El biólogo francés Gilles Eric Séralini (1961) es catedrático de Biología
Molecular en la Universidad de Caen y director del Comité
de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética, un grupo de
científicos que investiga la
toxicidad de las variedades transgénicas y los herbicidas. Acaba de publicar un estudio sobre el herbicida Roundup de Monsanto -el más vendido en el mundo- en el que demuestra que aplicándolo en dosis infinitesimales (tal como ocurre en los
alimentos que se encuentran en el mercado) penetra y mata a las células humanas. Los nuevos hallazgos
intensifican un debate sobre los llamados "ingredientes inertes", esto es, solventes, conservantes y otras sustancias químicas que los fabricantes añaden a los plaguicidas. La etiqueta de Roundup tiene como requisito llevar una advertencia sobre la conveniencia de no utilizar el producto en o cerca de agua dulce para proteger los anfibios y otros
animales salvajes. Pero se ha descubierto que algunos de los ingredientes inertes que contiene el producto afectan potencialmente a la salud humana ya que amplifican los efectos de
los ingredientes activos, llevándolos a penetrar en la ropa, los equipos de
protección y las membranas celulares. Las conclusiones de las investigaciones llevadas a cabo por el Dr. Séralini están volcadas en su nuevo libro "Tous cobayes" (Todos
somos conejillos de indias). En él cuenta como las ratas alimentadas con maíz transgénico de la multinacional Monsanto sufrieron tumores mamarios que alcanzan hasta 25% de su peso y daños severos en hígados y riñones con una frecuencia de dos a cinco veces mayor que para los roedores alimentados con maíz no transgénico. Monsanto, la mayor productora de semillas
transgénicas del mundo, todavía no ha hecho comentarios respecto a la
publicación. No obstante, en el pasado ha reiterado que sus productos son
seguros y que no suponen ningún riesgo para la salud de los seres humanos ni de
los animales. Esto ha generado un gran debate, tanto en ámbitos científicos como políticos, sobre todo a partir de la exhibición en septiembre de 2012 del documental realizado por el director francés Jean Paul Jaud (1946) basado en el libro escrito por Séralini, film en el que pueden verse terribles imágenes de las ratas con sus tumores. Lo que sigue es una entrevista a Séralini aparecida en la revista "Ae" nº 10 del 22 febrero de 2013, una publicación de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE).
Había una sospecha difusa de opinión sobre el impacto de los OGM (organismo genéticamente modificado) en la salud humana. Con su estudio, esta sospecha grave, ¿está confirmada?
Sí, hemos logrado el estudio más largo y más detallado en el mundo sobre la toxicidad del maíz transgénico y el Roundup, el herbicida más utilizado. Nuestro estudio concluye que existe un efecto tóxico en los animales y nos sugiere que puede tenerlo también sobre los seres humanos. Además, varias otras pruebas que hemos realizado sobre las células humanas van en la misma dirección. Nuestro estudio -que se llevó a cabo durante dos años en ratas- establece que, incluso en dosis muy bajas, a largo plazo la absorción del maíz actúa como un veneno poderoso y a menudo mortal. Y estos efectos son principalmente en los riñones, el hígado y las glándulas mamarias. Cuando se trata de productos químicos, plaguicidas o medicamentos, las pruebas en los pequeños mamíferos son comunes en el plano normativo. El gran escándalo es que ya no se puede confiar, porque las agencias de salud nunca han requerido un estudio a las industrias sobre la toxicidad a largo plazo. Sin embargo, cuatrocientos millones de europeos consumen alimentos que contienen organismos modificados genéticamente aunque no lo sepan, y lo hacen a lo largo de sus vidas. Peor aún, muchos de expertos, a pesar de nuestras advertencias, han multiplicado objeciones para oponerse a toda costa. ¿Qué es esto? ¿Inconsciencia, negligencia, cobardía, confabulación criminal con el mundo industrial o todo ello a la vez?
¿Qué problemas ha encontrado a la hora de investigar sobre los transgénicos?
Fueron tres grandes problemas. El primero, disponer de fondos independientes de las empresas porque es muy inusual conseguir recoger 3.2 millones de euros para investigar en un laboratorio independiente. El segundo, tener las semillas sobre las que ellos no quieren que se haga una investigación. Y el tercero, combatir las críticas. El estudio se desarrolla en productos que están en el mercado, lo que significa que todas las agencias que han desacreditado mi trabajo han hecho el ridículo porque no han tenido acceso en ese mismo tiempo a análisis de sangre de las ratas. Se comercializan productos OGM o pesticidas como el Roundup porque la base de la industria agroalimentaria son los pesticidas. El estudio ha sido publicado en la revista más prestigiosa del sector "Food and Chemichal Toxicology" y es el más extenso y detallado que se ha hecho hasta ahora. No es casual que algunas personas hayan reaccionado a las 24 horas de publicarse, porque son precisamente aquellas personas que han contribuido a la autorización de estos productos. Para mí, no es fácil aceptar que digan que el estudio ha sido un fraude, pero conozco muy bien a los que lo dicen y sé que hay muchos conflictos de intereses en esta industria en general.
