18 de agosto de 2023

Éric Toussaint: “Una nueva crisis de deuda afecta a toda una serie de países en Asia, África Subsahariana, África del Norte, Oriente Próximo, América Latina y el Caribe”.

El politólogo belga Éric Toussaint (1954) es portavoz y uno de los fundadores de la red internacional del CADTM (Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo), una organización constituida por miembros y comités locales de Europa, Asia y América Latina que persigue, mediante la realización y elaboración de alternativas radicales al neoliberalismo, alcanzar la satisfacción universal de las necesidades, de las libertades y de los derechos humanos fundamentales en el Tercer Mundo y en las poblaciones excluidas de los países desarrollados, para lo que considera imprescindible la anulación de la deuda externa que, en su inmensa mayoría, es considerada como deuda odiosa. De formación historiador, es doctor en Ciencias Políticas por la Université de Liège (Bégica) y por la Université de Vincennes à Saint Denis (Francia). También es miembro del Consejo Científico de ATTAC (Asociación por la Tributación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana) de Francia y participó en la fundación del Consejo Internacional del Foro Social Mundial en 2001. Varios de sus libros fueron publicados en una decena de idiomas y se han convertido en referencia sobre el problema de la deuda y de las instituciones financieras internacionales. Entre ellos pueden mencionarse “Néolibéralisme. Brève histoire de l'enfer” (Neoliberalismo. Breve historia del infierno), “Le système dette. Histoire des dettes souveraines et de leur répudiation” (Sistema deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio), “Bancocratie” (Bancocracia), “La dette ou la vie” (La deuda o la vida), “Un coup d'œil dans le rétroviseur. L'idéologie néolibérale des origines jusqu'à aujourd'hui” (Una mirada al retrovisor. El neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad), “Banque mondiale. Le coup d’état permanent” (Banco mundial. El golpe de estado permanente), “Les tsunamis de la dette” (Los tsunamis de la deuda) y “La bourse ou la vie. La finance contre les peuples” (La bolsa o la vida. Las finanzas contra los pueblos).
En sus ensayos hace frente a la arrogancia de los ideólogos neoliberales, quienes no ceden posiciones ni aun en medio de la crisis económica, social y política que conmueve tanto a buena parte del mundo desarrollado como principalmente a los países subdesarrollados. Desenmascara hipocresías y mentiras, y confronta tesis fundamentales de, por ejemplo, el economista escocés Adam Smith (1723-1790), uno de los economistas más famosos de la historia y considerado el padre de la economía moderna; del estadounidense Milton Friedman (1912-2006), quien en su ensayo “Capitalism and freedom” (Capitalismo y libertad) aseguró que “las únicas sociedades que han sido capaces de crear una prosperidad relativa ampliamente extendida han sido aquéllas que han confiado principalmente en los mercados capitalistas”; o del austríaco Friedrich von Hayek (1899-1992), uno de los apóstoles del pensamiento neoliberal y del libre mercado quien, después de recibir el Premio Nobel de Economía en 1974, declaró con toda insolencia y desfachatez que “Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. Mi preferencia personal es una dictadura liberal y no un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”.


En el caso específico de la Argentina, desde la dictadura cívico-militar-clerical de los años ’70 y pasando por gobiernos radicales, peronistas, liberales, populistas o como quiera que se los caracterice, la deuda externa ha sido uno de sus principales problemas económicos. Evidentemente la magnitud del endeudamiento representa una considerable restricción para el desarrollo de una política económica que supere las crecientes condiciones de desindustrialización, desempleo y pobreza por las que atraviesa el país. En marzo del presente año, en medio de las luchas geoestratégicas entre las grandes potencias económicas por el control de sus recursos naturales y de una inflación galopante, Toussaint presentó en Argentina su ensayo “Banque mondiale. Une histoire critique” (Banco mundial. Una historia crítica). En esa oportunidad afirmó que el acuerdo que tiene Argentina con el FMI “es de una sofisticación aún más perversa que la de los acuerdos normales”.
En el sitio web www.cadtm.org se publicó el pasado 25 de junio una entrevista al portavoz de la red internacional del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas, el nombre actual del CADTM que Toussaint fundó en 1990. La misma se reproduce a continuación.
 
¿Hay una crisis en curso?
 
