Aunque el uso del papel como medio legal de pago fue conocido por los chinos en tiempos remotos, esas emisiones no tienen conexión con la historia del papel moneda en el mundo occidental. Su primera aparición parece haberse realizado en la forma de emisiones de emergencia, en reemplazo de la moneda metálica, pero, por su mismo carácter, tales innovaciones asumieron sólo un aspecto ocasional y temporario, sin llegar a introducir un cambio estable en los hábitos monetarios de la gente. El verdadero origen del papel moneda en Europa, debe buscarse en los certificados de depósito que entregaban los joyeros ingleses a quienes les confiaban sus capitales para mayor seguridad. Cuando esos certificados se hicieron endosables o fueron emitidos al portador, pudieron circular libremente en el comercio local sin los inconvenientes de la moneda efectiva. Nació así el billete de banco que, en la teoría clásica, se distingue del mero papel moneda en que éste circula por la autoridad del ente que lo emite (normalmente el Estado a través de alguno de sus órganos), mientras que la recepción generalizada del billete de banco reposa únicamente en la confianza de su convertibilidad a la vista en piezas de metal precioso. Como los bancos, en diversas circunstancias de apremio, se vieron obligados a adelantar sumas importantes a los gobiernos, éstos, a su vez, autorizaron simultáneamente emisiones sin cobertura que generaron necesariamente el curso forzoso. De tal modo, los billetes de banco se convirtieron frecuentemente en papel moneda por la inobservancia de la cláusula de convertibilidad, de manera que muchas veces es difícil establecer, frente a un ejemplar de tales billetes, si no se trata, en realidad, de papel moneda.En las Provincias Unidas del Río de la Plata, el papel moneda tuvo su origen en el decreto del 29 de marzo de 1817 que creó los billetes de amortización, emitidos en pago de deudas fiscales y admisibles en la aduana para la cancelación de derechos. Esos billetes no llevaban interés pero podían ser depositados en la Caja Nacional de Fondos de Sud América, creada en 1818, donde ganaban el 8 % anual. La emisión de billetes de amortización continuó hasta la disolución del gobierno nacional en 1820 y se prolongó el año siguiente bajo la autoridad provincial. La Caja fue suprimida por ley del 20 de noviembre de 1821. En 1822 se instaló el Banco de Buenos Aires, primero del país, que fue autorizado a emitir billetes rescatables en metálico a la vista. El 16 de septiembre de ese año se realizó la primera emisión de billetes de banco propiamente dichos y continuó en los años sucesivos hasta la desaparición del banco en 1826. Entre 1825 y 1827, el gobierno lanzó a la circulación pequeñas cédulas de 10 y 20 décimos de real, destinadas a reemplazar las monedas de cobre entonces en curso. En 1826 el Banco Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata quedó fundado en Buenos Aires, haciéndose cargo de las operaciones del llamado Banco de Descuentos (Banco de Buenos Aires), entre ellas, la emisión de billetes. Pero, a diferencia de su antecesor, fue liberado de la obligación de convertirlos ya que las necesidades financieras del Estado absorbieron la mayor parte de su encaje metálico. Durante ese mismo año se produjo una emisión de billetes redimibles en la Provincia de Corrientes. Se trataba de un recurso temporario en favor del erario provincial y se limitó a tres mil papeles de 1 peso, los que salieron de la recientemente adquirida Imprenta del Estado. El Banco Nacional fue reemplazado en 1836 por la Casa de Moneda, que continuó, durante la época rosista, las emisiones de papel moneda que solventaban en parte el presupuesto del Estado. Las guerras civiles de esa época dieron motivo a dos emisiones provinciales, una efímera en Tucumán y otra en Corrientes, que duró varias décadas. El Congreso de las Provincias Ligadas del Norte creó por ley, en 1841, un banco hipotecario facultado para emitir papel moneda. Esos billetes del Banco Hipotecario de las Provincias Ligadas del Norte tuvieron curso legal solamente en la de Tucumán y la derrota de la coalición los sacó de circulación, siendo rescatados más tarde por el gobierno nacional. Una ley de 1841 autorizó la creación de billetes de Tesorería de la Provincia de Corrientes, los que fueron emitidos por primera vez en 1842. Nuevas emisiones en los años sucesivos desvalorizaron el papel moneda correntino, el que fue rescatado por el gobierno nacional al tipo de 230 pesos la onza, con una pérdida del 92,6 % de su valor a la par.
La caída de Rosas el 3 de febrero de 1852 marcó el comienzo del período llamado de la "organización nacional", con significativa trascendencia en lo político, social, cultural, económico y financiero. Este período se caracterizó por la proliferación de bancos emisores, tanto públicos como privados y un consiguiente aumento del papel moneda que se extendió a otras provincias, además de las de Buenos Aires y Corrientes. En el orden nacional y de acuerdo con el estatuto de Hacienda y Crédito de la Confederación (ley del 9 de diciembre de 1835), se creó el segundo banco nacional, instalado en Paraná el 3 de febrero de 1854. El Banco Nacional de la Confederación tuvo una vida breve: fue suprimido por decreto del 26 de septiembre del mismo año y su emisión de $ 1.678.119.- fue retirada de circulación.
