Nacido en Valencia, el periodista y ensayista español Pascual Serrano (1964) se licenció en Periodismo en 1993 en la Universidad Complutense de Madrid. Se inició en el periodismo trabajando en el diario español "ABC" y más tarde fue fundador y redactor jefe de la revista "Voces", editada por Izquierda Unida. En 1996 fundó junto con un grupo de periodistas la publicación electrónica "Rebelión", que hoy funciona como diario alternativo en Internet. Durante 2006 y 2007 fue asesor editorial de Telesur, un canal de televisión promovido por Venezuela con la participación de Argentina, Bolivia, Cuba y Uruguay que pretende ser un modelo de comunicación contrapuesto a los medios dominantes del primer mundo. Colabora habitualmente en una decena de publicaciones españolas y latinoamericanas sobre temas de comunicación y política internacional, entre ellas, el diario "Público", el mensual "Le Monde Diplomatique", el quicenal "Diagonal", y las revistas culturales "La Jiribilla", "Mundo Obrero", "El Otro País" y "Pueblos". Ha publicado "Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación", "Violencia y medios de comunicación", "Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación", "Medios violentos. Palabras e imágenes para el odio y la guerra", "Conjura contra Cuba", "Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo" y "El periodismo es noticia. Tendencias sobre comunicación en el siglo XXI". Lo que sigue es una edición de una entrevista efectuada por Rosa Rodríguez, publicada por "Galicia Hoxe" el 26 de octubre de 2009, y otra a cargo de Mariló Hidalgo, publicada por "Rebelión" el 19 de agosto de 2010.
Puedes leer diariamente los periódicos, escuchar los informativos y en cambio estar desinformado. ¿En qué consiste esta desinformación? ¿Qué mecanismos utiliza?
Los métodos son numerosos y complejos, no se trata sólo de que exista la mentira -que también-, sino que son más sutiles. Es importante aclarar que se trata de dos tipos de desinformaciones: la estructural, resultado de un formato informativo que simplifica, se entrega a la espectacularidad y la trivialidad y omite elementos de antecedentes y contexto; y la ideológica, que se produce cuando existe una clara intención de deformar una realidad concreta. En mi libro "Desinformación" se explican con más detalle.
En ese libro partes de la premisa que los ciudadanos no están informados a pesar de leer o ver mucha televisión. ¿Vivimos en una gran mentira?
No me atrevo a decir que los medios mientan sistemáticamente, pero su nivel de desinformación, de retorcimiento de la realidad, de presentación alterada de la actualidad termina con el resultado de que, efectivamente, vivimos una gran mentira.
¿Qué interés tienen los medios en ocultar la verdad? ¿Qué ganan con eso?
No siempre se trata de un ocultamiento premeditado y planeado. Esto sucede en muchas ocasiones y obedece a intereses empresariales e ideológicos concretos, pero en otros casos es la propia dinámica de trabajo de los medios la que resulta incompatible con una adecuada información.
¿Detrás de la desinformación existen motivos ideológicos o económicos? ¿Cómo orquestan los medios campañas para desinformar?
Depende de qué asunto, conflicto o región se esté tratando en la información. Sobre Africa, por ejemplo, se produce un apagón informativo y la presentación tribal de conflictos que tienen detrás intereses del primer mundo. En el caso de América Latina se recurre a la satanización de líderes políticos de izquierda. En Asia, la ausencia de contexto, con el ejemplo más evidente del conflicto palestino-israelí.
Entonces, ¿quién manda en los medios? ¿El poder económico?
Respondería con otras preguntas, ¿qué criterios mandan en las fábricas de sillas o de refrescos? Sin duda el dinero y la búsqueda de la rentabilidad. ¿Por qué debería ser diferente en las empresas de comunicación?
¿Son todos los medios igual o estableces distinciones?
Son muy similares los criterios entre los medios privados que necesitan rentabilidad económica para sobrevivir, pertenecen a grandes grupos económicos y empresariales, y tienen en los ingresos publicitarios una parte importante de su facturación. Cambia cuando hablamos de medios de propiedad pública o gestionados por colectivos sociales.
Tus artículos y libros dejan patente que te has convertido en un especialista en detectar las trampas del poder en cuanto a lenguaje periodístico se refiere. El caso de América Latina es un ejemplo. ¿Qué está pasando allí y qué se quiere silenciar?
En gran parte de América Latina se están desarrollando gobiernos que han llegado al poder por medio de las urnas y se están poniendo en marcha políticas progresistas que dejan en evidencia las desastrosas políticas neoliberales de las anteriores décadas. Esto es una muestra de que en realidad se pueden cambiar muchas cosas. Eso ha hecho que los grandes grupos de comunicación estén liderando la oposición política a esos gobiernos, y mostrando que la información y la libertad de expresión para ellos, es sólo una coartada para agredir a esos gobiernos y sus políticas de izquierda. El resultado es una agresividad y una manipulación mediática sin precedentes en la historia.
La información, sin relación, sin antecedentes, sin contexto puede ser insufrible. ¿Cómo conseguir esa interacción para que realmente llegue al ciudadano?
No es fácil, el ciudadano también se está deformando porque se está acostumbrando a noticias breves y superficiales en prensa escrita, y espectaculares y vacías en los medios audiovisuales. Hay que hacerle ver que seguir siendo consumidor de esos formatos no sirve para estar informado. Que compruebe que no tiene conocimiento ni comprende los acontecimientos internacionales, y que ante modelos así, es preferible apagar la televisión y cerrar el periódico para sustituirlos por un libro o un buen reportaje escrito.
