En su libro "Seudociencia e
ideología", publicado en 1985, Mario Bunge expone la tesis de que ciencia y religión son incompatibles y lo son por varias razones. Básicamente, la ciencia excluye a la religión porque ésta contiene dogmas (y no teorías) acerca de entes sobrenaturales o de procesos como la creación, el alma, la resurrección o la reencarnación, que son incongruentes desde el punto de vista de la ciencia y han sido refutados por la investigación científica. Todo el sistema de valores religiosos descansa sobre la autoridad, la revelación y la gracia, ninguno científicamente aceptable, y la eficacia de prácticas como el sacrificio o la oración nunca ha sido comprobada experimentalmente dado que la religión no hace uso de las ciencias fácticas. Mientras a los miembros de una religión los aúnan ciertas creencias basadas en la fe, a los científicos los mancomuna la actitud critica y
exploratoria, la búsqueda del conocimiento mediante pruebas
conceptuales y empíricas. "Es sabido -dice Bunge- que las religiones son esencialmente
conservadoras, porque se fundan en dogmas. Sin embargo, cada tanto ocurren
novedades religiosas. Cuando la gente pierde la fe en alguna
religión determinada, tiene varias opciones: cambiar de religión, adoptar una
vaga creencia deísta que no imponga obligaciones rituales, hacerse agnóstico o
ateo, o inventar una nueva religión. Por ejemplo los norteamericanos, que producen de todo,
fabrican nuevas religiones todos los años. Hace un siglo se conformaban con
media docena, hoy ya tienen unas nueve mil registradas oficialmente. No se puede afirmar que este crecimiento del producto bruto
religioso indique un aumento de espiritualidad, porque muchas de las nuevas
iglesias son meros negocios, otras son formas de entretenimiento, y otras más
son aventuras". Agrega más adelante: "Además de los nuevos cultos que se fabrican de tanto en
tanto, a veces se registran algunos cambios en las religiones imperantes. Los
católicos se han vuelto más tolerantes, al tiempo que los protestantes
norteamericanos, los musulmanes, los judíos y los hinduistas se han vuelto más
intolerantes, militantes y violentos. Hoy día un ateo puede dialogar con un
católico esclarecido, pero no con un fanático de otras religiones". Para el autor de "Mitos, hechos y razones", la relación entre la religión y la ciencia no ha cambiado:
ambas siguen mirándose de reojo. Esto es porque la ciencia niega la existencia
de lo sobrenatural, de almas inmateriales e inmortales, y de ritos
esotéricos para curar la salud, enderezar la conducta propia o ajena, o hacerse
rico; y lo seguirá siendo mientras las religiones no accedan a investigar asuntos tales como el origen de la vida, la naturaleza de la
psiquis, o su origen y su función social. "Los científicos y los
filósofos -escribe- tienden a tratar la superstición, la
pseudociencia y hasta la anticiencia como basura inofensiva o, incluso, como
algo adecuado al consumo de las masas; están demasiado ocupados con sus propias
investigaciones como para molestarse por tales sinsentidos. Esta actitud, sin
embargo, es de lo más desafortunada. Y ello por las siguientes razones.
Primero, la superstición, la pseudociencia y la anticiencia no son basura que
pueda ser reciclada con el fin de transformarla en algo útil: se trata de virus
intelectuales que pueden atacar a cualquiera -lego o científico- hasta el
extremo de hacer enfermar toda una cultura y volverla contra la investigación
científica. Segundo, el surgimiento y la difusión de la superstición, la
pseudociencia y la anticiencia son fenómenos psicosociales importantes, dignos
de ser investigados de forma científica y, tal vez, hasta de ser utilizados
como indicadores del estado de salud de una cultura". Bunge defiende el escepticismo metodológico, "una
posición tanto metodológica como práctica y moral", que propone abandonar toda creencia que
pruebe carecer de fundamentos". En esta cuarta entrega del compilado de entrevistas, Bunge reflexiona sobre religiones, supersticiones y otras pseudociencias.
