31 de octubre de 2009

Eduardo Santellán: "La imaginación no está exenta de la razón"

Eduardo Santellán (1951) es un dibujante, ilustrador e historietista argentino de formación autodidacta que completó sus estudios de dibujo y pintura en la Asociación Estímulo de Bellas Artes. Con una fuerte impronta del surrealismo y la estética psicodélica en los primeros años de su profesión, a lo largo de sus más de tres décadas de labor se ha consolidado como un artista singular, de abundante imaginación y técnica impecable. Sus primeros trabajos fueron para la mítica revista "Expreso Imaginario" a los que siguieron colaboraciones para un gran número de publicaciones como "Descubrir", "El Brulote", "El Péndulo", "El Periodista", "El Tajo", "Fierro", "Húrra", "Lezama", "Mutantia", "Nómada", "Periscopio", "Quark", "Skorpio", "Sudestada" y "Trix Hemocomics", en las que realizó ilustraciones para las tapas e historietas. También ilustró libros de cuentos infantiles y textos escolares y es responsable de las tapas de los discos de rock "El valle interior" de Almendra y "Bajo Belgrano" de Spinetta Jade. La siguiente entrevista fue realizada por la profesora y licenciada en Ciencias de la Educación Adriana Russo para el nº 7 de la revista "Nómada" de octubre de 2007.Si aceptamos que el arte necesita técnica pero también libertad para crear y asumimos que esas dos dimensiones pueden ser, en un punto, incompatibles, ¿de qué manera intervienen en sus dibujos?
Nietzsche propone una definición para el arte creativo: "El artista produce lo bueno, lo mediocre y lo malo, es su criterio extremadamente agudo el que ordena, descarta, clasifica". Considero que este "criterio" es el ordenador entre esas dos instancias que en principio aparecen como antagónicas. En términos relativos entendemos que la técnica puede ser un obstáculo o una facilidad a la hora de encarar un trabajo, pero en términos concretos se produce un efecto inverso si supeditamos la intervención de ambas dimensiones como únicos presupuestos. En un caso la ausencia de técnica puede generar un producto puro y despojado de todo cálculo pero a la postre rústico, deslucido, convirtiendo a veces muy buenas ideas en intentos fallidos que se quedan a medio camino. Pero la sobrestimación de la técnica, cierto sometimiento al hechizo de su perfección puede ser un engaño, un artificio del que es preferible prescindir. En mi dibujo intento, desde los primeros bosquejos de un trabajo hasta la ejecución sistemática, evitar cualquier especulación. Cuando se decide cómo se abordará una obra, uno también elige la inclusión de los materiales a utilizar, que en algún sentido son determinantes del resultado final y la técnica es algo que se lleva naturalmente a cabo según las necesidades que van surgiendo.

¿Esto fue así desde sus inicios?

En mis primeros dibujos, por mi condición de autodidacta pensaba que lo técnico me restaría libertad, e inclusive por cierto desborde de mi propia imaginación, lo que me hacía despreciar cualquier orden. Con el tiempo y procurando hallar otros recursos expresivos entendí que la imaginación no está exenta de la razón. Por el contrario, razón y técnica son como cartas de navegación que ordenan y permiten ejercer un dominio sobre lo que va revelándose a medida y según se avanza. Trato en lo posible de ejercer la menor presión sobre estos dos términos al parecer opuestos, que intervengan de manera equilibrada y armónica, para que tampoco estén reñidos con la expresividad y el lenguaje. En ese sentido doy todo el crédito a mi juicio, a mi criterio. Esto no es un sometimiento a lo racional, más bien potencia la libertad, plantea otros espacios, hace de la imaginación un elemento claro y liberador, sin traicionar su verdadera esencia.

Puede inferirse que existe una suerte de revelación desde el nacimiento de la idea, pasando por la ejecución sistemática, hasta llegar al dibujo como resultado final. ¿Cuál es entre sus dibujos el más representativo de aquel otro de su original imagen?

Debo hacer una diferencia entre lo que es una obra planificada a partir de una idea, y lo que nace del automatismo psíquico y que consiste precisamente, en desechar todo plan a priori. Esta condición que viene desde mis inicios y que utilizo como recurso de búsqueda, de mi identidad expresiva, hace en algún sentido de la imaginación la materia prima de mi obra, es en sí misma un ejercicio de libertad. Bajo estas condiciones, desarrollo como propuesta inicial el pensamiento en su "embriaguez dionisíaca" (ese principio irracional del hombre), la mirada aferrada a lo mágico y a su revelación sin acuerdos básicos de perspectivas, ángulos o encuadres. Es cierto, hay un trabajo que está unido a las ideas y a la aplicación más ordenada del imaginario, pero que lleva en sí el tratamiento paciente y artesanal del oficio. Es en estos trabajos en los que, a partir de una idea y la aplicación de la técnica, los bosquejos, una gran inversión de tiempo y trabajo, comienza a desarrollarse un acercamiento a la imagen que se originó en un comienzo. Convengamos que nunca esa traducción al plano de lo material puede ser exacta, pero mantener la mayor fidelidad es una tarea que requiere alguna destreza pero sobre todo una enorme paciencia. En principio para no traicionarse uno mismo y luego para solazarse con el producto que genera la propia mente.

Cuando se entrega a esa "embriaguez dionisíaca", ¿la música que lo acompaña, es fuente de motivación o simple telón de fondo?

Confieso que mantengo una relación de tipo patológica con la música. Es tal mi dependencia que no sé si dibujo escuchando música o si en realidad escucho música y el dibujo es un ardid para legalizar esta actividad. A veces pongo el piloto automático para que realice la tarea progresiva del trabajo, mientras yo me pierdo en los fraseos y el ritmo. Cuando escucho música clásica siento abrirse grandes espacios de conciencia, ideas, sentimientos o recuerdos. Pero es en el jazz donde creo que se fusiona con mayor objetividad ese diálogo entre mi dibujo y los sonidos, algo de eso debe transcribirse en mis obras ya que siento que se establece una sintonía con el buen humor y la exaltación de los sentidos, y en mi caso particular una relación directa con la belleza. Algunas veces suelo dejar de escuchar música grabada durante algunos días, para disfrutar del silencio. Como vivo en una zona semiurbana, puedo oír el canto de los pájaros que por aquí abundan, o en el crepúsculo, las voces de los niños que juegan a lo lejos (y que suenan distinto a esa hora de la tarde, lejanas pero amplificadas y espaciales), son como ecos de mi propia infancia. Es otra forma de música que también aprecio y disfruto.

Dice que la música sinfónica lo ubica en un tiempo no datable, salvo para su devenir interior... ¿Cuál es el tiempo que atrapa su obra?

En un cuento de Cortázar hay una cita de Heráclito: "El tiempo, un niño que juega y mueve las piezas". Esta imagen la evoco cada vez que pienso en circunstancias relacionadas con la administración del tiempo en mi trabajo. Aunque en rigor, no creo que uno sea quien en verdad administra ni las horas de labor ni el desarrollo de la obra misma. Esta se desenvuelve en términos de su propia necesidad de realización, uno sólo se deja llevar por el tiempo como su aliado en principio y luego por el dictamen de su independencia. La música logra penetrar en mi producción como un emergente sensorial que circula desde el presente al pasado, del recuerdo real a la imagen desconocida, sin que lo advierta en términos de cambio, como una luz entre lo fantástico y lo racional. Pero éste es un juego que no advierte reglas seguras.

¿Diría que sus dibujos son atemporales?

No podría decirlo así. Aunque nadie puede sustraerse de su presente histórico, ni de la influencia más allá de los "ismos", estilos o modas, que lo involucran como pertenencia de su época, de la definición del espacio y el tiempo que le ha tocado vivir. Pero no obstante, advierto que en mi trabajo suele haber cierta nostalgia, algo que parece no ubicarse en el presente más inmediato. Soy un producto de los sesenta. Y a pesar de que en mi obra no se adviertan signos del arte psicodélico o del pop art, en algún punto debo haber hecho un registro no consciente. Sí lo he hecho con el surrealismo o el realismo mágico por ser para mi desarrollo los más afines. Por lo pronto es allí donde me ubico en mi origen como artista, sin que esto implique responder a tendencias de esa época. Mi obra no procura apropiarse de un tiempo ni busca un punto de apoyo específico, es azarosa y modificable según se formula a sí misma. Trato de alcanzar la forma del alma humana, esa búsqueda de la perfección, esa larga paciencia involucrando la música como componente no traducible en formas visibles pero presente.

¿Qué ocurre cuando entrega su obra a otros? ¿Siente que ya no le pertenece, o es posible que algo de ella permanezca para constituirse más tarde en un componente más de su imaginación?

Algo de todo eso encuentro al repasar mis trabajos, pero veo que conviven con proyectos e ideas, con imágenes en estado de ebullición constante: por lo tanto es difícil pensarlos en términos de objetos dispuestos para su manufactura, más bien me siento algo así como un periférico del mercado. Aunque no me creo un artista perdido en la autocomplacencia de la realidad artística. Trato de mantener mi trabajo alejado de cualquier asignación estética; pero cierta parte de mi producción la debo pensar en términos de oficio, y la ilustración no siempre le da lugar al artista libre que uno aspira a ser. Pero a ese costado del arte que está más ligado al "valor metafísico", no puedo concebirlo de otra forma sino como parte de mi ser y en alguna medida lo que me justifica ante la vida. Como dice Artaud: "Somos cuarenta poemas, después la nada que nos reviste". No creo ser otra cosa más que alguien intentando superarse en cada obra y no más que eso, un montón de dibujos, que son mi visión del mundo. Creo en el artista del trabajo, tocado tal vez por algo peculiar, pero que hace su tarea sin pensarse como una excepción. Sólo que a través de su labor llega a indagarse entregado a lo placentero y a lo trágico de la existencia.

¿Cuál es el género que tiene más presencia en su obra?

No suelo pensar en un tema determinado y abocarme luego a resolverlo plásticamente. Viene en el mismo envoltorio del inconsciente, donde mi labor es mínima, casi diría la de un mero traductor que tiene un porcentaje altísimo de la obra resuelta. Pero donde más se evidencia esa presencia de los géneros es cuando el automatismo psíquico se libera y sólo oigo el dictado de la imaginación. En la serie de trabajos que estoy reuniendo bajo el título de "Húmedo y Vertical-Surrealismo Erótico", se evidencia esta confluencia de los géneros pero dentro de lo caótico, de una búsqueda en la que hay cierta preponderancia de un género sobre otro y que obedece a razones estéticas, que tienen su raíz en el mundo de lo femenino por atractivo, multifacético y en un sentido más profundo, por el misterio y su fascinación que desde la mirada masculina parte del cuerpo de la madre hasta llegar al amor de la primera mujer, es más cercano a la belleza y la perfección. Aunque en gran medida también responde a los fantasmas y obsesiones que forman parte de la pulsión y el juego original de la libido. Si bien una temática como la del erotismo tiene sus límites, encuentro que se genera sólo percibida por la claridad que viene de ese estado "divino" de la niñez. En este período de intuición o trastorno místico, lo que en un término deleuziano sería el "caos-cosmos". Al no poder forzar el rumbo de las imágenes, siento que son arbitrarias en ese sentido, selectivas en su propia gestación. Son excepciones que se permite la conciencia. Vuelvo a recordar a Nietzsche al decir: "Son los estados de excepción los que condicionan al artista: todos aquellos que están profundamente emparentados y entrelazados con fenómenos morbosos, de modo que no parece posible ser artistas y no estar enfermos". En ese campo de la inconsciencia en que se genera parte de mi temática, de fijaciones, está el núcleo más puro de nuestra naturaleza. Creo tener la fortuna de exteriorizar en parte ese universo interior propio, transpolarlo a lo cotidiano, a la superficie de la realidad. Aunque en apariencia su implicancia parezca ajena y no gravitara en el mundo de lo tangible. En lo personal es lo que me ayuda a seguir formulándome preguntas. Es la parte del león que me ha tocado en suerte.

