24 de mayo de 2011

David Harvey: "Las crisis en la historia del capitalismo son una especie de racionalizadoras irracionales del sistema" (2)

En las últimas décadas del siglo XX comenzaron a producirse una serie de transformaciones económicas debido a la fuerte interconexión e interdependencia entre las economías nacionales caracterizada por un nivel superior de la internacionalización del capital. Este proceso, al que se conoce como globalización, no se limita sólo a la producción, sino que abarca también al comercio, las comunicaciones, el transporte, la cultura, las finanzas, los servicios, etcétera. Esta definición clásica tiene otras variantes. Por ejemplo la del economista norteamericano John K. Galbraith (1908-2006) quien, en un rapto de sinceridad, reconocía en "The economics of innocent fraud" (La economía del fraude inocente) que "la globalización no es un concepto serio. Nosotros, los americanos, lo inventamos para disimular nuestra política de penetración económica en otros países y para tornar respetables los movimientos especulativos del capital". Más elegante, otro economista estadounidense, Robert Heilbroner (1919-2005), quien gustaba autodefinirse como "conservador liberal" y solía mostrarse
disconforme con los derroteros de la ciencia económica moderna, dijo en "Visions of the future" (Visiones del futuro): "La nueva economía es una economía global. Lo nuevo es que la economía nacional ahora trabaja como unidad a nivel mundial. En este sentido no sólo estamos asistiendo a un proceso de internacionalización de la economía, sino de interpenetración de la actividad económica y de las economías nacionales a nivel global". Y, renovando su fe en la capacidad del libre mercado para resolver todas las cuestiones económicas, en un artículo del "New Yorker" exclamaba: "El socialismo está acabado y el capitalismo ha ganado. El capitalismo es la condición natural de la humanidad y organiza sus asuntos materiales más satisfactoriamente que el socialismo. Debemos apostar a una desregulación estatal en lo político y una vuelta a los antiguos valores culturales, intentando universalizar el modo de vida americano". Esto es, en otras palabras, acentuar la posición dominante de los Estados Unidos. El capitalismo es, indudablemente, un poderoso agente de cambio. Así lo describía en 1942 el economista austríaco Joseph Schumpeter (1883-1950) en su libro "Kapitalismus, sozialismus und demokratie" (Capitalismo, socialismo y democracia), en el que reconocía el efecto desestabilizador del capitalismo y defendía su carácter evolutivo a través de la apertura de nuevos mercados y el desarrollo de la organización de la producción. Definió este proceso -esencial para el capitalismo- como de "destrucción creadora": destructivo por la introducción de innovaciones; creador por la difusión de los beneficios a toda la economía. La cuestión no es "cómo el capitalismo administra las estructuras existentes sino cómo las crea y las destruye". "Los objetivos del capital dominante siguen siendo los mismos -el control de la expansión de los mercados, el saqueo de los recursos naturales de la tierra, la superexplotación de las reservas de trabajo en la periferia- aun cuando todo esto se persiga bajo condiciones que son nuevas y en muchos aspectos muy diferentes de las que caracterizaron la fase precedente del imperialismo", dice el economista egipcio Samir Amin (1931). Esos objetivos se buscan hoy a través de la globalización. El semiólogo y periodista español Ignacio Ramonet (1943) ha dicho que "la globalización es un proceso de especulación financiera. Lo que más circula en el mundo, sin ningún tipo de trabas, son los capitales. Estamos, pues, más ante una globalización financiera que ante una globalización económica. En el centro se encuentran los mercados financieros, y por ende, los agentes financieros: las grandes multinacionales, la Bolsa, el Banco Mundial, los países más poderosos que conforman el G7, la Organización Mundial del Comercio...". Y es, justamente, el capital financiero el que está mas ligado a la crisis actual. Cuando los dueños del capital, para compensar la caída de la tasa de ganancia, sacan su dinero de la producción y lo invierten en la especulación, estamos en presencia de las famosas "burbujas", que a la larga explotan provocando la crisis. Karl Marx (1818-1883) en el tomo III de "Das Kapital" (El Capital) planteó: "Las crisis son siempre soluciones violentas puramente momentáneas de las contradicciones existentes, erupciones bruscas que restablecen pasajeramente el equilibrio roto". A sabiendas de que la actividad económica sufre periodos alternativos de alzas y bajas en una sucesión de crisis, recesión, depresión, recuperación y auge, e ignorando que dichas contradicciones no se reducen sino que se profundizan, en la cumbre de Londres los adalides de la globalización aportaron como solución ejercer políticas monetarias y de expansión fiscal a través del FMI e instrumentaron planes de rescate para las entidades financieras. En suma, más de lo mismo. De estos temas habla David Harvey en la segunda y última parte de la entrevista que le realizara Amy Goodman para el programa Democracy Now!


