Nació porque soy un enamorado del canto. De todo lo que canta. Pájaros, música, pintura.
¿También pintura?
Amo todo lo que canta a la vida.
¡Es un hombre feliz!
Yo no lo conocí a Gardel.
Claro.
No, claro no. Podría haberlo conocido. Pero yo estaba en la guitarra. Y empecé a valorarlo recién más tarde.
Insisto. ¿Como personalidad total o sólo por su voz?
Lo analicé a través de su canto, así supe quién era.
¿Usted piensa que a través del canto se puede conocer a la gente?
Yo pienso eso.
¿Qué le reveló el canto de Gardel?
Que era un hombre inteligente y de gran sensibilidad, todo lo cual se notaba por la manera en que expresaba las letras. Era muy dúctil para las emociones. Y tenía en ese sentido una rara cualidad: las expresaba en forma razonada.
¿Eso es importante?
Sí, porque la emoción anula el razonamiento. En él la emoción no anulaba el razonamiento. De tal manera que la voz salía con la emoción controlada. Su voz era privilegiada.
Cuénteme acerca de la primera vez que lo escuchó cantar.
Empecé a prestarle atención cuando ya era grande. Como ya le dije, de muy joven me pasaba el día con el "trique traque, trique traque" de la guitarra. El tango recién me empezó a interesar realmente cuando comenzaron los primeros tropezones.
¿Piensa que para gustar del tango es necesario haber sufrido?
Es necesario haber vivido. Yo empecé a sentir el tango siendo ya un hombre. Ahí me di cuenta de que Gardel era un cantor completo. Que estaba consustanciado con lo que hacía, con lo que decía.
Usted ya cantaba en ese momento.
Canto desde que nací. Cuando tenía nueve años cantaba el "Martín Fierro" en el colegio. Cantar es algo natural, uno canta como habla. Pero mi obsesión no era el canto sino la guitarra, y así fue durante mucho tiempo, hasta que desperté. En el '35 desperté.
¿Cómo era el ambiente de tango en esa época? Tal vez era todavía un poco orillero.
...Sí, todavía.
¿Recuerda qué cantaba?
Ummmmm... ¡Vaya a saber! Hay algo... el autor se llamaba Mora... No recuerdo el nombre del tango, pero recuerdo la letra: "Fui tu amor primero tu Manon, tu Griseta/ fuente inspiradora/ de tu sueño de poeta/ lámpara encendida"... y así seguía. Sin embargo el nombre... el nombre no lo recuerdo.
Según usted, ¿cuál es su aporte más importante en el libro que hizo sobre la voz de Gardel?
Creo que una de las cosas importantes que señalo allí es que Gardel era barítono. Esto es importante porque la gente, en general, cree que los barítonos, los bajos o los tenores son para el Colón y nada más. La gente no sabe que ésta es una forma de clasificar las voces, todas las voces.
Muestra algo que me parece interesante también. La razón por la cual Carlos Gardel modifica algunas letras. La M de campanas, por ejemplo, que transforma en R.
No es exactamente así sino entre N y R, el cambio lo hace porque la M está delante de la P, que es una consonante oclusiva. Si la M la pronuncia tal como es, se produce una interrupción en la frase musical que le quita belleza, es musicalmente más hermoso que ambas letras se produzcan en el mismo punto de articulación. Fíjese, ¿ve?, la lengua obstruye el pasaje de aire; para que esto no ocurra se baja la lengua y se deja pasar el aire. Así la N se transforma un poco en R.
Eso se ve en "Al viento las carpanas". ¿Cómo habrá llegado Gardel a esa conclusión? ¿Solo?
No, él estudió canto. Si usted escucha a Beniamino Gigli en "La donna e mobile" o a Luciano Pavarotti en "Una furtiva lágrima" verá que hacen lo mismo.
¿Y usted lo hace?
No me gusta hablar de mí.
Pero, ¡cómo no le gusta! ¿Y para qué vine yo?