29 de octubre de 2009

Giovanni Arrighi: "El tiempo del caos llega cuando la expansión financiera llega a su fin"

El profesor de Sociología y economista italiano Giovanni Arrighi (1937-2009) se doctoró en la Universidad Bocconi de Milán en 1960 especializándose en Economía Política y comenzó su carrera profesional enseñando en Zimbabwe y Tanzania entre los años 1963 y 1969. De esa época datan sus primeros trabajos: "The political economy of Rhodesia" (La economía política de Rhodesia) y "Essays on the political economy of Africa" (Ensayos sobre la economía política de Africa). Colaborador de Immanuel Wallerstein (1930) en diversos proyectos de investigación en el Fernand Braudel Centre, fue considerado como uno de los máximos representantes de las teorías de los ciclos económicos. Cobró notoriedad a partir de la publicación de una trilogía sobre los orígenes y transformaciones del capitalismo global compuesta por "The long Twentieth Century. Money, power and the origins of our times" (El largo siglo XX. Dinero y poder en los orígenes de nuestra época), "Chaos and governance in the modern world system" (Caos y orden en el sistema-mundo moderno) en coautoría con Beverly Silver, y "Adam Smith in Beijing. Lineages of the Twenty First Century" (Adam Smith en Pekín. Orígenes y fundamentos del siglo XXI). En ellos expuso sus teorías sobre las dinámicas de la economía capitalista, el desarrollo desigual y el comportamiento de los movimientos antisistémicos en la modernidad, las sucesivas hegemonías políticas y el papel de las finanzas que, en plena euforia de la globalización, la llevaría a Asia. Otras de sus obras son "Geometry of imperialism" (La geometría del imperialismo), "The resurgence of East Asia" (El resurgimiento de Asia oriental) y "Dynamics of global crisis" (Dinámica de la crisis global). Traducido a más de quince lenguas, dedicó la última etapa de su vida a la docencia en la John Hopkins University de Baltimore (Estados Unidos). En mayo de 2007, el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizó un seminario sobre economía mundial, su teoría y su coyuntura internacional, en el que participó Arrighi. En ese marco fue entrevistado por la profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) Karina Moreno. La entrevista fue publicada por la revista "Herramienta" nº 38 de junio de 2008.En relación con el libro "Caos y orden en el sistema mundo moderno" que escribieron usted y Beverly Silver y en el que realizan una comparación con dos períodos hegemónicos anteriores que terminan en una crisis y caos sistémico, ¿cuáles son los elementos que nos ayudarían a pensar que estamos en una situación similar en la época actual?
Desde este punto de vista, la principal similitud es la invasión de los Estados Unidos a Irak, previamente la invasión a Afganistán y los eventos desde el 11 de septiembre. Ahora nos dan signos de que hay una descompostura y que se está cambiando de orden. Se ha descompuesto el orden previo. También hay una escalada de violencia después de la Guerra Fría, estos son signos de similitud que nos dan también una tendencia de caos, pero hay diferencias. La manifestación más macroscópica del caos y la descompostura normalmente es una guerra entre grandes poderes, ésta es la diferencia que se presenta en esta transición, entre una hegemonía y otra. Actualmente no hay grandes poderes que se opongan a los Estados Unidos, por lo tanto no hay una tendencia de una guerra entre grandes poderes. La guerra es la guerra entre grandes poderes y aquí el único gran poder es de Estados Unidos, aunque sí se presentan fuerzas de rebelión enraizadas en el sur. Estas fuerzas retan a los intentos de los Estados Unidos por establecer sus reglas en todo el mundo. Así tenemos un enfrentamiento que es más entre el norte y el sur, no es un enfrentamiento que se de sólo en el norte, entre los países poderosos, en esta transición. Otra similitud, a pesar de las diferencias, también en la situación de transición de la hegemonía de los holandeses a los británicos, la cual tuvo como resultado que el Estado, que finalmente se convirtió en hegemónico, no era el que participaba directamente en las guerras, esto es, ganar una guerra que pelean otros. De la misma manera, cuando se dio la transición de la hegemonía de Gran Bretaña a los Estados Unidos existía una guerra que se peleaba entre Alemania y Gran Bretaña. Los Estados Unidos ganaron esta guerra sin estar participando directamente. Lo mismo sucede en la guerra contra el terror. Esta da como resultado que China gane el poder, y cuanto más estén los Estados Unidos empantanados en Irak, más aumenta la influencia China y del este del Asia.

Un elemento que usted señalaba era el énfasis excesivo que se hace en relación con la esfera financiera. Desde su perspectiva, aparece un análisis histórico comparativo, donde la similitud con otros procesos hegemónicos es digna de subrayarse. Como ejemplo, hizo referencia la crisis hegemónica británica, y su manifestación financiera en su declive, la cual se asemeja bastante a esta neo "belle époque".

La expansión financiera que ha llevado Estados Unidos le ha dado beneficios que se obtuvieron durante los años ochenta y noventa. Pero éste es un signo que precede al caos. El tiempo del caos llega cuando la expansión financiera llega a su fin y el líder de esta expansión financiera se beneficia un rato, pero es una señal de que las cosas se están descomponiendo, esto no ayuda a resolver los problemas finalmente. Cuando se tiene esta expansión financiera como en los años ochenta y noventa de los Estados Unidos, esto llega a su límite, llega a su final, y esto ya no le está dando más poder a los Estados Unidos.

¿Por qué la Revolución Rusa aparece sólo como un producto o una consecuencia de las guerras mundiales? En este sentido, ¿cuál es su posición, sintéticamente, en relación al debate Wallerstein-Brenner?

No estoy seguro de las relaciones; finalmente la Revolución Rusa fue un producto de la Primera Guerra Mundial, según la teoría sobre la revolución de Lenin o según parte de esta teoría, que sostiene que el imperialismo se manifiesta como una guerra entre los poderes capitalistas. Después de esta oposición hace surgir un éxito para la revolución. De hecho la predicción de Lenin fue correcta, esto fue lo que sucedió. Lenin tomó ventaja o se aprovechó de los desastres de la guerra. En la teoría social de la revolución de Theda Skocpol se repite la teoría de Lenin bajo este mismo punto de vista de la revolución. No es que no hubiera otros elementos sino que la guerra fue una especie de impulsor, de detonador. Como, a partir de la Segunda Guerra Mundial, se dieron ciclos con nuevas series de revoluciones. La guerra crea las condiciones de la revolución. Pero ahora estamos en una situación distinta donde ya no tenemos guerras de esta naturaleza en relación con el caos, la situación es diferente.

¿Qué lugar tiene en su análisis dentro del sistema-mundo y de estos ciclos braudelianos la relación norte-sur? Y en relación con esto, en relación con el consenso de Washington y con el consenso de Pekín que mencionaba.

Bueno, la relación entre el norte y el sur o la relación entre el colonizador y el colonizado es una constante del fenómeno de la expansión del capitalismo. Este fenómeno de expansión es territorial, pero no es únicamente territorial, incluye otras cosas y tampoco implica que sea la etapa última del capitalismo. La relación entre el norte y el sur es una constante de conquista, de conquistar territorios ocupados por otros pueblos. A veces el pueblo conquistado es exterminado o subyugado y es este proceso de conquista militar y territorial. Ahora cuando se está haciendo, cuando ya no hay colonias, el proceso es diferente, pero es similar en un gran número de maneras; con la descolonización se da una nueva relación entre lo que después se llamó el Primer Mundo y el Tercer Mundo. Cuando desapareció el Segundo Mundo empezamos a hablar del norte y el sur, yo lo llamo el núcleo y la periferia, que son conceptos económicos, porque los conceptos de Primer Mundo y el Tercer Mundo son conceptos políticos. Entonces, se da una dependencia del sur hacia el norte, esta es una subyugación que incluye más un factor económico, no es tanto factor político, aunque el factor político siempre se encuentra presente. Esta ha sido la situación desde la Segunda Guerra Mundial a partir de donde se da la hegemonía de los Estados Unidos y ya no se habla del colonialismo, sino del neocolonialismo, pero últimamente las cosas cambiaron y se han puesto de cabeza. Lo que ha cambiado en los años noventa, y recientemente en los años dos mil, es la participación del Este de Asia, en particular China, con su población de mil trescientos millones de habitantes que en suma es lo mismo que toda América y Europa Occidental juntas. Ahora ellos son el nuevo centro del mundo, aunque siguen siendo pobres. El cambio se da en la relación político-económica entre el norte y el sur, este es un amplio fenómeno de crecimiento y de independencia económica. Porque el sur depende del norte en cuanto al capital, la mano de obra y muchas otras cosas, y bueno, lo que está sucediendo, lo que ha ocurrido, que no sabemos hasta dónde va a llegar porque sigue sucediendo, es el cambio entre la relación el norte y el sur; desde hace como diez años la revolución ya no es política, sino es una revolución socioeconómica mundial, en donde los pobres del mundo tienen la posibilidad de obtener su independencia y estar emancipados, no sólo políticamente, sino también ser independientes de manera económica del norte.

Metodológicamente, ¿cómo contempló en su análisis -y creo que también en esta fase- la relación capital-trabajo?

Esta es una pregunta más compleja. Quien debería quizá responderla es Beverly Silver. Ella publicó un libro que se llama "Forces of labor" (Las fuerzas de la mano de obra), que ya ha sido traducido al español. Ella habla de las relaciones entre la mano de obra, entre el trabajo y el capital en el mundo antes de este siglo; básicamente ella observa que en diferentes períodos hay diferentes tipos de producción, esto es central al capital, el capital va moviéndose. Digamos, por ejemplo, que el capital primero llega a la industria textil y en algún momento va hacia la industria electrónica o a la industria automotriz. Cuando el capital comienza a desarrollarse se crean rebeliones de los trabajadores hasta que obtienen su concesión, y cuando esta concesión es obtenida el capital se mueve a otras diferentes partes donde se instala y crea diferentes clases trabajadoras. Ella habla de las rebeliones que comienzan en los Estados Unidos y luego se van a Europa, a Brasil y a Corea. Como por ejemplo ahora se están dando muchísimos problemas y disturbios entre los trabajadores en China. Hay que tomar una visión muy larga para poder analizar las relaciones entre el capital y el trabajo. Podríamos ver, por ejemplo, el movimiento obrero en los Estados Unidos que empezó con una gran explosión en los años treinta, tuvo mucho éxito en los años cincuenta, después se consolidó y luego se fue debilitando cada vez más. Pero no hay que ver solamente estos movimientos que se dieron en treinta o cuarenta años en los Estados Unidos, sino lo que ha pasado en el mundo a través de sesenta, setenta años; en Brasil sucedió lo mismo, los movimientos obreros comenzaron siendo muy fuertes y paulatinamente se fueron debilitando; lo mismo sucedió en Sudáfrica; lo que hay que ver es todo el panorama completo, porque toda la situación va cambiando. Al desarrollarse el capital también se va desarrollando la clase trabajadora. La clase trabajadora se desarrolla al igual que el capital, y lo hace no sólo a un nivel local ni durante un corto período, hay que ver la imagen completa y verla en todas partes. En China seguramente se dará una rebelión obrera muy importante dentro de veinte o treinta años que quizá resulte más significativa que los movimientos que se han dado en Europa Occidental, en los Estados Unidos, o en otros lugares. Y en China eso ya está sucediendo ahora.

