Luis de Góngora y Argote -uno de los grandes representantes de la poesía barroca española- nació en Córdoba (España) el 11 de julio de 1561 en el seno de una familia acomodada e hizo sus primeros estudios en el colegio de la Compañía de Jesús, pasando luego a la universidad de Salamanca. Recibió órdenes religiosas y en su juventud ya era bastante famoso puesto que Cervantes ya hablaba de él cuando Góngora sólo tenía 24 años. Obtuvo un cargo eclesiástico de poca importancia que le permitió viajar por España con frecuencia y frecuentar la Corte en Madrid en donde fue nombrado capellán de Felipe III de Habsburgo (1578-1621), rey de España y Portugal.
En 1603, como tantos escritores españoles, se encontraba en Valladolid, donde se había trasladado la corte; en esta época hay que situar alguna de sus letrillas más humorísticas de crítica social, sus relaciones con el poeta y antólogo Pedro Espinosa (1578-1650) y el comienzo de su enemistad con Francisco de Quevedo (1580-1645). En 1617 decidió trasladar defitivamente su residencia a la corte y de esta fecha data su "Panegírico al duque de Lerma". A pesar de su cargo en la corte, por su epistolario son conocidas las vicisitudes y auténticas penurias económicas que pasó en la corte, de donde salió, ya muy enfermo, en 1626, hacia su ciudad natal, donde murió el 23 de mayo de 1627.
Aunque Góngora no publicó sus obras (un intento suyo en 1623 no fructificó), éstas pasaron de mano en mano en copias manuscritas que se coleccionaban y recopilaban en cancioneros, romanceros y antologías.
Fue un hombre de amistades y enemistades apasionadas; sostuvo terribles disputas poéticas con Quevedo y atacó violentamente a Lope de Vega (1562-1635), quien siempre pareció admirarlo, aunque también lo atacó y contestó sus hirientes poemas. Tuvo gran amistad con el poeta barroco Juan de Villamediana (1582-1622), con el orador y poeta Fray Hortensio Paravicino (1580-1633), con el antólogo Pedro de Espinosa (1578-1650) y con el teólogo y humanista Pedro de Valencia (1555-1620).
La obra gongorina se concentra sobre todo en sus poemas, aunque escribió dos obras de teatro "Las firmezas de Isabela" y "El doctor Carlina", y a pesar de que en su testamento hace referencia a su obra en prosa y en verso, no se ha logrado encontrar ninguna obra de creación en prosa, pero sí 124 cartas que forman uno de los epistolarios más interesantes de todo el siglo de oro y que son fundamentales para comprender íntegramente la personalidad gongorina.
Su producción poética comienza hacia 1580 con obras breves: romances, letrillas y sonetos: "El soneto a Córdoba" y "Servía en Oran al rey" serían las más bellas de su primera época. Hacia 1613 compone dos extensos poemas: "Las soledades" y la "Fábula de Polifemo y la Calatea".
El citado soneto "A Córdoba", se encuentra en la cima de la poesía española y sin olvidar el siempre destacado y celebérrimo "Mientras por competir con tu cabello", una síntesis perfecta de una generación en crisis que lucha entre el hedonismo renacentista y el desengaño barroco.
En el estilo y en la lengua de Góngora aparecen cultismos, alusiones mitológicas, hipérbatos (un recurso de la retórica que consiste en trastocar o desordenar el natural orden sintáctico de una frase) y desarrollos paralelos, que luego se intensificaron intencionalmente para conseguir lo que se conoce como "estilo gongorino". Enorme fue la fama y la influencia de Góngora en el período barroco, sobre todo en sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) y en Calderón de la Barca (1600-1681).
De entre sus numerosos poemas, se destaca "Medida del tiempo por diferentes relojes" compuesto por nueve letrillas, entre ellas "Por las estrellas":