Sí. Todos los indicadores están en rojo. Podemos mencionar las siguientes señales: Desaceleración económica muy fuerte (estancamiento en la zona euro en el último trimestre de 2022-primer trimestre de 2023) sin que esto reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero y otros daños al medio ambiente; efectos dramáticos de la crisis ecológica y en particular en su dimensión climática; aumento muy fuerte de la deuda pública y privada; alta inflación y pérdida de poder de compra de las clases populares; trabajo precario en ascenso, explosión de las desigualdades con aumento colosal del patrimonio y de las rentas del 1% más rico; caída del índice de desarrollo humano en numerosos países, en particular de la esperanza de vida, incluso en el Norte; guerras comerciales acentuadas; grave crisis alimentaria mundial; guerras en Europa, en la Península Arábiga, en el este de la República Democrática del Congo, en Sudán, en el Cuerno de África...; aumento de las formas autoritarias de ejercicio del gobierno (represión cada vez más dura de las protestas, marginación del poder legislativo...); ataques a derechos humanos fundamentales como el derecho al aborto; políticas migratorias cada vez más restrictivas y mortíferas; éxitos electorales de la extrema derecha... El único sector económico con un crecimiento muy fuerte de la producción es el sector militar. Se trata de una gran crisis del sistema capitalista globalizado, la mayor crisis desde las de los años 1914-1945.
 
¿En qué fase de la crisis se encuentra la economía mundial?
 
El final del túnel no está a la vista. Lo peor está por venir: las burbujas especulativas pueden estallar en cualquier momento produciendo un empeoramiento brutal de la situación económica; pueden ocurrir incidentes bélicos aún más graves que hoy; los desastres climáticos y ambientales probablemente se agravarán; las crisis sanitarias no se superan, ni mucho menos; los gobiernos y los bancos centrales no toman ninguna medida pertinente a favor de una salida de la crisis favorable a la humanidad sino todo lo contrario; la concentración de las herramientas estratégicas de la producción y de las finanzas en manos de un número cada vez más restringido de grandes accionistas privados prosigue en los sectores de la energía, las industrias extractivas, el comercio de alimentos y otras materias primas, el sector farmacéutico, el sector bancario, etc.
 
¿Cuáles son las causas?
 
A pesar de la enorme acumulación de riqueza por parte del 1% más rico, a pesar de las colosales ganancias de una serie de grandes empresas, especialmente en los campos de la energía, la alimentación, la Big Pharma (las grandes empresas farmacéuticas), el transporte marítimo, la industria armamentística... en general, la tasa de beneficio no aumenta lo suficiente como para que el gran capital reactive una gran ola de inversiones productivas. Nunca hay que perder de vista que el capital está buscando la maximización de la tasa de beneficio. Cuando no lo consigue, se centra en particular en la especulación. Esto forma parte de las contradicciones inherentes al capitalismo. Aparte de las empresas muy grandes que obtienen beneficios extraordinarios aprovechando crisis como la de la pandemia, la energía, las guerras... la gran masa de las empresas se enfrenta a una caída de la tasa de beneficio, a una caída de la productividad, a pesar del agravamiento de las condiciones de explotación y precarización de la fuerza de trabajo. También hay un problema en el lado de la oferta de mercancías: hubo interrupciones en las cadenas de suministro relacionadas con las medidas de confinamiento durante la pandemia de coronavirus en 2020/2021 (hasta 2022 inclusive para China). El sector de los semiconductores, cuya producción se concentra en algunos países, tiene problemas de producción y dificultades para satisfacer la demanda. Este fenómeno se agudiza por la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China (porque estamos en una fase en la que Washington se vuelve cada vez más agresivo y está tratando de limitar la expansión económica y comercial china). En el sector inmobiliario es la oferta la que es demasiado grande en comparación con la demanda solvente. Ha vuelto a haber una fase de sobreinversión en la construcción inmobiliaria en relación con la demanda, especialmente en Estados Unidos, Reino Unido y China. Esto es especialmente evidente en los inmuebles comerciales (oficinas, comercios...). Una burbuja especulativa se ha desarrollado en los años 2018 a 2022 y ha comenzado una nueva crisis inmobiliaria. Las políticas de los gobiernos y los bancos centrales, la inyección masiva de liquidez y el rápido aumento de la deuda han provocado y/o mantenido la aparición de nuevas burbujas financieras. Este es muy claramente el caso en la capitalización bursátil, en el mercado de títulos de deuda, en el sector inmobiliario de muchos países, en el mercado de materias primas, en las criptomonedas. El cambio de política de 180 grados desde 2022, pasando de Quantitave Easing (QE) (flexibilización cuantitativa) a Quantitave Tightening (QT) (Contracción cuantitativa) provoca una gran inestabilidad financiera y en particular quiebras bancarias. En resumen, la decisión de los gobiernos y los bancos centrales de aumentar los tipos de interés, en particular para combatir la inflación, conduce al estancamiento (o incluso a una posible recesión) y a las crisis financieras, sin lograr reducir la inflación de manera significativa. Es posible que la crisis financiera, que ya produjo la quiebra de varias empresas de criptomonedas en 2022, la quiebra de 4 bancos importantes en Estados Unidos y Europa en marzo de 2023, cobre de nuevo impulso y que haya otras quiebras bancarias o graves accidentes financieros en otros sectores como las bolsas, el sector inmobiliario en particular el comercial, el sector de las obligaciones...
 
