18 de diciembre de 2012

Siete hombres de Praga (3). Jan Neruda, entre el folletín, la crónica y el relato costumbrista

En la ciudad de Praga hay diecisiete puentes que cruzan el río Moldava. El más antiguo de todos ellos es el Karlův Most (Puente de Carlos), construido durante el reinado de Carlos IV de Luxemburgo. El inicio de la obra en 1357 estuvo a cargo del arquitecto imperial Petr Parléř (1332-1399) y fue completada a principios del siglo XV. En el lugar de su emplazamiento existía ya en el siglo X un puente de madera, a la sazón el primer puente de la capital checa, ubicado apenas unos metros más al norte del actual, que fue hundido por una fuerte inundación en 1157. Entre los años 1160 y 1172, el rey Vladislao II hizo construir el primer puente de piedra en Praga, el Juditin Most (Puente de Judit), llamado así en honor a su esposa. Pero, en febrero de 1342 dos terceras partes del puente se cayeron a causa de la crecida producida por el deshielo. Carlos IV no tardó en hacer iniciar la construcción del nuevo puente, dado que en ese entonces constituía la única forma de atravesar el río y era también la vía de comunicación más importante para el comercio entre Europa oriental y occidental. Originalmente se lo llamó Kamenný Most (Puente de piedra), luego Pražský Most (Puente de Praga), hasta que, en 1870, pasó a tener la denominación actual. El puente, que fue decorado con varias esculturas entre los años 1683 y 1928, une la Staré Mesto (Ciudad Vieja) con Malá Strana (Barrio Chico), el que fuera durante la Edad Media el centro más importante de las etnias alemanas establecidas en Praga. El barrio, al que se conoce como la "Perla del Barroco", cuenta con numerosas construcciones de aquella época, entre ellas la imponente iglesia de San Nicolás y los palacios Kounic, Nostick, Turbuv y Buquoy.
La calle más famosa de Malá Strana es la Nerudova, empinada y retorcida vía que es el acceso principal al Castillo de Praga y a Hradcany, otra de las antiguas ciudades originales. Ya desde antes de ser fundado Malá Strana en 1257 en la margen izquierda del río Moldava, trepaba por la empinada cuesta al Castillo de Praga un camino que comunicaba la sede de los reyes checos con la Staré Mesto. A lo largo de esa callejuela afloraron con el tiempo casas con jardines y viñedos. Fue el origen de la Nerudova, llamada así desde finales del siglo XIX, ya que antiguamente se la conocía como Ostruhová (Calle de los fabricantes de espuelas). En la Nerudova abundan los palacetes barrocos, morada de la nobleza durante el periodo imperial, en cuyas fachadas cam­pean escudos con figuras alegóricas. En una época en que las construcciones no tenían numeración (dicho sistema empezó a utilizarse en 1770), estas figuras servían para identificarlas; por ello, todavía se pueden ver, entre otras, la casa del Cis­ne, la de la Llave, la del Burro en la Cuna, la del Aguila Roja, la del Cangrejo Verde, la del Cisne Blanco, la de la Copa de Oro, la de la Remolacha Blanca y la de la Herradura de Oro, que perteneciera en el siglo XVI al célebre arquitecto Oldřich Aostalis (1510-1597). 
Otras de las casas más conocidas de la calle Nerudova son la de los Tres Violines, en la que entre 1667 y 1748 residieron sucesivamente tres familias de constructores de violines, los Ottová, los Pradter y los Edlinger, cuyos violines y también sus laúdes y mandolinas eran famosos en buena parte de Europa; la del León Rojo, en la viviera el ilustre pintor Petr Brandl (1668-1739), cuyos trabajos embellecen muchas iglesias de Praga; y la de los Dos Soles. Precisamente esta última fue la residencia -entre 1845 y 1857- de Jan Neruda, el gran poeta checo en cuyo honor fue bautizada la calle.
Jan Nepomuk Neruda nació en Praga el 9 de julio de 1834. Al momento de su nacimiento, su padre -que había sido soldado- administraba la cantina del cuartel de Ujezdská y su madre trabajaba como mucama para una familia acomodada de Malá Strana. A pesar de los pocos recursos de su familia, estudió primero en una escuela del barrio y después en el Colegio Académico de Praga, donde puso de manifiesto su inclinación por las letras en general y la literatura checa en particular. Luego intentó sin éxito seguir la carrera de Derecho, por lo que, de manera autodidacta, estudió Filología y Filosofía mientras trabajaba como oficinista. Después de ejercer por un tiempo como maestro, en 1860 consiguió ingresar como periodista en el diario liberal "Národni Listy", donde escribió crónicas, folletines y críticas culturales.