¿Algún autor latinoamericano que le interese?

Bueno, no se trata de un autor que yo prefiera de Latinoamérica o tampoco de la teoría de la dependencia sino de las teorías que han surgido desde los '50 y los '60 con gente que ha estudiado América Latina como Albert Hirschman y André Günder Frank, que han recibido su formación en Latinoamérica, donde hay una gran tradición intelectual. América Latina ha jugado un papel crucial en el desarrollo de distintas tradiciones intelectuales. Pero esta tradición es muy diferente y yo no he estado en Latinoamérica, yo más bien me fui a Africa en donde han trabajado Wallerstein y Samir Amid, que vienen de sus estudios de Africa. Donde yo he ido en particular es a Brasil, voy regularmente desde que se publicó mi libro "El largo siglo XX", que por alguna razón ha tenido un gran éxito en este país, y he aprendido mucho ahí, he tomado mucho de esta experiencia en Latinoamérica. La tendencia que yo tengo más bien es a comparar diferentes teorías que han surgido en distintas regiones, comparar las diversas regiones, porque el Este de Asia es muy diferente a Latinoamérica y tanto ésta como el sureste de Asia son muy diferentes a las regiones del sur de Africa. Como dice el consenso de Beijín, no hay una sola buena teoría para todos, hay que comparar las distintas teorías que vienen de las distintas regiones.

28 de octubre de 2009

El fariseísmo de la Fundación Nobel

El 27 de noviembre de 1895, Alfred Nobel -el químico sueco que inventó explosivos como la dinamita, la gelignita y la balistita- firmó su testamento en el Club Sueco-Noruego de París. En él, legaba su fortuna para la creación de una Fundación (la Nobelstiftelsen) con el objeto de que ésta otorgase una serie de premios anuales a las personas que más hubieran hecho en beneficio de la humanidad en los terrenos de la Física, la Química, la Medicina, la Literatura y la Paz. El 30 de diciembre de 1896, veinte días después de su muerte en San Remo, Italia, el documento fue abierto con todas las formalidades de la ley y algo más de 30 millones de coronas suecas fueron destinadas a la creación de la Fundación y los réditos de ese capital habrían de ser entregados anualmente, a partir de 1901.
El testamento textualmente expresaba: "Se dispondrá como sigue de todo el remanente de la fortuna realizable que deje al morir: el capital, realizado en valores seguros por mis testamentarios, constituirá un fondo cuyo interés se distribuirá anualmente como recompensa a los que, durante el año anterior, hubieran prestado a la humanidad los mayores servicios. El total se dividirá en cinco partes iguales, que se concederán: una a quien, en el ramo de las Ciencias Físicas, haya hecho el descubrimiento o invento mas importante; otra a quien lo haya hecho en Química o introducido en ella el mejor perfeccionamiento; la tercera al autor del más importante descubrimiento en Fisiología o Medicina; la cuarta al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo; por último, la quinta parte a quien haya laborado más y mejor en la obra de la fraternidad de los pueblos, a favor de la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, y en pro de la formación y propagación de Congresos de la Paz".
Con respecto al premio Nobel de la Paz establecía que fuera otorgado por una comisión de cinco individuos elegida por el Parlamento noruego. Más adelante, la Fundación Nobel dispuso que participaran en la elección "los miembros actuales y anteriores del Comité Nobel del Parlamento noruego; los asesores nombrados por el Instituto Nobel noruego; los miembros de los cuerpos legislativos nacionales y de los gobiernos de los diferentes países; los miembros de la Asociación Interparlamentaria; los del Tribunal Internacional de La Haya; los del Comité de la Oficina Internacional Permanente de la Paz; los miembros y socios del Instituto de Derecho Internacional de París; los catedráticos de Universidad que desempeñen cátedras de derecho, historia y filosofía y las personas que hayan obtenido el premio Nobel de la Paz".
Este año, en una extravagante decisión, el Comité Nobel de Noruega presidido por Thorbjorn Jagland puso fin a siete meses de búsqueda entre los más de doscientos nominados para el Premio Nobel de la Paz y se lo confirió al presidente norteamericano Barack Obama, quien fue nominado, y no es un dato menor, cuando apenas se cumplían dos meses de su ingreso a la Casa Blanca. Para el sociólogo argentino Atilio Borón -quien comentó la noticia en un medio radial-, las declaraciones de Jagland para justificar el premio no tienen desperdicio: "es importante para el Comité reconocer a las personas que están luchando y son idealistas, pero no podemos hacer eso todos los años. De vez en cuando debemos internarnos en el reino del realismo político. Al fin de cuentas es siempre una mezcla de idealismo y realismo político lo que puede cambiar al mundo".
Según informa Robert Higgs, un especialista en presupuestos militares del Independent Institute de Oakland, California, el presupuesto de defensa elaborado por Washington llega en 2009 a la escalofriante suma de un billón de dólares, es decir, un millón de millones de dólares, que se destinarán al Pentágono y a cubrir los gastos demandados por las guerras de Irak y Afganistán, los intereses devengados por el endeudamiento en que incurre la Casa Blanca para afrontar estos gastos y los que se originan en la atención médica y psicológica de los 33.000 hombres y mujeres que sufrieron heridas durante las guerras de Estados Unidos y que requieren un abultado presupuesto de la Administración Nacional de Veteranos.
El presidente de Estados Unidos no ha hecho absolutamente nada para detener esta infernal máquina de muerte y destrucción. Por el contrario, ha aumentado el presupuesto para la guerra en Afganistán mientras contempla incrementar el número de tropas desplegadas en ese país; sus tropas siguen ocupando Irak; reactivó la Cuarta Flota Naval, que utilizará aguas internacionales de América Latina y el Caribe para intentar ampliar el control militar de la región con su nada despreciable cantidad de aeronaves, barcos y submarinos cargados con armas nucleares que serán coordinados desde la base en la Estación Naval de Mayport, en el estado de la Florida; avanza en un tratado secreto con el presidente de Colombia para desplegar siete bases militares norteamericanas en ese país (a las que se sumarían cinco más), entre otras acciones en pos "de la fraternidad de los pueblos".
El propio Obama, presidente del país que riega terrorismo y genocidios por todo el orbe y es el primer exportador de armas del mundo, al enterarse de su premio, en un ataque de sinceridad declaró que éste "representa la reafirmación del liderazgo norteamericano en nombre de las aspiraciones de los pueblos de todas las naciones". Por su parte, los miembros del jurado dicen que han valorado "la apuesta del presidente de Estados Unidos por un mundo sin armas nucleares, y por la paz mundial". Lo cierto es que Obama no ha hecho nada en beneficio de la paz y sólo "apuesta" por el desarme, algo que no resulta novedoso, pues sus antecesores en el cargo hicieron lo mismo y los resultados están a la vista.También valoró el Comité "el nuevo clima que creó en las relaciones internacionales" y lo felicitó por "aliviar las tensiones con el mundo musulmán y respaldar la diplomacia y la cooperación en lugar del unilateralismo". Debe referirse este Comité a los 34.000 soldados adicionales que Obama envió a Afganistán desde que asumió el cargo en enero, los que se suman a los 68.000 ya desplegados en ese país más los 60.000 que ocupan Irak. O tal vez hagan referencia a los cientos de civiles, hombres, mujeres y niños, que han muerto este año asesinados por los ataques con misiles lanzados desde aviones teledirigidos Predator sobre la frontera en las zonas tribales de Pakistán; o acaso decidieron premiar a Obama cuando se enteraron a través de la "ABC News" que las fuerzas militares estadounidenses podrían estar acelerando los planes para un posible ataque a instalaciones nucleares iraníes; o cuando conocieron que el Pentágono obtuvo recientemente la aprobación del Congreso para asignar millones de dólares de los gastos de defensa al desarrollo de una bomba conocida como "Massive Ordnance Penetrator" (Penetrador Masivo de Artillería), una bomba que está diseñada para impactar en blancos subterráneos de gran profundidad.
Asimismo, los miembros del Comité Nobel noruego justificaron su decisión manifestando que Obama "privilegia el diálogo y la negociación como instrumentos de resolución de conflictos". Parecen desconocer que, en un gesto más amenazante que diplomático, Obama sigue instalando bases militares en todo el mundo. Según el propio Pentágono, las bases militares de Estados Unidos en el mundo llegan a 872 y se encuentran localizadas en cuarenta países con más de 190.000 soldados. De modo que no es precisamente mediante la diplomacia que el nuevo poseedor del Nobel de la Paz buscará sostener el papel de Estados Unidos como gendarme del mundo. El Pentágono posee bases a lo largo y a lo ancho del globo con el objetivo controlar los procesos políticos opuestos a los deseados por la Casa Blanca. Sólo en Latinoamérica, hasta este año contaba con bases en Aruba, Colombia, Costa Rica, Cuba, Curazao, El Salvador, Honduras, Perú y Paraguay. Estas bases no tienen ningún tipo de control por parte de la sociedad civil de los países en las que están instaladas. Son verdaderas zonas liberadas que no se rigen por las leyes locales y tampoco respetan tratado internacional alguno, como por ejemplo los que tienen que ver con el respeto a los derechos humanos. De hecho, se acumulan las denuncias por torturas y vejámenes que sufren los presos que se encuentran en las prisiones de estas bases.
No hay que olvidar que, además de estos enclaves, existe el Comando del Sur, que opera en diecinueve países de Centro y Sudamérica y que se dedica a entrenar a los ejércitos de los países con los que mantiene programas conjuntos. Tampoco hay que dejar de mencionar que, con distinto nombre pero con el mismo objetivo, sigue existiendo la Escuela de las Américas, el organismo que se dedicó entre otras cosas a entrenar en la tortura y la desaparición de personas a miles de militares de nuestro continente, que ahora cambió su nombre por el de Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación de Seguridad y que, por supuesto, no fue cerrado por el nuevo premio Nobel de la Paz. Pero, en rigor de verdad, no debería sorprender la decisión de la Fundación Nobel. Un ex presidente del mismo país ya ha recibido la misma condecoración en el 2002. Se trata de Jimmy Cárter, a quien en ese momento se premió por "sus esfuerzos infatigables para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, por impulsar la democracia y los derechos humanos", cuando durante su período de gobierno (1977 a 1981) en América Latina se encontraba en plena aplicación el Plan Cóndor promovido por Estados Unidos para apoyar a los gobiernos dictatoriales de la región. También supo premiar en su oportunidad a Henry Kissinger, acertadamente definido por Gore Vidal como el mayor criminal de guerra que anda suelto por el mundo, o incluso a Menahem Beguin, un terrorista ligado al Movimiento Revisionista Sionista que en la década del '30 se dedicaba al tráfico ilegal de emigrantes a Palestina y que, luego de ser apresado y enviado a un campo de trabajos forzados en Siberia, fue liberado por el inefable Stalin en 1941.
Por recibir el Premio Nobel, a Obama le corresponde una medalla, un diploma y 1,4 millones de dólares. Es llamativo que se le entregue dinero a quien salvó con billones de dólares a decenas de bancos y empresas que malversaron fondos ajenos a costa de aumentar el hambre y la miseria en el mundo. De hecho, este año se alcanzó la peor cifra histórica de personas afectadas por el hambre: más de 1.000 millones -esto es, un sexto de la población mundial-. Hoy al menos 2.000 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza y se ven obligadas a destinar entre el 70 y el 80% de sus ingresos a alimentación, rubro que ha aumentado sus precios en un 50%, justamente cuando la humanidad nunca había producido tanta comida como ahora. Esto es algo que, evidentemente, el sentimiento de culpa de Alfred Nobel no consigue atenuar.

