16 de noviembre de 2023

Fútbol, boxeo y literatura. Una relación versátil

III) Luisa Valenzuela: “De fútbol no sé nada, no sé nada de fulbo”

Para el escritor rosarino hubo un cuento que fue fundacional en la temática futbolera. Se trata de “Aprendiz del barro” del escritor y periodista uruguayo Enrique Estrázulas (1942-2016), cuento que incluyó en 1975 en “Los viejísimos cielos”, su primer libro de cuentos. Principalmente conocido por su novela “Pepe Corvina”, fue autor además, entre otras obras, de las novelas “Lucifer ha llorado”, “El ladrón de música” y “Tango para intelectuales”, y de los tomos de cuentos “Las claraboyas”, “Cuentos fantásticos” y “La cerrazón humana”. Fontanarrosa fue también quien  seleccionó y prologó “Cuentos de fútbol argentino” en 2004, en el cual se incluyó “El mundo es de los inocentes” de la escritora argentina Luisa Valenzuela (1938), autora que ha publicado más de cuarenta libros entre los que se cuentan novelas, ensayos, volúmenes de cuentos y de microrrelatos. “De fútbol no sé nada, no sé nada de fulbo”, escribió al comienzo de su relato la autora de novelas como “Cola de lagartija” y “Realidad nacional desde la cama”; de libros de cuentos como “Aquí pasan cosas raras” y “Donde viven las águilas”; de libros de microrrelatos como “Zoorpresas zoológicas” y de ensayos como “Entrecruzamientos. Cortázar-Fuentes”.
Otra escritora argentina que confesó en una entrevista no saber nada de fútbol pero que aceptó escribir un cuento sobre ese deporte como un desafío ya que, según sus propias palabras, “un escritor puede documentarse y escribir de lo que sea”, es la argentina Inés Fernández Moreno (1947). De su autoría, entre otras obras, son las novelas “La última vez que maté a mi madre”, “La profesora de español” y “No te quiero más” y los libros de cuentos “La vida en la cornisa”, “Malos sentimientos” y “Hombres como médanos”. Justamente en éste último incluyó “Milagro en Parque Chas” en el que ficcionalizó un partido entre las selecciones de Argentina y Brasil. Ambientado en uno de los barrios de Buenos Aires, el protagonista del cuento manipula y falsifica el resultado del partido para alegrar a sus vecinos, los que reciben con ilusión la fantasía del trapacero.
Otro gran escritor y periodista argentino, en este caso Osvaldo Soriano (1943-1997), también dedicó una parte de sus obras al fútbol. Durante su infancia y adolescencia vivió en Mar del Plata, San Luis, Río Cuarto, Tandil y Cipolletti, ciudad esta última en la que ganó sus primeros pesos jugando como centro delantero en la Liga del Alto Valle. Una lesión en una rodilla le impidió seguir jugando pero no le impidió ser un futbolero del alma, pasión que expresó como simpatizante de San Lorenzo de Almagro. Comenzó su carrera periodística en el diario “El Eco” de Tandil escribiendo en la sección de deportes. En los años siguientes colaboraría en numerosos medios gráficos, entre ellos “La Prensa”, “La Opinión”, “El Cronista Comercial”, “Perfil” y “Página/12” de Argentina; “Il Manifesto” de Italia; “Le Canard Echainé” y “Le Monde” de Francia; “El País”, “Tiempo” y “Cambio 16” de España; “The Daily Telegraph” y “The Guardian” de Inglaterra; y “The New York Times”, “Newsweek” y “Miami Herald” de Estados Unidos.