¿Qué opina de la masiva protesta contra el pequeño porcentaje del dinero del rescate, el que va a los ejecutivos, algo con lo que ciertamente la gente se puede identificar?

Bueno, a mí realmente me molestó todo ese lío sobre la American International Group (AIG). Quiero decir, estamos hablando de los 165 millones de dólares en bonificación, ¿o 235? En enero de 2008, el total de bonificaciones colectivas de Wall Street llegó a 32.000 millones de dólares. Y en esos días, dos millones de personas ya habían perdido sus casas. Imagínese, dos millones de personas han perdido sus casas; Wall Street se recompensa con 32.000 millones de dólares. Nadie se enojó por eso. Y yo estaba extremadamente furioso al respecto. Me parecía que era un robo de clase. Es como si los banqueros bajaran a la bodega de un barco que se hunde, agarraran todo el oro, volviesen a subir, se trepasen a un bote salvavidas, se fuesen y dejasen a todos los demás en el barco naufragante. Y en esos días pensamos que era una vergüenza. Y fueron 32.000 millones en lugar de los 165 o 235 millones de los que se habla ahora. Ese dinero ya se fue, pero ahora mismo hay gente muriendo de hambre en muchas partes del mundo. Hay niños muriendo de hambre por esto. No pasa nada al respecto.

Así que, ¿cuál es la diferencia entre el año pasado y ahora?

La diferencia entre el año pasado y ahora es que, en realidad, la cosa ha empeorado mucho. Quiero decir, los activos tóxicos, si se quiere, se hacen más y más evidentes. Y hemos tenido, por cierto, la destrucción de los bancos de inversión, Lehman en quiebra y otros fusionados, etcétera. Pienso que la diferencia ahora mismo es que, evidentemente, Wall Street tiene que reestructurarse por completo. Pero no pienso que podamos hacernos ilusiones pensando que no hay en realidad mucho dinero. Hay gente que todavía gana mucho dinero en Wall Street.

¿Quiénes?

Es sólo que ahora está consolidado, tal como está. En este país quedan cuatro grandes bancos. Y es una tremenda centralización y consolidación de poder de clase.

Profesor Harvey, ¿qué es el neoliberalismo?

El neoliberalismo, para mí, fue un proyecto político que se formó en los años '70 para tratar de consolidar y reconstruir el poder de clase. Y lo hizo, si se quiere, mediante todo un conjunto de mecanismos sobre privatización, sobre libre mercados, responsabilidades individuales, retiro del Estado de la provisión social, etcétera. Pero el Estado nunca se retiró de la economía. Quiero decir, ése es un mito. En cuanto los peces gordos tienen problemas, el Estado los rescata. Y eso es lo que llamamos riesgo moral, lo que es en realidad, porque se rescata a Wall Street todo el tiempo. Wall Street toma altos riesgos. Y han tomado riesgos inmensamente altos durante los últimos treinta años y una y otra vez hasta que fueron atrapados. Y cada vez que son atrapados, viene el Estado y los salva. Es la conexión, si se quiere, entre el Estado y Wall Street. Es la conexión que hay que romper.

