La Sección Femenina fue una institución nacida a impulsos de la Falange Española e inspirada en los ideales que José Antonio Primo de Rivera (1903-1936) infundió a su Movimiento. Además de adoptar el emblema del yugo y las flechas, como los demás falangistas, convirtió a Isabel la Católica y a Santa Teresa de Jesús en arquetipos, modelos, símbolos y bandera. Pilar Primo de Rivera (1907-1991), ante el hecho de nombrar a Santa Teresa de Jesús como Patrona de la Sección Femenina, explicó el motivo diciendo: "Pensé que debíamos buscar apoyos sobrenaturales que vinieran en ayuda de nuestra limpia intención de servir".
La educación teórica y práctica del catolicismo se convirtió en disciplina fundamental en sus escuelas y centros de instrucción. El dictador Francisco Franco (1892-1975) les entregó el Castillo de la Mota de Medina del Campo, que llegó a ser el centro creador y propulsor de la Sección Femenina. Su fundadora y única Delegada Nacional durante los 43 años de existencia fue Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio.
El 29 de octubre de 1933 asistieron al acto fundacional de Falange Española en el teatro de la Comedia cinco muchachas jóvenes, Pilar Primo de Rivera y su hermana Carmen, sus primas Inés y Dolores y una amiga de ellas, Luisa Maria Aramburu, y ese día nació la Sección Femenina. Pilar, Inés y Dolores se afiliaron al SEU (Sindicato Español Universitario) y allí conocieron a otras dos estudiantes universitarias, Justina Rodríguez de Viguri y Mercedes Fórmica, las que pasarían a conformar el núcleo central de la Sección Femenina.
En junio de 1934, cuando empezó la persecución contra el movimiento fascista Falange por parte del gobierno de la Segunda República, se tomó la decisión de crear, todavía dentro del SEU, una sección de mujeres con un cometido específico: recaudar dinero, realizar labores de propaganda y atender a los detenidos proporcionándoles tabaco y comida. Así, en los años en que la Falange fue ilegalizada, la Sección Femenina asumió la misión de enlace en la clandestinidad, difundiendo los ideales fascistas entre los amigos, organizando rifas y vendiendo de todo, como las pastillas de jabón en cuyo envoltorio rojo y negro, figuraba la proclama política "Por la revolución nacional-sindicalista, por la Patria, el Pan y la Justicia. Arriba España".
La Sección Femenina estaba compuesta al principio por siete mujeres: Pilar Primo de Rivera, que se convirtió en Jefa Nacional, cargo que nunca abandonaría; Dora Maqueda, Secretaria; Luisa María de Aramburu, Jefa Provincial de Madrid; Inés Primo de Rivera, Secretaria Provincial; Dolores Primo de Rivera; María Luisa Bonifaz, que más adelante se convertiría en religiosa y la ciudadana inglesa Marjorie Munden. Este grupo no estaba destinado a ser un sector de mujeres dentro de un partido compuesto indistintamente por personas de ambos sexos, sino una sección autónoma destinada a cobrar cada vez mayor importancia. En diciembre de 1934, por medio de una circular, José Antonio estableció el estatuto de organización de la Sección Femenina, el cual estuvo vigente hasta finales de abril de 1937, cuando se puso en marcha el Decreto de Unificación dictado por el general Franco, mediante el cual se produjo la conversión de la Falange en partido único del régimen. Como consecuencia de este Decreto, aparecieron tres cargos nacionales coordinados: Pilar Primo de Rivera como Delegada Nacional de la Sección Femenina, María Rosa Urraca Pastor -procedente de los carlistas- como Delegada de Frentes y Hospitales (enfermeras, auxiliares y equipos de campaña) y Mercedes Sanz Bachiller como Delegada de Auxilio Social. En los estatutos del nuevo partido, se fijaba un proyecto de reforma política en donde se unían tres corrientes ideológicas: nacional, católica y de justicia social. La Sección Femenina tuvo que modificar sus normas para acomodarse a dichos Estatutos, quedándose con la tarea de formar a la mujer en el "nuevo estilo". La meta de la Sección Femenina era nada menos que "despertar en los españoles, por medio de sus afiliadas, conciencia de lo que supone ser español, rompiendo la injusticia social que tantos hombres y mujeres padecen y haciéndoles comprender que España tiene grandes cosas que hacer en el mundo".
Una de las bases de su doctrina era la dignificación de la mujer, pero no sólo de la mujer en cuanto a ser humano igual en derechos al varón, sino en cuanto a que era portadora de valores específicamente "femeninos" en la vida moderna. Las mujeres de la Falange estaban empeñadas en "una verdadera revolución" para que lo femenino, normalmente menospreciado, se convirtiera en algo justamente valorado: "Hay que ser femeninas y no feministas". Para lograr tales propósitos, la Falange Española editó en 1956 un manual del cual se estrajeron los siguientes fragmentos:
"Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo. Especialmente, su plato favorito. Ofrécete a quitarle los zapatos. Habla en tono bajo, relajado y placentero. Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Hazte un poco más interesante para él. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo, y uno de tus deberes es proporcionárselo. Durante los días más fríos deberías preparar y encender un fuego en la chimenea para que él se relaje frente a él. Después de todo, preocuparse por su comodidad te proporcionará una satisfacción personal inmensa".
