El tema de "Una mujer dulce" no es más que un pretexto. Yo intento poner en cada película lo más posible de mí mismo y esta es la relación que existe entre un film y otro. Sólo hay una relación importante: por encima de los hechos hay una vida más profunda y sobre todo hay una presencia que si usted quiere, es la presencia de Dios. Estas son las cosas que me interesan a mí personalmente: esa presencia constante de algo más que la presencia de las gentes actuando y hablando, algo más profundo y que va más lejos.
Una vez más se ha servido de desconocidos para llevar a cabo "Una mujer dulce".
Lo desconocido es siempre lo que me sucede mientras ruedo. Cada vez voy más en busca de lo desconocido en el sentido de que escojo muy poco a quienes van a encarnar los personajes. Porque justamente yo me modelo en ellos y a la vez ellos se modelan en mí, es decir, que allí se encuentra un sitio para lo desconocido, puesto que yo no conozco a esas gentes, les hablo apenas y sé bien poco de ellos; yo me encuentro entonces delante de lo desconocido. Y quiero incluso darme otras sorpresas con los lugares donde ruedo. No quiero verlos por anticipado; los hago escoger y me sorprendo ante eso desconocido, es decir, que yo estoy constantemente en estado de alerta ante todo lo que sucede cuando ruedo. Quiero que todo sea absolutamente espontáneo y nuevo, es decir, desconocido no sólo en los personajes, sino también en los lugares de rodaje.
¿Qué es para usted el color?
El color es una cosa nueva para mí puesto que este es mi primer filme en color. He tenido muchas dificultades al principio, porque en el fondo el color en el cine no está aun dominado; pero al fin de una quincena de días he llegado a comprender que hacía falta trabajar con alguna cosa hacia lo desconocido, algo que escapa por momentos, que es un poco el azar, pero hacia falta tener conciencia de ese azar. Quiero decir, no sus efectos por alguna cosa que se nos escapa, sino al contrario, comprender lo que es esa cosa que se nos escapa, saberlo de antemano y trabajar con ello.
¿Cuáles son las diferencias que encuentra entre el blanco y negro y el color en el cine?
El blanco y negro permite una abstracción muy grande, y da también unidad al film. Es precisamente esa sóla cuestión de la unidad por la que yo he estado muy inquieto y con la que he tenido dificultades para comprender cómo se podría conseguir esa unidad con el color. La unidad es la primera cosa a considerar cuando se hace un film; la gran dificultad es conseguir que la obra hecha sea "una".
Su última película se basa en un relato de Dostoyevski, ¿no es así?
Yo he tomado la idea de Dostoyevski para esta última película; me sirvo de Dostoyevski al mismo tiempo que procuro servirle a él, pero mi película no es el mismo relato que él escribió. En Dostoyevski, un hombre de edad mediana reflexiona ante el cuerpo de su mujer que acaba de suicidarse, y se dice -es la cosa más importante para él-: "¿Es que yo soy culpable de esta muerte?". En mi caso, no es eso: yo he abandonado esa idea de culpabilidad. Para mí, el fondo de la historia es: ¿qué es lo que ha pasado? ¿Por qué ha sucedido? El se hace esas preguntas ante el cuerpo de esa joven mujer muerta y le plantea a ella esas cuestiones; ella está muerta y jamás le podrá responder. Ese nudo desgarrado de la historia: no saber absolutamente nada de lo que ella pensaba; si ella lo amaba o si no lo amaba; no lo sabrá jamás.
¿Cómo fue su acercamiento al mundo de Bernanos y al de Dostoyevski a lo largo de su obra?
La primera película que yo he hecho basada en una novela de Bernanos, "Diario de un cura rural" fue un encargo que yo rechacé, y lo sentí, porque aquella era una novela que me gustaba, pero lo rechacé porque no lo podía hacer; y más tarde, un mes después, la releí y hube de aceptarla diciéndome que podía yo pasar ese libro a través mío, extrayendo alguna cosa, ya que reconozco que en Bernanos hay relámpagos extraordinarios, aunque yo no diría genio. En cambio Dostoyevski es, para mí, el grande entre los grandes; en él nada se escapa, al contrario. Aún cuando yo no pueda hacer nada sin poseer algo de mí mismo, hay cosas de Dostoyevski que yo aparto y que dejo a un lado, para fijarme, sobre todo, en aquello que es verdaderamente sentido por mí.
¿Cuál es el riesgo que corren sus películas?
¿El riesgo que corren mis películas? Estoy absolutamente persuadido de que mis films están hechos para el gran público; pero yo no soy quien impide que lleguen a ese gran público: son los que programan y los que dicen: "Esa película irá ahí y no irá en cambio a otro sitio"; entonces es cuando el film está perdido. Si un film no sólo no tiene "vedettes", sino que tampoco tiene actores, entonces se dice que esa película no puede ir al gran público. Ahora al menos se comienzan a admitir películas sin actores ni "vedettes"; es un error tremendo querer basar todo el cine sobre la "vedette". Al público empieza a disgustarle ese cine hecho según esas fórmulas, y terminará por disgustarse completamente; se habrá de llegar entonces a una situación difícil y aleatoria, puesto que incluso hay azar en el comercio. Es decir, cada vez más el interés del film residirá en el autor y no en los actores. Ahora yo estoy seguro de que se harán cada vez más unas películas que no tengan esa corteza comercial. Se dice de mí algo absurdo, se dice: "Los filmes de Robert Bresson no son comerciales"; sin embargo aportan dinero igualmente. Es algo sin sentido, ¿no es cierto?