¿Y cuál considera usted que es el papel de los movimientos sociales?

Pienso que ahora mismo es un momento desesperado, en el sentido de que si vamos a salir de esta crisis de cualquier otra manera, va a ser gracias a la formación de movimientos sociales muy potentes que digan: ¡basta ya! Tenemos que cambiar el mundo de un modo muy, muy diferente. Ahora, movimientos sociales de este tipo no se forman de un día para el otro. Necesitan un cierto tiempo, quiero decir, es interesante si se mira hacia atrás. En 1929, hubo un derrumbe del mercado bursátil. Los movimientos sociales no comenzaron realmente a moverse hasta 1932, 1933. Les tomó unos tres años. Ahora mismo, pienso que estamos en una crisis de legitimación. Están tratando de rescatar al sistema tal cual es. Y pienso que más y más gente comienza a decir que éste es un sistema ilegítimo, y por ello tenemos que pensar en hacer algo diferente. De eso, es probable que salga todo tipo de diferentes movimientos sociales. Tenemos este movimiento, que es un movimiento relativamente nuevo, llamado The Right to the City (Derecho a la Ciudad). Aquí, en la ciudad de Nueva York y en varias otras ciudades en Estados Unidos. Hay una coalición nacional. Es pequeña ahora mismo, y se está organizando. Pero ese tipo de cosa puede crecer muy rápido. De modo que es probable que haya muchos movimientos de ese tipo. En otros países, ya hay movimientos sociales bastante masivos. Este país está un poco atrasado en esa trayectoria.

¿Y a cuáles identificaría como movimientos sociales masivos en otros sitios?

En Brasil, por ejemplo, existe un movimiento Derecho a la Ciudad en relación con la provisión de viviendas y alojamientos, etcétera. Existe un movimiento de campesinos sin tierra en Brasil que es muy, muy activo y muy exitoso en muchas de las cosas que hace. Así que, esos movimientos son verdaderamente muy fuertes. Existe un movimiento campesino en India, también, que en realidad es bastante fuerte. Y así, pienso que actualmente existe una verdadera oportunidad, en la que también tenemos que pensar en que esas cosas se junten globalmente, lo que es, claro está, lo que originó el Foro Social Mundial. Y así, hay maneras como podemos comenzar a pensar en la coordinación entre diferentes partes del mundo.

¿Dónde entra en juego la guerra en todo esto? Estados Unidos continúa su guerra en Iraq, aunque el presidente Obama dice que terminará por retirarse de ese país, pero está expandiendo ahora la guerra en Afganistán. No sólo 17.000 soldados más, luego otros 4.000, lo que asciende a 21.000, y ahora el Pentágono pide otros 10.000 soldados.

Correcto, correcto. Bueno, es interesante que esto tenga dos aspectos. Primero, desde 1945, lo que llaman el complejo militar-industrial, ha sido un vehículo terriblemente influyente en los acontecimientos estadounidenses. Ha sido el centro de lo que llamamos keynesianismo militar. Quiero decir, es el sector al que se permitió un amplio financiamiento deficitario, y es el sector que se expandió inmensamente bajo Reagan y que nunca ha dejado de presionar a pesar del fin de la Guerra Fría. De modo que ha habido una función económica muy importante en lo que a los militares se refiere. El segundo aspecto es que, como hemos visto durante el reciente par de años, los precios de las materias primas son muy inestables. Y el control sobre materias primas y recursos se hace absolutamente crucial. De modo que, a mi juicio, gran parte del intervencionismo en Oriente Próximo y otros sitios se ha desarrollado claramente alrededor del interés de Estados Unidos por el control de los suministros de petróleo. Y no es sólo por eso, sino que está en gran medida conectado con eso, de modo que entonces se presentan argumentos que dicen que tenemos que librarnos de un dictador. Bueno, ha habido una plétora de dictadores en todo el mundo que a Estados Unidos no le han importado para nada porque no controlaban petróleo. Y así, el tipo de maquinaria bélica y las armas clandestinas comienzan a convertirse en muy importantes en términos de mantener el acceso corporativo a los recursos del mundo y, en un cierto momento, también a los recursos laborales del mundo, no sólo los recursos naturales.