"Minimiza cualquier ruido. En el momento de su llegada, elimina zumbidos de lavadora o aspirador. Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle. Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos. Nunca te quejes si llega tarde, o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti. Intenta, en cambio, comprender su mundo de tensión y estress, y sus necesidades reales. Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo, o que se acueste en la recámara. Ten preparada una bebida fría o caliente para él. No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones su juicio o integridad. Recuerda que es el amo de la casa".
"Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente. Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de ésta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres. Al final de la tarde, limpia la casa para que esté limpia de nuevo en la mañana. Prevé las necesidades que tendrá a la hora del desayuno. El desayuno es vital para tu marido si debe enfrentarse al mundo interior con talante positivo".
"Una vez que ambos os hayáis retirado a la habitación, prepárate para la cama lo antes posible, teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño. Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultar chocante para un hombre a última hora de la noche. En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes. Es probable que tu marido caiga entonces en un sueño profundo, así que acomódate la ropa, refréscate y aplícate crema facial para la noche y tus productos para el cabello. Puedes entonces ajustar el despertador para levantarte un poco antes que él por la mañana. Esto te permitirá tener lista una taza de té para cuando despierte".
En otro folleto, denominado "Economía doméstica para bachillerato, comercio y magisterio" (1958), se dice: "A través de toda la vida, la misión de la mujer es servir. Cuando Dios hizo el primer hombre, pensó: “No es bueno que el hombre esté solo”. Y formó la mujer, para su ayuda y compañía, y para que sirviera de madre. La primera idea de Dios fue el hombre. Pensó en la mujer después, como un complemento necesario, esto es, como algo útil".
En "Formación Político-Social, primer curso de Bachillerato" (1963) se habla de la gimnasia casera y el deporte: "Una mujer que tenga que atender a las faenas domésticas con toda regularidad, tiene ocasión de hacer tanta gimnasia como no lo hará nunca, verdaderamente, si trabajase fuera de su casa. Solamente la limpieza y abrillantado de los pavimentos constituye un ejemplo eficacísimo, y si se piensa en los movimientos que son necesarios para quitar el polvo de los sitios altos, limpiar los cristales, sacudir los trajes, se darán cuenta que se realizan tantos movimientos de cultura física que, aun cuando no tiene como finalidad la estética del cuerpo, son igualmente eficacísimos precisamente para este fin".
"No hay que tomar el deporte como pretexto para llevar trajes escandalosos. Podemos lucir nuestra habilidad deportiva, pero no que estas habilidades sirvan para que hagamos exhibiciones indecentes. Tampoco tenemos que tomar el deporte como pretexto para independizarnos de la familia, ni para ninguna libertad, contraria a las buenas costumbres".
En el mismo folleto educativo se sugiere que: "Cuando estéis casadas, pondréis en la tarjeta vuestro nombre propio, vuestro primer apellido y después la partícula ‘de’, seguida del apellido de vuestro marido. Así: Carmen García de Marín. En España se dice de Durán o de Peláez. Esta fórmula es agradable, puesto que no perdemos la personalidad, sino que somos Carmen García, que pertenece al señor Marín, o sea, Carmen García de Marín”.
La Sección Femenina también publicó revistas, entre ellas "Medina", en cuyo ejemplar del 13 de agosto de 1944 puede leerse: "La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular -o disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a quien someterse. La dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los minutos, de todos los deseos y las ilusiones, es el estado más hermoso, porque es la absorción de todos los malos gérmenes -vanidad, egoísmo, frivolidades- por el amor”.
En el número del 12 de agosto de 1945 de la misma revista, el padre García Figer define: "La mujer sensual tiene los ojos hundidos, las mejillas descoloridas, transparentes las orejas, apuntada la barbilla, seca la boca, sudorosas las manos, quebrado el talle, inseguro el paso y triste todo su ser. Espiritualmente, el entendimiento se oscurece, se hace tardo a la reflexión: la voluntad pierde el dominio de sus actos y es como una barquilla a merced de las olas: la memoria se entumece. Sólo la imaginación permanece activa, para du daño, con la representación de imágenes lascivas, que la llenan totalmente. De la mujer sensual no se ha de esperar trabajo serio, idea grave, labor fecunda, sentimiento limpio, ternura acogedora".
En otra revista, "Teresa", de marzo de 1961, se lee: "Las mujeres nunca descubren nada; les falta, desde luego, el talento creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; nosotras no podemos hacer más que interpretar, mejor o peor, lo que los hombres nos dan hecho”. La firma de tamaña afirmación es, por supuesto, de Pilar Primo de Rivera.
Como dijo el dirigente político falangista José Utrera Molina al hablar de la Sección Femenina: "La historia de la Sección Femenina de la Falange no fue otra cosa que la obra de un grupo numeroso de mujeres abnegadas que no conocieron en su vocabulario la palabra imposible, que fieles a un ideal -que aún no ha perdido vigencia- trabajaron con la alegría de la sobriedad, bajo el sol de la calle, y que sobre todo supieron mirar a España con el alma y los ojos abiertos y con la vida enamorada del sueño de un mundo mejor. Es un orgullo recordar a estas mujeres valerosas que lo dieron todo por España. Espero que su semilla siga latente y que cada vez sean más las mujeres que luchen por nuestra Patria y que, con orgullo y desde dentro de su corazón, griten al unísono: ¡Arriba España!".