26 de mayo de 2011

Teresa Yuan: "La cultura china se centra en la dignidad, por eso el sentimiento de culpa queda regresivamente enmascarado por la vergüenza"

La doctora Teresa Yuan (1961) es integrante de la Asociación Psicoanalítica Internacional y una de las pioneras en la introducción y desarrollo del psicoanálisis en China, donde pasa varios meses al año trabajando con médicos y psicólogos. Desde 1995 dicta seminarios dirigidos a profesionales de todo el país mientras desarrolla su práctica en el Hospital Psiquiátrico Anding de Beijing. En un artículo publicado en el nº 86 de la revista "Imago-Agenda" (verano 2004/05) bajo el título "El psicoanálisis contemporáneo en las sociedades de la cultura china", la doctora Yuan reseñó brevemente el avance del psicoanálisis en las sociedades chinas -China continental, Hong Kong, Tailandia- a partir de su introducción alrededor de 1910. Allí explica que, en China, los conceptos de inconsciente, conflicto psíquico, afecto, síntoma, han sido, como todo lo que proviene de Occidente, recibidos, estudiados e interrogados. El pensamiento chino es, en si mismo abarcativo, acepta aquello que puede resultarle útil y descarta o adapta lo inútil, permitiéndole convivir armónicamente con distintas religiones y filosofías como el taoísmo, el budismo o el confucionismo, y con sistemas políticos tan divergentes como el comunismo maoísta o la actual promiscuidad de capitalismo estatista. En efecto, la cultura china sufre los efectos cada vez más notorios del capitalismo mundial globalizado y la economía de mercado: angustia y frustración por la polarización en el estatus económico de sus habitantes, frustración y temor por causa de la regulación demográfica que permitió el crecimiento económico sostenido pero demolió la tradición de tener muchos hijos como reaseguro para la vejez, y la presión e incertidumbre en los jóvenes que reciben sobre sí el peso de una sociedad comunista en su moral y capitalista en sus acciones. La medicina china considera que el cuerpo humano es un conjunto orgánico íntegro de forma y espíritu que funciona sincronizado con las fuerzas de la naturaleza. La ruptura del equilibrio entre la forma, el espíritu y la naturaleza determina la aparición de la enfermedad. El psicoanálisis considera algo similar cuando señala que la conducta humana es el resultado de la interacción entre las áreas de la mente, el cuerpo y el mundo externo. ¿Qué puede aportar el psicoanálisis a la medicina china? Lo responde la doctora Yuan (nacida en Argentina de padre chino y madre sirio-libanesa) en la entrevista que le realizara Andrés Rascovsky para la "Revista de Psicoanálisis", Volumen LVI, nº 2 (1999).
 

¿Cómo surge desde su propia historia y desde las posibilidades que ha tenido la introducción del psicoanálisis en esta población del futuro del psicoanálisis, y la extensión posible dentro del pensamiento, dentro de la cultura china, del psicoanálisis en Oriente?

Esta afortunada y fascinante posibilidad surge, desde mi historia, del encuentro, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, de dos extranjeros inmigrantes provenientes de Medio y Lejano Oriente: mis padres. Casi todos los descendientes de inmigrantes sentimos en cierto momento de nuestra vida alguna resonancia del deseo de búsqueda de nuestros orígenes. Aunque creo que este sentir es universal, está en el hombre más allá de la condición de ser o no descendiente de inmigrantes. Es la necesidad de reconocerse en una historia, tener una genealogía, una filiación. La Embajada China en Argentina, a la cual estuvo ligado mi padre desde su llegada al país, luego de la ocupación japonesa, fue el ámbito cultural donde crecí; allí pasé mi infancia y mi adolescencia. Nuestra relación con la embajada se interrumpió a partir del establecimiento de relaciones diplomáticas por parte de Estados Unidos y Argentina con el Gobierno de la República Popular China en el año '74, ya que los que nos nucleábamos en el ámbito de la representación anterior, es decir la de China Nacionalista, no fuimos muy considerados por los nuevos diplomáticos que entonces aún tenían la rigidez del régimen. Aproximadamente en los años '80, después de finalizada la Revolución Cultural, el ambiente fue tornándose gradualmente más propicio y los nuevos representantes diplomáticos comenzaron a acercarse más a la comunidad china y, por ende, a favorecer nuestro acercamiento nuevamente. El cambio de la economía de mercado influyó en la apertura de China al resto del mundo. Mis intereses culturales, entre los cuales siempre había estado latente el deseo de conocer China, se activaron intensamente. Gracias a la ayuda y el entusiasmo compartido con diplomáticos del área cultural concreté la primera visita en el año '95. Ellos, al tomar conocimiento de mi historia y de mi desarrollo profesional, me contactaron con la Asociación Nacional de Medicina China. Aquel viaje estuvo auspiciado por el Departamento de Ciencia y Cultura del Ministerio de Relaciones Exteriores, el que también se entusiasmó ante la perspectiva del contacto de una psicoanalista argentina con China. La primera conferencia y acercamiento a los profesionales chinos del área de Salud Mental fue en la Beijing Medical University, en el Instituto de Psiquiatría Infantil. Luego comencé a viajar frecuentemente. Fui invitada por la Beijing Medical University y el Beijing And Ding Hospital, un hospital psiquiátrico de gran prestigio en China. Luego se sumaron invitaciones de universidades de otras provincias, como la Hubei Medical University en Wu Han, en el centro de China a orillas del Yantze Chiang u otras que aún no he visitado. El interés en el psicoanálisis se ha incrementado notablemente desde 1995. Lo podemos observar en la asistencia al seminario sobre los fundamentos del psicoanálisis que dicto desde entonces y en el que participan profesionales de distintas instituciones de Beijing, así como colegas invitados provenientes de ciudades muy distantes, el interior de Mongolia, Harbin (cerca de la frontera siberiana), Shanghai, Xi'an y Cheng Du, entre otras.

