La Oposición de Izquierda nació en las filas del Partido Bolchevique, el Partido Comunista de la Unión Soviética y de la Juventud Comunista en el otoño de 1923. Desde hacía aproximadamente un año, se había desarrollado una intensa discusión sobre la cuestión de la opresión nacional de las minorías no rusas. Christian Rakovsky, cercano a Trotsky, había logrado convencer a Lenin sobre el carácter escandaloso del trato dado a los pueblos no rusos en la Unión Soviética. Siendo jefe del gobierno ucraniano, consiguió que el PC de Ucrania organizara una discusión pública sobre los últimos escritos de Lenin que contenían sus acusaciones de "chauvinismo gran ruso" contra Stalin, y publicar un folleto que era un verdadero manifiesto comunista contra la burocratización del estado y del partido. En el punto de partida del nacimiento de la Oposición, estuvo una carta de Trotsky a los demás dirigentes del PC. Lógicamente indignado porque el jefe de la GPU (Gosudarstvennoye Politicheskoye Upravlenie - Policía Política), Dzerjinski, había convocado a los miembros del partido a vigilar y a ayudar a la represión contra los trabajadores, que estaban duramente golpeados por la crisis y que se manifestaban o hacían huelgas, Trotsky pidió un retorno a la democracia en el partido. El buró político, frente a esta carta, simuló hacer concesiones y votó por unanimidad una resolución sobre el "Nuevo curso". Fue entonces Stalin, secretario general del partido, quien reorganizó el aparato manteniéndolo bien entre sus manos, y dio una interpretación pública de este "nuevo curso" en contra de su verdadero espíritu y en contra de la democracia. Trotsky protestó inmediatamente mediante una carta que llevaba este título. Al mismo tiempo, cuestionó a los dirigentes (Zinoviev, Kamenev, Stalin) por su responsabilidad en la derrota sin combate de la insurrección alemana prevista y organizada por la Internacional en octubre de 1923. En el mismo momento, informaba a sus amigos más cercanos, miembros responsables del partido, sobre sus inquietudes; cuarentiséis viejos bolcheviques dirigieron al buró político una carta sobre la democracia y la burocratización del partido que la dirección proclamó como "fraccional", por lo tanto, nula y sin valor. El buró político aceptó sin embargo el comienzo de una discusión en el partido sobre la cuestión planteada anteriormente y la publicación de las contribuciones de los militantes en la prensa, que éste luego censuró duramente. El aparato del partido, después del recuento de votos, proclamó la victoria de la dirección. Trotsky, enfermo, fue reemplazado por Preobrazensky en la X Conferencia. Durante la discusión y el voto, por la insistencia de Trotsky, las relaciones entre sus partidarios permanecieron informales y la Oposición no constituyó una "fracción", porque las reglas del partido lo prohibían. Pero el aparato funcionaba como una fracción. Recién en 1926, luego de su fusión con la "Nueva Oposición" de Zinoviev y Kamenev que se había reunido contra la política procapitalista de la neo NEP (Nóvaya Ekonomícheskaya Polítika - Nueva Política Económica) que otorgó concesiones importantes a los kulaks (campesinos acomodados), la Oposición de Izquierda se organizó como fracción clandestina en el Partido, con disciplina propia. La unificación recién se llevó a cabo en la cumbre entre "trotskistas" y "zinovievistas". Luego de la crítica a la política de Stalin-Bujarin que culminó con la Revolución China entregada a Chiang Kai Shek, la Oposición de Izquierda contó oficialmente con más de diez mil miembros y un número infinitamente mayor de simpatizantes. El estudio que realicé de la ciudad obrera de Kharkov, destacó datos muy interesantes: los "oppositsionneri", miembros de la Oposición de Izquierda, eran más numerosos en Kharkov en 1927 que los bolcheviques en 1917, antes de la revolución de febrero. La mayoría eran jóvenes obreros menores de treinta años, la generación de Octubre, y sus dirigentes eran combatientes clandestinos de la guerra civil. Hubo decenas de miles de excluidos, oposicionistas o simpatizantes, pero la organización clandestina constituida a fines de 1927, desde la exclusión continuó existiendo por más años, desapareciendo en el comienzo de los años '30.
