El
pensamiento de Louis Althusser (1918-1990) tuvo en su momento una fuerte influencia teórica en campos tan
diversos como la filosofía, la sociología, la historia, la comunicación, la
antropología y la crítica literaria. Dueño de una personalidad
compleja, con sucesivas crisis depresivas y una visión atormentada que destiló en
sucesivos procesos de autocrítica del pensamiento, el reconocimiento internacional le llegó tras la
publicación en 1965 de "Pour
Marx" (La revolución teórica de Marx) y "Lire le Capital" (Para leer El Capital), obras en las que cuestionó
la interpretación dominante del marxismo en aquella época, relacionada con temas humanistas y
hegelianos. Frente a esta concepción, propuso una lectura del marxismo en
términos estructuralistas, un marxismo de rigor
científico que retornase a sus fuentes, ajeno a la práctica política de
regímenes como el soviético. Autor de numerosos ensayos sobre el tema, Althusser presentó el pensamiento marxista como una
metodología científica de interpretación de la historia que rompió con las
visiones humanistas e idealistas cuyos ejes centrales son las contradicciones
inherentes en los modos de producción y la estructura dominante de las
relaciones sociales. En "Marx dans ses limites" (Marx dentro de sus límites), por ejemplo, amplió la definición del Estado planteada por Marx y reemplazó la idea de aparato estatal basado en la dialéctica de la lucha de clases por una
visión dual del mismo, donde se distinguen los instrumentos represivos de las funciones de los aparatos ideológicos del Estado.
Más que una relación causal entre la ideología y la lucha de clases, donde se
produce la dominación de una clase sobre otra, Althusser recreó relaciones
más complejas en las que la sociedad aparece formada por una jerarquía de estructuras
independientes entre sí, aunque sujetas a los valores dominantes. En el ejemplar correspondiente al 1 de febrero de 1968 del periódico italiano "L'Unitá" apareció publicada una entrevista otorgada por Louis Althusser a M.A. Macchiocchi. Bajo el título "La filosofia come
arma della rivoluzione" (La filosofía como arma de la
revolución), Althusser hace su autorretrato filosófico y examina la naturaleza de la filosofía, con la intención de esclarecer algunos presupuestos de su método crítico.
¿Puede
decirnos alguna palabra sobre su
historia personal? ¿Cómo llegó usted a la filosofía marxista?
En
1948, a los treinta años, me convertí en profesor de Filosofía y adherí al Partido Comunista francés. La
filosofía me interesaba y traté de convertirla en mi oficio. La
política me apasionaba y traté de convertirme en un militante comunista. Lo
que me interesaba en la filosofía era el materialismo y su función crítica en
pro del conocimiento científico y contra todas las mistificaciones del
"conocimiento" ideológico; contra la denuncia simplemente moral de
los mitos y engaños, y por su crítica racional y rigurosa. Lo
que me apasionaba en la política eran el instinto, la inteligencia, el coraje y
el heroísmo revolucionario de la clase obrera en su lucha por el socialismo. La
guerra y los largos años de cautiverio me habían hecho vivir en contacto con obreros
y campesinos, y conocer a los militantes comunistas. Es
la política la que decidió todo. No la política en general sino la política
marxista-leninista. Esto
siempre es muy difícil para un intelectual. Fue igualmente difícil, por las
razones que se conocen, en la década del '50 al '60: período del
"culto", el XX Congreso, después la crisis del movimiento comunista
internacional. No fue fácil para el marxismo resistir la irrupción ideológica
"humanista" contemporánea y los distintos asaltos de la ideología
burguesa. Después
de comprender mejor la política marxista-leninista, comencé a apasionarme también por la filosofía pues, finalmente, podía comprender la tesis fundamental de
Marx, Lenin y Gramsci: la filosofía es fundamentalmente política. Todo
lo que he escrito, al principio solo y después en colaboración con camaradas y
amigos más jóvenes, gira, pese a la "abstracción" de nuestros
ensayos, alrededor de esos problemas concretos.
¿Puede
explicar por qué es tan difícil, en general, ser comunista en filosofía?