Entremeses literarios (LXXVIII)

EN NOMBRE DEL PUEBLO
Antonio Montero
Chile (1921)

El patriarca ordenó:
- ¡Que los fusilen a todos en nombre del pueblo!
Y los soldados fusilaron a los hombres. Entonces las mujeres gritaron:
- ¡Eran nuestros hombres y nuestros hijos ésos que fusilaste!
Y el patriarca ordenó:
- ¡Que las fusilen a todas en nombre del pueblo!
Y los soldados fusilaron a las mujeres. El pueblo entero gritó entonces:
- ¡Eran nuestras madres y nuestras mujeres y nuestras hermanas ésas que fusilaste!
El patriarca ordenó:
- ¡Que fusilen al pueblo en nombre del pueblo!
Y los soldados fusilaron al pueblo. Pero como los soldados también eran pueblo se fusilaron entre ellos. Entonces el patriarca se retiró a escribir sus memorias a la solitaria e inexpugnable fortaleza. Pero también contrató los servicios de un extranjero erudito y muy famoso para que narrara la epopeya del pueblo. En nombre del pueblo.



CABEZA DE RATON
Carlos Alberto Jáuregui
Colombia (1967)

En un país cercano habían (así con ene y en plural) tantos poetas y sabios que una vez en un congreso de bardos un león entró, se comió uno y nadie se dio cuenta. Si un ilustre dijo "león", fue sólo para buscarle rima a "camión" o a "circuncisión". Las actas no son claras sobre el particular. Nadie extrañó los versos del devorado, ni cundió el pánico. Otro ocupó su lugar en la polémica del día: que si el verso de Fulanito era una copia del de Zutanito... y en apoyo de sus opiniones citaban a otros poetas que tampoco habían leído. Se remontaban a Perengano en Grecia y a Mengano del neoclásico tardío español. Alguno sacó un verso de una enciclopedia, como de la chistera de un mago, cual conejo peludo y lo citó mal; otro trajo a cuento un latinajo sin ton ni son y uno más allá se indignó por el "pobre uso de la lengua de Catón, el cantor del amor" (sin duda se refería a Catulo). El ambiente se caldeó y se dijeron entre sí, sin saber con cuánta razón: "ignorante", "tienes agua tibia en la azotea" y alguno que tenía un diccionario de sinónimos resucitó, respiración boca a boca y vigoroso masaje cardíaco, la palabra estulto; luego la leyó en voz alta entre suspiros. Entre tanto el león se atragantaba opíparamente y una vez la panza llena de "Letrados a la bizantina", se animó a escribir unos versitos mientras hacía la digestión.


LA RANA SABIA
Miguel Ibáñez de la Cuesta
España (1960)

Durante mucho tiempo me dediqué a la observación con paciencia de pescador. Anotaba, registraba, medía, comparaba. Mi intención era la de llegar a confirmar o modificar, según el más escrupuloso método científico, la hipótesis inicial. La institución que me subvencionaba estaba muy interesada en el resultado final de mis trabajos. Ellos venían cada poco tiempo a preguntarme, yo les enviaba informes con regularidad y ellos me los devolvían con nuevas cuestiones que yo a mi vez integraba en mi investigación. A diferencia de otras instituciones, ellos nunca me negaron recursos, dinero ni apoyo material. Mis colegas me envidiaban. Yo mismo me daba envidia, si me veía a mí mismo con cierta distancia, como si yo fuera otro (eso no es problema para mí: soy un científico). Mi único problema apareció con el tiempo, y estaba muy relacionado con el tiempo, precisamente, si entendemos que el tiempo es como una flecha bien dirigida que debe ir a parar a algún sitio (eso tampoco es problema para mí: soy un científico bien orientado). La perplejidad -que no me molesta mientras sea una sobria costumbre, un moderado hábito de asombrarse, y no un vicio- me empezó a inquietar cuando me di cuenta de que a cada nuevo descubrimiento mío ellos respondían con una nueva pregunta. Cada vez que yo, honradamente, daba por terminada mi investigación, ellos la reiniciaban con nuevos objetivos, nuevas metas, a veces absurdas o infantiles, como si quisieran prolongar mi estudio indefinidamente y sólo por gusto, porque sí, porque no querían que se acabara aquel amor eterno entre el científico y su institución protectora. Poco a poco -lo confieso- me fui percatando de que el objeto de la investigación era yo: mis reacciones, mis entusiasmos, mis decepciones. Cada vez que yo les comunicaba mis avances, que yo creía importantes, ellos anotaban sus observaciones sobre mis estados de ánimo. Es posible que ellos mismos me hayan facilitado los descubrimientos que llegué a hacer, así como me han impedido que llegara a hacer otros, sólo con el fin de estudiar mi frágil psicología. ¿Qué debo hacer ahora? ¿Renunciar? ¿Denunciar? Durante mucho tiempo lo estuve dudando. Por una parte me vencía la indignación. Por otra parte vivía bien, tenía dinero y no me faltaba prestigio. Ahora ya sé lo que voy a hacer. Seguiré observando. Seguiré anotando (soy un científico que no sabe ser otra cosa). Por una parte, soy consciente de no ser más que una rana para ellos. Por otra parte, una rana que se sabe manipulada ya es algo más que una rana. A partir de ahora, mi campo de estudio es infinito: además de mis viejos objetos de investigación me incluye a mí, incluye a los que me estudian a mí, e incluirá algún día -no puedo pensarlo sin sentir un "frisson d´horreur"- un punto central desde el que todos los observadores son observados por alguien que a su vez es observado...


LA NOVIA DEL ANCIANO
Javier Villafañe

Argentina (1909-1996)

Todas las noches el anciano les contaba cuentos a los nietos. El cuento que más les gustaba era el de la novia del abuelo, cuando el abuelo tenía doce años y paseaba en bicicleta con su novia. Comenzaba así: "Ella era suave y hermosa. La cabellera larga y los ojos redondos y luminosos como los mirasoles. Andaba siempre en bicicleta". Una noche lo interrumpió Luis, el menor de los nietos:
- Abuelo, no cuente cómo murió esa tarde porque hoy vino a buscarme en bicicleta cuando salía de la escuela.
- Abuelo -dijo Irene-, esta mañana dejó la bicicleta apoyada en un árbol y jugó con nosotros en el patio. Me escondí detrás de sus cabellos y nadie me vio.
- Abuelo -dijo Esteban-, tiene los ojos tan grandes que aprendí a nadar en sus ojos.
- Abuelo -dijo Claudia-, ella lo está esperando.
Y con una tijera le cortó la barba, la quemó con la llama de un fósforo y en el humo apareció una bicicleta. El abuelo bajó las escaleras pedaleando y cuando llegó a la calle se encontró con su novia. Los nietos los vieron irse en bicicleta.



CONJUROS EN VOZ ALTA
Pía Barros

Chile (1956)

Prepara al amante y lo extiende como otra sábana más para acogerla. Desnuda ya, toma el libro y en voz alta desgrana uno a uno los poemas. Las letras le alertan la piel hasta que los pezones se le encabritan. Se anexan los cuerpos y el sudor y los jadeos y él, trémulo, cree entrar en ella, pero son las palabras las que la convulsan y la estallan. Ella abre la boca, vampiresca, para el beso feroz y final. El aún no lo sabe, pero desde ahora jamás comprenderá tanto desgarro habitándolo cuando cabalgue otros cuerpos intentando repetirla. Es que ella es portadora y lo ha contagiado: jamás podrá curarse del virus de la poesía.


FRUSTRACION
Mario Halley Mora

Paraguay (1926-2003)

Su manía eran los velorios. Gustaba del morboso placer de dar las condolencias. Envidiaba el dolor de los parientes y hasta la triste majestad del cadáver yacente entre maderos lustrosos y raso. Vivía soñando en su propio velorio como el pobre sueña en su casita propia, y se pasaba horas de insomnio imaginando su ataúd, la montaña de coronas y las frases patéticas estampadas en el álbum a la luz de los cirios. Tanto esperó que al fin se cumplió el sueño de su vida: morir. Pero al único velorio al que no pudo asistir fue al suyo, porque murió ahogado y se lo llevó el río.


LA DIETA ESTRICTA
Ana María Shua

Argentina (1951)

La dieta estricta, sumamente estricta. Una naranja a la mañana, una gelatina a la tarde, un plato de uvas a la noche. La naranja, frotársela en el pelo, untar la gelatina dietética en la planta de los pies, introducirse las uvas en la oreja, desmenuzar el plato en trozos pequeños, ingerirlo lentamente para que dure más. A partir del tercer día empiezan a crecer las vortlijs en la zona del plexo, se recomienda podarlas en cuaresma.


ORDEN
Diego Muñoz Valenzuela
Chile (1956)

Es de noche. El hombre toma un taxi. Viaja. El taxista asalta al hombre. Le quita dinero y documentos. El hombre queda abandonado en una esquina. Vienen asaltantes, cuchillo en mano. Lo despojan de sus vestimentas. Huyen. El hombre, desnudo, va en procura de auxilio. Detiene un coche policial. Lo golpean. Es arrestado por no portar identificación. Sospechan delincuencia sexual. Lo encierran en la celda de los sodomitas. Es violado. Grita. Los guardias no vienen. Al día siguiente lo trasladan a enfermería. El médico ordena cambiarlo de celda. Lo dan de alta. Es trasladado a la sección de presos políticos. Después de algunos días lo interrogan. Nada le creen, pues no posee documentos. Nadie sabe o recuerda a quienes lo detuvieron. Lo torturan. Exigen entregue el nombre de sus contactos. El hombre cuenta su historia. Todos ríen. Es incomunicado. Permanece en la celda solitaria por varios meses. Cuando se acuerdan de él, está flaquísimo y loco. Lo envían al Manicomio. Grita que lo dejen en paz. Muere.


HISTORIA VERIDICA
Julio Cortázar

Argentina (1914-1984)

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto. Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.


LOS NADIES
Eduardo Galeano
Uruguay (1940)

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos. Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

27 de octubre de 2009

Miguel Vedda: "Walter Benjamin consideraba que el lugar del intelectual era la plaza pública"

Miguel Vedda (1968) es Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires especializado en literaturas austríaca y alemana. Profesor titular de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) e investigador del CONICET, ha publicado artículos sobre los filósofos György Lukács (1885-1971), Ernst Bloch (1885-1977), Herbert Marcuse (1898-1979), Ernst Fischer(1899-1972), y sobre temas de germanística. Entre sus libros pueden mencionarse "La sugestión de lo concreto. Estudios sobre teoría literaria marxista" y "Ernst Bloch. Tendencias y latencias de un pensamiento" (como autor); "Antología de la novela corta alemana. De Goethe a Kafka", "György Lukács y la literatura alemana" y "Teatro y teoría teatral y otros temas germanísticos" (como compilador); "La teoria del drama en Alemania (1730-1850)" (en colaboración con Regula Rohland); y "Karl Marx y Friedrich Engels. Escritos sobre literatura", "Ontología del ser social" y "György Lukács. Testamento político y otros escritos sobre política y filosofía" (en colaboración con Antonino Infranca). A propósito de la reciente publicación del libro "Constelaciones dialécticas. Tentativas sobre Walter Benjamín" compilado por él, fue entrevistado por Ariane Díaz para la "Revista del CEFyL" -que publica el Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras- en su nº 1 de mayo de 2009.Benjamín es una figura presente ya desde los '8o en las Ciencias Sociales, en Historia, en Letras... Pero en los últimos años se han publicado más libros de su autoría o dedicados a él. ¿Cree que se lee más a Benjamín últimamente? ¿Por qué?