Mentalmente asociamos la censura a las dictaduras pero las cosas han cambiado. ¿Qué es hoy la censura y qué elementos novedosos se han introducido?
Principalmente lo que yo llamaría ruido mediático. Es decir, paja informativa que impide diferenciar la información valiosa de la superficial, incluso falsa. El resultado acaba siendo tan efectivo para la desinformación como la censura. Si al ciudadano le mezclan la información verdadera con la falsa y no puede diferenciarla, es como censurar la primera.
Hablas continuamente de la necesidad de cambiar el modelo informativo. ¿Qué papel debería de jugar en todo ello el Estado?
Su papel es fundamental. Por un lado, mediante el desarrollo de medios de propiedad pública, eso sí, con mecanismos de control y participación democrática que garanticen que no son meros portavoces de gobiernos o partidos. Por otro, apostando desde los poderes públicos al desarrollo de medios alternativos y comunitarios. La ley audiovisual recién aprobada en España que limita el presupuesto de una radio sin ánimo de lucro a 50.000 euros anuales y el de una televisión a 100.000 es un ejemplo de la política contraria.
La famosa web "Wikileaks" publicó hace unos días noventidós mil archivos filtrados del ejército de Estados Unidos sobre la guerra de Afganistán -un período comprendido entre 2004 y 2009-. Estos documentos son una especie de diarios de guerra redactados por los soldados que detallan acciones militares y matanzas de civiles, entre ellos niños. Tres medios de renombre se hacen eco de la información: "New York Times", "The Guardian" y "Der Spiegel". Con ello quiero plantearte varias cuestiones. La primera, ¿qué supone una filtración de este tipo en estos momento (aseguran que es una de las mayores de toda la historia)?
Sin duda es una aportación a la transparencia. El hecho de que eso haya debido suceder de forma clandestina por parte de militares y violando la ley, muestra que no vivimos una democracia informativa.
En segundo lugar, la historia nos demuestra que toda filtración es interesada. ¿Qué opinas en este caso?
El que sea interesada no quiere decir que sea negativa. Puede haber un interés por denunciar la ocupación de un país, por defender los derechos humanos de los civiles asesinados, etcétera. Ahora bien, quiero destacar que esa información ha debido pasar por el embudo de esos tres medios que has dicho, lo que muestra que siguen teniendo en gran parte la llave de la difusión de la información.
Cambiando de tema. No crees que debería de incluirse en los institutos una asignatura que nos ayudara a despertar la curiosidad, a leer detrás de la información que nos llega, a participar, debatir, reflexionar...
Por supuesto, siempre me ha parecido absurdo que en los colegios e institutos se establezcan actividades como hacer una revista colegial y nunca enseñar a usar los medios de comunicación. Esos niños, en un futuro, no van a hacer revistas, en cambio sí van a leerlas. Encuentro más lógico educarles en lo segundo que en lo primero.
Eres miembro y fundador de la publicación electrónica "Rebelión", un medio alternativo de referencia. ¿Qué es lo que da credibilidad a un medio de comunicación?
En primer lugar, saber que detrás no existe un interés empresarial, ni un objetivo de rentabilidad, ni influencia de la publicidad. Eso es fundamental, por eso siempre digo que lo primero para conocer un medio es saber quiénes son sus dueños. El mero hecho de que sean un grupo de personas sin intereses económicos ya supone un gran aval. Después, hacen falta más elementos a observar, incluido la credibilidad de sus firmas.
Detrás de lo que escribes siempre hay una invitación al lector para que desconfíe... ¿De qué debe desconfiar?
Como en todos los ámbitos, en la información se debe desconfiar del dinero. Si un médico gana dinero recetando una medicina, desconfiaremos cuando la prescriba; si un maestro ganase dinero con cada libro que recomendase, tampoco nos fiaríamos de sus sugerencias. Creo que el negocio pervierte todo, por eso, al contrario de lo que afirman los neoliberales, creo que la rentabilidad económica no da independencia, sino que la sepulta.
¿Piensas que se puede informar con objetividad sobre algo? ¿Crees que existe?
No, creo que no existe la objetividad, ni la imparcialidad ni la neutralidad. Y cuanto menos se utiliza más se pregona. Hace tiempo que la gran patraña de los medios es intentar crear estados de opinión escudados en decirnos que nos están informando. El mismo momento en que se elige la noticia supone un claro posicionamiento. Lo que se debe reivindicar y exigir es honestidad, veracidad y pluralidad.
¿Cómo se puede saber lo que pasa en el mundo sin tener la sensación de que te engañan?
Lo más inteligente es utilizar menos los medios de comunicación diarios que no profundizan y recurrir a un libro que nos informará de un asunto con más profusión. En otras ocasiones, buscar autores y firmas que te merezcan confianza, informarse supone dejarte en manos de un profesional como cuando entras en un quirófano. Así que, como en este último caso, es importante asegurarse de su honestidad y profesionalidad. Por último, no dejar de saber quiénes son los dueños, accionistas y anunciantes que mantienen el medio de comunicación que estamos utilizando, quizás entonces encontremos muchas explicaciones a sus contenidos.