Ser
comunista en filosofía es convertirse en partidario y artesano de la filosofía
marxista-leninista, es decir, del materialismo dialéctico. No
es fácil convertirse en un filósofo marxista-leninista. Un profesor de
filosofía, al igual que todo "intelectual", es un pequeño burgués. Cuando abre la boca es la ideología pequeño-burguesa la que habla: sus
recursos y sus astucias son infinitas. Usted
sabe lo que Lenin dijo de los "intelectuales". Individualmente
algunos pueden ser (políticamente) revolucionarios declarados y valientes. Pero en su conjunto permanecen "incorregiblemente" pequeño-burgueses en lo
que hace a su ideología. Para Lenin, que admiraba su talento, inclusive Gorki
era un revolucionario pequeño-burgués. Para convertirse en los "ideólogos
de la clase obrera" (Lenin), en los "intelectuales orgánicos"
del proletariado (Gramsci), es necesario que los intelectuales realicen una
revolución radical en sus ideas, una reeducación larga, dolorosa y difícil. Una
lucha sin
término, tanto exterior como interior. Los
proletarios tienen un "instinto de clase" que les facilita el paso a
las "posiciones de clase" proletarias. Los intelectuales, por el
contrario, tienen un instinto de clase pequeño-burgués que se resiste a ese
paso. La
posición de clase del proletariado es algo más que el simple "instinto de
clase" proletario. Es la conciencia y la práctica de acuerdo a la realidad
objetiva de la lucha de clase proletaria. El instinto de clase es subjetivo y
espontáneo. La posición de clase es objetiva y racional. Para pasar a las posiciones
de clase proletarias, el instinto de clase de los proletarios sólo tiene
necesidad de ser educado; en compensación, el instinto de clase de los
pequeño-burgueses, y por consiguiente de los intelectuales, debe ser revolucionado.
Esta educación y esta revolución están determinadas, en última instancia, por
la lucha de clase proletaria conducida sobre la base de los principios de la teoría
marxista-leninista. El
conocimiento de esta teoría puede ayudar a algunos intelectuales, tal como lo
señala "El manifiesto comunista", a pasar a las posiciones de clase de la clase
obrera. La
teoría marxista-leninista implica una ciencia (el materialismo histórico) y
una filosofía (el materialismo dialéctico). La
filosofía marxista-leninista es, por lo tanto, una de las dos armas teóricas indispensables
para la lucha de clase proletaria. Los militantes comunistas deben asimilar y
utilizar los principios de la teoría: ciencia y filosofía. La
revolución proletaria también tiene necesidad de militantes que sean sabios
(materialismo histórico) y filósofos (materialismo dialéctico) que ayuden a
defender y desarrollar la teoría. La
formación de esos filósofos se enfrenta con dos grandes dificultades. La primera dificultad es política. Un filósofo de oficio que se afilia al
Partido, permanece siendo ideológicamente un pequeño-burgués. Es necesario que
se revolucione su pensamiento para que pueda ocupar una posición de clase proletaria
en la filosofía. Esta
dificultad política es determinante en última instancia. La segunda dificultad es teórica. Sabemos en qué dirección
y con qué principios trabajar para definir esta posición de clase en filosofía.
Pero es necesario, es teórica y políticamente urgente, desarrollar la
filosofía marxista. Ahora bien, el trabajo a realizar es vasto y difícil pues
en la teoría marxista la filosofía está retrasada en relación a la ciencia de
la historia. En
nuestros países es actualmente la dificultad "dominante".
Usted
distingue en la teoría marxista una ciencia y una filosofía. ¿Sabe qué dicha
distinción es actualmente negada?
Lo
sé. Pero esta negación es una vieja historia. De
una manera extremadamente esquemática se puede decir que en la historia del
movimiento marxista la supresión de esta distinción expresa una desviación que
puede ser tanto de derecha como de izquierda. La desviación de derecha suprime
la filosofía y sólo deja la ciencia (positivismo). La desviación de izquierda
suprime la ciencia y sólo deja la filosofía (subjetivismo). Hay excepciones (como el caso de la "subversión") que confirman la regla. Los
grandes dirigentes del movimiento obrero marxista, desde Marx y Engels hasta
nuestros días, siempre dijeron que dichas desviaciones son un efecto de la
influencia y del dominio de la ideología burguesa sobre el marxismo. Por su
parte ellos siempre defendieron la distinción (ciencia, filosofía) no sólo por
razones teóricas, sino también por razones políticas vitales. Pienso en el
Lenin de "Materialismo y empiriocriticismo" y en el de "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo". Sus razones son
deslumbrantes.
¿De
qué manera justifica usted esa distinción entre ciencia y filosofía en la teoría
marxista?
Le respondo enunciando algunas tesis esquemáticas y provisorias. Primero, la fusión de la teoría marxista y del movimiento obrero es el mayor
acontecimiento de toda la historia de la lucha de clases y prácticamente, por
lo tanto, de toda la historia humana (primeros efectos: las revoluciones
socialistas). Segundo, la teoría marxista (ciencia y filosofía) representa una revolución sin
precedentes en la historia del conocimiento humano.Tercero, Marx fundó una ciencia nueva; la ciencia de la historia. Voy a usar una imagen.