¿Cómo ve usted a Estados Unidos en relación al resto del mundo, el equilibrio del poder? Estados Unidos frente a Europa y China? ¿Ve a China emergiendo como un importante poder económico dominante?

No, no veo que se convierta en un importante poder económico dominante. Creo que fue ese informe del Consejo Nacional de Inteligencia, que apareció el año pasado. En cierto modo decía, Estados Unidos ya no va a ser el poder dominante en el mundo. Va a ser un protagonista muy importante en el mundo, pero tenemos que contar con un mundo multipolar, en el que Asia del Este y del Sudeste, por ejemplo, serán tan poderosas económicamente como Estados Unidos. La Unión Europea, si hace bien las cosas, probablemente será tan poderosa como Estados Unidos. De modo que Estados Unidos tiene que contar con un mundo multipolar. Es algo que en realidad es inestable y potencialmente más peligroso. Nos guste o no, lo que Estados Unidos ha hecho con su dominación, por lo menos se trataba sólo de Estados Unidos contra el tipo de mundo que dirigía la Unión Soviética. Cuando uno comienza a considerar el mundo multipolar, comienza a recordar lo que pasó en los años '30, cuando los grupos decidían que iban a hacer las cosas por su propia cuenta y se metían en conflictos los unos contra los otros. Y me preocupo por el futuro...

¿Qué quiere decir con "los grupos"?

En esos días, la prosperidad japonesa, Alemania con sus propios intereses, los británicos. Y cada cual iba por su propia cuenta. Y pienso que la amenaza del G20 es que vamos a ver una especie de ruptura de la economía global siguiendo esas líneas. Y lo que podría ser algo bueno, en el sentido de que si hay una ruptura y al mismo tiempo emergen coaliciones, es una cosa, pero si se convierte en una ruptura y luego en rivalidades entre los bloques de poder, pienso que se puede convertir en algo muy peligroso.

¿Piensa que el neoliberalismo está muerto? Y, ¿ qué es lo que le causa más esperanzas?

No creo que el neoliberalismo esté muerto, si uno dice que el neoliberalismo tiene que ver con la consolidación del poder de clase, porque en realidad se ve una mayor consolidación de ese poder ahora mismo, en lugar de una disminución. Y es lo que digo cuando hablo del rescate bancario. Se están consolidando, es lo que están haciendo. De modo que estoy bastante preocupado.

¿Usted estaba contra los rescates bancarios?

Bueno, yo estaba a favor de la solución de la crisis de las ejecuciones hipotecarias. Usted verá, si se hubiera solucionado la crisis de la vivienda, los bancos no poseerían activos tóxicos. Si se hubiera ido y rescatado a toda la gente, no habría un problema en Wall Street. Y no estarían ahí con todos esos activos tóxicos. No hubiera habido embargos de viviendas. De modo que deberíamos haber intervenido en eso directamente al comienzo y haber controlado realmente la crisis de las ejecuciones hipotecarias.

¿Y por qué no lo hicieron?

Porque eso hubiera significado el rescate de pobres afro-estadounidenses y gente de ese tipo, y no es lo que les preocupa. Están preocupados por la protección de los banqueros, no por la protección de la gente. Por lo tanto eso me da esperanzas, porque ahora pienso que la gente podrá darse cuenta de que es eso lo que en realidad ha estado ocurriendo durante los últimos treinta años y que ahora realmente se pone de relieve. Quiero decir, ahora le salta a uno a la cara directamente. Es lo que está sucediendo. Y tiene que pasar algo diferente. Tiene que aparecer algún tipo de movimiento y decir: "Miren, ya basta. No vamos a continuar de esa manera".