En la primera mitad del siglo XIX se impuso en Francia la corriente literaria denominada Romanticismo. Este movimiento literario, originado en Alemania e Inglaterra, surgió como respuesta al clasicismo artístico y el racionalismo filosófico del siglo anterior, contraponiendo al formalismo y al intelectualismo racionalista el predominio de las emociones y los sentimientos. Esta corriente consiguió que las creaciones literarias resultasen ser más accesibles a un público promedio, esto es, el que oscilaba entre el refinamiento cultural de las minorías ilustradas y la rusticidad educativa de la mayoría de la población. Acercándose a las expresiones populares y tradicionales, el Romanticismo exaltó los aspectos instintivos y pasionales de los hombres y mujeres corrientes imponiendo el sentimiento sobre la razón.Francia fue uno de los principales reductos del Romanticismo. En París, consecuentemente con la costumbre de las épocas monárquica y del Imperio, existían salones frecuentados por artistas e intelectuales afines al romanticismo en boga. En ese ambiente se movió con naturalidad Amandine Aurore Lucie Dupin (1804-1876), la novelista francesa que se hizo conocida con el seudónimo de George Sand. Hija de un oficial del ejército francés y educada en el convento de las monjas agustinas inglesas de la capital francesa, su estilo de vida anticonvencional escandalizó a sus contemporáneos, pero quedó como modelo de modernidad e independencia.
En 1822 se casó con un rico hacendado perteneciente a la nobleza, al que abandonó nueve años después para trasladarse a París y, vestida de hombre -con levita y grandes botas- y fumando cigarros, comenzar a trabajar como periodista junto a Henri de Latouche (1785-1851), director del recién fundado periódico "Le Figaro", quien se convertiría en su editor. En París comenzó a frecuentar diferentes ámbitos progresistas del mundo cultural que por entonces hervía con el fuego del Romanticismo. Allí conoció a un grupo de distinguidos artistas entre los que figuraban el novelista Honoré de Balzac (1799-1850), el compositor Franz Liszt (1811-1886) y el pintor Eugéne Delacroix (1798-1863). En 1831 conoció a Jules Sandeau (1811-1883), un irónico y fino intelectual estudiante de Derecho que se interesaba más por la literatura que por las leyes. Con él escribió, bajo el seudónimo común de Jules Sand, las novelas "Le commissionnaire" (El comisionista) y "Rose et Blanche (Rosa y Blanca). En 1832, ya con el seudónimo de George Sand, publicó "Indiana" y "Valentine", y al año siguiente obtuvo su primer éxito con la novela "Lélia". Había descubierto que escribir le resultaba asombrosamente fácil, que su estilo fluído atrapaba a los lectores y que mediante la escritura podía ganarse muy bien la vida.Tras la ruptura con Sandeau, se relacionó brevemente con el influyente crítico literario Gustave Planche (1898-1857) y con el novelista e historiador Prosper Mérimée (1803-1870), pero pronto inició relaciones con Alfred de Musset (1810-1857) al tiempo que escribía copiosamente. Así, fueron apareciendo "Jacques", "Le secrétaire intime" (El secretario íntimo), "La marquise" (La marquesa), "André", "Leone Leoni", "Simon", "Mauprat" y "La derniére Aldini" (La última Aldini) entre otras novelas idealistas y románticas que exaltaban el amor libre y la ruptura con el matrimonio convencional. En octubre de 1836 conoció al compositor polaco Frédéric Chopin (1810-1849) y dos años más tarde iniciaron una convivencia que se extendería por alrededor de ocho años. Con él realizó un viaje a la isla de Mallorca, que por su clima cálido y seco convenía al compositor que ya por entonces padecía la tuberculosis que finalmente lo llevaría a la muerte. Esta etapa fue especialmente prolífica para ambos artistas. La novelística de George Sand derivó hacia una problemática vinculada a los ideales socialistas y feministas. A ese período pertenecen, por caso, "Le compagnon du tour de France" (El compañero de la vuelta a Francia) -la primera novela francesa que tiene por protagonista a un obrero-, "Un hiver á Majorque" (Un invierno en Mallorca), "La comtesse de Rudolstadt" (La condesa de Rudolstadt), "La soeur cadette" (La hermana menor), "Consuelo", "Le meunier d'Angibault" (El molinero de Angibault) y "Le péché de M. Antoine" (El pecado del señor Antonio).En los años cuarenta, se había vinculado con el afamado abogado y fervoroso republicano Michael de Bourges (1797-1853), quien le hizo interesarse por la política. Por su intermedio había conocido al filósofo Félicité de Lamennais (1782-1854), un católico que intentaba combinar el liberalismo ideológico con el teológico, y se había hecho discípula entusiasta del socialista Pierre Leroux (1797-1871). Al producirse la Revolución de 1848, participó de forma activa en los acontecimientos, multiplicando sus escritos políticos y lanzando el periódico "La Cause du Peuple" (La Causa del Pueblo). Pero, tras el fracaso del alzamiento revolucionario, decepcionada, se retiró a su casa de campo en Nohant. A partir de entonces se produjo un vuelco en la temática de su obra. Interesada por los campesinos, hizo de ellos los protagonistas de una serie de novelas campestres: "La mare au diable" (El pantano del diablo), "Francois le champi" (Francisco el desamparado), "Les maitres sonneurs" (Los maestros campaneros) y "La petite Fadette" (La pequeña Fadette) entre otras. Durante aquellos años de retiro campestre entabló correspondencia con grandes autores como Alejandro Dumas (1802-1870), Víctor Hugo (1802-1885) y Gustave Flaubert (1821-1880) entre muchos otros, con los que intercambiaba ideas sobre literatura y sostenía ásperas polémicas. Siguió manteniendo una actitud beligerante contra algunos estamentos políticos y contra la Iglesia, lo que le valió no pocos enemigos.Por entonces, el Romanticismo cedía paso al Naturalismo y en esa dirección se sitúan las novelas consideradas lo mejor de su producción. Con una vuelta a las cuestiones sociales de carácter más amplio, figuran "L'homme de neige" (El hombre de las nieves), "La famille de Germandre" (La familia de Germandre), "Le marquis de Villemer" (El marqués de Villemer), "Les dames vertes" (Las damas de verde), "La confession d'une jeune fille" (La confesión de una joven) y "Le dernier amour" (El último amor). La obra de Sand fue intensamente perturbadora: su interés por los amores desiguales, los cruces entre amantes de distintas clases sociales y de diferentes edades, la violencia entre los sexos, las relaciones incestuosas y los intercambios de roles hicieron de ella una de las primeras mujeres que abogaron por la libertad femenina y la igualdad entre el hombre y la mujer. Rompió moldes y estableció normas que tardarían muchos años en ser considerados habituales y, si bien algunos de sus libros resultan hoy difíciles de recepcionar para el lector contemporáneo, la belleza de las imágenes y las poéticas percepciones del inconsciente son reivindicadas hoy en día por amplios sectores de la intelectualidad más vanguardista.Muy leídas en vida de la autora, sus novelas fueron perdiendo popularidad con el paso de los años. Sin embargo, aquella idea constante sobre la liberación de las mujeres, aunque, contradictoriamente, nunca se expresó por la igualdad política de ellas, llevó a que, dado el creciente impulso del feminismo, haya revivido notablemente el interés por su vida y su obra. Su influencia literaria se reconoce en grandes escritores como Henry James (1843-1916), Emily Brontë (1818-1848) y hasta en el propio Fiodor Dostoyevski (1821-1881).