Aquí saltean un importante período de la historia de la Oposición de Izquierda, porque los "campos" sólo aparecieron más tarde, a mediados de los años '30. Existe a finales de los años '20 una correspondencia muy activa entre deportados libres... cuando la GPU decide dejar pasar las cartas. Son apasionantes, abordando todas las cuestiones de la degeneración del partido, del nacimiento de una burocracia todopoderosa, de la terrible condición de los obreros y los campesinos sometidos a un régimen policíaco. En este período y a comienzos de los años '30, existen testimonios de todo tipo sobre las prisiones en donde los "bolcheviques leninistas" se organizaban en colectivos y en algunos casos, consiguen hacer funcionar en lugares como Cheliabinsk, Verkneuralsk o en Solovski, verdaderas universidades obreras entre los muros de la prisión. Hay varias tendencias entre los "bolcheviques leninistas" de la Oposición de Izquierda, cada una de las cuales tiene su periódico mural y discuten con pasión. En los años '30, se discuten todos los problemas políticos, los planes quinquenales, la colectivización forzosa, el proceso contra "el centro de los mencheviques", etcétera. A partir de 1935, a pesar del peligro mortal inmediato, los detenidos siguen todo lo que ocurre en España, preparan manifestaciones contra los procesos y las ejecuciones. Existen testimonios, por ejemplo, sobre el campo de aislamiento de Souzdalen donde Ivan Nikitich Smirnov, desde su ventana, arenga a los detenidos, poco antes de ser enviado a Moscú y condenado en el primer proceso. Y sabemos que en Magadan, Tania Miagkova, que fue durante años la colaboradora de Rakovsky, logró reunir firmas para protestar contra las ejecuciones llevadas a cabo luego de una huelga de hambre. Sólo la muerte podía paralizar a estos heroicos hombres y mujeres.
¿Qué opinión le merece el caso de Rogovin, un ex miembro del PCUS que, en los últimos años de su vida reivindicó a la Oposición de Izquierda? ¿Usted conoce otros casos similares?
Conocí personalmente la historia de Vadim Rogovin, un hombre de un coraje excepcional. Cuando lo conocí, me aseguraba que luego de 1927, no habían existido en la Unión Soviética más que trotskistas capituladores. Felizmente los archivos le permitieron verificar que estaba equivocado. No es el único que ha seguido ese camino. Publiqué en los "Cahiers León Trotsky" (Cuadernos León Trotsky) varios artículos de Alexander Pantsov sobre Trotsky o sobre la revolución china y algunos otros. Recibí cartas de historiadores rusos, incluso estudiantes que me pedían ayuda o consejo. Observen ustedes la historia, la producción histórica en Rusia hoy es a dos niveles: una corriente oficial, anticomunista de "guerra fría" que no vale nada, desde ningún punto de vista, pero llena libros, artículos de revista, películas de televisión o emisiones radiales, para quien lo importante es limpiar la revolución. Y luego una contra corriente de literatura histórica, no clandestina, pero discreta, en pequeñas revistas, boletines impresos, investigaciones universitarias. Se impondrá cuando la situación se invierta y la clase obrera se erija en toda su estatura. Además, en Rusia hay gente seria. Recientemente salió un artículo muy elogioso y bastante completo consagrado a Trotsky en el semanario "El Observatorio Militar".
Durante años el estalinismo trató de demostrar que la Oposición de Izquierda era sectaria y estaba aislada de las masas. ¿Cuál fue la real incidencia de la Oposición de Izquierda y de la Cuarta Internacional sobre los revolucionarios?
