entre Estados Unidos y China, me gustaría que haga también un
poquito de hincapié en esto, en las potencialidades y también las limitaciones
del ascenso económico y político-diplomático ruso y chino ¿Qué rol juega Rusia
en esa disputa hegemónica transitando también una guerra abierta en Ucrania? Y
también, ¿cuánto hay de alianza entre Rusia y China?
Primero, China se ha
convertido para Estados Unidos en el gran enemigo. Si uno mira los últimos
documentos del Consejo de Seguridad Nacional o los documentos del Pentágono,
China pasó de ser la competidora de la economía norteamericana a la enemiga de
los Estados Unidos. Este cambio semántico que se nota en los documentos
oficiales, que no son declaraciones, son textos oficiales del gobierno de
Estados Unidos, es algo que equivale casi a una declaración de guerra. Hay una
frase que a mí me quedó muy marcada en varios textos del Pentágono y del
Consejo de Seguridad Nacional diciendo que Estados Unidos tiene enfrente a un
país como Rusia, que quiere cambiar las reglas de juego del orden
internacional, que tiene la voluntad pero no tiene la capacidad para cambiarlo.
En cambio, China tiene ambas cosas, o sea, tiene la voluntad y la capacidad de
cambiarla. Por lo tanto, el enemigo a vencer es China. Esto hace que China se
mueva con un enorme cuidado en el terreno internacional. Sabedora de que hay en
Estados Unidos grupos, ya sea gobierno, técnicos, funcionarios, expertos,
asesores, que de repente quieren jugar demasiado cerca. En el caso de Taiwán,
China sabe que no puede responder a esas provocaciones salvo marcar un poco la
cancha. Ahora, en ese contexto el papel de Rusia, a pesar de que Estados Unidos
lo minimiza, es un papel fundamental porque Rusia está a la vanguardia en lo
que tiene que ver con el desarrollo de misiles hipersónicos. Estamos hablando
de misiles que están desplazándose a una velocidad en algunos casos superior a
los veinte mil kilómetros por hora. Pensemos que son misiles que en menos de
una hora llegan desde cualquier extremo de Rusia a la costa este de los Estados
Unidos. Si esos misiles son disparados desde submarinos que están dando vuelta
por el Atlántico Norte, llegarían a Nueva York en cuatro o seis minutos.
Entonces, Rusia tiene ese elemento fundamental, esa carta ganadora, y por eso
la alianza entre Rusia y China es lo que Estados Unidos quiere romper a
cualquier precio. Esto lo venía diciendo el politólogo estadounidense
Brzezinski en el famoso texto del Gran Tablero Mundial. Planteaba que lo peor
que podía pasar, el peor escenario en contra de los cantos triunfalistas
norteamericanos, era una alianza entre Rusia y China. Decía también que era
poco probable por las viejas rivalidades entre Rusia y China, pero resulta que
China y Rusia resolvieron sus problemas. Hay un dato que parece anecdótico,
pero no es un dato menor. Desde que está Xi Jinping al frente de China, hubo
cuarenta reuniones entre Putin y Xi Jinping. Estamos hablando de un tándem que
está funcionando prácticamente con comunicaciones semanales, personales ¿Por
qué? ¿Porque se simpatizan mutuamente? No sé, los dos son bastante parcos,
sobre todo Xi Jinping. Pero obviamente los intereses nacionales están por
arriba hasta de las teorías. Así que la relación entre ellos, más allá de que
tengan diferencias, de que haya habido problemas históricos que fueron
resolviendo, es una alianza que se ha fortalecido y que China ha llegado a
manifestar por boca de Xi Jinping algunas afirmaciones que eran insólitas. Por
ejemplo, que China dijera que, en caso de guerra, China va a estar del lado de
Rusia. Esto antes no lo decían porque eran frases muy fuera del marco de lo que
son las relaciones normales entre Rusia y China. Y no por simpatías personales,
sino por interés nacional, el famoso interés nacional que en la Argentina lo
está tirando el gobierno actual por la borda. Si se arma una batahola
internacional, el principal blanco de conflicto va a ser el Canal de Panamá,
que va a ser muy fácil de bloquear. Es una obra casi que diría de
principiantes, se agarra uno de los principales barcos que navegan por el Canal
de Panamá y se les pone unas cuantas bombas que hagan que se hunda ese barco, y
ese canal queda inhabilitado por años probablemente, hasta que se pueda
reconstruir. Los chinos tienen debajo de la manga la construcción de un canal
alternativo interoceánico por Nicaragua. Nicaragua es tan plana como la
provincia de Buenos Aires y además tiene un inmenso lago en el medio, con lo
cual hacer un canal ahí es un juego de niños y por eso Estados Unidos se puso
tan loco con eso. Amenazó a los chinos con que no se les ocurra. Fue una
amenaza tremenda porque los chinos tenían los planos. A falta de no poder hacer
ese canal, tienen que venir a dar la vuelta acá por el sur de la Argentina y
Chile. Por eso los chinos quieren estar ahí, quieren tener una presencia ahí. Y
por eso este gobierno colonial que tenemos en la Argentina ahora, ha invitado
al gobierno de Estados Unidos a construir una base naval en Río Grande para
poder desde ahí tener una presencia y monitorear el tráfico que circularía por
ese espacio marítimo en caso de que se diera una guerra y que se inhabilite el
canal de Panamá. Es una hipótesis extrema, pero los planificadores chinos, a
diferencia de los de acá, son tipos que miran a veinte o treinta años. No es
que miran la coyuntura de esta semana y la que viene, miran todo y en función
de eso está el interés con la Argentina.
¿Qué reflexiones le genera
el actual gobierno de Javier Milei en Argentina?
Yo diría que el gobierno
de Milei es un gobierno en donde hay que distinguir el títere del titiritero.
