Corre el
año 1913. En Hollywood, un experimentado y gran conocedor del mundo del
espectáculo llamado Cecil B. DeMille (1881-1959) funda junto a Oscar Apfel (1878-1938), Samuel
Goldwyn (1879-1974) y Jesse L. Lasky (1880-1958) la Lasky Feature Play Company, la que luego se convertiría en la Paramount Pictures. Un año después producirían
su primera película: "The squaw man" (El mestizo), el primer largometraje con
sonido filmado en Hollywood. Algo más de cuatro décadas más tarde, mientras
rodaba en Egipto "The ten commandments" (Los diez mandamientos), aquel
pionero del cine estadounidense sufría un ataque al corazón que casi le costó
la vida. Desoyendo las órdenes de su médico, una semana después estaba de nuevo
dirigiendo la película. Fue un aviso. La noche del 20 de enero de 1959 sufrió
una nueva dolencia cardíaca. Recibió en su casa de aquel barrio, el más famoso de
Los Ángeles, cuna de la industria del cine, la visita de su médico, quien le
recomendó acudir al hospital. "No, creo que en su lugar iré a la
morgue", contestó DeMille. En efecto: falleció al día siguiente. Muchas cosas ocurrieron en la industria
cinematográfica entre una y otra fecha: la incorporación del color tras las
iniciales películas en blanco y negro, el paso del cine mudo al cine sonoro, la
fundación de la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood,
la aparición de la pantalla panorámica, la caza de brujas maccarthysta, etc. En
todas ellas estuvo presente Cecil B. DeMille, cuyo itinerario creativo transcurrió
entre los relatos del viejo Oeste, los melodramas moralistas, las historias de
aventuras y las leyendas bíblicas, realizaciones todas ellas provistas de algún
toque de erotismo fetichista y un extraordinario sentido del oportunismo
comercial.
Hijo de dramaturgos,
Cecil -al igual que su hermano mayor William DeMille (1878-1955), pronto
se convertiría en actor y guionista de obras teatrales. Tras estudiar
en la New York Acadademy of Dramatic Arts, consiguió interpretar algunas obras
en Broadway y formó parte, entre otras, de la compañía de la actriz canadiense
Mary Pickford (1892-1979). Durante los años siguientes se dedicó a
producir y dirigir algunas obras y a escribir otras, a veces con su hermano
William, lo que le ayudó a alcanzar la experiencia suficiente y a conocer la
puesta en escena, la dirección de actores y el mundo del espectáculo en
general. Pronto se animaría a entrar de lleno en el mundo del cine, medio en el
que tenía buenos contactos y donde conocía a numerosos empresarios, y
comenzaría una carrera que duraría alrededor de cuarenta años, en los que realizaría
y produciría más de setenta películas.
Desde sus primeras obras -"The call of the
North" (La llamada del Norte), "The girl of the golden West" (La muchacha del
dorado Oeste), "Temptation" (Tentación) o "Joan the woman" (Juana de Arco)- DeMille demostró una gran
preocupación por las historias que contaba, desde el guión hasta la representación.
En este sentido, formó parte del reducido grupo de directores que buscaron
consolidar una estructura narrativa eficaz para el progreso del relato y la
aplicación de los recursos necesarios para obtener una mayor expresividad.
Rodeado de un buen equipo de operadores/directores de fotografía -Alvin Wyckoff
(1877-1957) en sus comienzos y posteriormente otros como Karl Struss (1886-1981),
Victor Milner (1893-1972) y J. Peverell Marley (1901-1964)- y con la
colaboración de la guionista Jeanie MacPherson (1887-1946) y la montajista
Anne Bauchens (1882-1967), en aquellos años De Mille decidió trabajar
sobre temas más comprometidos que oscilaban entre la comedia simple y los
dramas que ahondaban en los problemas de pareja, los que, a pesar de ser vistos
desde postulados conservadores, encerraban ciertas críticas a los
convencionalismos sociales. Esto puede
verse en films como "Male and female" (Macho y hembra), "Why change your wife?" (¿Por qué cambiar de esposa?), "Forbidden fruit" (La fruta prohibida), "Adam's
rib" (La costilla de Adán) o "Something to think about" (La fuerza del
querer), con las que refrendó su interés por introducir sugerencias moralistas
contrastadas con la sensualidad de las protagonistas. Luego, ya entrado en el
periodo sonoro y siempre sustentándose en su concepción épica del espectáculo,
De Mille amplió de forma harto elocuente las producciones rubricadas por su personal
grado de sadomasoquismo y erotismo, algo difícilmente aceptable para la época y
que puede observarse en films como "Madame Satan" (Madame Satanás), "The sign of
the cross" (El signo de la cruz), "This day and age" (La juventud manda) o "Cleopatra",
entre otras.
