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En 1603, como tantos escritores españoles, se encontraba en Valladolid, donde se había trasladado la corte; en esta época hay que situar alguna de sus letrillas más humorísticas de crítica social, sus relaciones con el poeta y antólogo Pedro Espinosa (1578-1650) y el comienzo de su enemistad con Francisco de Quevedo (1580-1645). En 1617 decidió trasladar defitivamente su residencia a la corte y de esta fecha data su "Panegírico al duque de Lerma". A pesar de su cargo en la corte, por su epistolario son conocidas las vicisitudes y auténticas penurias económicas que pasó en la corte, de donde salió, ya muy enfermo, en 1626, hacia su ciudad natal, donde murió el 23 de mayo de 1627.
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Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaban y recopilaban en cancioneros, romanceros y antologías.
Fue un hombre de amistades y enemistades apasionadas; sostuvo terribles disputas poéticas con Quevedo y atacó violentamente a Lope de Vega (1562-1635), quien siempre pareció admirarlo, aunque también lo atacó y contestó sus hirientes poemas. Tuvo gran amistad con el poeta barroco Juan de Villamediana (1582-1622), con el orador y poeta Fray Hortensio Paravicino (1580-1633), con el antólogo Pedro de Espinosa (1578-1650) y con el teólogo y humanista Pedro de Valencia (1555-1620).
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La obra gongorina se concentra sobre todo en sus poemas, aunque escribió dos obras de teatro "Las firmezas de Isabela" y "El doctor Carlina", y a pesar de que en su testamento hace referencia a su obra en prosa y en verso, no se ha logrado encontrar ninguna obra de creación en prosa, pero sí 124 cartas que forman uno de los epistolarios más interesantes de todo el siglo de oro y que son fundamentales para comprender íntegramente la personalidad gongorina.
Su producción poética comienza hacia 1580 con obras breves: romances, letrillas y sonetos: "El soneto a Córdoba" y "Servía en Oran al rey" serían las más bellas de su primera época. Hacia 1613 compone dos extensos poemas: "Las soledades" y la "Fábula de Polifemo y la Calatea".
El citado soneto "A Córdoba", se encuentra en la cima de la poesía española y sin olvidar el siempre destacado y celebérrimo "Mientras por competir con tu cabello", una síntesis perfecta de una generación en crisis que lucha entre el hedonismo renacentista y el desengaño barroco.
En el estilo y en la lengua de Góngora aparecen cultismos, alusiones mitológicas, hipérbatos (un recurso de la retórica que consiste en trastocar o desordenar el natural orden sintáctico de una frase) y desarrollos paralelos, que luego se intensificaron intencionalmente para conseguir lo que se conoce como "estilo gongorino". Enorme fue la fama y la influencia de Góngora en el período barroco, sobre todo en sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) y en Calderón de la Barca (1600-1681).
De entre sus numerosos poemas, se destaca "Medida del tiempo por diferentes relojes" compuesto por nueve letrillas, entre ellas "Por las estrellas":