Para hablar de Carlos Gardel.
¡Pero no! Usted escribió un libro sobre Gardel. Ese es el motivo para que hablemos de Carlos Gardel y de usted.
Queda feo.
¿Cómo que queda feo? Mucho más feo queda llegar a mi revista con mis preguntas sin respuestas. Sería interesante conocer sobre sus "adornos" en su música.
Está bien, está bien... Sería un desaire no responder. Yo aprendí mucho de Gardel. Y hago en mi música cosas que aprendí de él y otras que aprendí de otros y otras que aprendí solo.
Cuénteme de la "sfumatura".
Un buen ejemplo de "sfumatura" está en "El último organito", la palabra se va perdiendo hasta que muere. Escuche: "Que fuma y fuma/ sentado en el umbral". ¿Vio? El sonido va muriendo. En algún tango uso una escala microtonal, como en "Infamia", por ejemplo. En otros destaco escalas semitonales como en "La última curda". Escuche: "Contame tu condena/ decime tu fracaso/ no ves la pena/ que me ha herido".
Esto que usted hace suena diferente.
Pero así lo escribió Troilo.
¿Y ligaduras? Usted también habla de ligaduras en su libro.
Bueno, yo suelo hacer ligaduras de fraseo. ¿Cómo le puedo explicar? Uno no puede caer en explicar en términos técnicos, como hacen a menudo los médicos, porque no se entiende nada. Un ejemplo de ligadura podría ser el de "Medallita de la suerte". Allí me canto un cuarto de tango sin respirar.
Mi Dios. Es decir que hay una larguísima ligadura. Me gustaría escucharlo. ¿Por qué no canta "Medallita..."?
Imposible sin hacer ejercicios respiratorios.
¿Usted los hace siempre?
Siempre antes de salir a cantar hago mis ejercicios.
¿Qué es lo que lo decide a elegir un tango para cantarlo: la música, la letra?
Primero la letra, es decir busco un contenido. Ya sea en lunfardo o en alta poesía. Espere, espere, no ponga eso. ¿Qué estoy diciendo? ¿Qué es eso de alta poesía o poesía culta? Esa diferenciación no tiene sentido. Todo eso es popular, todo nace del pueblo. Digamos que lo primero es la letra, ya sea en lunfardo o castellano.
A usted le interesa mucho el lunfardo.
Sí, hay cosas que el lunfardo expresa con mucha mayor intensidad.
Además escribió un libro donde estudia el lunfardo. Y escribió poesías. Me gustaría escuchar alguna.
Aquí tiene... "Una luz de almacén", el libro donde analizo los lunfardos propios de médicos, periodistas, presos, etcétera.
Una poesía suya, "A Buenos Aires" buen ejemplo de lunfardo, sirve de introducción. ¿Me la recita?
Sos cadenera flor sin berretines/ que currás a los cuores con tu rango/ pero el choma que aceita tus patines/ es canchero y varón/ se llama tango./ Cuando llegue el final/ si la de blanco/ me lleva con el cura antes que al hoyo/ que el responso sea en lunfa, así lo mando./ Yo no aprendí latín de puro criollo
Usted dice que también los periodistas tenemos nuestro lunfardo.
Le voy a dar un ejemplo que es buenísimo. Se trata de un diálogo telefónico entre un periodista que está en las Malvinas y otro que está en Buenos Aires. Un amigo periodista me lo hizo llegar y dice más o menos así: "¿Me junás por la gola?". "Sí, supongo que vos sos el Descabellado". "En adelante te chamuyo en lunfa, porque el 61 tiene la posta". "Comprendido". "Quiero que encanutes las tofos en un bagayo con lo de Kasanzew, para que la yuta levante con un punto propio y lo mande con el 35". "¿Sabés a qué hora?". "Tomate unos mates y esperalo con el borracho". "Las de Choborra". Y así sigue. ¿Entendió?