17 de marzo de 2009

Roberto Bolaño: una docena de consejos

El escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003) es autor de las novelas "La pista de hielo", "La literatura nazi en América", "Amberes", "Estrella distante", "Amuleto", "Los detectives salvajes", "Monsieur Pain", "Nocturno de Chile", "Una novelita lumpen" y "2666"; los libros de relatos "Llamadas telefónicas", "Putas asesinas", "El gaucho insufrible" y "El secreto del mal", y los poemarios "Los perros románticos", "Tres" y "La universidad desconocida". También escribió "Entre paréntesis" (2004), una recopilación de artículos, conferencias y otros textos publicados en varios medios de comunicación.Varios elementos juegan en favor de la construcción mítica de Bolaño: murió joven, murió en un buen momento de su carrera y murió en una época de cierta propensión mitómana e hipócrita del medio literario de hablar bien de los muertos. Santificado en el presente, Bolaño fue en vida un personaje que solía fustigar a sus colegas literarios. De ese modo se ganó la antipatía de muchos de ellos. Tal vez, lo más acertado sea lo que opina el novelista español Javier Cercas (1962), para quien hay dos leyendas en torno al escritor chileno: una es la que construyeron sus lectores y otra la que construyó él mismo. "Ambas leyendas no se ajustan a la realidad, pero la que escribió Bolaño tiene la inmensa ventaja de que es, en cierto sentido, más verdadera que la verdad, mientras que la otra es en lo esencial mentira o una mentira forjada con ingredientes de la verdad, que es la forma más cabal de la mentira. La leyenda que Bolaño construyó en sus libros vivirá muchos años, o eso es lo que yo creo; la que han construido los otros se esfumará pronto, o eso es lo que yo espero".Las siguientes recomendaciones fueron recogidas en "Entre paréntesis", un libro de publicación póstuma, pero aparecieron publicadas por primera vez en la revista barcelonesa "Quimera" nº 166 de febrero de 1998.

Como ya tengo cuarenticuatro años, voy a dar algunos consejos sobre el arte de escribir cuentos:
1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno. Honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: "De lo sublime", del pseudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La "Antología de Spoon River", de Edgar Lee Masters; "Suicidios ejemplares", de Enrique Vila Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
Escritor prolífico, Roberto Bolaño empezó a publicar con asiduidad a partir de la década del '90. Antes, ya fuera por azar o por convicción, vivió literariamente. De hecho, en su obra se mezclan ficción y biografía, la propia y la de otros. Solía decir que su única patria era la lengua, y cuando le preguntaron que por qué escribía, respondió: "Eso mismo me pregunto yo desde hace veinte años".