La pregunta no es fácil y serían necesarias muchas páginas para responderla de manera satisfactoria. Además, no estoy seguro, aún cuando quisiera hacerlo, de ser capaz de dar una respuesta que cubra sus expectativas. Trotsky escudriñaba la vida y la política en la Unión Soviética y había asegurado más de una vez que tal o cual suceso llevaría la marca de la existencia de la Oposición de Izquierda cuya presión había obligado a Stalin a operar un giro brusco para evitar la catástrofe "bajo el látigo de la Oposición", como él escribía. Para este último, el objetivo era convencer y ganar al corazón, al núcleo obrero del partido bolchevique. Para impedir esto, hacía falta matarlos a todos. Y Stalin los mató a todos. La Oposición de Izquierda alemana, surgida del Partido Comunista Alemán, formada bajo el ejemplo y la influencia directa de la Oposición rusa, llevó un magnífico combate por el frente único, contra la política criminal de división de las filas obreras puesta en marcha por Stalin y tenía una audiencia real, apoyada en la genial producción de Trotsky de panfletos y trabajos políticos sobre Alemania. Trotsky creyó hasta último momento que la Oposición encontraría el camino hacia las masas alemanas y las lanzaría al combate unido. Nada de esto ocurrió. Esta falange heroica fue aplastada finalmente por los estalinistas y los nazis, y los trotskistas del resto del mundo no encontraron, después de la caída de Hitler, más que cadáveres y sombras. Los estalinistas decían que la Oposición de Izquierda internacional estaba "cortada de las masas". Era un hecho indiscutible que Trotsky, en varias oportunidades, intentó analizar, teniendo en cuenta el momento preciso de la historia de cada país, la estructura de la clase obrera involucrada y de su historia concreta. Y no es menos indiscutible que, aunque no en el sentido en que lo decían los estalinistas, el aislamiento de las masas termina siempre conduciendo al sectarismo a los mejores combatientes obreros. Parte de la explicación que buscan ustedes, y yo con ustedes, se encuentra sin duda, en el hecho que la Oposición de Izquierda rusa era un organismo nacido del partido tradicional, histórico, del movimiento obrero ruso, el partido bolchevique, y que la Oposición alemana había nacido del núcleo proletario más sólido y más sano de la socialdemocracia alemana, partido también tradicional e histórico de la clase obrera, el Partido Comunista alemán (KPD) agrupado en su primera fase en 1917, en las filas del Partido Socialdemócrata Independiente (USPD). En muchos otros países se esbozó un movimiento semejante, pero en cada oportunidad fue quebrado por una coalición de fuerzas adversas. Así, la Oposición de Izquierda china fue destruida por la represión del Kuomingtang y las soplonerías de los hombres de Stalin en 1932. ¿Ustedes creen que es el momento de hacer un balance de la Cuarta Internacional? Creo desde hace mucho tiempo que probó su derecho a existir en la medida que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y a un "acoso" sin precedentes. En verdad, el mayor mérito de los militantes de la IV que han sido los más valientes, los más tenaces y los más devotos, es, sin duda, el haber difundido las ideas de la Oposición en su lucha contra Stalin, sobre la naturaleza del estado obrero burocratizado, la degeneración del partido, el pasaje del estalinismo al lado del orden burgués y su rol contrarrevolucionario. Sin embargo, no puede ocultarse el hecho de que la herencia del pensamiento de Trotsky y de los revolucionarios bolcheviques fue salvaguardada únicamente al precio de una alteración que frecuentemente tomó el carácter de un agotamiento, de un retraimiento. El pensamiento vivo fue transformado en una serie de recetas que los discípulos de Trotsky aplicaron sin tener en cuenta el contexto y el movimiento real, transformando el análisis en descripción mecánica y el pronóstico condicional en profecía mesiánica. Ahora me parece que la IV, luego de la muerte de Trotsky, cometió los errores más grandes, de terribles y mortales oscilaciones, desde el peor sectarismo mesiánico que no puede justificarse a los ojos de las masas, hasta un oportunismo que ha sido un trampolín para varios de nuestros antecesores que se pasaron a las filas de los enemigos de clase, de los que no tenemos razones para tener vergüenza. A su manera, también son víctimas de los combates de clase que hemos perdido. Pienso en definitiva que, en su combate por la IV, Trotsky reunió y actualizó los agudos fundamentos de un combate universal permanente por el socialismo y por su instrumento, la Internacional de los trabajadores. Lo más importante de todo es su método de análisis de la realidad presente en los caminos futuros. Nos pertenece a todos, y sobre todo a ustedes, el utilizar sus enseñanzas para apropiarnos de su método. En otros términos, pensar y decidir por nosotros mismos los problemas que nos atañen.