En julio de 1958, días antes del estreno en Uruguay de "Los diez mandamientos", el que sería el último film de DeMille, Alsina Thevenet publicó en "El País" un extenso artículo que, dividido en tres notas, apareció en tres días sucesivos. La primera parte se tituló "Más
modesto que nadie".
Llovía tanto en Flagstaff, Arizona, aquel día de 1913, que Cecil B. DeMille y su troupe siguieron viaje hasta California para empezar en otro sitio la filmación. Eran enviados por la Jesse L. Lasky Feature Play Company, una empresa que tenía apenas 20.000 dólares de capital, aportado por DeMille, por Lasky y por un cuñado de éste que fabricaba guantes; se llamaba Sam Goldfish y no tardaría en llamarse Samuel Goldwyn. Los tres tenían los derechos de una obra teatral de Edwin Milton Royle, tenían a un actor teatral llamado Dustin Farnum y tenían la obsesión de hacer cine, una carrera que en aquel momento era una aventura. Mientras sus socios quedaban en New York, DeMille y su equipo llegaron a Los Ángeles, arrendaron un galpón en un suburbio llamado Hollywood ($ 25 por mes) y comenzaron el 29 de diciembre de 1913 la filmación de "The squaw man", cinco rollos rodados en poco menos de cuatro semanas, con un costo de $ 15.450,15 y un rendimiento posterior de $ 255.000. La empresa fue el antecedente de la posterior Paramount, el galpón fue el antecedente de su ubicación física, y Hollywood fue el antecedente de una industria allí nacida.
Llovía tanto en Flagstaff, Arizona, aquel día de 1913, que Cecil B. DeMille y su troupe siguieron viaje hasta California para empezar en otro sitio la filmación. Eran enviados por la Jesse L. Lasky Feature Play Company, una empresa que tenía apenas 20.000 dólares de capital, aportado por DeMille, por Lasky y por un cuñado de éste que fabricaba guantes; se llamaba Sam Goldfish y no tardaría en llamarse Samuel Goldwyn. Los tres tenían los derechos de una obra teatral de Edwin Milton Royle, tenían a un actor teatral llamado Dustin Farnum y tenían la obsesión de hacer cine, una carrera que en aquel momento era una aventura. Mientras sus socios quedaban en New York, DeMille y su equipo llegaron a Los Ángeles, arrendaron un galpón en un suburbio llamado Hollywood ($ 25 por mes) y comenzaron el 29 de diciembre de 1913 la filmación de "The squaw man", cinco rollos rodados en poco menos de cuatro semanas, con un costo de $ 15.450,15 y un rendimiento posterior de $ 255.000. La empresa fue el antecedente de la posterior Paramount, el galpón fue el antecedente de su ubicación física, y Hollywood fue el antecedente de una industria allí nacida.
Desde
fundar Hollywood hasta el rodaje de sus films más largos y más caros, la
carrera de Cecll B. DeMille ha estado compenetrada con el cine americano hasta
un grado inigualable. El apodo de "Mr. Motion Pictures" es sólo uno
de los síntomas de esa identificación. Dentro del cine, ha servido como
directivo en la Academia de Artes y Ciencias, en fondos de ayuda, en bancos que
él mismo creó para otorgar préstamos a cinematografistas. Ha recibido de la
Academia un premio especial en 1949 por treinta y siete años de trabajos distinguidos,
otro en 1952, denominado "Irving G. Thalberg Memorial Award", por
trabajos destacados como productor, y un Osear en 1952 por un film
probablemente titulado "El espectáculo más grande del mundo", que la Academia
creyó que era el mejor del año, aunque no sería fácil encontrar críticos
cinematográficos que refrendaran ese pronunciamiento (en la lista de films para
elegir en ese año, la Academia desestimó "A la hora señalada" de Fred
Zinnemann, "El hombre quieto" de John Ford, "Su primer millón" de Charles
Crichton, "Viva Zapata" de Elia Kazan y "Moulin Rouge" de John Huston).
Fuera del
cine, pero como una consecuencia indirecta de su carrera, DeMille ha sido el
beneficiario de otros homenajes: Caballero de la Orden Sagrada del Santo
Sepulcro de Jerusalén (1928), Oficial de la Orden de Orange-Nassau (otorgado
por la Reina Guillermina de Holanda en 1944), varias distinciones en letras y en
bellas artes, y otras de orden cívico vinculadas a su labor personal en campos
tan distintos como el cáncer, la educación, la aviación civil y militar. El
evangelista Billy Graham lo llamó "un profeta en el celuloide que ha
tenido el privilegio de llevar algo de la palabra de Dios a más gente en el
mundo que ningún otro hombre". Y el municipio de Los Ángeles debe haber
pensado en él cuando denominó DeMille Drive a la avenida en la que vive; es
quizás característico que su casa de componga de dos casas unidas por un
corredor cubierto de vidrios.