Las ciencias que conocemos operan sobre algunos grandes
"continentes". Antes de Marx habían sido abiertos al conocimiento
científico dos de esos continentes: el continente de la Matemática y el de la
Física. El primero fue abierto por los griegos (Tales) y el segundo por Galileo.
Marx abrió al conocimiento científico un tercer continente: el de la Historia. Cuarto, la apertura de este nuevo continente ha provocado una revolución en la filosofía.
Es una ley: la filosofía siempre está ligada a las ciencias. La
filosofía nació (Platón) con la apertura del continente de la Matemática. Fue
transformada (Descartes) por la apertura del continente de la Física. Actualmente es revolucionada por la apertura del continente de la Historia
hecha por Marx. Esta revolución se llama materialismo dialéctico. Las
transformaciones de la filosofía siempre son un eco de los grandes
descubrimientos científicos. Ellas se producen, esencialmente, después de estos.
Esta es la razón por la cual en la teoría marxista la filosofía está en retraso
en relación a la ciencia. Hay otras razones que todo el mundo conoce. Pero en
la actualidad ésta es la razón dominante. Quinto, en su conjunto sólo los militantes obreros reconocieron la perspectiva
revolucionaria del descubrimiento científico de Marx. A causa de ello su
práctica política fue transformada. Este
fue el mayor escándalo teórico de la historia contemporánea. Por
el contrario, los intelectuales en su conjunto, a pesar de ser este su
"oficio" (especialistas en ciencias humanas, filósofos) no
reconocieron verdaderamente o se negaron a reconocer la perspectiva inaudita
del descubrimiento científico de
Marx, al que condenaron y despreciaron, al que desfiguran cuando se refieren a él. Salvo
excepciones, están aún hoy ocupados en embrollarse en economía
política, en sociología, en etnología, en antropología, en psico-sociología, etc., etc... Cien años después de "El capital", de la misma manera que los físicos aristotélicos se ocupaban de embrollarse en física cincuenta años después de Galileo. Sus
"teorías" son antigüedades ideológicas rejuvenecidas con una gran
cantidad de sutilezas intelectuales y técnicas matemáticas ultra modernas. Pero
este escándalo teórico no es totalmente un escándalo. Es un efecto de la lucha
de clases ideológica pues la ideología burguesa, la cultura burguesa, es la que está en el poder y ejerce la hegemonía. En su
conjunto los intelectuales, incluso numerosos intelectuales comunistas y
marxistas, están, salvo algunas excepciones, dominados en sus teorías por la ideología
burguesa. Salvo excepciones lo mismo ocurre en las ciencias
humanas. Sexto, la misma situación escandalosa encontramos en filosofía. ¿Quién ha comprendido
la prodigiosa revolución filosófica provocada por el descubrimiento de Marx?
Sólo los militantes o dirigentes proletarios. Los filósofos de oficio, en su
conjunto, no la han ni siquiera sospechado. Cuando hablan de Marx siempre es,
salvo rarísimas excepciones, para combatirlo, condenarlo, digerirlo, explotarlo o revisarlo. Aquéllos
que defendieron el materialismo dialéctico, como ser Engels y Lenin, son
tratados como si fuesen nulidades filosóficas. El verdadero escándalo es que
algunos filósofos marxistas ceden, en nombre del "anti-dogmatismo",
al mismo contagio. Pero también aquí, y por la misma razón, se trata de un
efecto de la lucha de clases ideológica. Pues la ideología burguesa, la cultura burguesa, es la que está en el poder. Y séptimo, las principales
tareas del movimiento comunista en la teoría son reconocer
y conocer la perspectiva teórica revolucionarla de la ciencia y la filosofía marxista-leninista; luchar
contra la concepción del mundo burgués y pequeño-burgués que siempre amenaza la teoría marxista y que actualmente la penetra profundamente: el economismo y el idealismo moral que representan la pareja fundamental de la concepción del mundo burgués
desde los orígenes de la burguesía; conquistar
para la ciencia la mayoría de las ciencias humanas y ante todo las ciencias sociales que, salvo excepciones, ocupan por impostura el continente de la Historia del cual Marx nos dio las claves; y desarrollar
con el rigor y la audacia que se requieran la nueva ciencia y la nueva filosofía, ligándolas a las exigencias e invenciones de la práctica de la lucha de clases revolucionaria. En
la teoría, el eslabón decisivo actual es la filosofía marxista-leninista.
Usted
ha sostenido dos cosas que aparentemente son contradictorias o diferentes:
primero, que la filosofía es fundamentalmente política; segundo, que la
filosofía está ligada a las ciencias. ¿De qué manera concibe esta doble
relación?
