Carlos Drummond de Andrade nació en 31 de octubre de 1902 en Itabira, Minas Gerais (Brasil). En 1922 fundó "La Revista", una publicación cuyo objetivo fue difundir el "modernismo brasileño", un movimiento cultural renovador que se caracterizó por rescatar el acervo cultural del Brasil y, específicamente en poesía, por la incorporación de un lenguaje coloquial, no retórico, que rompió con la tradición de los poetas del siglo XIX y comienzos del XX.
Fue autor de una amplia obra literaria que abarcó también el cuento, la crónica y la novela. Su primer trabajo poético fue "Alguma poesia" (Alguna poesía ,1930), seguido entre otros de "Sentimento do mundo" (Sentimiento del mundo, 1940), "A rosa do povo" (La rosa del pueblo, 1945), "Fazendeiro do ar" (Hacendero del aire, 1954) y "Lizáo de coisas" (Lección de cosas, 1962). Entre sus libros de cuentos se destacan "Contos de aprendiz" (Cuentos del aprendiz, 1951) y "A bolsa & a vida" (La bolsa o la vida, 1966).
Escribió en los diarios "Tribuna Popular", "Diario de Minas" y "Jornal do Brasil", una colaboración esta última que se extendió a lo largo de sesenticuatro años.
LECCION
Tarde, la vida me enseña
esta lección discreta:
la oda cristalina es
la que se hace sin el poeta.
EL MUNDO ES GRANDE
El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.
MUERTOS QUE ANDAN
Dios mío, los muertos que caminan
que nos siguen los pasos y no hablan.
Aparecen en el bar, en el teatro,
en la biblioteca.
No nos miran, no nos interrogan,
no nos cobran nada.
Acompañan, vigilan nuestro camino
y modo de caminar,
nuestra incómoda sensación de estar vivos
y sentir que nos siguen, nos cercan,
imprescriptibles. Y no hablan.
BALANCE
La pobreza del yo
La opulencia del mundo
La opulencia del yo
La pobreza del mundo
La pobreza de todo
La opulencia de todo
La incertidumbre de todo
En la certeza de la nada
UNIDOS POR LAS MANOS
No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré al mundo futuro.
Estoy atado a la vida y miro a mis compañeros.
Están taciturnos pero alimentan grandes esperanzas.
Entre ellos considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos apartemos mucho, vamos unidos por las manos.
No seré el cantor de una mujer o de una historia.
No hablaré de suspiros al anochecer.
Del paisaje visto desde la ventana.
No distribuiré estupefacientes o cartas de suicida.
No huiré hacia las islas ni seré raptado por serafines.
El tiempo es mi materia, el presente tiempo.
Los hombres presentes, la vida presente.
LOS HOMBROS SOPORTAN AL MUNDO
Llega un tiempo en que no se dice más: Dios mío.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en que no se dice más: amor mío.
Porque el amor resultó inútil. Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.
Y el corazón está seco.
En vano mujeres golpean la puerta: no abrirás.
Quedaste solo, la luz se apagó,
pero en la sombra tus ojos resplandecen enormes.
Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de tus amigos.
Poco importa la vejez, ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y no pesa más que la mano de un niño.
Las guerras, las hambres, las discusiones dentro de los edificios
prueban apenas que la vida prosigue
y que ni todos aun se liberaron.
Algunos, pareciéndoles bárbaro el espectáculo,
prefirieron (los delicados) morir.
Llegó un tiempo en que es inútil morir.
Llegó un tiempo en que la vida es una orden.
La vida apenas, sin mistificación.
Drummond de Andrade, quien está considerado como uno de los principales poetas del modernismo brasileño, murió el 17 de agosto de 1987 en la ciudad de Río de Janeiro.