Creo que no se lo lee más, sino de otro modo. La caída de ciertas visiones dogmáticas acerca del marxismo, y la crisis de las lecturas postestructuralistas de su obra -importadas de Francia y los Estados Unidos- permitió que se percibieran dimensiones muy disímiles de su producción. Durante años, Benjamín era entre nosotros el autor de "Das kunstwerk im zeitalter seiner technischen reproduzierbarkeit" (La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica) y de "Der erzähler" (El narrador); al margen de la importancia de estos dos ensayos -sin duda importantes-, hay que señalar que su producción es más amplia e integra otros aspectos; por lo demás, esos dos estudios eran interpretados en nuestro medio de un modo un tanto equívoco, por no decir erróneo; en parte a falta de un conocimiento de las circunstancias en que fueron escritos.

En el ámbito académico nacional e internacional muchos han tomado a Benjamín como referente. Terry Eagleton escribe un libro, "Walter Benjamin or towards a revolutionary criticism" (Walter Benjamín o hacia una crítica revolucionaria), que según dice surgió por el enojo que tenía con el Benjamín despolitizado que mostraba la Academia, la inglesa en su caso. ¿Qué piensa de las lecturas que se han hecho de él?

Hay varias operaciones reduccionistas de las que fue víctima Benjamin. Así, por ejemplo: Benjamín reducido a la condición de teórico de los "mass media". En Alemania, Benjamin circula ante todo en cuanto tal: la forma más habitual de leer a Benjamin es a través de una pequeña compilación de sus escritos que presenta a Benjamin como un mero teórico de los medios, volviéndolo presentable frente a un público relativamente amplio. Existe un Benjamin que es precursor de líneas neomarxistas, cualquiera sea la cosa que se quiera dar a entender con ese término; o un predecesor de varias líneas postestructuralistas. Hay dos extremos, dos monstruos marinos que hay que eludir, como Escila y Caribdis, en caso de Benjamin. Uno es una especie de activismo sin ideas, una forma activista muy tonta y mecánica de leer a Benjamin; y el otro supone ver a un Benjamin políticamente castrado; creo que esta última es la más peligrosa y la más establecida en nuestros ámbitos. Hay un comentario que hizo Frank Kermode a propósito de Benjamin. Decía, en los '8o, que si Benjamin estuviera con vida, a los ochenta y tantos años, sería un profesor emérito en una universidad norteamericana, y se habría olvidado de su partici¬pación juvenil en la lucha política. Hay un pequeño detalle que olvida Kermode y es que Benjamin no está con vida, y que eso tiene que ver decisivamente con elecciones políticas; con ello, Kermode está ratificando la tesis de Benjamin según la cual "ni siquiera los muertos estarían a salvo cuando triunfa el enemigo; y este enemigo no ha cesado de vencer". En Benjamin se querría ver a una figura instalada como sedentaria dentro del ámbito académico, o a un profesor emérito, y Benjamin era un escritor demasiado móvil, proteico para ser ubicado en uno de esos lugares.

Acá, en Filosofía y Letras, muchas veces se lo da como antecedente del posestructuralismo...

Recuerdo un montaje John Heartfield que fascinaba a Benjamin, que se llamaba "Deutsche naturgeschichte" (Historia natural alemana), y mostraba la evolución que hay desde Ebert, pasando por Hindenburg hasta llegar a Hitler como el desarrollo que va de la oruga a la mariposa, pasando por la crisálida. Bueno, la forma en que se cuenta la historia de la crítica en nuestra carrera (Letras) suele ser evolucionista, aunque curiosamente la cuenten desde el postestructuralismo. Primero vinieron los formalistas rusos, después vienen -digamos- Benjamin o Adorno, luego los estructuralistas, más tarde Foucault o Derrida... Es un camino de dirección única. Aquí el postestructuralismo asume un carácter evolucionista, positivista, que no admite líneas de desarrollo múltiples: diversas y simultáneas. El extremo de la irracionalidad en ciertos sectores del postestructuralismo, los más banales, es un tanto positivista, y me parece bastante razonable que siguiendo esa línea se llegue a aquellos extremos.

En el prólogo del libro dice que Benjamín encarna de manera ejemplar el intelectual moderno, que no tiene parámetros de orientación fijos. ¿A qué se refiere?

Un aspecto que aparece en varios de los artículos del libro es la tentativa de definición del intelectual moderno; también la discusión en torno sus funciones, es decir, quién es y qué hace el intelectual en la Modernidad. La visión de Benjamín se remite indirectamente al modo en que Hegel veía al intelectual moderno, sobre todo pensando en un pasaje muy conocido de la "Phänomenologie des geistes" (Fenomenología del espíritu), donde Hegel coloca el lugar del intelectual moderno en el lugar de la "conciencia desgarrada". Es decir, una figura que está interiormente dividida, escindida, y que no consigue formar una totalidad coherente. Marx cita ese pasaje muy aprobatoriamente, en carta a Engels, vinculando su visión del sujeto moderno con ese desgarro, con esa sensación de quiebre, de escisión. En Benjamín este quiebre, este desgarramiento, es esencial como a la hora de definir al intelectual. Sobre todo porque Benjamín piensa que el intelectual moderno debería definirse por no ser dogmático, es decir, por no tener un sistema que le indique de antemano cómo ha de guiarse para interpretar los fenómenos; a falta de indicaciones precisas, tiene que elegir un camino personal que no está previamente pautado. Hay un pasaje de "Einbahnstrasse" (Dirección única) en que Benjamín dice que el interior burgués es un lugar donde solamente podría alojarse un cadáver: es el lugar de las cosas muertas. Y es por eso que Benjamín consideraba que sus lugares como intelectual de la Modernidad eran la calle, la plaza pública, el espacio por donde circulan las masas, no el encierro, el interior burgués.

Usted plantea que la forma ensayística que utilizaba le sirvió para vislumbrar problemas en la Modernidad que no se estudiaban en la academia de su tiempo. ¿Por qué?

Desde su nacimiento, cuando nace este género con Montaigne y Bacon, en el Renacimiento, el ensayo poseyó un carecer experimental, y la palabra misma de ensayo tiene esta dimensión. Montaigne es muy claro al respecto cuando dice que cultiva un género que implica salir a recorrer un camino que el autor ignora, y que no sabe adonde lo conducirá. Es decir, el ensayista es un paseante que sale a pasear sin tener claro cuál es la meta a la que habrá de dirigirse. Es decir, es un experimento lo que se está realizando, y es este carácter experimental, a mitad de camino entre lo científico y lo estético, lo que permitió que toda esta generación de pensadores tuviera una relación tan inmediata, tan viva con lo que era nuevo por esos años. Bloch, el joven Lukács, Kracauer, Benjamín, y detrás de todos ellos quien fue su maestro, Georg Simmel, descubrieron aspectos de la Modernidad que la filosofía académica de aquellos años no tomaba en cuenta. Cuando Simmel escribe sobre la coquetería, sobre la moda, sobre la vivencia en las grandes ciudades, sobre el dinero, está abordando temas que se consideraban indignos de la filosofía. Cito siempre aquella frase de Benjamin -tan emblemática para esto- que dice que una filosofía que no pueda explicar cómo se adivina el futuro a partir de la borra de café, no es filosofía. Es decir, hay que descender a elementos muy materiales, muy cotidianos, para poder ser un filósofo moderno en el sentido pleno.

Uno de los autores que participan de la compilación, Lówy, retoma en su artículo lo que fue tema de todo un libro dedicado a Benjamin y sus "Geschichtsphilosophische thesen" (Tesis sobre el concepto de historia) que también reivindica como una lectura política. ¿Qué relación hay entre la concepción que tiene Benjamin de la historia y la política?

Dos ideas en relación con el pasado que me parecen fundamentales se vinculan con esta visión ensayística. La primera es la idea de redención. Redimir el pasado significa sacarlo de la parálisis, de esa situación de inmovilidad en la que fue colocado por la historia de los vencedores. Y lo segundo es la transitoriedad. Es tan dinámica, tan móvil la visión del pasado que tiene Benjamin, que la mejor forma de definirla se encuentra en un poema de Baudelaire, el poema "A une passante" (A una paseante) -un poema muy conocido de "Les fleurs du mal" (Las flores del mal)- donde, dice Benjamin, se habla de la experiencia típica del amor dentro de la gran ciudad: un amor que no es a primera, sino a última vista. Hay allí dos sujetos que se cruzan, el yo del poema, que ve pasar, y una mujer cuya irrupción se compara con la de un rayo en medio de la noche. El yo sabe que es un destello que apareció súbitamente y que se va a apagar para siempre, para no ser visto nunca más. Podríamos detenernos en una lectura estética del poema, que es desde luego muy válida, pero hay una lectura política. Es el modo en que Benjamin lee la revolución. El instante de la revolución es ese destello, ese débil poder mesiánico, dice Benjamin, que tiene cada época, que se enciende y se apaga súbitamente; el instante que tenemos para nuestra participación en la política es un instante efímero: hemos sido esperados -dice Benjamin- sobre la Tierra, y disponemos de una débil fuerza mesiánica. Si no aprovechamos el instante (y ese es el modo en que él interpreta la coyuntura revolucionaria previa la fascismo), si lo dejamos pasar, el instante se pierde definitivamente, y entonces desaprovechamos el instante histórico de participación.

Desde hace unos pocos años, las ideas posmodernistas del "fin de la historia" y "de las ideologías" que acompañaron al neoliberalismo están cuestionadas, hoy aún más patentemente con la actual crisis económica, frente a la cual hay "vueltas a Keynes", a Marx, etcétera. ¿Qué ideas y luchas del pasado cree que "redimiría" Benjamin que nos sirvan hoy?

Benjamin fue un brillante pensador de la crisis; una sección de la colección de fragmentos "Dirección única", "Reise durch die deutsche inflation" (Viaje a través de la inflación alemana), despliega una serie de reflexiones sobre la crisis económica alemana que revelan una llamativa actualidad, aún para nuestro entorno más inmediato. Así, Benjamin señala que en la masa de pequeñoburgueses alemanes "la imagen de la estupidez alcanza su culminación: inseguridad, e incluso perversión de los instintos vitales básicos, e impotencia y hasta deterioro del intelecto". Agrega luego: "Resulta imposible vivir en una gran ciudad alemana en la que el hambre obliga a los más miserables a vivir de los billetes con que los transeúntes intentan cubrir una desnudez que les hiere". En el contexto de esa crisis desarrolla Benjamin su reflexión sobre la función del intelectual; hay que recordar que Benjamin y Brecht habían planeado editar una revista llamada "Kritik und Krise" (Crisis y Crítica): se trataba de impulsar una crítica que reformulase enteramente su campo de reflexión en una crisis permanente; es decir, que concibiera la época como una "época crítica", en el doble sentido de la expresión. En Benjamin, la conciencia de vivir en una época crítica era muy clara; hacia fines de la década del veinte y comienzos de la del treinta atravesaban sus ensayos reflexiones sobre la posición social y la tarea del intelectual. Le interesaba entonces encontrar respuesta a las preguntas por dónde se sitúa el intelectual, qué papel e importancia le caben en la sociedad, qué tareas tiene que buscar para sí mismo. Como entonces, también hoy es fundamental la participación del intelectual como alguien que cumple la misión -expresada en las "Tesis sobre el concepto de historia"- de sustraer la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. Mantener presente las tradiciones oprimidas y rebeldes del pasado tiene en esto una importancia capital.