En el campo de las pseudociencias incluye usted teorías muy
heterogéneas: existencialismo, psicoanálisis, parapsicología... ¿La
religión también lo sería para usted?
No, ya que hay una sola secta religiosa que se proclama
científica: la variedad evangélica conocida como Christian Science, que
está moribunda. Y hay evangelistas norteamericanos que hablan de diseño
inteligente como alternativa a la biología evolutiva, pero los tribunales
competentes han fallado que eso no es ciencia sino religión, y la Iglesia
Católica rechaza esa doctrina.
¿No podemos cometer un error taxonómico al incluir en
el mismo conjunto teorías o pseudosaberes que no siempre tienen un aire de
familia más allá del hecho de no ser ciencia empírica?
Es verdad que hay casos marginales: los de las
protociencias, o ciencias emergentes, que aún no han logrado el rigor que
caracteriza a las ciencias maduras. También está el caso de campos que han
abordado sin rigor auténticos problemas científicos. Uno de ellos es la llamada
psicología evolutiva, que por ahora no es sino una pila de especulaciones.
¿Cuáles son los temas más conflictivos entre ciencia y
religión?
La naturaleza, origen y evolución de la vida, que la
biología explica en términos puramente naturalistas; la naturaleza de la mente,
que la neurociencia cognitiva muestra que es un conjunto de procesos
cerebrales; y la función social y política de las religiones, que no son sólo
cosmovisiones sino también herramientas de control social, esencialmente
conservadoras porque se atienen a presuntas escrituras sagradas, que de hecho
no son sino documentos históricos de tiempos bárbaros.
¿Es la religión una forma de controlar a la humanidad?
Las morales religiosas son todas inmorales. Propugnan el aniquilamiento del infiel. La Biblia dice que matemos al infiel. Ahora se pretende hablar de un enfrentamiento entre religiones, Benedicto XVI parece alentar a una nueva cruzada, pero no hay tal enfrentamiento. Hay enfrentamiento entre los países que tienen petróleo y los que ansían ese petróleo. No existe conflicto religioso, sino un conflicto económico. Los norteamericanos son tremendamente religiosos, pero cuando hablan de la Biblia están hablando realmente de economía. Si usted aspira al puesto de empleado de una perrera en Estados Unidos, puede decir que es agnóstico porque nadie sabe lo que significa, pero decir que es ateo, no. Estados Unidos eligió hace dos siglos a un hombre muy progresista, Jefferson, que, además, era ateo. ¿Quién se imagina hoy a un ateo de presidente de Estados Unidos?
Chesterton decía que cuando dejamos de creer en Dios
empezamos a creer en cualquier cosa. ¿No erigió el catolicismo una suerte de
defensa contra fraudes "new age"?
Lo dudo, porque las supercherías postmodernas emergieron
mucho después de Chesterton. Lo que es cierto es que el catolicismo ortodoxo se
opone a las demás supersticiones porque compite con ellas por nuestras "almas".
Pero también combate a las filosofías pro científicas, en particular las
materialistas. Muchos filósofos católicos comparten y difunden las ideas de
Popper porque éste creía en la mente inmaterial.
Señala que la difusión de la superstición es un fenómeno psicosocial que
debería ser sometido a investigación científica. ¿Cuál es su diagnóstico?
No lo sé. Los expertos en manipulación de la opinión
pública -en materia comercial y científica- son más numerosos que los
investigadores de los mecanismos psicosociales involucrados en la
credulidad.
Si las supersticiones infectan las mentes tal que virus, ¿qué nos vacunaría
contra ellas?
La única vacuna eficaz es una combinación de educación
científica con reflexión filosófica. La primera no basta, como lo muestra el
caso de eminentes científicos que han creído en la parapsicología, la
homeopatía y otras yerbas. Tampoco basta la filosofía, ya que está llena de
supersticiones, tales como las del alma inmaterial y el conocimiento intuitivo
y a priori.
