24 de marzo de 2008

Alfred Jarry y la superficie de Dios

Alfred Jarry (1873-1907) fue un dramaturgo y poeta francés que se destacó en la literatura por sus hilarantes obras de teatro y su estilo de vida disoluto y excéntrico. Su primera obra, "Ubu roi" (Ubu rey, 1898), la escribió cuando tenía 15 años y desde la noche del estreno se convirtió en una referencia clave para el surrealismo francés. En ella Jarry arremetió contra la visión tradicional de la autoridad a través de la llegada al poder de un grotesco y pomposo rey, Ubu, y su esposa, Madre Ubu, que simbolizan la codicia, la ignorancia y las actitudes burguesas. Esta farsa, cuya presentación provocó un auténtico escándalo, está considerada como la primera obra del teatro del absurdo. Jarry escribió también poesía simbolista y una novela surrealista, "Le surmále" (El supermacho, 1902).Creador de la patafísica, la ciencia de las soluciones imaginarias, Jarry deslumbró y desconcertó a su época. Siendo uno de los últimos simbolistas se convirtió en precursor de los llamados dadaístas.
Este grupo no sólo revalorizó la obra jarryana, sino que recibió de ella una influencia decisiva que, en el caso del teatro, se convirtió en el punto de partida de todo el teatro de vanguardia hasta nuestros días. Como prueba de la fidelidad a su coherencia entre vida y obra quedó el testi­monio del médico que lo atendió unas pocas horas antes de su muerte, quien le preguntó cuál era su mayor deseo en ese momento: Jarry pidió que le trajera un escarbadientes.
A continuación, un curioso relato del creador del Colegio de la Patafísica, que ha contado entre sus ilustres y meritorios miembros a Eugéne Ionesco, Boris Vian, Jean Genet, Joan Miró y Umberto Eco entre otros.

DE LA SUPERFICIE DE DIOS
Dios es por definición inextenso, pero nos está permitido, para claridad de nuestro enunciado, suponerle un número cual­quiera, mayor que cero, de dimensiones, a pesar de que no tenga ninguna, si dichas dimensiones desaparecen en los dos miembros de nuestra identidad. Nos conformaremos con dos dimensiones, a fin de que puedan ser fácilmente representadas, sobre una hoja de papel, figuras de geometría plana.
Simbólicamente se representa a Dios por un triángulo, pero las tres Personas no deben ser consideradas ni como vértices ni como lados. Son las tres alturas de otro triángulo equilá­tero circunscripto al tradicional. Esta hipótesis está de acuerdo con las revelaciones de Anna Catalina Emmerich, quien vio la cruz (que consideraremos como símbolo del Verbo de Dios) en forma de Y, y sólo lo explica por esta razón física: que ningún brazo de longitud humana hubiera podido ser exten­dido hasta los clavos de las ramas de un Tau. De donde,
POSTULADO:
Hasta ampliación del informe y para nuestra comodidad provisoria, suponemos a Dios en un plano y bajo la figura simbólica de tres rectas iguales, de longitud a, con origen en un mismo punto y formando entre sí ángulos de 120 grados. Es del espacio comprendido entre ellas, o del triángulo obte­nido uniendo los tres puntos más alejados de esas rectas, que nos proponemos calcular la superficie.
Sea x la media prolongación de una de las Personas a; 2 y, el lado del triángulo al cual es perpendicular; N y P, las prolongaciones de la recta (a + x) en ambos sentidos al infi­nito.
Tenemos:
x = ~ — N — a — P
No obstante N = ~ — 0
y
P = 0

De donde
x = ~ — (~ — 0) — a — 0 = ~ — ~ + 0) — a — 0
x = — a
Por otra parte, el triángulo rectángulo cuyos lados son a, x e y nos da
a2 = x2 + y2

Viene, sustituyendo a x su valor (—a)
a2 = (—a)2 + y2 = a2 + y2.

De donde
y2 = a2 — a2 = 0
y
y = V0
Por lo tanto, la superficie del triángulo equilátero que tiene por bisectriz de sus ángulos las tres rectas a será
S = y (x + a) = V0 (— a + a)
S = oVo
COROLARIO:

A primera vista del radical V0 podemos afir­mar que la superficie calculada es un línea como máximo; en segundo lugar, si construimos la figura según sus valores obte­nidos por x e y, comprobamos:
Que la recta 2 y, de la cual ahora sabemos que es 2V0, tiene su punto de intersección en una de las rectas a1 en un sentido inverso al de nuestra primera hipótesis, puesto que x = —a; y que la base de nuestro triángulo coincide con su vértice;
Que las dos rectas a forman con la primera ángulos me­nores al menos que 60º y, lo que es más, no pueden encon­trar a 2V0 como no sea coincidiendo con la primera recta a.
Lo cual está de acuerdo con el dogma de la equivalencia de las tres Personas entre sí y su suma.
Podemos decir que a es una recta que une 0 con ~ y de­finir a Dios.

DEFINICIÓN:
Dios es el camino más corto entre cero y el infinito.
¿En qué sentido?, se nos dirá.
Contestaremos que Su nombre de pila no es Julio, sino Más y Menos. Y debe decirse:
Dios es el camino más corto entre 0 e ~, en un sentido o en otro.
Lo cual está de acuerdo con la creencia en los dos princi­pios; pero es más exacto atribuir el signo + al de la creencia del sujeto.
Pero Dios, al ser inextenso, no es una línea.
Notemos, en efecto, que, según la identidad
~ — 0 — a + a + 0 = ~

la longitud a es nula, luego a no es una línea sino un punto.
Entonces definitivamente:

DIOS ES EL PUNTO TANGENCIAL ENTRE CERO Y EL INFINITO.
La Patafísica es la ciencia...