Antes
de hacerse famoso, DeMille ya era religioso y emprendedor. Nació el 12 de
agosto de 1881 en Ashfield, Massachusetts, de padres americanos y lejana
ascendencia holandesa. El padre era un culto conferenciante que escribía
obras de teatro y llegó a producirlas; los dos hijos estudiaron
la Biblia y Cecil habría de decir más tarde que los héroes bíblicos fueron
para él lo que los personajes novelescos y cinematográficos suelen ser para
otros niños. En su juventud quiso alistarse para la guerra con España, pero era
demasiado joven; en 1900 era actor; en 1902 se casó con Constance Adams; en los
años siguientes continuó haciendo y escribiendo teatro. Así llegó a 1912 y al
comienzo cinematográfico que sería involuntariamente la fundación de Hollywood.
En los cuarenta y cinco años siguientes hizo setenta films, cuya lista completa y detallada sólo
podría ser publicada en diarios por cronistas que no sepan qué hacer con el
espacio.
En ese conjunto un rasgo importante es la creación de estrellas:
Gloria Swanson, Wallace Reid, Thomas Meighan, Jack Holt, Richard Dix, H.B.
Warner, Bill Boyd y otros cuya carrera fue comenzada o impulsada por DeMille.
Otro rasgo es el aprovechamiento de estrellas existentes, de las modas ya
aprobadas, de los argumentos que ya resultaron atractivos. Pero se le han
atribuido innovaciones. En 1914, cuando rodaba "The man from home", utilizó un
foco artificial, que en un primer plano presentaba iluminada sólo una mitad
del rostro del actor, con el resultado de que en Nueva York pensaron que los
exhibidores sólo querrían pagar una mitad del precio convenido. "¿No
reconocen la iluminación Rembrandt cuando la ven?", argumentó DeMille. Y
entonces Goldwyn, que sabe reconocer una frase de publicidad cuando se la
repiten, aceptó con elogios: "Por iluminación Rembrandt los exhibidores
pagarán doble".
Entre otros procedimientos técnicos, se atribuye a DeMille la creación de un balancín que dio movilidad horizontal a la cámara, y
la de una envoltura con la que en 1928 cubrió una cámara sonora, consiguiendo
hacerla ágil sin contratiempos para el micrófono. Se le atribuye el primer
film americano coloreado a mano ("Joan the woman", 1917), el primer film
religioso ("Los diez mandamientos", 1923, pero éste es un dato controvertido), la
primera protección de lo filmado con el sistema del doble negativo (desde "The squaw man", 1913), el primer uso de un megáfono en el set, el primer uso de
altoparlantes para dirigir a centenares de extras, y la primera entrevista
periodística que se haya realizado en un avión. En rigor histórico habría sido
el segundo hombre en partir al medio las aguas del Mar Rojo. La importancia
actual del cuarto de baño en la construcción de viviendas es un hecho que entre
otros antecedentes reconoce el aportado por Cecil B. DeMille en sus comedias
mundanas de 1920 y años inmediatos, donde según opinión de su propio hermano
William, se elevaba el baño a la categoría de institución; esa tendencia,
estilo o inspiración se mantuvo hasta 1932, fecha en que DeMille bañó a
Claudette Colbert en "El signo de la cruz", con la alegada leche de cabra que
utilizaba Popea.
El
éxito de casi todos los setenta films ha permitido a DeMille vivir rodeado de
libros religiosos y anunciar que el producido de sus últimos "Diez mandamientos" será destinado a obras de beneficencia. Su "Rey de reyes" ha sido visto desde
1926 hasta hoy por 700 millones de personas (estimación de Paramount), y
los mismos "Mandamientos" modernos figuran entre los films de más éxito de la actualidad.
A DeMille le gustan esos films. A principios de 1952 el Festival Mondial du
Film et des Beaux Arts de Belgique preguntó a un centenar de directores cuáles
eran los mejores films del mundo y DeMille eligió algunos espectaculares: "Ben
Hur" (1925), "Cabiria" (1913), "Lo que el viento se llevó" (1939). También eligió
entre esos diez a "Los diez mandamientos" (1923), "Rey de reyes" (1926), "El signo
de la cruz" (1932) y "Sansón y Dalila" (1949). Los cuatro habían sido dirigidos
por él mismo. A esa altura no había terminado todavía un film que probablemente
se llamó "El espectáculo más grande del mundo" ni había comenzado los últimos "Diez mandamientos", pero de ambos ha opinado luego que realmente le gustan. No
ha tenido oportunidad de actualizar su voto.
Un
día que se sintió realmente modesto Cecil B. DeMille escribió un artículo
titulado "Olviden el espectáculo; es el argumento lo que importa" (en "Films and Filming", octubre 1956), donde sostiene que hay una sola forma de
narrar un asunto, y esa forma está dictaminada por el asunto mismo. La forma de
los films de Cecil B. DeMille ha sido siempre muy parecida, y está muy
desarrollada la teoría de que le importan muy pocos asuntos.