Exabruptos, confidencias y revelaciones (XIX)

JUAN DOMINGO PERON
General y presidente de la Argentina (1968)


"Para mí todo comienza en enero de 1938 durante un curso de política económica fascista desarrollado en Turín, una experiencia que me aclaró muchas cosas. El fascismo, no menos que el comunismo, ha iniciado tanto la era atómica como ha impulsado hacia la hora de los pueblos".


RAUL ALFONSIN
Presidente de la Argentina (1978)


"El centenar de cuerpos que aparecieron flotando desde San Clemente hasta Mar del Plata son cuerpos de marineros que se cayeron de barcos extranjeros. Vayan la comisaría de General Lavalle. Ahí les van a saber decir".




JOSE ALFREDO MARTINEZ DE HOZ
Ministro de Economía de la Argentina (1979)


"Cada uno de los ciudadanos argentinos, consumidores, productores, trabajadores, profesionales, industriales, comerciantes, todos ellos tienen que aportar su cuota de esfuerzo y de adaptación mental a estas nuevas reglas de juego que hemos establecido para la economía. Desde el momento en que todos se sientan protagonistas en esta lucha y cada uno aporte el peso de su acción en el mismo sentido, los resultados serán más rápidos".


LEOPOLDO F. GALTIERI
General y presidente de la Argentina (1980)


"Creo que sería funesto acelerar un tránsito a las urnas, so peligro de que volvamos a las andadas y a los revolcones en el orden nacional. Como argentino, como comandante en jefe del Ejército, como padre, como ciudadano, prefiero dejarle a mis nietos estabilidad democrática donde todos, en diversidad y pluralidad, avancemos en la misma dirección en función de conjunto y de persona".


RAMON CAMPS
General y jefe de la Policía de Buenos Aires (1984)


"Las apropiaciones de niños fueron necesarias porque la excesiva democratización del sistema familiar no inspiraba confianza. Era necesario impedir que esos niños fueran criados en las ideas de subversión de sus padres. Las llamadas madres de desaparecidos son todas subversivas. Lo son todos los que no se preocupan de hacer de sus hijos buenos argentinos. En Argentina no quedan desaparecidos con vida. Asumo toda la responsabilidad y me siento orgulloso".


CHRISTIAN VON WERNICH
Capellán de la Policía de la provincia de Buenos Aires (1984)


"Que me digan que Camps torturó a un negrito que nadie conoce, vaya y pase, pero cómo iba a torturar a Jacobo Timerman, un periodista sobre el cual hubo una constante y decisiva presión mundial. ¡Que si no fuera por eso!".




ANTONIO PLAZA
Arzobispo de la Iglesia Católica en La Plata (1984)


"¡Qué dictadura ni dictadura! No me haga decir eso a mí, yo hablo de la 'idea' del proceso. He discutido con el General Viola estos temas porque siempre quería hablar conmigo cuando era comandante y también cuando era presidente. Querían restablecer la Constitución y la libertad. El país estaba desordenado y ellos querían hacer las cosas bien".


JUSTO LAGUNA
Obispo de la Iglesia Católica en Morón (1986)


"La asamblea episcopal de los Estados Unidos tiene en preparación un documento sobre la doctrina social de la Iglesia y la economía norteamericana. Lo que no dejó de sorprenderme fue la forma en que trabaja, con una libertad y una apertura que le permite crecer y conocer la realidad de la patria con mucha eficacia. Es una cosa admirable que publiquen los borradores y reciban la crítica de todos los sectores".


RUBEN CAPITANIO
Sacerdote de la Iglesia Católica en Neuquén (1995)


"La iglesia, fundamentalmente su jerarquía episcopal, fue cómplice del genocidio vivido en la Argentina durante la dictadura militar, porque no se hizo todo lo que podía para evitar semejante atrocidad social. La Iglesia es responsable de miles de vidas, no porque la haya matado sino porque no las salvó. La Iglesia tenía las herramientas para presionar y parar la masacre. ¿Cómo? Diciendo que no se iba a tolerar un desaparecido más, por lo tanto que detuvieran ya los secuestros y la represión. Hubiéramos tenido miles de presos políticos, pero vivos".


DOMINGO CAVALLO
Ministro de Economía de la Argentina (1996)


"Hacia 1997 la deuda externa comenzará a reducirse, y hacia fin de siglo será insignificante"

24 de octubre de 2009

Toni Morrison: "Sobre la situación actual, lo más precioso de todo es que el capitalismo está acabado. Toda aquella mierda se ha acabado"

Toni Morrison (1931) proviene de una familia cuyos ancestros eran descendientes de esclavos de la época anterior a la Guerra Civil. Nacida en Loraine, Ohio (Estados Unidos), Chloe Anthony Wofford -tal su verdadero nombre- terminó los estudios de secundaria en la High School de su ciudad natal en 1949 y estudió en la Universidad Howard en Washington donde, cuatro años después, se licenció en Filología Inglesa con especialización académica secundaria en los Clásicos. Posteriormente, continuó sus estudios en la Universidad Cornell donde realizó un curso de posgrado de Literatura Inglesa. Luego, mientras empezaba a escribir narrativa, enseñó inglés en las universidades de Texas y Howard durante varios años hasta que se convirtió en editora en Random House de Nueva York en 1967. En 1970, publicó su prometedora primera novela, "The bluest eye" (Ojos azules), a la que siguieron "Sula" en 1973 y "Song of Solomon" (La canción de Salomón) en 1977, aclamada por la crítica como un gran acontecimiento literario. "Tar baby" (La isla de los caballeros) de 1981 también recibió una excelente acogida, pero la consagración llegaría en 1987 de la mano de "Beloved" (Amada) por la que recibió el Premio Pulitzer. A continuación aparecieron "Jazz" y los ensayos de "Playing in the dark" (Jugando en la oscuridad), ambos en 1992, dos grandes éxitos de ventas. Al año siguiente obtuvo el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en la primera mujer de raza negra en recibir esa distinción. La vida de la comunidad negra, especialmente de las mujeres, retratada a través de sus grandes dotes de observación y el uso de un notable lenguaje poético, apareció también en sus siguientes obras: "Paradise" (Paraíso), "Love" (Amor) y "A mercy" (Una bendición), su última novela hasta la fecha. También ha publicado libros de literatura infantil, obras de teatro y numerosos artículos y ensayos. Para hablar de su última novela, la citada "Una bendición" -en la que vuelve a tratar el tema de la esclavitud y cuestiona el mito del sueño americano-, Toni Morrison fue entrevistada por Xavi Ayen del diario catalán "La Vanguardia" en su casa de Nueva Jersey cercana a la Universidad de Princeton, en la que da clases actualmente. La entrevista fue reproducida por la revista "Ñ" nº 307 del 15 de agosto de 2009.¿Por qué vuelve al tema de la esclavitud en su nueva novela?
No escribía sobre la esclavitud desde 1987, cuando publiqué "Amada". Entonces quise mostrar cómo aquel sistema nos convirtió en infrahumanos a todos. Ahora he querido cuestionar la mitología de este país, ese cuento de hadas nacional sobre cómo era Estados Unidos en sus inicios. En los siglos XVII y XVIII, este fue el punto de encuentro de todo el mundo, vino gente de todos los lugares del planeta. Y la esclavitud todavía no se había asociado a la raza negra.

Gracias a esta novela, se descubre que también había esclavos de raza blanca...

Así es. Los esclavos eran los parias, los más pobres, miserables y desafortunados, fueran del color que fueran. Más tarde, el racismo separó a los pobres blancos de los pobres negros y se creó una subclase nueva, incluso por debajo de los peores.

En los años en que se desarrolla su novela, ni siquiera existía Estados Unidos...

Había colonias y una recepción constante de gente, un movimiento de población humana enorme, un aluvión de gente de todo el mundo que venía aquí atraída por los recursos naturales, por el oro, por la vegetación...

En ese contexto, las religiones fueron muy importantes...

Lo relaciono con esa idea tan americana del individualismo: el mito de vivir solo, sin familia o abandonándola para irse a vivir aventuras, es algo que forma parte del imaginario de la nación norteamericana, con la figura del "cowboy", un tipo duro, como su máximo exponente. Pero a mí me importa saber qué sucede cuando el hombre se va. ¿Qué tipo de familia y de personas genera eso? La mujer se queda sin ningún apoyo, sola con los niños, y entonces llama a las puertas de la iglesia, que le ofrece ayuda e integración en una comunidad. También he querido transmitir la experiencia que supone llegar a un país desconocido, solo, sin nada en los bolsillos... pero eludiendo esas mentiras del sueño americano.

Aquí, como en otros de sus libros, aparece un hombre que transforma a la mujer.

No quise darle un nombre propio, lo llamo el herrero. Libre, africano, negro... Para él, la esclavitud es una cuestión de mentalidad. La esclavitud fue algo universal, se dio en todos los países y regiones. La aportación de mi país fue asociar la raza negra a la falta de libertad, eso fue algo premeditado, construido, legalizado por diferentes procedimientos especiales, con el fin de proteger los privilegios de los más ricos, creando un sistema político, económico y social a gran escala que descansaba sobre la base del trabajo no pagado. Y el racismo todavía sigue operando hoy, mostrando su eficacia como instrumento para perpetuar las divisiones en contra de lo que debería ser una verdadera democracia.

¿Entonces el racismo no ha desaparecido?

No. Ni tampoco la esclavitud, que ya no es una institución formal, pero sí existe la absoluta falta de libertad, que es lo mismo.

¿Cómo describiría a Florens, su personaje principal?

Ella es joven, hermosa... y se enamora. Lo que suena normal, pero después se convierte en una obsesa, de un modo en que eso ya no es amor, es como una...

¿Pero todo amor no es una obsesión?

Nooooo. He escrito el libro "Amor", en el que intento distinguir diferentes tipos de amor: a Dios, a los amigos, a esto y lo otro... Hay muchos tipos de amor. Y sólo los niños tienen amor auténticamente puro.

Muchos de sus personajes son niños, de hecho.

Tal vez por eso. Busco en ellos esa pureza de amar. Mi personaje sirve para darse cuenta de que nunca hay que entregarse completamente a nadie de ese modo.

En los '90, usted dijo: "Mi misión es dar voz a los que no la han tenido, a los negros de Norteamérica". ¿Lo ha conseguido?

Sí. La primera generación de un pueblo oprimido es siempre gente silenciosa, desarrollan en su interior una conciencia de la opresión pero no hablan sobre ello. La siguiente generación ya lo hace un poco, empieza a exteriorizar su queja. El silencio es roto, por ejemplo, en las canciones. En el caso de los norteamericanos africanos, bastante gente escribió libros acerca de su historia, pero esa realidad no estaba presente en las novelas. Y ese reto me fascinó, el sentimiento de ser capaz de hacerlo.