Sería muy interesante reflexionar un poco acerca de lo que dijo sobre el pensamiento chino o las líneas de desarrollo del pensamiento chino; por ejemplo su religión, si es que existe en este momento, o una cierta tradición, digamos ideológico-filosófico-religiosa. Así podríamos ver en qué forma influye, pues pensamos que hay una relación importante entre la religión judeocristiana y ciertos modelos del pensamiento de Freud. Me pregunto si la mirada de Freud sobre el pensamiento de las religiones orientales se basa en la hipótesis de que provienen de una concepción anterior a la instauración del patriarcado. El desarrolla una visión sobre la raigambre mística y las connotaciones de filofenómenos regresivos. Freud identificó alguna de estas religiones hindúes, que se extendían hacia la China, y su misticismo como resultado de la oscura autopercepción del ello, consecuencia de una inmersión regresiva. A veces pareciera que vislumbra connotaciones más regresivas de su pensamiento. Claro que esto es muy específico asociado a las prácticas religiosas, yo me refería a cómo es el pensamiento chino. ¿Cómo se introduce la noción, por ejemplo, de deseo? -tan central para nuestra teorización- y, ¿cómo pueden captar la noción de inconsciente? Decíamos que el pensamiento chino ha sido tan vasto que seguramente se han adelantado, de alguna manera, a muchos de nuestros descubrimientos. Su tarea debe ser la difícil delimitación, evitando que su pensamiento sea capturado por algunas de estas nociones preexistentes, para hacer analogías, diferencias y similitudes y organizar una cierta concepción con elementos que ya forman parte del pensar chino.

Sus reflexiones hacen referencia a una pregunta central y fundamental que está en relación con la transmisión en general, pero que se juega en esta situación particular del psicoanálisis en China. En mi opinión, cuando alguien transmite, la transmisión se halla inscripta en su historia, en un itinerario interior que ha realizado y le permite que transmita aquello que le fue transmitido, es una ética. Creo que, en la medida en que depongo mis resistencias occidentales y dejo fluir libremente los aspectos de mi identidad que me comprometen con la cultura china, se produce una captura momentánea que permite producir algo nuevo. Es así que se nos facilita tanto a ellos captar como a mi enseñar las nociones sobre el inconsciente y el deseo, desde una posición de autonomía dentro de ese marco cultural. De otro modo sería una traspolación que no permitiría en realidad hacer una auténtica transmisión y facilitar la asimilación del conocimiento de nuestra ciencia dentro de la ancestral cultura china. Las analogías, similitudes y diferencias que los colegas establecen son realmente emocionantes, muestran la capacidad y el talento de algunos de ellos y contribuyen a mi enriquecimiento, es un intercambio constante. Son muy tentadoras sus reflexiones acerca de la mirada de Freud con respecto a las religiones y la cultura, y sabemos de su profundo interés en sacar a la luz las etapas preliminares de la formación de la religión y su contemporaneidad con los comienzos del lenguaje articulado. Sabemos que estos orígenes se podrían rastrear y relacionar con formaciones religioso-filosóficas de Oriente, reflejadas en antiguas escrituras como el sánscrito, que desde la India ingresaron en China. El tema de la escritura china es también una fascinante travesía hacia los orígenes, cuyos contenidos se hallan en los mitos y las leyendas populares. Para hablar del pensamiento chino, voy a pedir prestadas algunas reflexiones a los poetas y los filósofos. Los poetas y los estudiosos chinos han evaluado la reflexión que los chinos tienen, desde su sentido común, desde su realismo y desde su sentido de la poesía y el humor. Estos elementos son centrales en el pensamiento chino. Este pueblo tiene una firme comprensión de las limitaciones de nuestra existencia, tal vez por esto el amor a la vida, a la longevidad, se entreteje con un gran sentido de la dignidad humana.