¿Podemos hablar de una nueva crisis de la deuda en el Sur?
 
Una nueva crisis de deuda afecta a toda una serie de países del Sur, ya sea en Asia (Sri Lanka, Pakistán, Bangladesh...), África subsahariana (Ghana, Zambia...), África del Norte (Túnez, Egipto...), Oriente Próximo (Líbano...), América Latina (Argentina), el Caribe (Puerto Rico, Cuba...). Algunos de estos países están en suspensión de pagos o, como Sri Lanka, lo han estado. Es probable que haya nuevas suspensiones de pagos. En general, la crisis es provocada por una sucesión de choques externos que afectan gravemente a las economías del Sur. Estos choques externos son el resultado de acciones y acontecimientos que provienen del Norte: 1. Los efectos de la pandemia de coronavirus que comenzó en el norte (China, Europa, América del Norte) antes de extenderse hacia el sur. Los efectos de la pandemia sobre la deuda son claros: aumento de la deuda pública para financiar la lucha contra la pandemia y reducción de los recursos en monedas fuertes indispensables para garantizar el pago de la deuda externa: a partir de 2020 hasta 2022 hay una caída radical del turismo, del que algunas de las economías se han vuelto muy dependientes (ejemplo: Sri Lanka y Cuba). 2. Los efectos de la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania: un aumento muy fuerte del precio de los cereales y fertilizantes cuando toda una serie de países del Sur se han convertido en importadores netos de cereales porque organizaciones como el Banco Mundial y el FMI, así como los gobiernos del Norte (con la complicidad de los gobiernos de los países del Sur) les han empujado a favorecer la producción de otros productos agrícolas (frutas tropicales, café, té, algodón, soja transgénica para alimentar al ganado...). Este fuerte aumento del precio a pagar por importar cereales ha dado lugar a una falta de medios financieros y, por tanto, a problemas de pago de la deuda o de una acumulación insostenible de nuevas deudas para seguir importando. La guerra en Ucrania también ha provocado un aumento de los precios de los combustibles cuando toda una serie de países del Sur son importadores de combustibles. Para países como Egipto, Sri Lanka, Túnez, que importan tanto cereales como combustibles, la situación de la deuda se ha vuelto insostenible. 3. Tercer gran choque externo: los efectos del cambio climático y la crisis ecológica. Este es particularmente el caso de Pakistán, víctima de las catastróficas inundaciones en 2022. 4. Cuarto gran choque externo: el aumento del coste de refinanciación de la deuda provocado por la decisión unilateral de la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra, de aumentar muy fuertemente a partir de 2022 los tipos de interés. Países del Sur que tomaban prestado a entre el 3 y el 6% de interés anual antes de 2021 se enfrentan a un aumento muy significativo de los tipos que hay que pagar para los nuevos préstamos, del 9 al 15%. Esto también es insostenible.
 
Del FMI se dice que ha cambiado, ¿qué hay en realidad?
 
Las políticas del FMI no han cambiado, las del Banco Mundial tampoco. Son tan perjudiciales como en el pasado. Y como muchos países del Sur acaban de recurrir a los créditos del FMI, deben aplicar de forma reforzada políticas neoliberales antipopulares. En este contexto, es muy importante apoyar la realización a la convocatoria del CADTM de una contra-cumbre en Marrakech del 12 al 15 de octubre de 2023 con motivo de la reunión anual del FMI y del Banco Mundial.
 
¿Por qué dice que ésta es la peor crisis desde 1945?
 
Desde 1945, nunca ha habido una crisis de tal envergadura y con tantas facetas como la actual. La crisis ecológica y su dimensión climática son de una magnitud nunca vista. La crisis ecológica es el producto de dos siglos de producción capitalista como sistema dominante. En el espacio de dos siglos, este modo de producción ha afectado y degradado profundamente la vida en el planeta, y ahora hemos llegado a un punto crítico. A esto se añade la crisis sanitaria de la que acabamos de salir y que podría rebrotar. Esta crisis sanitaria ha causado más de siete millones de muertes. Su magnitud también está ligada al propio sistema capitalista. Añadamos que, en comparación con 1945, el arsenal nuclear ha proliferado y el nivel de las tensiones internacionales podría desembocar en un holocausto. Desde otros puntos de vista, la crisis capitalista es efectivamente la más grave desde 1945, sobre todo en términos de debilitamiento de la actividad económica global sobre un largo periodo de tiempo. La tendencia hacia formas de gobierno más autoritarias y violentas afecta en mayor o menor medida a todos los continentes. El ascenso mundial de las fuerzas de extrema derecha es el más fuerte desde 1945. Aumentan las violaciones reiteradas de los derechos humanos, en particular en relación con la migración y el derecho de asilo. Ante estos hechos, no debemos rendirnos, debemos redoblar nuestros esfuerzos para llevar a cabo una auténtica revolución autoemancipadora.