Milei es apenas el títere, un títere muy atractivo para la cultura de masas
contemporáneas. Por algo ha sido tapa de la revista “Time”. Lo pusieron como
una de las personalidades más importantes del mundo, un tipo que de repente
todo el mundo sabe quién es y lo mira porque hace cuestiones absolutamente
estrafalarias, extravagantes, que ya no se consiguen, que nadie toma en serio,
pero que sí llaman la atención. Evidentemente Milei es un personaje que por sus
ideas estrambóticas evidentemente llama la atención a todo el mundo. Es un
personaje huido de los rincones más sórdidos del medioevo. Milei y los
personajes que lo rodean, obviamente. Esta gente desconoce absolutamente todo.
Y no les importa, porque es gente que no tiene para nada un proyecto de Nación
en la cabeza porque en el pensamiento del anarcocapitalismo y de la escuela
austríaca, conceptos tales como la Nación, son entidades que revelan el influjo
de ideas colectivistas que nada tienen que ver con los individuos y su libertad
para actuar en ese terreno privilegiado que son los mercados. La idea de Nación
es una aberración, y el interés nacional mucho más. Esta gente no cree en esas
cosas, y por eso es que hacen una política en donde realmente lo que quieren es
que la Argentina se convierta en una colonia. Han delegado todo, han entregado
todo. Pequeños países centroamericanos y caribeños han dado muestras de un
orgullo nacional, a pesar de su debilidad, que no tiene el gobierno argentino.
Milei dijo reiteradamente que uno de sus países guías en esta defensa del mundo
occidental es Israel, un régimen neo-nazi, hay que decirlo con todas palabras y
esto no es una acusación al judaísmo. Yo creo que la tradición humanista del
judaísmo es importantísima, yo me siento heredero de esa tradición, y creo que
nosotros no podemos pensar al mundo hoy sin la figura de esos grandes
intelectuales judíos como fueron Einstein, Freud, Marx o Martin Buber, si se
quiere pensar en los grandes pensadores judíos que no tienen nada que ver con
este mamarracho criminal que Netanyahu está haciendo. El Estado de Israel se ha
desfigurado por completo, convertido en un estado colonialista que practica el
genocidio y el apartheid en contra de la población palestina, como en Estados
Unidos ocurría con los negros en la década del ‘20 y del ‘30. Y este personaje
que tenemos en la Argentina toma a ese país como modelo. Y después a Estados
Unidos como el otro campeón de la libertad, sin darse cuenta cómo ha cambiado
el mundo en este momento, cuáles son las nuevas constelaciones de poder
mundial, cuáles son las tendencias. Entonces, el gobierno de Milei simplemente
se ha desentendido por completo de cómo llevar adelante una política exterior
que afiance el interés nacional de la Argentina. Y yo creo que necesitamos es
una política exterior independiente que tenga en cuenta el interés nacional de
la Argentina y el bienestar de quienes vivimos en este país, es eso, nada más
que es eso. Entonces la idea de pensar la política exterior desde la ideología
es una idea absurda. Milei así lo piensa, se piensa como un aliado de los
Estados Unidos, como una especie de sirviente fiel de los intereses
norteamericanos en esta región y que está cumpliendo una misión. Es una
política exterior que nos lleva a un desastre. Disiento con alguna gente que
desde el campo nacional y popular ha dicho “nosotros somos oposición, pero
quisiéramos de que al gobierno actual le vaya bien”. Yo no quiero que le vaya
bien porque si a este gobierno le va bien, este país se convierte en un país de
los más atrasados de África. Con todo respeto lo digo, porque cuando hablo de
África hablo de la explotación salvaje, de la degradación que han sufrido
producto del colonialismo los países africanos, que tienen 70 u 80% de pobres
extremos. Si a Milei le va bien en este país no vamos a tener 54% de pobres
como ahora, vamos a tener 80 u 85%, entonces hay que dar ahí un debate, porque
si le va bien hay que salir rajando de acá, tomar un avión e irnos a cualquier
parte del mundo, porque esto va a ser un infierno, esto va a ser un infierno de
pobreza extrema, va a ser el paraíso de los narcotraficantes, y si dolariza la
economía, esto se va a transformar en Ecuador, que era el país más seguro de
Sudamérica. Que a Milei le vaya bien es condenar a la Argentina a una regresión
brutal. Lo que tenemos que hacer es salir a las calles e impedir que a Milei le
vaya bien. Yo no digo por la vía violenta, digo por una resistencia no violenta,
pero resistencia al fin, como hicieron los jóvenes que en Egipto acabaron con
el régimen de Mubarak, que hacía treinta años que estaba en el gobierno. Ningún
gobierno resiste dos meses de jóvenes y de gente no tan joven que todos los
días a una determinada hora se sienten en una plaza pacíficamente, reclamando
justicia y que se vaya el gobierno. Milei no solamente está liquidando a los
sectores obreros, empobreciéndoles como nunca antes, está liquidando a las
capas medias de una manera muy acelerada, está acabando con grandes sectores el
pequeño y mediano empresariado, y hasta del gran empresariado. Aunque haya
tenido 56% de votos, no se puede permitir esto, creo que es un mensaje que
tenemos que transmitir claramente. Yo termino esto con una invitación a que
demos ese debate y salgamos a las calles organizadamente, pacíficamente, pero
no nos quedemos en las casas. A las calles y las redes sociales. Yo siempre
termino invitando a la gente que me lee, no basta con que me leas, conviértete
vos en un guerrero digital, para decir lo que quieras, incluso decir al revés
de lo que yo digo, no me importa, pero salí a las calles y conviértete en un
guerrero digital, porque ese es el otro gran terreno de la lucha de clases: las
calles y las redes sociales.