El nacionalismo oligárquico tuvo sus primeras
manifestaciones tras la crisis de la Primera Guerra Mundial y, en especial, luego
de la Revolución Rusa de 1917. La inmigración había venido acompañada de ideas
anarquistas, socialistas y comunistas, ante lo que grupos de jóvenes provenientes
de familias adineradas empezaron a recorrer las calles y las estancias
imponiendo el orden a palos. En 1918 surgió la Asociación del Trabajo, una
banda de rompehuelgas que se dedicaba a reprimir ilegalmente cualquier acción
de protesta obrera. Un año más tarde se creó la Liga Patriótica, conformada por
grupos que, entre otras brutalidades, recorrían los barrios judíos destrozando
vidrieras y golpeando inmigrantes a los que acusaban de ser bolcheviques. La creación
de los Círculos de Obreros Católicos fue también otro instrumento engendrado
como respuesta de la clase propietaria del capital a los reclamos crecientes de
mejoras en las condiciones de trabajo que exigían obreros, empleados y
trabajadores organizados en general desde fines del siglo XIX. El objetivo
fundamental de estas agrupaciones fue taxativamente el de impedir la organización
sindical de los trabajadores, por lo tanto el pretendido
"nacionalismo" no era más que una excusa de las fuerzas económicas oligárquicas
para desarrollar y justificar sus acciones de clase, una manera de pretender
resolver los conflictos sociales de un modo cerrado y disciplinador. En su
libro "Patrones y obreros", María Ester Rapalo examina la política que adoptaron
los capitalistas y los empresarios tras la llegada de Yrigoyen al gobierno. Desde
las páginas de sus órganos de prensa, los empresarios enfatizaban el peligro
comunista, criticaban la falta de valores occidentales y cristianos, y ponían
en duda la vocación patriótica del gobierno, en línea con una identificación
nacional forzada y clasista. A continuación, la segunda y última parte del
resumen de entrevistas realizadas a la historiadora argentina, en las que hace referencia a la ofensiva de la clase propietaria en aquellos arduos años de la historia argentina que corrieron entre 1918 y 1930, y su reflejo en la actualidad.
Comparando
épocas, se ve que hay actores que han perdido peso, como el caso de la Iglesia
Católica, y las cúpulas militares, funcionales al poder económico…
En el caso de la Iglesia, es cierto que ya no
opera tan en consonancia como en aquélla época, pero su discurso sigue siendo
conservador y ya hemos visto cómo actuó durante la dictadura. Pero para
comparar épocas deberíamos evaluar cuál es el peso de cada uno de estos actores
en la sociedad. Por ejemplo, la patronal creó la Liga Patriótica no sólo para
que opere como grupo de choque si no para movilizar a sectores medios. Con el
discurso de que defiende a la patria y no al capital, logra la movilización
masiva de las clases medias y esa es una forma de presión política muy fuerte.
Allí también jugaban los medios de prensa, que en ese entonces eran el único
medio de comunicación.
Frente
a "La Nación" y "La Prensa" estaba "La Vanguardia".
Sí, "La Vanguardia" del Partido
Socialista y "La Protesta" de los anarquistas.
Esos diarios eran muy leídos, pero se
perdieron, en cambio "La Nación" sigue aquí, ¿qué le sugiere esto? ¿Por
qué la izquierda no logra mantener sus medios de difusión?
"La Vanguardia" tiraba 50.000 ejemplares en
ese momento. Y era un diario clásico, una buena competencia para "La
Nación" y "La Prensa". Transmitía todo lo que ocurría en el Congreso, y
por eso los empresarios lo odiaban. Y se debilitó con la caída del Partido
Socialista. El anarquismo se atomizó. Los conservadores han sido constantes
porque han sido solidarios entre ellos. Salvo algunos díscolos, la derecha
tiene más conciencia de clase que los sectores trabajadores.
El mundo
del trabajo cambió pero las patronales se parecen mucho a aquéllas. Aunque hay
excepciones, como la de la UIA, que no participó abiertamente de la Asociación
del Trabajo…
Pero la UIA apoyó el golpe del '30, como los
exportadores de cereales y los exportadores marítimos. Pero la coyuntura del '19
es distinta a la del '30. Y si lo traemos más acá vemos que durante el gobierno
de Menem no hicieron nada contra la apertura de importaciones, que destruía sus
propias empresas. Uno se pregunta cómo aceptaron esas medidas que destruyeron
su trabajo. Y es porque ellos mismos hicieron negocios con las importaciones.
Las patronales, en general, lo que no toleran es la autonomía de los gobiernos.