¿Qué lo motivó para comenzar a investigar sobre los efectos de los transgénicos en la salud?
La agricultura transgénica esta 100% basada en químicos pesticidas, lo que significa que las plantas están diseñadas por la ingeniería genética para contener pesticidas y ese es mi mayor interés. Mi proyecto de investigación son los efectos a largo plazo de los nuevos productos químicos en la salud. Mi objetivo es entender los efectos combinados de la contaminación y por ello es por lo que he estudiado los OGM y el Roundup. Los efectos a largo plazo, los efectos que se deben a la ruptura de comunicación entre células y a la acumulación de efectos.
¿Nos puede resumir cuales son los resultados novedosos de sus últimas investigaciones sobre la salud y los transgénicos?
Los resultados han mostrado grandes impactos en hígados y riñones. Nosotros hicimos estudios estadísticos muy precisos de los marcadores químicos porque teníamos suficientes datos: de cincuenta a cien variables aplicadas a doscientas ratas. Las dosis utilizadas fueron las ambientales. Los estadísticos y especialistas en anatomía patológica, mirando los órganos una vez muertos -observados a un nivel microscópico y sin saber la naturaleza del tratamiento que se había llevado a cabo-, afirmaron que había muchos tumores en hígados, riñones y glándulas mamarias de las ratas. Hicimos análisis profundos sobre cada rata y al comparar los datos, vimos que las que habían consumido estos productos, murieron por estas patologías y las controladas no. Las diferencias bioquímicas de las ratas están relacionadas con las patologías que les han llevado directamente a la muerte. Los resultados revelan una mortalidad más alta y frecuente cuando se consumen estos productos, con efectos hormonales no lineales y relativos al sexo. El estudio permite comprender el modo de acción tóxico de un OGM así como su carácter transgénico y la toxicidad del pesticida más utilizado, incluso a niveles extremadamente bajos que encontramos en las aguas superficiales o en el agua potable.
La publicación del resultado de este estudio ha generado mayor controversia que en ocasiones anteriores. ¿Por qué cree que ha ocurrido esto?
Porque los resultados tienen un impacto económico muy importante. Significa que si tenemos razón, la mayor parte de los organismos reguladores están equivocados y eso sería la muerte de la industria agrícola a base de pesticidas. Piense que nosotros hemos sido el primer grupo que ha analizado el efecto en la salud de este herbicida en la totalidad de sus componentes. Esto atañe no solo a los OGM sino también a la rentabilidad de los pesticidas y ellos tendrían que admitir que han subestimado los efectos colaterales y que por ello, la agroecología es mejor.
Había una sospecha difusa de opinión sobre el impacto de los OGM (organismo genéticamente modificado) en la salud humana. Con su estudio, esta sospecha grave, ¿está confirmada?
Sí, hemos logrado el estudio más largo y más detallado en el mundo sobre la toxicidad del maíz transgénico y el Roundup, el herbicida más utilizado. Nuestro estudio concluye que existe un efecto tóxico en los animales y nos sugiere que puede tenerlo también sobre los seres humanos. Además, varias otras pruebas que hemos realizado sobre las células humanas van en la misma dirección. Nuestro estudio -que se llevó a cabo durante dos años en ratas- establece que, incluso en dosis muy bajas, a largo plazo la absorción del maíz actúa como un veneno poderoso y a menudo mortal. Y estos efectos son principalmente en los riñones, el hígado y las glándulas mamarias. Cuando se trata de productos químicos, plaguicidas o medicamentos, las pruebas en los pequeños mamíferos son comunes en el plano normativo. El gran escándalo es que ya no se puede confiar, porque las agencias de salud nunca han requerido un estudio a las industrias sobre la toxicidad a largo plazo. Sin embargo, cuatrocientos millones de europeos consumen alimentos que contienen organismos modificados genéticamente aunque no lo sepan, y lo hacen a lo largo de sus vidas. Peor aún, muchos de expertos, a pesar de nuestras advertencias, han multiplicado objeciones para oponerse a toda costa. ¿Qué es esto? ¿Inconsciencia, negligencia, cobardía, confabulación criminal con el mundo industrial o todo ello a la vez?