¿Qué hacer frente al Islam?
Tratar de entenderlo, de conocer su historia, de convivir
en paz unos y otros.
Pero está calando poco a poco esa visión del Islam como el
enemigo.
¿El Islam el enemigo? El gran enemigo es el que más poder
tiene. Los islámicos no tienen ejército, están divididos y la única riqueza que
poseen algunos países islámicos es el petróleo. Los islámicos tienen un atraso
de mil años. Eso sí, no olvidemos que los únicos que hace mil años sabían
Matemáticas y Astronomía eran los árabes. Hoy, los que tienen mil bases
militares en el mundo, en ciento cincuenta países diferentes, no son los árabes, son los Estados Unidos.
¿Cómo abordar el tema de las religiones en nuestras
sociedades?
La mejor solución sería que ninguna religión se metiera en
política. La religión debería ser algo puramente privado y no meterse en
política, eso está muy claro. Pero grandes expertos en política como
Aristóteles y Maquiavelo, dijeron: hazte amigo de Dios, no importa si crees en él o no. Lo importante es que el pueblo crea que tiene a Dios de su parte.
Las pseudociencias son un timo, pero, ¿no suele el "timador" aprovecharse de la avaricia del timado?
Los chamanes y psicoanalistas no recurren a la avaricia
sino al deseo de comprender la vida sin estudiarla seriamente. Como dijo
Borges, los psicoanalistas explotan el narcisismo, en particular el concreto
deseo de que alguien ajeno se ocupe de nuestros problemas personales.
Cuando escucha la palabra "energía", ¿echa mano a la pistola?
Empiezo por preguntar si se trata de una energía especial,
tal como la gravitacional o la química, o del concepto general de energía. Si
es lo primero, sugiero que se consulte obras científicas; si es lo segundo,
observo que el concepto general de energía pertenece a la ontología, donde
puede definirse como la capacidad de cambiar.
¿Y cuando alguien se justifica "es que los Capricornio
somos así..."?
Tengo la suerte de que
rara vez me topo con creyentes en la astrología. Supongo que ésta es una de las
ventajas de los que nacimos bajo el signo de Virgo.
¿Que un farmacéutico venda homeopatía es como si un
arquitecto edificara sin materiales?
Buena analogía. Desgraciadamente, la enorme mayoría de los
creyentes en la homeopatía no saben que algunas de las diluciones que les
venden como fármacos homeopáticos son del orden de una molécula por galaxia, lo
que las hace totalmente ineficaces.
En la atiborrada pasarela de las pseudociencias hay estrellas
que despuntan. Y no es fácil estar al día de las que más se llevan...
Depende del país. En Argentina todas prosperan por igual. En
México, el chamanismo herborístico. Y en los Estados Unidos, la teoría
económica estándar.
En España triunfa "Más allá de la vida", un programa de televisión
en el que una médium entra en contacto con un familiar muerto de una celebridad
y le transmite a éste lo que aquél supuestamente le comunica. ¿Por qué cree
usted que, a pesar de vivir en una sociedad altamente tecnológica, la mayoría
de la gente cree en la existencia de fantasmas, pagan a personas para que les "lean" el futuro y confían en que haya una vida después de la muerte?
Las supersticiones siguen siendo populares porque la ciencia
suele enseñarse mal, como una lista de recetas en lugar de enseñar a investigar
problemas.
¿Cuál es la pseudociencia más peligrosa?
La teoría económica estándar, porque sustenta las
políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son
enemigos del bienestar de la gente común.
¿Y la más extravagante?
La llamada psicología evolutiva, que pretende explicar
todo lo social en términos biológicos imaginarios, tales como el deseo de todo
hombre de difundir al máximo sus genes.