Simultáneamente, sin abandonar nunca el periodismo se abocó a la ficción publicando novelas como “Triste, solitario y final”, “No habrá más penas ni olvido”, “Cuarteles de invierno” y “Una sombra ya pronto serás”; y libros de cuentos como “Artistas, locos y criminales”, “Rebeldes, soñadores y fugitivos” y “Piratas, fantasmas y dinosaurios”. También publicó antologías de cuentos ligados a su pasión futbolera como por ejemplo “Cuentos de los años felices” y “Arqueros, ilusionistas y goleadores”, libros entrañables que lo convirtieron en uno de los autores más populares de la literatura argentina de la segunda mitad del siglo XX. En ellos pueden leerse, entre muchos otros, “El penal más largo del mundo”, “Últimos días del arquero feliz”, “El reposo del centrorojás”, “Shoteador” y “Las memorias del Míster Peregrino Fernández”, relatos todos ellos en los que el fútbol y las pasiones que despierta fueron su hilo conductor.
Autor de novelas, cuentos y ensayos publicados en más de treinta países y traducidos a más de veinte idiomas, el argentino Mempo Giardinelli (1947) declaró en una entrevista que entre el fútbol y la literatura “existe la misma relación que entre cocina y poesía, o filosofía y novela, o automovilismo e historia. No creo que haya nada esquemático, simplemente sucede que para mí la literatura es la vida por escrito. Y entonces puedo escribir lo que se me antoja. Soy un narrador y he escrito un par de cuentos de tema futbolero porque me pareció que podían ser narraciones eficaces. Mi relación con este deporte es como la de cualquier argentino: pasional, intensa, en lo posible festiva, pero no intelectual”. Fundador y director de la revista “Puro Cuento” y columnista habitual del diario “Página/12”, entre sus novelas pueden citarse “La revolución en bicicleta”, “El cielo con las manos” y “Qué solos se quedan los muertos”. Los cuentos a los que hizo referencia en la entrevista son “El hincha” y “Tito nunca más” incluidos en sus libros de cuentos “Vidas ejemplares” y “Tito nunca más y otros cuentos” respectivamente.
También el escritor, periodista y guionista de historietas argentino Juan Sasturain (1945) relacionó en varias de sus obras la literatura con el fútbol. Autor de novelas enmarcadas en el subgénero del policial negro como “Manual de perdedores”, “Arena en los zapatos”, “La lucha continúa”, “Pagaría por no verte”, “Parecido S.A.” y “Los sentidos del agua”, publicó obras como “El día del arquero” y “Picado grueso”, en las que incluyó cuentos como “La poesía del chanfle al segundo palo”, “El último entrenador”, “Campitos”, “Avatares del metegol” y “Banderín solferino”. También publicó “La patria transpirada”, obra en la que repasó toda la historia de la Selección Argentina en los campeonatos mundiales. Además, como director del suplemento deportivo del diario “Página/12”, escribió numerosos artículos sobre fútbol, los cuales aparecieron compilados en forma de libro como “Wing de metegol”.