Siguen
vigentes los mecanismos, resistencia a la legislación, represión a los
movimientos obreros…
Yo diría que hay más parecidos. Esta
organización -que reunió a lo más concentrado del capitalismo, exportadores de
cereales como Bunge y Born y Dreyfus- utilizó el poder económico como un
instrumento político para presionar al gobierno. Los "lockouts" al puerto de
Buenos Aires implicaban desabastecer de carbón y perjudicar a otras industrias.
En mayo del '19 se propusieron un "lockout" permanente con el objetivo de hacer
renunciar a Yrigoyen, el personaje popular que tenía apoyatura social y
sindical. No pudieron implementarlo porque se opuso la Unión Industrial
Argentina. El "lockout" de la prensa, a fines de mayo tenía el mismo objetivo.
Finalmente lo consiguieron en mayo del '21, con la amenaza de boicotear todos
los puertos del país.
Hoy no se
habla de "lockout"…
Pero hay. El corte de rutas en 2008 fue un "lockout", un paro patronal. Incluso más ilegal que aquellos porque obstruían una
ruta pública y con amenazas concretas.
También
parece renacida la idea de "hacer caer al gobierno".
Presiones, diversas estrategias, como la
mentira descarada que viene desde aquella época, apuntan a eso. Me asombró la
continuidad de las operaciones de "La Nación". Hay un acta del '19 contando una
reunión entre Joaquín de Anchorena y el director de "La Nación", que califica de "sumamente satisfactoria" porque se comprometió a publicar lo que la patronal
informara sobre el futuro conflicto que estaban tramando en el puerto. Está en
las actas. La prueba es que "La Nación" publicaba el día 1º lo que salía,
idéntico, el día 15 en el Boletín de la patronal. Es decir: la patronal le
pasaba las gacetillas de las reuniones, asambleas, los aprietes que estaban
elaborando y "La Nación" lo publicaba íntegro. Investigué la Asociación del
Trabajo en 2008 y ese año viví asombrándome de las similitudes hasta de
nombres.
¿Por
ejemplo?
La Sociedad Rural, empresas de transporte,
exportadores de cereales, que eran un puntal de la organización patronal. Esos
grandes marcaban el camino para los más chicos, porque si no se incorporaban a
sus planes los boicoteaban o los amenazaban. La Liga de Propietarios de
Automóviles Particulares, que se formó para enfrentar al sindicato de los
choferes, ofreció sus coches durante la Semana Trágica para trasladar a las
fuerzas de choque. Gath & Chaves sus camiones, O'Farrell y Anchorena sus
autos, manejados por sus choferes, claro, porque los patrones no se arriesgan
personalmente. Eran los dueños de todo, manejaban autoridades, jueces de paz,
policías y creaban sus propias fuerzas de choque, como la Liga Patriótica.
Toda una
red.
Sí. La Liga Patriótica estaba formada por la
misma gente de la Asociación del Trabajo; me encontré con miembros de la Iglesia Católica, con el presidente de los Círculos de Obreros que a su vez era
vicepresidente del directorio de La Forestal… Ezequiel Paz y Mitre también
fueron fundadores de la Liga Patriótica. La red era la Asociación del Trabajo,
la Liga Patriótica, los Círculos de Obreros, los medios de prensa y, obviamente, sectores de las Fuerzas Armadas. El primer presidente de la Liga fue
el contraalmirante Domecq García, quien participó activamente en la primera
gran colecta nacional que organizó la Iglesia. Centrarse en las personas
permite detectar cómo operaban las redes sociales, políticas e
institucionales.
¿Qué la
llevó a investigar esa etapa histórica?
Me había topado con el nombre de la Asociación
del Trabajo en otra investigación sobre Bunge y Born y el sindicato. Los
trabajadores alertaban sobre esa organización diciendo que reclutaba
rompehuelgas. Pero no había nada sistematizado sobre el tema. Marx describe
patrones belgas de increíble parecido, no sólo promueven la represión sino que
desean ver humillados a los trabajadores, un sentimiento que encontré en
algunos intelectuales católicos que trabajaban para la Asociación. El odio los
lleva a querer verlos tirados a sus pies, pidiendo perdón y que les den
trabajo. Acá encontré dos publicaciones de la Asociación, en las que informaban
quiénes se incorporaban, quiénes eran sus intelectuales, y todo el movimiento,
quiénes pedían apoyo, etcétera. Un aspecto llamativo es que en el Boletín
siguieron el fascismo, desde el movimiento hasta la constitución como régimen
organizado. Ya no eran nacionalistas sueltos, sino que utilizaban el fascismo
como legitimador de su propia violencia, de sus aspiraciones de cogobernar
mediante medidas de fuerza, tal como lograron las patronales italianas con
Mussolini. Pero está claro que no todos los gobiernos se dejan tutelar y no
todos aflojan. Allende en Chile, algunas medidas del kirchnerismo, Evo Morales,
Correa demuestran que la voluntad política pone límites a los deseos
empresarios.