¿Qué problemas ha encontrado a la hora de investigar sobre los transgénicos?
Fueron tres grandes problemas. El primero, disponer de fondos independientes de las empresas porque es muy inusual conseguir recoger 3.2 millones de euros para investigar en un laboratorio independiente. El segundo, tener las semillas sobre las que ellos no quieren que se haga una investigación. Y el tercero, combatir las críticas. El estudio se desarrolla en productos que están en el mercado, lo que significa que todas las agencias que han desacreditado mi trabajo han hecho el ridículo porque no han tenido acceso en ese mismo tiempo a análisis de sangre de las ratas. Se comercializan productos OGM o pesticidas como el Roundup porque la base de la industria agroalimentaria son los pesticidas. El estudio ha sido publicado en la revista más prestigiosa del sector "Food and Chemichal Toxicology" y es el más extenso y detallado que se ha hecho hasta ahora. No es casual que algunas personas hayan reaccionado a las 24 horas de publicarse, porque son precisamente aquellas personas que han contribuido a la autorización de estos productos. Para mí, no es fácil aceptar que digan que el estudio ha sido un fraude, pero conozco muy bien a los que lo dicen y sé que hay muchos conflictos de intereses en esta industria en general.
¿Qué lo motivó para comenzar a investigar sobre los efectos de los transgénicos en la salud?
La agricultura transgénica esta 100% basada en químicos pesticidas, lo que significa que las plantas están diseñadas por la ingeniería genética para contener pesticidas y ese es mi mayor interés. Mi proyecto de investigación son los efectos a largo plazo de los nuevos productos químicos en la salud. Mi objetivo es entender los efectos combinados de la contaminación y por ello es por lo que he estudiado los OGM y el Roundup. Los efectos a largo plazo, los efectos que se deben a la ruptura de comunicación entre células y a la acumulación de efectos.
¿Nos puede resumir cuales son los resultados novedosos de sus últimas investigaciones sobre la salud y los transgénicos?
Los resultados han mostrado grandes impactos en hígados y riñones. Nosotros hicimos estudios estadísticos muy precisos de los marcadores químicos porque teníamos suficientes datos: de cincuenta a cien variables aplicadas a doscientas ratas. Las dosis utilizadas fueron las ambientales. Los estadísticos y especialistas en anatomía patológica, mirando los órganos una vez muertos -observados a un nivel microscópico y sin saber la naturaleza del tratamiento que se había llevado a cabo-, afirmaron que había muchos tumores en hígados, riñones y glándulas mamarias de las ratas. Hicimos análisis profundos sobre cada rata y al comparar los datos, vimos que las que habían consumido estos productos, murieron por estas patologías y las controladas no. Las diferencias bioquímicas de las ratas están relacionadas con las patologías que les han llevado directamente a la muerte. Los resultados revelan una mortalidad más alta y frecuente cuando se consumen estos productos, con efectos hormonales no lineales y relativos al sexo. El estudio permite comprender el modo de acción tóxico de un OGM así como su carácter transgénico y la toxicidad del pesticida más utilizado, incluso a niveles extremadamente bajos que encontramos en las aguas superficiales o en el agua potable.
La publicación del resultado de este estudio ha generado mayor controversia que en ocasiones anteriores. ¿Por qué cree que ha ocurrido esto?
Porque los resultados tienen un impacto económico muy importante. Significa que si tenemos razón, la mayor parte de los organismos reguladores están equivocados y eso sería la muerte de la industria agrícola a base de pesticidas. Piense que nosotros hemos sido el primer grupo que ha analizado el efecto en la salud de este herbicida en la totalidad de sus componentes. Esto atañe no solo a los OGM sino también a la rentabilidad de los pesticidas y ellos tendrían que admitir que han subestimado los efectos colaterales y que por ello, la agroecología es mejor.
Entonces, ¿contaba esta polémica?
Sí. Yo escribí un libro en Francia, llamado
“Todos somos cobayas” e incluso se hizo una película con el mismo nombre. Ahí
ya hablo de todas estas personas, de los conflictos de interés de las agencias
de
evaluación. Yo esperaba algunas reacciones, pero honestamente no esperaba este nivel de violencia.
evaluación. Yo esperaba algunas reacciones, pero honestamente no esperaba este nivel de violencia.
Y el apoyo recibido, ¿lo esperaba?