¿Escribe sobre un personaje colectivo?

Yo lo veo muy diferente. No hago una moralización del negro, no hay los negros que son de una manera. Hay negros buenos, hay negros malos, algunos vagos, otros racistas, otros felices, otros cansados... como el resto del mundo. De hecho, con el tiempo, los críticos están analizando mis novelas de otra manera: se dan cuenta de que la raza no es el único tema presente en ellas, de que hablo del amor, del perdón, de la sexualidad, de los cambios en la estructura familiar, de cuestiones éticas y filosóficas.

¿La Norteamérica posracial existe, ahora con Obama?

Hay algunos cambios, lo veo en los estudiantes que tengo, son más maduros. La diversidad del campus se ha multiplicado. Pero todavía hay profundas zanjas que dividen a la gente por el color de su piel, no hay más que mirar las estadísticas sobre pobreza, crimen o nivel educativo y cruzarlas con los datos de las etnias. El éxito de Obama es estimulante, extremadamente importante, y marca el inicio de algo nuevo, el deseo de superar las divisiones por razas. Se puede sentir por todos lados esta nueva actitud, una excitación que lo invade todo. Hará cosas que no nos gusten, a mí me rebela el mesianismo que algunos profesan hacia su figura. Pero el simple hecho de su victoria ha hecho que a mucha gente le desaparezca el miedo. Es como ponerse en marcha otra vez, hay cosas elementales que ya no hay que explicar.

Usted tardó en apoyarlo...

Me gusta mucho Hillary Clinton. Cualquier persona capaz de ganarle a Bush me parecía bien. Estudié detenidamente a los candidatos demócratas y, al final, lo apoyé a él, pero no me basé en criterios de raza ni de género para decidirme, lo apoyé porque estaba muy preparado. La gente no ha votado a Obama porque fuera negro, sino por las cosas que proponía.

¿Cómo ve a Obama? ¿No va a decepcionarla?

Espero que no lo haga, claro, porque no me llama cada día por teléfono para preguntarme: "Toni, he pensado emprender esta medida, ¿a ti qué te parece?". No vivimos en un mundo perfecto.

¿Cuándo fue la última vez que la llamó?

Hablé con él dos veces, durante la campaña electoral.

Parece que es un fan de "La canción de Salomón", ¿no?

¡Sí! Me estuvo hablando de ese libro y de lo que le había afectado. Mire, él tiene que gobernar y eso significa que tiene que tratar con mucha gente, con los congresistas y senadores, no puede hacer las cosas solo, decidir: "OK, sanidad para todos" y ya está, para conseguirlo tiene que persuadir, maniobrar, hablar con mucha gente, transaccionar... Eso es gobernar, es un trabajo duro y complicado. Considerando que sólo lleva unos meses, y que ya ha hecho que se muevan más cosas que en toda una década, creo que hay que verlo positivamente.

Usted aprecia, además, sus cualidades literarias.

¿Ha leído sus memorias? Es un buen escritor, muy bueno, cosa que pocos políticos son porque no suelen leer nunca literatura. Es ameno, tiene ritmo, utiliza metáforas profundas.

Vivió la depresión de los '30. ¿Cómo ve la crisis de ahora?

En los años '30 vivimos una vida realmente miserable porque éramos pobres, había un montón de familias realquiladas viviendo en las habitaciones de pisos de otras familias... Sobre la situación actual, lo más precioso de todo es que el capitalismo está acabado. Toda aquella mierda se ha acabado. Parece un milagro. En "The New York Times" vemos aparecer esposados a esos millonarios que tenían tantos yates y tanto dinero escondido en Suiza, a esos oligarcas que ganaban un millón de dólares a la semana. Esos excesos se han acabado, ya no podemos más. Eso es bueno. Este país puede volver a empezar. Tras el 11-S, ¿cuál fue el mensaje que nos envió el presidente Bush? Apareció solemne en la tele y nos dijo: "Vayan al cine, a las tiendas, ¡compren!". ¡Compren! ¿Usted cree? Era un comerciante, no un presidente, hablaba no a ciudadanos sino a consumidores. No nos dijo que fuéramos a ver a nuestros vecinos y les diéramos un abrazo.

¿Cómo la cambió el Nobel?

El principal cambio se dio en cosas superficiales como el dinero. Lo mejor es que he concentrado mucha más atención sobre mí y mi obra. Pero no he cambiado mi vida doméstica, o mi vida como escritora. Ni el Nobel ni nada de lo que me ha dado me hace mejor escritora o mejor persona.

¿Cómo es un día normal en su vida?

No soy muy disciplinada, en los períodos en que escribo lo hago dos o tres horitas al día. Para mí no es un trabajo, siempre me he ganado la vida de otra manera: como editora, como profesora...

¿Quién es Chloe Wofford?

Soy yo. Es el nombre que figura en mis documentos y como me llaman mi familia y mis seres queridos.

¿Y quién es, entonces, Toni Morrison?

La mayoría de la gente me conoce por este nombre. Pero los que me conocen bien me llaman Chloe, Toni Morrison es como un apodo. Me sirve para separar al personaje, la escritora que ganó el Nobel, de la persona real, que es la importante.

John Berger: "Aquellos a los que llamamos perdedores saben cosas de la vida que nunca conocerán los ganadores"

En la edición del 2 de enero de 2006 del diario "Página/12" apareció publicada la siguiente entrevista realizada por Juan Cruz al escritor inglés John Berger (1926). Nacido en Londres y formado como pintor en la Central School of Arts, Berger es autor de una treintena de libros entre novelas, poesía y ensayos. Considerado como uno de los pensadores más influyentes de los últimos cincuenta años, ha realizado también obras de teatro, guiones cinematográficos, colaboraciones fotográficas y performances que han revolucionado la manera de entender las Bellas Artes.Su amiga la cineasta Isabel Coixet dijo que en la lucha entre la desesperación y la luz, "sólo la existencia de alguien como John Berger hace que el combate tenga sentido".

En la vida diaria creo que intento ser constructivo y positivo. También me río, me río mucho. Mi lado positivo y mi humor están siempre mezclados con un considerable sentido del sufrimiento. Observo que esto me ocurre desde siempre, desde que tenía cuatro años. Cuando hablo de la felicidad, hablo también de su hermano, el sufrimiento; es una relación fraternal que tiene que ver con la esencia de la vida. Lo que ocurre en mi obra es fruto de la observación, no es necesariamente algo que me haya ocurrido a mí.

Usted dijo que la desesperación es un sentimiento que aparece tras la traición.

Sí, es así. Pero hay que ser cuidadoso cuando uno dice que fue traicionado; se puede ser traicionado por alguien, por una institución o por un colectivo. Existe otro sentimiento de traición: el que aparece cuando uno se siente testigo de lo absurdo; cuando nos enfrentamos con hechos, conductas o reacciones que sugieren que vivimos en el absurdo absoluto.

¿Se sintió desesperado por alguno de esos motivos?

Por supuesto, como todo el mundo. Hay que tener cuidado con las palabras. Todos vivimos momentos de desesperación, yo no soy una excepción. Pero hay personas que viven situaciones de desesperación continua. Por ejemplo, la que viven los palestinos en la actualidad. Escribí un artículo sobre esa desesperación, y lo titulé "Desesperación invicta"... La desesperación de tantos inmigrantes es muy distinta a la desesperación que pueden significar nuestros cambios de humor. Soy como todo el mundo, me desespero, pero mis facultades narrativas me permiten identificar las circunstancias de la desesperación de largo recorrido. Pero esto no implica que yo sufra esa desesperación. La naturaleza del proceso narrativo se produce así; te permite entrar en otras pieles, en otras desesperaciones.

Esa desesperación afecta a los palestinos, pero también a los turcos en Alemania, los que se rebelan en Francia, los que viven en Irak, los inmigrantes, los que son inmigrantes en sus propios países...

El problema actual en el mundo es el aumento de la brecha entre ricos y pobres. Esta distancia sigue aumentando. Los ricos construyen barreras en todas partes para dejar fuera a los pobres. Esas barreras pueden ser de cemento, legales o ilegales; pueden ser mecanismos de control; pueden ser barreras físicas o virtuales. Palestina es el ejemplo típico de lo que ocurre en el resto del mundo. Me parece que cualquier escritor que hable de la condición del mundo y de lo que sucede ha de posicionarse ante este hecho.

Dijo que la única oferta de futuro es el deseo. ¿Qué piensa ahora del futuro?

¿Dije eso? Es una pregunta que se les suele hacer a los escritores o a los intelectuales, y se suelen dar respuestas abstractas. Durante los últimos dos siglos, el pensamiento filosófico y político ha sido dominado por la idea de que el progreso encontraría soluciones a los problemas más difíciles. Así que la gente ha buscado programas que le permitiera alcanzar esas soluciones; pero el discurso político y filosófico es hoy bastante débil, y el esquema se ha roto. Esto no quiere decir que no exista el progreso, ni siquiera que el progreso no procure soluciones, pero lo cierto es que el esquema se ha roto. Antes la gente vivía, moría, sobrevivía, tenía un sentido y carecía de promesas de soluciones... Debemos atender la sugerencia de Spinoza: en lugar de vivir para programar una solución, debemos vivir adecuadamente con lo que tengamos, con lo que recibamos para vivir. Y cuando digo adecuadamente me refiero a una vida llena de respeto hacia las prioridades vitales y de respeto hacia la esperanza. Si viviéramos así, respondiendo adecuadamente a la situación en la que estemos, en grupo o en soledad, estaríamos rozando lo eterno... Estos momentos históricos de lo eterno son bucles del tiempo. Se trata de una forma muy abstracta de pensar. La gente precisa una razón para seguir. Y vive en busca de ese razonamiento.

¿Qué le parecen los disturbios en los barrios pobres franceses?

Estaba en Palestina cuando pasó. No tengo demasiada información, pero me parece que es una más de las consecuencias de las barreras que hay entre ricos y pobres... Ahora bien, los que hablan de la islamización de esos suburbios de París tendrían que ir a esos suburbios y enterarse de veras de lo que ocurre. Deberían hablar con la gente joven, y tal vez entenderían algo. Los medios no tienen ni idea de lo que está pasando.

No parece muy contento con la actitud de los intelectuales ahora...

Hay de todo. Aquí tengo en mis manos un libro sobre los soldados israelíes que se niegan a entrar en el servicio militar, personas de un valor increíble. El prólogo lo escribió Susan Sontag, una intelectual a la que yo respeté muchísimo; ésta fue una de las últimas cosas que escribió, y es extraordinaria. Coincidí con ella cuatro o cinco veces. La última fue en Berlín. Hablamos sobre las consecuencias de la guerra de Irak. La conocí en Denver, Colorado; nos encontramos en una sala de ping pong de la universidad, y allí estuvimos jugando durante hora y media sin decirnos ni una palabra.

¿Cómo era su familia?