También
a esta pregunta le responderé mediante tesis esquemáticas y provisorias. Uno, las
posiciones de clase que se enfrentan en la lucha de clases están
"representadas" en el dominio de las ideologías prácticas
(religiosa, moral, jurídica, política, estética, etc.) por medio
de concepciones del mundo de tendencia antagónica que, en última instancia, son
la idealista (burguesa) y la materialista (proletaria). Todo hombre posee, espontáneamente,
una concepción del mundo. Dos, las concepciones del mundo están representadas en el dominio de la teoría (ciencias
más ideologías "teóricas" de las
cuales se impregnan las ciencias y los científicos) por medio de la filosofía. La
filosofía representa la lucha de clases en la teoría. Es por esta razón que la
filosofía es una lucha ("Kampf", decía Kant), y una lucha fundamentalmente política:
una lucha de clases. Ningún hombre es espontáneamente filósofo, pero puede
serlo. Tres, la filosofía existe desde que existe el dominio teórico, desde que existe una ciencia
(en sentido estricto). Sin ciencia no habría filosofía sino sólo concepciones
del mundo. Es necesario distinguir la apuesta que se hace en la batalla y el campo
donde se da la batalla. En última instancia, la lucha filosófica es la lucha por
la hegemonía entre las dos grandes tendencias de las concepciones del mundo
(materialista e idealista). El campo de batalla principal de esta lucha es el
conocimiento científico: por él o contra él. La batalla filosófica número uno
se desarrolla de esta manera en la frontera que separa lo científico de lo
ideológico. Las filosofías idealistas que explotan las ciencias se valen de
ellas para luchar contra las filosofías materialistas que sirven a las
ciencias. La lucha filosófica es un sector de la lucha de clases entre las concepciones
del mundo. El materialismo siempre estuvo, en el pasado, dominado por el
idealismo. Cuatro, la ciencia fundada por Marx cambia toda la situación del dominio teórico. Es
una nueva ciencia, la ciencia de la historia. De esta manera ella hace posible,
por primera vez en el mundo, el conocimiento de la estructura de las formaciones
sociales y de su historia; hace posible el conocimiento de las concepciones del
mundo que la filosofía representa en la teoría; hace posible el conocimiento de
la filosofía. Da los medios para transformar las concepciones del mundo (lucha de
clases revolucionaria conducida con los principios de la teoría marxista). De
esta manera la filosofía es doblemente revolucionaria. El materialismo
mecanicista, "idealista en historia", se convierte en el materialismo
dialéctico. La relación de fuerzas se invierte: en adelante el materialismo
puede dominar al idealismo en la filosofía y, si se realizan las condiciones
políticas, gozar en la lucha de clases para obtener la hegemonía entre las
concepciones del mundo. La filosofía marxista-leninista o materialismo
dialéctico representa
la lucha de clases del proletariado en la teoría. En la unión de la teoría marxista y del movimiento obrero (realidad última de la unión de la teoría y de
la práctica) la filosofía deja, como dice Marx, de "interpretar el
mundo" y se convierte en un arma para su "transformación": la revolución.
¿Es
por todas estas razones que usted ha dicho que es necesario leer "El capital"?
Sí.
Es necesario leer y estudiar "El capital". Para
comprender verdaderamente en toda su importancia y en todas sus consecuencias científicas y filosóficas, aquello que los militantes obreros han comprendido desde hace mucho tiempo en la práctica: el carácter revolucionario de la teoría marxista. También para
defender esta teoría contra todas las interpretaciones, vale decir revisiones burguesas y pequeño-burguesas, que la amenazan en la actualidad profundamente (en primer lugar, la pareja Economismo/Humanismo). Y para
desarrollar la teoría marxista y producir los conceptos científicos indispensables para el análisis de la lucha de clases actual, en nuestros países y en otras partes. Es
necesario leer y estudiar "El capital". Y agrego: es necesario leer y estudiar a
Lenin, y todos los grandes textos de antaño y actuales donde se recoge la
experiencia de la lucha de clases del movimiento obrero internacional. Es
necesario estudiar las obras prácticas del movimiento obrero revolucionario,
en su realidad, sus problemas y sus contradicciones: en su historia pasada y
también, especialmente, en su historia presente. En
nuestros países hay, actualmente, inmensas reservas para la lucha de clases revolucionaria.