Afortunadamente, cuento con más de dos mil quinientos científicos en todo el mundo apoyando mi proyecto y mi investigación. Mi editor científico me ha felicitado de nuevo, después de
todas las críticas recibidas. Vamos a responder muy pronto a todas esas críticas
con un nuevo artículo en la misma revista. Ya hemos publicado muchas cosas en
la web, que tienen versión en castellano. Hemos recibido mucho apoyo de los medios y ministros que han defendido nuestro
trabajo y piden una mayor transparencia en los tests relacionados con la
comercialización de estos productos. Sí, es una gran polémica internacional la
que ha provocado. Como sabe, Rusia ha prohibido el maíz transgénico y la India
también ha hecho lo propio con algunos OGM.
Tras tantos años estudiando los orígenes
del cáncer y las enfermedades hormonales, ¿se puede afirmar con
rotundidad ahora que están relacionados con los OGM?
Sí, al menos en ratas, que es el modelo universal para estudiar enfermedades humanas antes de que el mercado saque a la venta estos productos. Nosotros tenemos la explicación molecular en células humanas porque hemos producido muchos artículos sobre el efecto del Roundup en células humanas… y sí, podemos decir que hay un alto riesgo de destrucción de células porque el 80% de los OGM están llenos de Roundup.
¿Qué tiene que ver con los transgénicos el cáncer de mama, la infertilidad y las alergias, que usted atribuye también a los productos químicos contenidos en la comida que
ingerimos?
Tiene mucho que ver. En España,
especialmente, hay mucho maíz contaminado con OGM, que aunque no es un maíz
dulce sí va destinado al pienso, a la alimentación animal. Además, se importa
mucho Roundup a través de la importación de productos OGM, incluyendo soja y
maíz.
¿Por qué las empresas se centran en
modificar genéticamente las semillas, en particular la soja y maíz?
Porque uno de los principales objetivos económicos mundiales es tener
patentes en la industria de la alimentación. Tenemos treinta mil plantas conocidas y comestibles en el mundo y sólo con cuatro semillas
(soja, maíz, trigo y arroz) se cubre el 60% de la energía alimentaria. El efecto
de industrializar la agricultura es el monocultivo en lugar de cultivar
biodiversidad. Si usted tiene patentes en esas cuatro plantas es el rey del
mundo, porque cobra royalties cada vez que alguien come en algún
lugar del mundo. Por el momento tienen dos: soja y maíz; los otros dos OGM son el algodón (usado principalmente en textiles y ropa) y la colza (usada en su mayoría
para aceite). Ya están tramitando patentes para comercializar arroz y trigo transgénico.
Además, como usted sabe, esas compañías fabrican también pesticidas y fármacos, y
son ocho de las mayores del mundo. Las semillas llevan incorporado veneno para
los insectos. Las empresas farmacéuticas han mostrado su interés en las
semillas porque, gracias a los transgénicos, existe la posibilidad de patentarlas
y además les permitía vender Roundup, el herbicida de mayor distribución en el mundo. En todos los países la gente necesita comer antes que comprar medicinas o
fármacos, ropa o aparatos de comunicación. Lo primero es
comer, por eso es que se han centrado en las semillas.
¿Por qué considera que los transgénicos
no podrán acabar con el hambre en el mundo?
El mundo ha sido alimentado durante cuatro
billones de años sin OGM. La humanidad lleva cincuenta mil años con una muy intensiva
industria agroalimentaria y quince con OGM. El 98% de los OGM en los últimos quince años han sido usados para alimentar cerdos,
vacas y pollos en los países ricos, no a la gente pobre como pretende exponerse desde la industria
agroalimentaria, porque ellos comercian con plátanos o café para los países
ricos. Y todo ello, lo que crea es más hambre en el mundo, porque los OGM se usan para alimentar cerdos para los ricos en lugar de alimentar a niños
pobres.
¿Confía en que en el futuro cercano
habrá más investigación sobre transgénicos y salud?
Esa es una petición de las agencias que han
valorado mi estudio. Eso espero. Yo haré otras investigaciones si es necesario
en esa dirección.
¿Cree que la agricultura ecológica es la
alternativa a la agricultura transgénica?
No es una alternativa, es el modelo fundamental
para nuestro futuro. Nos permite tener policultivos sin pesticida porque estos
químicos están envenenando nuestra salud, nuestros animales y nuestro medio
ambiente. La agroecología es la alternativa para reducir el uso de pesticidas e
ir hacia una agricultura ecológica, pero una agricultura ecológica no de una
manera intensiva. Evitar los monocultivos e ir hacia los policultivos
ecológicos es la clave para alimentar el mundo.
¿Qué beneficios aportan los alimentos
ecológicos a la salud humana?