A veces se ha señalado que Occidente ha desarrollado una cultura con un énfasis puesto en la culpa, mientras que Oriente se centra en la dignidad. No sé si esto es así.

Es cierto, a veces determinados sentimientos de culpa se expresan como vergüenza. Algunos autores que han visitado China escribieron sobre ese tema, decían que los chinos no tienen culpa, que tienen vergüenza. Yo diría que tienen culpa y vergüenza, y que en muchas ocasiones el sentimiento de culpa queda regresivamente enmascarado por la vergüenza, en relación con lo que señalaba de la dignidad. Esto se liga profundamente a los ideales. Hay ciertos actos que los avergüenzan, y si uno no comprende estos valores -valores sociales ligados a los ideales sociales-, no puede acercarse y profundizar. Nos damos cuenta de que la culpa existe en todo ser humano y es desde la dimensión edípica constitutiva del sujeto que podemos retroactivamente significar ese sentimiento ligado a la mismidad.

Sería interesante hacer una delimitación entre lo que sería culpa, que aparece con un contenido más persecutorio, interno, y la vergüenza, que parecería estar ligada a una connotación más narcisista, a la dignidad o a la mismidad, al sí mismo. Me pregunto si tiene algo que ver con el tipo de estructura patriarcal, si la familia es similar a la familia occidental en el sentido del lugar del patriarcado y la función del padre...

Sí, el lugar del padre es un lugar muy importante, muy fuerte, es respetado y valorada profundamente su función, está ligada a la dignidad. En la familia actual, en la agitada sociedad moderna, el rol de la mujer ha cambiado mucho, ha tomado un gran peso, como en Occidente. Las patologías de los enfermos que entrevistamos están ligadas a una madre muy fuerte, a una intensa dependencia respecto de ella, y a un padre cuya función podemos ver debilitada, a pesar de que culturalmente la figura paterna sigue las pautas del patriarcado. Cuando comentamos las presentaciones clínicas con los colegas, vamos notando y remarcando esta cuestión. Ellos se van dando cuenta de cómo la ligazón con la madre y con madres muy fuertes y dominantes son productoras de patología.

La madre está más a cargo de la educación, de la infancia, que acá, donde el padre está cada vez más presente. ¿En la cultura tradicional china es la madre la única responsable de la crianza?

En la estructura familiar actual, la madre no es la única responsable de la crianza de los niños, esta actividad es totalmente compartida. De hecho, cuando citamos a los papás de los niños para hacer entrevistas, jamás deja de asistir el padre. El padre está siempre presente y comparte la crianza y educación de los hijos. En este momento, con la apertura, los cambios y avances, la mujer china está más libre pero también mucho más alejada del hogar, ya que en todos los estamentos tiene posiciones importantes; es en muchos casos el hombre el que pasa más tiempo en el hogar.

¿Cómo es la familia tradicional? Hablemos un poco del pensamiento y de la tradición china.

En la familia tradicional china la figura del padre era predominante y la mujer dependía e iba detrás del padre. Incluso, esto se podía observar en lo gestual y en los movimientos: el hombre caminaba adelante y la mujer detrás. Antes del advenimiento de la República Democrática, en 1917, el hombre tenía sus concubinas, o sea que la mujer estaba en un plano muy diferente. Con el advenimiento de la República, la caída del feudalismo chino, y más tarde el advenimiento del Comunismo en el año '49, la mujer pasa a ocupar otro lugar.

¿Es decir que, antes de 1917, lo habitual en una familia era que estuviese constituída por la mujer y sus concubinas?

En ciertos niveles sociales. Se constituía con la legítima esposa y las concubinas, las que también tenían una ubicación por jerarquía. La principal, la segunda, etcétera. Con respecto a los hijos, el lugar de privilegio lo ocupaba el primer hijo varón, quien por ende tenía un lugar jerárquico en la familia. Lo esperable siempre era que nacieran varones, no mujeres, ya que éstos aseguraban el soporte familiar y la prolongación de la estirpe. En este momento, creo que algunas tradiciones aún prevalecen, ya que cuando un matrimonio espera un hijo quiere que éste sea varón, aunque luego los alegra tener una niña. Estas pautas culturales tienen también resonancias en Occidente.