¿Qué opinión le merece el recientemente publicado "Libro negro sobre el comunismo"?
El "Libro negro sobre el comunismo" es el resultado de una serie de trabajos coordinados por Stephane Courtois, antiguo maoísta, la peor especie de los estalinistas contemporáneos. El objetivo es muy claro: para él, el comunismo es "criminógeno", engendra el crimen y todo comunista es un asesino en potencia. Para lograr la convicción del lector, no retrocede ante nada. Así, cuenta en las "víctimas del comunismo" a todos los que murieron en territorio ruso cuando los comunistas estaban en el poder, incluidas las víctimas de las epidemias, de la hambruna, de la contrarrevolución en Finlandia o de los blancos durante la guerra civil. Trata con soberano desprecio a las consideraciones elementales de contexto, por ejemplo, con respecto a la guerra que ha nutrido a la revolución, la hizo necesaria, la ha facilitado y le dio el ejemplo cotidiano de la muerte. Haciendo caso omiso de todas las enseñanzas fácticas y teóricas de la historia, niega lisa y llanamente a esta última, estableciendo como postulado que existe una esencia del comunismo que no ha variado nunca de Lenin a Breznev, que Trotsky y Pol Pot son productos equivalentes, y que las víctimas son potencialmente tan criminales como los verdugos si son comunistas. Habla del "campo de Solovki" antes de 1923, cuyo régimen político fue reivindicado y reclamado con el precio de su vida por miles de huelguistas de hambre, como si se tratara del Gulag de los años '40. De todos modos, para él, el estalinismo no existe y sus oponentes comunistas son verdaderos "embaucadores" destinados, en última instancia, a protegerlo. La filosofía del "Libro negro..." es una concepción del mundo en el que ya se ha distendido el pacto anti Comintern de Hitler y Mussolini así como el terror franquista, antes de inspirar a los hombres de la "guerra fría" en Estados Unidos. La discusión en Francia ha provocado severas críticas por parte de gente competente y sobre todo de historiadores a los que Courtois se guarda bien de responder. Con una gran publicidad y un esnobismo del anticomunismo -¡un libro que "defiende" a la sociedad!- fue un éxito de librería; sin embargo, son raros los que lo han leído de punta a punta, aunque muchos, como los diputados de derecha de la Cámara francesa, lo llevan debajo del brazo como un abanico... A los amigos de la Junta argentina y Pinochet les gustará mucho.
Hace aproximadamente un año que en Argentina hemos abierto el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones León Trotsky, cuya meta es la reivindicación de su figura y de su obra, y como primera publicación hemos editado los "Escritos Latinoamericanos de León Trotsky". ¿Qué comentarios le despierta esta iniciativa?
Es una excelente iniciativa y he apreciado el cuidado en presentar bien el volumen con las notas necesarias. Es un buen trabajo. Es necesario continuar, pero evidentemente, como ya lo he dicho, subrayando que, en estos libros, no hay que buscar una serie de recetas a aplicar mecánicamente, sino un método de análisis que debe conducir, individual y conjuntamente, a servirse de su propia inteligencia y a pensar por uno mismo.