Evitan los pesticidas que rompen la
comunicación entre células y crean efectos a largo plazo como cáncer,
enfermedades inmunitarias, hormonales, nerviosas, etc. Evitan todos esos
pesticidas que vienen ahora en la fruta. Hay que evitar fiscalizar el trabajo
manual necesario para la agricultura ecológica y gravar más plásticos y
pesticidas que, al día de hoy, no lo están porque cada vez que estas grandes
compañías desarrollan un nuevo pesticida eliminan las tasas para investigación.
La industria química agroalimentaria ha sido muy ayudada financieramente desde
la Segunda Guerra Mundial y la agricultura ecológica no; por eso el
balance no es bueno para la agricultura ecológica y la agroecología.
¿Qué poder tiene la sociedad civil para
exigir transparencia en los efectos de los transgénicos?
Es el único poder. Si hoy tenemos los productos etiquetados en Europa es gracias a la sociedad civil. El etiquetado ha hecho que
los OGM prácticamente no se cultiven en Europa, excepto en España. En
Europa, el total de cultivos transgénicos es menos del 0,5% de la área
cultivada. En España, es del 20%. Cuando visité Lleida, donde hay grandes granjas de cerdos alimentados con
OGM, un cocinero que venía conmigo probó el cerdo y no estaba realmente bueno.
No creemos que sea un buen futuro para España. Hace falta más
transparencia en el etiquetado de los animales alimentados con transgénicos,
como se hizo en Francia y en Alemania: etiquetar los productos derivados como
queso, huevos, jamón, etc. La sociedad puede pedirlo porque necesita más
transparencia. Mi pelea es disponer de los análisis de sangre de animales que han comido
transgénicos que se venden en el mercado, porque así todas esas agencias no
podrían mentir nunca más. No podrían decir que todo va bien
cuando ellos han analizado los OGM durante quince días como se hizo con el maíz
BT176 o solo tres meses o nada como pasó con algunos OGM. La transparencia es la clave y la sociedad
civil tiene el poder. Hacen falta dos años de análisis en animales de laboratorio, tal como se hace con los medicamentos, pero entonces los OGM dejarían de ser rentables.
¿Por qué España es diferente?
No tiene suficientes científicos que estén
trabajando en estudios públicos en esta área y ese es el mayor problema, porque si quisieran entrevistar a un experto en España no lo podrían hacer porque no existe. Creo que la investigación pública ha sido el hermano pequeño de vuestra economía,
demasiado pequeño para trabajar de forma independiente en este campo. La sociedad
civil no tiene científicos hablando en castellano en televisión sobre estos
temas y diciendo "sí, necesitamos más pruebas, etc". He conocido varios
profesores en España pero nunca a un científico que realmente esté trabajando
en los efectos a largo plazo de los OGM. Bueno, solo hay cinco o algo así en el
mundo, entre cinco y diez, porque no hay voluntad de querer estudiarlos desde un
punto de vista científico.
¿Qué estudios sobre transgénicos y
salud conoce en España?
Hay algunos sobre abejas, sobre ecología, sobre
diseminación del polen… pero no demasiados sobre salud humana o mamífera.
¿Quiere dirigir algún mensaje particular
a nuestros lectores, operadores y técnicos que trabajan en
la agricultura ecológica?
Que la agricultura ecológica es el futuro. La mayoría de los economistas
dicen que no podremos importar nunca más fresas de Argentina a bajo costo,
porque el petróleo, el gas, cuestan cada vez más y más. Que las fresas o la soja cultivadas en otro lugar del mundo sean más baratas que las vendidas por los
agricultores españoles es prueba de la estupidez del sistema. Además, estos
productos están llenos de pesticidas y siguen costando menos que los productos
ecológicos, lo que es bastante estúpido. Lo que significa que en Argentina, el
gobierno paga para hacer estos pesticidas gravando menos a las grandes
compañías y más a las de agricultura ecológica que utilizan más mano de obra.
Por la crisis, no se puede continuar de esta forma. La agricultura ecológica junto con otros
métodos agroecológicos es la clave para alimentar el mundo. En Grecia y en
otros países afectados por la crisis económica, la gente está recuperando la
agricultura local y, si puede, a la ecológica. Una relación real entre el productor y el consumidor
es la clave para comer bien en un sistema equilibrado, con menos carne, porque gastamos muchísima superficie
en el mundo para alimentar animales. Comemos demasiada carne con grasa y poca cantidad de
vegetales y frutas para estar
saludables. Si podemos dar la vuelta al sistema será bueno no sólo para la
economía o la tierra, sino también para la salud humana.