Estas limitaciones existen también, sin duda, entre los judíos. ¿Existe la limitación para tener hijos?

Si, aproximadamente en los años '80 para preservar la subsistencia de la sociedad china de los efectos devastadores de un excesivo crecimiento demográfico, como ha sucedido en otros países de Asia, el gobierno realizó una planificación con la que se determinó que sólo se podría tener un hijo por matrimonio; es decir, al contraer un segundo matrimonio se puede tener otro hijo aunque hubiera hijos del matrimonio anterior, ya que actualmente el índice de divorcios está en aumento. El que infringe el decreto de tener un solo hijo es multado, y sería como pagar un impuesto muy alto, que incide mucho en su economía. Actualmente se van estabilizando los índices, no ha habido aumentos significativos en los últimos años, por lo que en ciertas regiones del país, especialmente en áreas rurales, una familia puede tener varios hijos. La sociedad china ha aceptado esta norma para su preservación y no les resulta tan conflictiva como se cree en Occidente, salvo en casos particulares. En base a las estadísticas, dentro de poco tiempo esta restricción será levantada. Desde el punto de vista psicoanalítico, obviamente el hijo único produce ciertos efectos en la estructura familiar, en la estructura vincular y en el funcionamiento psíquico de sus integrantes, por ejemplo el desplazamiento de la rivalidad fraterna y de la intensa competencia a los compañeros y amigos del ámbito social del niño, también la excesiva depositación de los ideales parentales en el niño, los que son sobreprotegidos y muy exigidos en sus rendimientos educativos: esto se ve reflejado tanto en lo patológico como en lo normal.

Volvamos al pensamiento chino y al pensamiento en la medicina tradicional. ¿Cómo se desarrolló la psiquiatría china?

Son muchos los que se extrañan de que los chinos puedan entender o aceptar los fundamentos del psicoanálisis, en especial el concepto de "inconsciente". En mi opinión, el psicoanálisis se caracteriza por una profunda reflexión acerca del ser y sus enigmas, esto lo acerca a la modalidad reflexiva de los chinos, a pesar de la diferencia de los contextos filosóficos y culturales. El pueblo chino, desde la comprensión de la limitación de la existencia, tiene una profunda visión del hombre y de la vida, muy distinta de la occidental. El psicoanálisis apunta al develamiento de la verdad del inconsciente en torno a la castración simbólica, desde donde advenimos sujetos deseantes, y en ello está implicada la aceptación de nuestra finitud: a pesar de que muchas teorizaciones han deformado estos contenidos centrales de la teoría freudiana, dejando por fuera la noción de deseo inconsciente contenido en la metapsicología freudiana. Desde la perspectiva de los chinos, podría decir que el pensador o filósofo sueña con un ojo abierto, considera la vida con amor y dulce ironía, mezcla sus interrogantes con bondadosa tolerancia y, alternativamente, despierta del sueño de la vida y vuelve a adormecerse, porque se siente con más vida cuando está soñando que cuando está despierto. Con lo cual inviste su vida de vigilia de una cualidad del mundo de ensueños. Podría decir que ve con un ojo cerrado y el otro abierto la inutilidad de lo mucho que ocurre a su alrededor y de sus propios actos, pero conserva suficiente sentido de la realidad para decidirse y seguir activamente hacia adelante. Con estas breves palabras prestadas de Ling, un escritor chino, podría condensar algo de lo que refleja el pueblo, tanto en su realismo, en su capacidad de soñar, como en la profundidad de la captación del ser y del mundo.

El valor de lo imaginario... o del sueño.

Sí, también podríamos decir del deseo inconsciente. Confucio dice: "No es la verdad la que engrandece al hombre sino el hombre el que engrandece la verdad". Ellos desconfían del intelecto y de la lógica. Se niegan a pensar en una sola idea, fe o escuela filosófica; es por eso que, en algunos, se entrelazan los tres sistemas filosóficos tradicionales: el budismo, el confucianismo y el taoísmo. No son dogmáticos.

Para ver la vida desde distintas perspectivas.

Tal vez para ver la vida desde distintas perspectivas y para ser ellos mismos. Digamos que los chinos, a pesar del avance de la más alta tecnología, de la globalización -también les llegan Internet y los celulares-, están más cercanos a la vida de la naturaleza y a la espontaneidad de la infancia.

¿Cómo se manifiesta eso?