Mi padre y mi abuelo provenían de Trieste; eran judíos oriundos de Galitzia, de la frontera entre Polonia y Checoslovaquia. Mi abuelo nunca me habló de ello, pero ahora lo sé. Con mi padre éramos muy opuestos, pero también hubo mucha ternura entre nosotros. Yo me rebelaba contra él, pero ambos tuvimos mucho cuidado de no herirnos. Me influyó de una forma muy concreta y muy profunda. No con sus prioridades ni con sus ideas y juicios morales, sino con algo más profundo y más difícil de describir. Tanto él como su familia negaron su herencia judía, se convirtió al cristianismo y quiso ser sacerdote. Mientras estudiaba teología estalló la Primera Guerra Mundial. Entonces dejó sus estudios y se alistó como voluntario, convirtiéndose en oficial de Infantería. Pasó cuatro años en el frente. Después de la guerra no quiso volver a sus estudios, aunque continuó siendo creyente. Permaneció en el ejército durante tres años más como voluntario, organizando los cementerios militares. La vida le convirtió en un soldado. Fueron sus años de formación, y los dedicó al ejército. Al contrario de lo que me ocurre con muchos políticos actuales, a los que me resulta imposible respetar, respeto a los soldados. Porque ellos son conscientes de las consecuencias de lo que hacen. A veces hacen cosas terribles, pero no se ocultan sus consecuencias. El tenía este tipo de conciencia. Nunca lo comentó, pero me consta que ésa era su manera de encarar la vida: cuando ocurría algo, lo afrontaba como un soldado. No estoy sugiriendo que su manera de hacer las cosas fuera heroica. Fue un soldado muy valiente, pero no heroico. La suya era más bien una forma estoica y perseverante de enfrentarse a las situaciones. Era una forma de ser muy física, y eso influyó en mí. Creo que siempre, aunque con poco éxito, he intentado imitar esa forma de enfrentarse a la vida que a él le distinguía.

¿Qué hizo después, cuando dejó el ejército?

Era un ex oficial sin ninguna calificación, pero más tarde se convirtió en secretario y luego director de una empresa de consultoría de finanzas. De las que surgían en aquel momento y que luego han pasado a dominar el mundo. Era perfecto para ese puesto, porque era muy honesto aunque representara a canallas sin escrúpulos. Eso es lo que hacía.

¿Qué le llevó a usted a la pintura?

Los primeros dibujos al óleo que vi en mi vida eran obra de mi padre. Era un pintor aficionado. Después de la guerra no siguió, pero tenía el don de pintar; en casa siempre había cuadros suyos. Creo que yo también tenía ese don. Me escapé del colegio a los dieciséis años para estudiar bellas artes, aunque el motivo principal de mi huida fue para ver mujeres desnudas. Después algunos pintores me alentaron y seguí pintando hasta que cumplí los treinta. Si acabé esa etapa de pintor no fue por falta de fe en mi capacidad, sino porque estábamos en plena guerra fría y no me parecía que pintar fuera entonces lo adecuado. Cuando pintaba también escribía, y descubrí que no se me daba mal jugar con las palabras. Pero lo que realmente me interesaba era escribir sobre política, y comencé a trabajar para el "Tribune", el periódico de George Orwell. Los pintores son como los pianistas y otros músicos. Tienes que practicar todos los días, y como no podía practicar cada día como pintor decidí escribir.

Escribir y pintar no son cosas tan diferentes. Sus libros están llenos de pintura.

No creo que la pintura esté tan presente en mi escritura. Lo que sí está presente es lo visible, y lo visible es también el tema de la pintura. Lo visible es esa flor, la luz que le acaricia la oreja; se trata de algo esencial en mi escritura. Cuando comienzas a descubrir lo visible con tus ojos y con tu imaginación, que es, por cierto, lo que haces al dibujar, sobre todo si se trata de algo natural, como el ser humano, la geología, una flor, una colina, un paisaje, un animal, cuando empiezas a mirar esas cosas te haces consciente del orden increíble y de la complejidad que encierran. No sólo su apariencia, sino también su estructura te llevan a pensar que han sido creados. Y por tanto, hay una conexión entre la creación con "C" mayúscula y el modesto acto de crear. Creo que ésta es la razón principal por la que lo visible es tan importante en mi escritura. Y es también el motivo por el que al escribir una historia la concibo como si fuera un objeto, como una piña, como un iris, como un pájaro. Concibo mis historias como objetos visibles.

En su último libro está muy presente el humor de su madre. Supongo que le habrá influido.

Sí, tenía una gran ironía, su humor tenía algo desdeñoso...

Usted tuvo mucha relación en su juventud con el escultor Henry Moore y con el escritor George Orwell.

Con Moore coincidía en bellas artes: él enseñaba escultura y yo enseñaba pintura; era un artista al que admiraba mucho. El era mucho más importante que yo, claro; hablábamos, tomábamos café, discutíamos sobre las materias. Tenía algo de estoico, como mi padre, a la hora de enfrentarse a las cosas. Orwell criticaba y corregía sin piedad todos los textos que le presentaba en "Tribune". Sin piedad pero de forma magistral, era un gran editor. En alguna parte de su interior anidaban recuerdos muy trágicos de la Guerra Civil española. Recuerdo cómo se enfurruñaba: "¿Cómo sabe eso? ¿De dónde lo sacó? ¡Esto lo tiene que cortar! ¡Revíselo de nuevo!".

¿Por qué se fue de Inglaterra?

La respuesta oficial, que no es la verdadera, es que yo quería ser un escritor europeo. Hay algo de cierto en eso, pero no es lo que yo pensaba en aquel momento. Me fui muy confundido de Inglaterra. Sin saber por qué, algo me impulsó. En realidad, no me sentía en casa en la Inglaterra de los sesenta. Me daba cuenta de que mi conducta espontánea, mi forma de hablar, mi lenguaje corporal producía vergüenza en los demás. Vergüenza que, lejos de ocultar, me mostraban de forma agresiva. Para ser yo mismo estaba claro que debía irme a algún lugar donde esto fuera posible.

¿Aún se siente exiliado?

Sí, aunque desde entonces Inglaterra cambió muchísimo. Se convirtió en un país multiétnico, sobre todo en Londres. Si tuviera que volver disfrutaría de ese cambio, pero no pienso volver.

¿Se siente un escritor europeo?

Sí, ahora diría que me siento un escritor europeo, sobre todo en este último libro, que sucede en toda Europa, desde Ucrania hasta Portugal y España.

¿Y qué piensa usted de lo que sucede ahora en este continente?

No quiero generalizar; el hecho de que sea un escritor europeo no significa que tenga una opinión decidida sobre Europa. Pero hay algo que me llama la atención. De todos los países de Europa hay dos que están especialmente abiertos a nuevas ideas y al cambio. Son España y Alemania. Ambos comparten un pasado fascista, por lo que se han visto obligados a cuestionar su identidad, y han querido hacerlo. No quisieron perder su identidad, quisieron cuestionarla: no siguieron asumiendo de forma automática su identidad pasada. Francia, por ejemplo, no se cuestiona nada. La identidad francesa es hoy idéntica a la del siglo XIX. A los ingleses les ocurre otro tanto.

Usted escribió sobre la pobreza y el sufrimiento. Una vez dijo que las mejores voces pertenecen a los perdedores. ¿Hay algo que le obsesione como ser humano, aunque no haya escrito sobre ello?

Aquellos a los que llamamos perdedores saben cosas de la vida que nunca conocerán los ganadores. Eso es lo que dije. Tampoco se trata de idealizar a los perdedores. ¿Mis obsesiones? Están en mi obra, y en una historia que le voy a contar ahora. Me gustaría escribir una historia basada en cartas escritas por una mujer de edad incierta. Al leerlas, en algunos momentos, podrían parecer escritas por una mujer de diecinueve años, pero en otras su autora aparentaría tener setenticinco. No estaría claro. Las cartas van dirigidas a su hombre, preso por motivos políticos. No hay cartas de respuesta. Tengo algunas ideas sobre el contenido de las cartas. ¿Por qué reflejan una obsesión? Porque esta historia combina tres situaciones: la primera es el género, resulta un reto escribir cartas desde el punto de vista de una mujer; la segunda es su relación con la opresión política, y en tercer lugar, se trata de contar la vida en esos limbos de los que hablo.

En su libro "To the wedding" (Hacia la boda), cuyo asunto central es el sida, habla de la esperanza. Empieza con una cita: "Dejen que cante mi pesar desde lo alto de la montaña", de la escritora rusa Marina Tsvetayeva. ¿Siente usted la esperanza que transmite?

La gente me dice que encuentra esperanza en mi trabajo. Me siento bien al escucharlo, pero no reconozco de qué forma aparece la esperanza en mi obra. No es que no crea en la esperanza, sino que no soy consciente de la esperanza que introduzco en mi obra. No creo que se pueda generar esperanza conscientemente, se trataría de algo falso. Sin embargo, la esperanza, como una emoción de contrabando, acaba apareciendo. Hay una enorme confusión en Occidente sobre el optimismo y el pesimismo. Me parece una concepción sumamente ridícula. La esperanza no es una promesa ni una póliza de seguro. La esperanza tiene que ver con el deseo de algo. No se trata de alcanzarlo u obtenerlo. La esencia de la esperanza es llegar a ser. Llegar a ser otro. Creo que la esperanza, en este sentido, se parece mucho a rezar. Puedes seguir los sondeos de Gallup y mostrarte pesimista u optimista ante ellos, pero las investigaciones de Gallup no tienen nada que ver con la esperanza o con las probabilidades. No existe un motor que pueda generar esperanza, te llega a través de la percepción; es como el resultado de un intercambio de lectura.

Usted escribió: "Las multitudes tienen respuestas a preguntas que aún no se han formulado, y la capacidad de sobrevivir a los muros. Recorre esta noche con tus dedos la línea del nacimiento del pelo de ella (de él) antes de dormirte". ¿Esa es la respuesta, la esperanza del amor?

No sé por qué dudo en aceptar que la respuesta sea el amor, como usted propone. Hay algo intrínseco en esa palabra que aspira como a una solución; es algo demasiado fácil y falso a la vez. Hay algo en el amor que tiene una gran carga de permanencia, y de lo que yo quiero hablar es de algo que se transforma en otra cosa; algo que no existe todavía, pero que se comparte. No se trata de algo solitario, sino compartido. Que algo no sea conceptualizado no significa que sea irreal. Muchas cosas que son reales no se pueden articular así como así. Hay momentos que susurran porque estamos aquí. Momentos compartidos, entre amantes o amigos, o entre cientos de personas simultáneamente; momentos eternos. No es que duren para siempre, sino que en ese momento estamos rozando lo eterno. Se trata de los únicos momentos a los que verdaderamente debemos aspirar.

Al final de su último libro, usted describe la risa de su madre: "Una risa plateada como una pequeña fuente en el decorado de una noche en la Alhambra". Algo muy bello para decirlo de una madre.

Si mi madre está tan cerca de mí es porque durante mi infancia, y ya adulto, siempre me dejó ser muy libre. Esto no significa que fuera totalmente permisiva. No quiere decir que no discutiéramos, que ella no insistiera en ciertas cosas. Claro que sí, la vida no sería posible sin esto. Pero fundamentalmente me permitió un increíble margen de libertad. Me doy cuenta al observar a otras madres. En cierta forma fue un privilegio, y por esto mismo está tan cerca de mí. Es una paradoja. La distancia con que me cultivó es lo que le permitió convertirse en alguien tan cercano a mí.

En la ficción de este último libro, ella le previene de escribir autobiografía.

Y le hice caso. No hago autobiografía. La autobiografía no me interesa. El ser humano se hace en relación con el otro; la raíz del ser es la perplejidad con la vida, no tiene que ver con uno mismo... No es que descarte la biografía como género, las hay fascinantes... A mí lo que me va es contar historias.