Siempre acompañaron a sus investigaciones la atención
perenne a los fraudes pseudocientíficos, cuya expansión metastásica hoy
considera un hecho. ¿Ejemplos?
El determinismo genético de Dawkins, Pinker y Chomsky es más popular que
nunca; un número creciente de físicos defiende que los ladrillos últimos del
universo son los bits o unidades de información; muchos cosmólogos eminentes
sostienen que el universo salió de la nada; la multimillonaria Templeton
Foundation, cuya misión es unir la religión con la ciencia, acaba de concluir
un acuerdo con la American Association for the Advancement of Science
por el cual van a patrocinar juntos reuniones y seminarios sobre religión,
ética y ciencia; hace dos décadas las universidades norteamericanas ofrecían
unos pocos cursos sobre ciencia y religión, pero hoy son más de mil; la
Food and Drug Administration, que está a cargo de la salud pública, tolera
que miles de estafadores prometan por Internet curar enfermedades que la
medicina aún no puede curar.
Dice usted que una de las pseudociencias con más adeptos
hoy -entre científicos como Richard Dawkins- es el determinismo genético. ¿Cuál
es su falla?
Lo que pasa es que Dawkins no es un científico sino un
divulgador. Peor, la genética que difunde no es la científica sino su
versión personal de la misma. Además, jamás se tomó la molestia de aprender el abecé de la psicología, que muestra que nuestros procesos mentales están
fuertemente influidos por el entorno social, como señalan los estudios serios
sobre gemelos "idénticos" criados en hogares de clases sociales y ocupaciones
muy diferentes.
En "La relación entre la filosofía y la sociología" usted se
reconoce heredero de la Ilustración y rechaza tanto las tres olas románticas
que han invadido la filosofía como la "charlatanería académica" que se ha
impuesto en las facultades de humanidades. ¿Podría explicarnos qué quiere
decir con esto?
Entiendo por "charlatanería académica" la que se produce en ciertas
universidades, consistente en una mezcla de sinsentidos, falsedades y
perogrulladas enunciadas en lenguaje hermético y más o menos bombástico. Hoy día el charlatanismo académico
proviene principalmente de París, urbe que, de "Ciudad de la Luz" hacia 1750
pasó a ser "Ciudad de las Tinieblas" dos siglos y medio después. Por fortuna, el charlatanismo académico
no se practica en las facultades serias: las de ciencias, ingeniería, medicina,
farmacia y agronomía. En ellas hay que fundamentar lo que se afirma y aclarar
cada vez que alguien admita no entender lo que se dice.
Los pensadores materialistas del XIX como Feuerbach, Comte o Freud pensaron que
la religión desaparecería con la extensión de la educación científica. ¿Cree
usted que las religiones desaparecerán en un futuro cercano?
Las religiones seguirán atrayendo a la gente mientras haya miseria, guerra e
ignorancia, porque ellas proveen algo que la ciencia no da: consuelo e ilusión
de seguridad.
¿Por qué es mejor ser ateo que agnóstico o teísta?
Porque deja libertad para investigar, porque no acobarda a
la gente con amenazas de castigo eterno por impiedad o pecado, y porque no
obliga a contemporizar o aplazar la solución de cuestiones fundamentales, como
es el caso de los agnósticos.
¿Qué idea le resultó más eficaz para hacer dudar a un
religioso?
Pedirle que me explique por qué el pie humano es tan
ridículo, con diez dedos que no sirven para escribir ni para tocar el piano; o
que me diga por qué Dios, si es tan bueno, inventó la lombriz solitaria, el
piojo y el bacilo de la tuberculosis.
¿Cómo sobrelleva un escéptico el martirio de pelearse
día a día con todo el mundo?
Muy bien. Sólo los
fanáticos odian a las personas tanto como las doctrinas. Uno puede ser
intolerante con las teorías falsas pero tolerante con quienes las sustentan, a
condición de que no medren con ellas.