En mayo de 1968, en plena efervescencia por las revueltas de estudiantes y obreros que conmovieron la estructura social de Francia, un grupo de argentinos ocupó al "Casa de la Argentina" en la Ciudad Universitaria de Nanterre, en donde se habían generado los primeros escarceos tras la detención de algunos alumnos que protestaban contra la guerra en Vietnam.
Poco después, a la protesta estudiantil se le sumó el movimiento obrero y ambos conformaron asambleas y comités de acción. Luego siguieron las barricadas en las calles y la huelga general que movilizó a cientos de miles de personas.
En ese contexto, Julio Cortázar (1914-1984), el siempre ecuánime escritor argentino radicado en Francia desde poco menos de dos décadas atrás, escribió para el semanario "Marcha" de Montevideo el siguiente artículo:
ESCOBA EN MANO
Nadie les ha enseñado a hacer lo que están haciendo; nadie le enseña al árbol la forma de dar sus hojasy sus frutos. No se han dejado utilizar, como tantas veces en otros tiempos, a manera de cabezas de puente o pavos de la boda; hoy están solos frente a una realidad resquebrajada, son una inmensa muchedumbre que no acepta ya reajustarse para ingresar ventajosamente en ese mundo que se da a llamar moderno, que no acepta que ese mundo los recupere con la hipócrita reconciliación paternal frente a los hijos pródigos. ...No es el momento de explicar o de calificar esta rebelión contra todos los esquemas prefijados; su sola existencia, aquí y en tantos otros países del mundo, la forma incontenible en que se manifiestan, bastan y sobran como prueba de su validez y su verdad. Nada piden los estudiantes que no sea de alguna manera una nueva definición del hombre y la sociedad... Lo piden con una entrega total de su persona, con el gesto elemental e incuestionable de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden desvitalizado y anacrónico. Los estudiantes están haciendo el amor con el único mundo que aman y que los ama; su rebelión es el brazo primordial, el encuentro en lo mas alto de las pulsiones vitales. En el pabellón de la Argentina, ¿cómo no iba a manifestarse ese salto hacia una realidad auténtica cuando bajo su techo se venía reiterando la injusticia, la discriminación, la estafa moral que no era más que el reflejo de lo que sucede allá en la patria, allá en los países de América Latina? Tomar esa residencia ha significado para los estudiantes entrar escoba en mano en una casa sucia para limpiarle el polvo de mucha ignominia, de mucha hipocresía. ...Simbólicamente, poéticamente, estos muchachos han tomado a la Argentina entera para devolverla a su verdad tanto tiempo falseada; y decir eso es decir también América Latina, es sentir a través de este impulso y esta definición toda la angustia de un continente traicionado desde dentro y desde fuera".
Julio Cortázar. Mayo de 1968