Pero es necesario buscarlas allí donde están, vale decir en las masas
explotadas. No se las "descubrirá" sin establecer un contacto
estrecho con esas masas y sin las armas de la teoría marxista-leninista. Las
nociones económicas burguesas de "sociedad industrial", de "neocapitalísmo",
de "nueva clase obrera", de "sociedad de consumo", de
"alienación" y tantas otras, son anti-científicas y anti-marxistas. Están hechas para combatir a los revolucionarios. Agregaré
una última observación, que es la más importante de todas. Para
comprender verdaderamente aquello que se lee y estudia en esas obras teóricas,
políticas e históricas, es necesario hacer directamente la experiencia de las
dos realidades que las determinan de un extremo al otro: la realidad de la práctica
teórica (ciencia y filosofía) en su vida concreta, y la realidad de la práctica
de la lucha de clases revolucionaria en su vida concreta, en estrecho contacto
con las masas. Pues si bien la teoría permite comprender las leyes de la historia,
no son los intelectuales, incluso si son teorizantes, sino las masas las que
hacen la historia. Es necesario aprender junto a la teoría, pero al mismo
tiempo, y esto es capital, es necesario aprender junto a las masas.
Usted
le otorga mucha importancia al rigor, comprendiendo en él al vocabulario
técnico. ¿Por qué?
Una
sola expresión puede resumir la función dominante de la práctica filosófica: "trazar
una línea de demarcación entre las ideas verdaderas y las ideas falsas". La
frase es de Lenin. La
misma frase resume una de las operaciones esenciales de la dirección de la
práctica de la lucha de clases: "trazar una línea de demarcación" entre
las clases antagónicas. Entre nuestros amigos de clase y nuestros enemigos de
clase. Es
la misma expresión. Línea de demarcación teórica entre las ideas verdaderas y
las ideas falsas, y línea de demarcación política entre el pueblo (el
proletariado y sus aliados) y los enemigos del pueblo. La
filosofía representa la lucha de clases del pueblo en la teoría. En cambio ella
ayuda al pueblo a distinguir en la teoría y en todas las ideas (políticas,
morales, estéticas, etc.) las
ideas verdaderas y las ideas falsas. En principio las ideas verdaderas siempre
sirven al pueblo, y las falsas sirven siempre a los enemigos del pueblo. ¿Por
qué razón la filosofía lucha en torno a las palabras? Las realidades de la
lucha de clases están representadas por medio de ideas que son representadas por medio de palabras. En los razonamientos
científicos y filosóficos las palabras (conceptos, categorías) son
'instrumentos del conocimiento. Pero en la lucha política, ideológica y
filosófica, las palabras también son armas, explosivos, calmantes y venenos. Toda
la lucha de clases puede a veces resumirse en la lucha por una palabra o
contra una palabra. Algunas palabras luchan entre ellas como enemigos, otras
palabras dan lugar a un equívoco: la apuesta por una batalla decisiva pero
indecisa. Los comunistas, por ejemplo, luchan por la supresión de las clases y por
una sociedad comunista donde un día todos los hombres serán libres y hermanos.
No obstante, la tradición marxista clásica se negó a decir que el marxismo es un humanismo. ¿Por qué? Porque prácticamente, vale decir en los hechos, la
palabra "humanismo" es explotada por la ideología burguesa que la utiliza para
combatir, o sea para matar otra palabra que es verdadera y vital para el
proletariado: lucha de clases. Los revolucionarios, por ejemplo, saben que todo
depende, en
última instancia, no de las técnicas, de las armas, etc., sino
de los militantes, de su conciencia de clase, de su abnegación y de su coraje.
No obstante la tradición marxista se ha negado a decir que es el hombre quien hace la historia. ¿Por qué? Porque prácticamente, vale decir en los hechos,
esta expresión es explotada por la ideología burguesa que la utiliza para
combatir, para matar otra expresión verdadera y vital para el proletariado: son
las masas las que hacen la historia. La filosofía, hasta en sus abundantes
trabajos teóricos, en los más abstractos y más difíciles, combate al mismo
tiempo por las palabras: contra las palabras falsas, contra las palabras equívocas,
y en favor de las palabras justas. Combate por los "matices". Lenin
dijo en "¿Qué hacer?": "Es necesario ser miope para considerar inoportunas o superfluas
las discusiones de fracción y la delimitación
rigurosa de los matices. De la consolidación de tal o cual matiz puede depender el porvenir de la social-democracia rusa durante largos, muy
largos años". Este combate filosófico por las palabras es
una parte del combate político. La filosofía marxista-leninista no puede realizar
su trabajo teórico, abstracto, riguroso, sistemático, sino con la condición de
luchar también por palabras muy sabias (concepto, teoría,
dialéctica, alienación, etc.) y sobre palabras muy simples (hombre, masas,
pueblo, lucha de clases).