¿En qué
medida su trabajo aporta nuevas miradas sobre estos tiempos?
Yo rescato haber trabajado sobre la clase
patronal. No trabajo cuestiones económicas porque en esta organización se
organizan como patrones. En este caso se trata del enfrentamiento contra los
trabajadores organizados y las expresiones políticas de izquierda. Creo que
valió la pena sistematizar todo. Y ver cómo después de que se organizan y ven
que el gobierno no afloja, lanzan una ofensiva con el objetivo de desarticular
las organizaciones de trabajadores del interior y de la Capital. Y cómo les
seducía cogobernar.
Resulta
tentadora una comparación entre este tiempo histórico y el de su trabajo.
Personalmente, veo enormes diferencias. ¿Pero usted cómo lo ve? ¿Encuentra
semejanzas?
Hay muchas diferencias, sí. Son cosas que hay
que pensar muy bien. Pero en un análisis comparativo rápido, en el primer
gobierno de Yrigoyen la confrontación de clases era más transparente, no había
sindicatos propatronales, los sindicatos no tenían aspiraciones políticas, no
había partidos de izquierda que actuaran de manera tal que terminaran
reforzando a la derecha o a las patronales. La cosa era más transparente. Y
además es muy notorio que el gobierno radical de Yrigoyen era muy ambiguo.
Había que desentrañar el juego, un juego muy difícil: por un lado apoyaba
grandes sindicatos, por el otro reprimía o permitía represiones feroces. Yrigoyen ni hablaba, es difícil encontrar
explícitamente cuáles eran sus opiniones.
¿Cuál es el peso
de esta experiencia tendrá sobre el futuro de las relaciones entre Gobierno (o
Estado), empresas y trabajadores?
Demostraron que
el poder económico podía dañar políticas de gobiernos populares y generar
golpes de estado. En el caso concreto que se ve durante el primer gobierno de
Yrigoyen es que, efectivamente, al amedrentar al gobierno lo hacen implementar
políticas represivas, porque Yrigoyen terminó concediendo aunque podría no
haberlo hecho. Así se disolvieron sindicatos importantes. Y de otra manera,
quizá por omisión, por no intervenir, el Gobierno dejó hacer a la patronal con
los resultados que conocemos en La Forestal, por ejemplo. O en la Patagonia
directamente con el fusilamiento masivo. Eso generó una desmovilización obrera
muy importante, que recién se empezó a recuperar hacia 1925 pero con otro tipo
de acción sindical. Un ejemplo es la organizada por el Partido Comunista, que
era ya dentro de la fábrica, a diferencia de la ocurrida en tiempos de
Yrigoyen, que se había dado principalmente en el transporte.
Yrigoyen tiene
detractores y admiradores. Obviamente desde su partido lo defienden como un
dirigente obrerista, pero para muchos es el gran responsable de los hechos de
la Semana Trágica, los fusilamientos en la Patagonia, La Forestal. ¿Cuál es la
imagen que se forma usted a través del libro?
Yrigoyen, en
1928, fue votado por el 60% de la población. Incluso Alvear empieza a cambiar
sus políticas en su último año de gobierno, y eso fue producto de un acuerdo
con Yrigoyen. La patronal y los sectores populares lo veían como un gobernante
obrerista. Hay que sopesar esas contradicciones.
¿La causa de su
claudicación estuvo en la debilidad del Estado?
Es claudicación y
es limitación. Es difícil responder. Habría que trabajarlo desde el punto de
vista del gobierno, pero Yrigoyen no hablaba.
Es cierto, ¡nunca dio un discurso!
Por eso yo busqué en el periódico oficial, que tampoco es muy confiable, porque el sector yrigoyenista era minoritario dentro del partido radical. Uno ve en el Parlamento que los diputados y senadores radicales hacían alianza con los conservadores mientras que los yrigoyenistas votaban con los socialistas cuando se trataba de legislación laboral.
El radicalismo
nunca fue un partido homogéneo…
Es cierto, en
este sentido, se parece mucho al peronismo.
Hubo distintos
momentos históricos, pero el ala de derecha contó siempre con las patronales…
Uno mide cuán
popular es un gobierno de acuerdo a los ataques que recibe de las patronales.
Ya vimos a Yrigoyen, luego lo sufrió Illia con la nacionalización de los
hidrocarburos, y también Alfonsín, con el golpe económico.