Ellos dan libre juego a sus ocurrencias, le preguntan a uno directamente, sin muchas vueltas, sobre las cosas que les llama la atención. Tienen una forma de preguntar, de reírse o de transmitir su humor que parece infantil. He leído comentarios de occidentales acerca de que los chinos y otros asiáticos tendrían una mentalidad infantil: no es así, es una característica de su modo de expresar las emociones, de su espontaneidad. Tienen como una cierta candidez infantil cuando uno se puede conectar con ellos y realizar intercambios viviendo su cotidianeidad. Los ancianos son muy venerados y respetados. Ellos viven con sus hijos, salvo los que no tienen familia; pero el vivir con los hijos y los nietos forma parte de la estructura de la familia china y permite un intercambio de gran riqueza entre los abuelos y los niños, ya que debido a las ocupaciones de los padres pasan mucho tiempo con ellos. Los chinos tienen una gran sensibilidad poética y filosófica. Yo diría que es un pueblo filosófico, a pesar de que no se dan cuenta de que son filósofos... es su identidad, una identidad que persiste a pesar de que la juventud muestre algunos rasgos de cierta occidentalización idealizada; pero cuando uno profundiza en ellos asoman las características de esa singular identidad; lo he podido observar en las consultas cotidianas y en la reflexión que surge de la consulta psicológica.

Es decir, una valoración importante del mundo interior, con una gran percepción de las limitaciones que la vida tiene; pero una inversión importante en el mundo de la creación poética, del desarrollo de ideas, que no están tan ligadas a la eficacia de la realidad sino a cierta metaforización de la vida, a cierta visión poética. La literatura, las artes, ¿se expanden mucho en ese sentido?

Sí, especialmente en los años siguientes a la finalización de la Revolución Cultural se puede observar el retorno del interés en la literatura, la poesía, a sus clásicos, a sus filósofos, la música les encanta. El arte está metido en ellos profundamente, en realidad disfrutan de esta virtud. Tienen una gran sensibilidad tanto para las artes como para los elementos de la naturaleza.

Uno podría preguntar si las estrategias sublimatorias de los chinos son similares a las nuestras.

Si hablamos de estrategias, inmediatamente se me ocurre pensar en los destinos de la pulsión y en los textos freudianos, es inevitable. Esta es la conceptualización que como psicoanalista me permite entender el complejo proceso del hombre en la cultura. Las condiciones dinámicas de la sublimación están presentes en todos los hombres, tanto en lo referente a la transformación y teleología pulsional... "esos seres míticos", como por la evocación de lo sublime en el ámbito de las bellas artes. Creo que el proceso es similar, pero se tiñe de las características simbólicas de esa sociedad. Podría pensar en el "otro" simbólico; por ejemplo, la lengua china, hablada y escrita, no es factible de ser entendida por los códigos de Occidente, por eso se ha creado el pinyin, que es una transliteración de la lengua oficial, el putonghua, conocido también como mandarín. El pinyin es una forma que crea una convención para la aproximación desde nuestros códigos occidentales. El carácter chino posee propiedades metafóricas combinatorias que se ligan directamente al arte, específicamente a la pintura y a la poesía remitiendo siempre al hombre y sus orígenes. Cada ideograma es una creación.

Pero hay ideales ligeramente distintos, como hemos señalado.

Sí. Sus valores no están tan teñidos por la imagen como lo están en Occidente, por lo tanto la violencia tiene otra escala; además, son muy realistas. A los chinos, a pesar de una larga tradición de austeridad y trabajo, también les gusta mucho ganar dinero, les gusta vivir bien, aunque aún no todos pueden lograrlo por la situación actual del país. China está en vías de crecimiento, cambio y desarrollo, la situación económica de los intelectuales y profesionales es mala; pero aún así todo lo que hacen -estudiar, trabajar, crear, incluso ganar dinero aquellos que pueden-, si no tiene un fin práctico para la vida misma, no tiene sentido. Es decir, no hacen filosofía por filosofar, sino que todo está ligado a la vida, a la naturaleza, a su forma de sentir, al bienestar; tratan de equilibrar el malestar que existe en toda cultura. Son muy auténticos con lo que quieren. Lo palpo permanentemente con quienes comparto en mis visitas su diario vivir. Obviamente a ellos también les llega el avance del mundo actual y la televisión promueve el consumo, pero se quejan bastante, no les gusta. Otro punto con respecto a los ideales es el gran sentimiento por su nacionalidad, están muy orgullosos de ser chinos, y muchos de ellos sienten sus realizaciones personales profundamente ligadas a su pertenencia y a los avances de su sociedad. Este sentimiento de dignidad es una gran característica inserta en sus ideales, no es un simple nacionalismo.