En el artículo “Con las palabras a la cancha” aparecido en el diario “Página/12” en abril de 2012, Sasturain expresó: “Se habla cada vez más sobre/de fútbol, probablemente porque el fútbol es -a esta altura del universo y de la historia mediática- algo que, por invasión prepotente en la cotidianidad del mundo entero, ya no se puede evitar. Se lo menciona en toda circunstancia, aunque más no sea para quejarse de omnipresencia, para putearlo por desnaturalizado, para declararlo insoportable. Ya se habla del fútbol como del tiempo, es conversación de ascensor, segunda opción en los velorios, primera entre padres e hijos incomunicados de por vida. Es así. Ni patria ni sexo ni partido ni clase: equipo, colores. Es lo que hay. En medio de semejante e inédita realidad saturada de pelotazos vistos, dichos y comentados, hay quienes -además- escriben textos de/sobre/con fútbol. No escriben simplemente para comentar, reseñar, opinar sobre el fútbol y sus múltiples avatares sino que hacen literatura: ensayos, textos críticos, relatos. Y ahí se plantean varias cuestiones que suelen ser motivo de equívocos y malos entendidos. No hay géneros mayores y menores, ni temas serios y triviales. Por eso, si entre los futboleros hay prolíficos productores de textos y ávidos consumidores, hay también escritores y lectores que son otra cosa. Y pueden convivir”.
El escritor, guionista, historiador y docente argentino Eduardo Sacheri (1967) es poseedor de una trayectoria narrativa destacada por sus relatos y novelas, dándose a conocer por sus cuentos dedicados al mundo del fútbol. Licenciado en Historia en la Universidad de Luján y profesor en escuelas secundarias, desde 2011 colaboró con artículos sobre ese deporte en la revista “El Gráfico”. En la década de los años ‘90 sus relatos futboleros fueron difundidos en el programa “Todo con afecto” en Radio Continental, lo que contribuyó a la difusión y el éxito popular de esos cuentos. Ha publicado “Aun cuando perdamos. Cuentos sobre la magia del fútbol”, “Lo raro empezó después. Cuentos de fútbol y otros relatos”, “La vida que pensamos. Cuentos de fútbol” y “Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol”. En 2015 publicó “Las llaves del reino” y dos años después “El fútbol, de la mano”, volúmenes en los que reunió las columnas que escribió para la revista “El Gráfico”. En una entrevista publicada en diario cordobés “La Voz del Interior” el 13 de febrero de 2017, Sacheri expresó: “No es que me moleste el rótulo del tipo que escribe de fútbol y nada más. Pero me da un poco de pudor desde el punto de vista que no soy un especialista en esto. Sé de fútbol lo que sabe cualquier hincha y me equivoco como cualquier otro. Que a mí me guste mucho el fútbol y que lo haya abarcado con frecuencia desde su costado literario no me convierte en alguien que sepa”. Y en otra aparecida el 9 de junio de 2021 en la página web de la “Agencia Télam”, consideró que “en el fútbol hay una encarnación simbólica de cosas más complejas e importantes. Pero sé que esto sucede con cualquier juego, una cuestión muy provechosa que trasciende el juego en sí. Mi juego es el fútbol porque fui criado en el Gran Buenos Aires. No me sirvo del fútbol porque lo considere mejor, lo uso porque es el juego que sé y me ayuda a comprender la vida”. Ese mismo año retornó al universo del fútbol con su novela “El funcionamiento general del mundo”.


Finalmente se puede citar al escritor argentino Alejandro Dolina (1944), también conductor de radio y televisión, quien es ampliamente reconocido por su programa radial “La venganza será terrible” y por sus “Crónicas del Ángel Gris”, una obra publicada por primera vez en 1988 y reeditada unos años después en versión corregida y ampliada. El libro se compone de diversas historias que giran en torno al Ángel Gris, un personaje difuso que reparte sueños en el barrio porteño de Flores. En él incluyó relatos vinculados al fútbol tales como “Apuntes del fútbol en Flores”, “El tipo que pasaba por ahí”, “El referí demasiado justo”, “El patio de las pelotas perdidas”, “Instrucciones para elegir en un picado”, “El último partido de Rosendo Bottaro”, “Fútbol atorrante” y “Cómo formar un equipo de fútbol con los amigos”.
“En un partido de fútbol caben infinidad de novelescos episodios” escribió en uno de ellos, y en diversas entrevistas expresó: “He ganado muchos amigos jugando al fútbol. Supongo que también algunos enemigos. Pero me he divertido mucho y agradezco haber tenido la suerte de poder dedicarme al deporte. La pasión por este deporte me ha prolongado la vida, me ha hecho más saludable quizá. Pero básicamente porque los proyectos comunes tienen una metáfora en los deportes: uno aprende un poco de solidaridad jugando. Pero -lamentó- también hay un fútbol fariseo que se manifiesta como un negocio especulativo y que responde a la dinámica actual del sistema. La fuerte entrada de capital financiero en los últimos años lo acredita. Eso no quita que el nivel de fútbol sea bueno”.