En el Estado de Buenos Aires (separado de la Confederación el 11 de septiembre de 1852) la ley del 28 de diciembre de 1853, el decreto del 27 de marzo de 1854 y la ley del 25 de octubre de 1854 reformaron la Casa de Moneda que recibió el nombre de Banco y Casa de Moneda continuando sus emisiones. En la Confederación, mientras tanto, suprimido el Banco Nacional y fracasados los proyectos del banquero francés José Buschental y de la firma Trouvé, Chauvi & Dubois, se instaló finalmente el banco del portugués Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá en 1858, extinguido en 1860 sin acuñar moneda, aunque emitió billetes. En cambio, sucesivas leyes autorizaron el lanzamiento de letras de Tesorería que, aunque devengaron intereses, circularon también como papel moneda. Integrada la Provincia de Buenos Aires el 21 de octubre de 1860 con las otras trece provincias, el Banco y Casa de Moneda se convirtió en 1863 en el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Este banco comenzó en 1865 la emisión de pesos fuertes y la ley del 3 de enero de 1867 lo autorizó a crear la Oficina de Cambios a fin de restablecer la conversión al tipo de 25 pesos, moneda corriente, por 1 peso fuerte.En el litoral, entretanto, se instalaron numerosos bancos que emitían billetes convertibles generalmente en moneda boliviana, como el Banco Carlos Casado (1864), el Banco de Londres y el Río de la Plata (1866), el Banco Argentino (1866), el Banco Paraná (1867), el Banco Comercial de Santa Fe (1869), el Banco de Rosario de Santa Fe (1869), el Banco Oxandaburu y Garbino de Gualeguaychú (1869), el Crédito Territorial de Santa Fe (1869), la Caja de Ahorro del Rosario (1870) y el Banco Provicional de Santa Fe (1874).
Por ley del 23 de octubre de 1872 se estableció el tercer Banco Nacional facultado para emitir billetes con un encaje metálico del 25 %. La crisis de 1876 obligó a suspender nuevamente la conversión. Una ley nacional del 25 de septiembre declaró de curso legal en la República las notas metálicas del Banco de la Provincia, selladas por el gobierno nacional y recibidas como de curso legal en toda la República por su valor escrito, sin perjuicio de continuar circulando como papel inconvertible y sin garantía nacional la moneda corriente de la Provincia.
Aunque el artículo 22 de la ley del 24 de octubre dé 1876 prohibía a los bancos hacer emisiones en moneda extranjera, esta práctica continuó todavía durante este período de verdadera anarquía en materia de circulante. En 1881 todavía circulaban billetes en moneda corriente y notas metálicas en moneda fuerte del Banco de la Provincia de Buenos Aires, billetes en moneda fuerte del Banco Nacional y billetes en moneda boliviana del Banco de Londres y el Río de la Plata, del Banco Provincial de Santa Fe, del Banco Provincial de Córdoba, del Banco Río Cuarto y del Banco Otero y Cía., también de Córdoba.Las leyes del 29 de septiembre de 1875 y, muy especialmente, del 5 de noviembre de 1881 establecieron, finalmente, un sistema monetario nacional sobre base decimal y fundado en un bimetalismo restringido. A partir del decreto del 23 de enero de 1882, la contabilidad pública se registró en la nueva moneda nacional. El 19 de octubre de 1883 se dispuso por ley que los bancos sólo podían emitir billetes pagaderos en moneda nacional de oro. El decreto reglamentario, del 22 de diciembre de 1883, estableció el plazo de 6 meses para el retiro de los billetes y su sustitución por otros expresados en la nueva moneda o de 1 año para la habilitación de los billetes circulantes mediante un sello. De tal manera, se restableció en el país la conversión en moneda nacional de oro de todos los billetes circulantes, estuviesen emitidos en esta moneda, en moneda fuerte, en moneda corriente de la Provincia de Buenos Aires o en moneda boliviana. Por ley del 4 de octubre de 1883 se autorizó una emisión de billetes de denominaciones menores a cargo del Banco Nacional y por cuenta de la Nación, la que se efectuó el 12 de enero de 1884. Nuevas dificultades financieras determinaron el restablecimiento del curso forzoso por decretos del 9 de enero de 1883 (Banco Nacional), 15 de enero de 1885 (Banco Provincia de Buenos Aires), 21 de enero de 1885 (Banco Provincial de Santa Fe), 23 de enero de 1885 (Banco Muñoz y Rodríguez, de Tucumán) y 31 de enero de 1885 (Banco Provincial de Córdoba). Por ley del 5 de octubre se aprobó lo actuado por el gobierno nacional y se estableció que las obligaciones pendientes en oro podían cancelarse con billetes de curso legal. El 24 de diciembre de 1886 se prorrogó el plazo de la inconversión hasta el 9 de enero de 1889. El 3 de noviembre de 1887 fue sancionada la ley de bancos nacionales garantidos que permitía a las instituciones bancarias la emisión de billetes garantizados por igual valor de fondos públicos nacionales en oro, del 4,5 % de interés y 1 % de amortización. La persistente inflación de la segunda mitad del siglo XX llevó a varios cambios del signo monetario. A partir del 1 de enero de 1970 entró en vigencia le ley 18.188 que substituyó el peso moneda nacional por el peso ley 18.188 ($) a razón de m$n 100 = $ 1. Por ley 22.707 del 6 de enero de 1983 se creó el peso argentino ($a), que comenzó a circular el 1 de junio de ese año y que equivalía a $ 10.000. Por decreto 1096/85 se creó el austral (A) equivalente a $a 1.000, y cuyo curso legal comenzó el 15 de junio de 1985. Finalmente, el decreto 2128/91 estatuyó el peso ($) que reemplazó al austral a razón de $ 1 = A 10.000 a partir del 1 de enero de 1992. La ley 23.928 restableció nuevamente la convertibilidad, esta vez de pesos a dólares (a nivel mundial se fue abandonando el patrón oro a partir de la década del 70) a razón de $ 1 = u$s 1. La convertibilidad comenzó a regir a partir del 1 de abril de 1991, es decir cuando aun el austral era la moneda de curso legal, y fue suprimida a partir del 8 de enro de 2002 por la ley 25.563.