Por entonces se vinculó con la Májovci (Escuela de Mayo), un movimiento literario impulsado por jóvenes escritores nacionalistas que pretendían crear una nueva literatura en idioma checo. El nombre del círculo provenía del poema "Maj" (Mayo) que el poeta romántico Karel Hynek Mácha (1810-1836) había publicado poco antes de morir y a quien consideraban el precursor de los cambios que proponían. Entre los más destacados escritores de esa corriente figuran Karolina Světlá (1830-1899), Rudolf Mayer (1837-1865), Václav Šolc (1838-1871) y Vítězslav Hálek (1835-1874), con quien Neruda fundaría la revista "Lumír" para convertirse, ambos, en los representantes más destacados de las nuevas tendencias literarias de entonces. Posteriormente, Neruda escribió artículos y crónicas (se calcula que publicó más de dos mil) para los diarios "Národní Listy", "Obrazy Domova", "Čas" y "Kwěty", al tiempo que participaba en todas las luchas culturales y políticas de su generación asumiendo una posición muy radical de oposición al predominio cultural germano que negaba la existencia de la lengua checa.
Por su acendrado nacionalismo fue acusado, por un lado, de antisemitismo por la publicación de un texto en el que criticaba la injerencia judía en materia económica, y por otro, fue declarado traidor a la Nación en 1871. Fue la época en que emprendió viajes por Francia, Hungría, Italia, Grecia y Egipto, cuyas vivencias relataría en "Pařížské obrázky" (Cuadros parisienses) y "Obrazy z ciziny" (Imágenes del extranjero). Para entonces ya había publicado varios libros de poemas, entre ellos "Hřbitovní kvítí" (Flores de cementerio) y "Zpěvy páteční" (Cantos de viernes). Pero su consagración como poeta llegaría con "Balady a romance" (Baladas y romances) y "Písně kosmické" (Cantos cósmicos), ambos de 1878. Sin embargo, su principal aporte a la literatura está en su narrativa breve, escrita con lirismo y suave acento local sobre la vida praguense de mediados del siglo XIX.
Sus cuentos, reunidos en volúmenes como "Arabesky" (Arabescos), "Různí lidé" (Diferentes personas), "Pražské obrázky" (Escenas de Praga) y "Prosté motivy" (Motivos simples), recrean el ambiente y el paisaje urbano bohemios. Escritos con pulcritud, elegancia y cierta romántica ingenuidad, por ellos desfilan funcionarios y oficinistas, estudiantes y profesores, criadas y mendigos, viudas y solteronas, huérfanos y misántropos, retratados todos con fino sentido del humor e intensa ternura. Su profesión periodística está presente en cada uno de sus cuentos, en los que el folletín, el reportaje y el relato costumbrista aparecen mezclados con pericia, pasando del realismo psicológico de Chejov al sentimentalismo social de Dickens, del entusiasmo patriótico de Victor Hugo a los tonos trágicos de Gogol. Pero su obra en prosa más popular fue "Povídky Malostranské" (Cuentos de Malá Strana), una colección de historias cortas en las que aparecen retratados satíricamente los pequeños burgueses de su barrio natal, moviéndose en sus calles y sus casas, en sus tiendas y sus jardines, en sus iglesias y sus catedrales, en sus fondas y sus tabernas, en sus plazas y sus colinas.
En la planta baja de la emblemática casa de los Dos Soles, el padre de Neruda tenía una tienda. Allí, durante su niñez y parte de su adolescencia, el futuro escritor pasaba las horas sentado sobre los sacos de harina escuchando las conversaciones de los parroquianos. Estas historias le servirían de inspiración para escribir su libro más famoso que, con el correr de los años, pasó a ser considerado el representante más genuino de la prosa checa del siglo XIX. Los once cuentos que componen el libro están narrados en primera persona por un personaje omnisciente, siempre niño o adolescente. Con un estilo directo y sencillo, sin rupturas sintácticas o morfológicas, Neruda cuenta pequeñas historias simples y cotidianas, las mismas que poblaron su infancia, todas ambientadas en su barrio: Malá Strana, con su aroma de lilas blancas y de nata sabrosa, con sus personajes pintorescos y extravagantes, con sus tranquillas calles y su atmósfera única. 
Neruda fue un hombre bastante solitario, nunca formó familia y su salud siempre fue débil. A los cuarenta años fue operado de un tumor maligno y a los cincuenta y cuatro sufrió un accidente que le produjo una lesión en una de sus rodillas de la cual nunca podo recuperarse. Una sucesión de enfermedades en los últimos años de su vida lo mantuvieron confinado en su casa, donde vivía sólo acompañado por su ama de llaves, la señora HaralikovaMurió el 22 de agosto de 1891 víctima de un cáncer de colon. Una multitud concurrió a su funeral antes de su entierro en el cementerio de Vysehrad en Praga.