8 de diciembre de 2022

Trotsky revisitado (LXXXIV). Proscripciones y exilios (3)

Gustavo Bueno Martínez: Unas semanas en España

Gustavo Bueno Martínez (1924-2016) fue un fil
ósofo español,
autor principal del sistema filosófico conocido como materialismo filosófico. Terminó el bachillerato en el Instituto Nacional de Enseñanza Media Goya e inició los estudios de Filosofía y Letras y de Derecho en la Universidad de Zaragoza. Finalmente obtuvo la licenciatura en Filosofía en la Universidad de Madrid. En 1960 se estableció en Oviedo, al ganar la cátedra de Historia de la Filosofía de la universidad de esa ciudad, institución a la que se mantuvo vinculado hasta 1998. Fundador de la revista “El Basilisco”, fue autor de numerosos libros y artículos. Dentro de su obra ensayística sobresalen “El papel de la filosofía en el conjunto del saber”, “Ensayo sobre las categorías de la economía política”, “El sentido de la vida. Seis lecturas de filosofía moral”, “Telebasura y democracia”, “La vuelta a la caverna: terrorismo, guerra y globalización”, “El mito de la derecha” y “El fundamentalismo democrático. Democracia y corrupción”. El texto que prosigue, titulado “Trotsky pasa unas semanas en España y escribe ‘Mis peripecias en España’” apareció en la edición digital de la revista “El Basilisco” accesible en “www.filosofia.org”.
 
El 30 de octubre de 1916 dos policías franceses ejecutan la orden de expulsión de León Trotsky de Francia y le hacen cruzar la frontera española por Irún. Trotsky tuvo que pasar unas semanas en España mientras las autoridades buscaban la manera de que se fuera a otro sitio, abandonando territorio español el 14 de enero de 1917, al desembarcar en Nueva York del vapor Montserrat, propiedad de la Compañía Trasatlántica del Marqués de Comillas, en el que había viajado desde Barcelona, junto con su familia, en un camarote de primera clase.
Octubre 1916. Lunes 30: León Trotsky entra en España por Irún, expulsado de Francia. Martes 31: Duerme la noche del lunes y la del martes en un hotel de San Sebastián. Noviembre 1916. Miércoles 1: Se traslada en tren desde San Sebastián a Madrid. Jueves 2: Se aloja en el Hotel de París, Alcalá 2, en la Puerta del Sol. Viernes 3: Madrid. “Cerca del Palacio Real, un guía se apodera de mí por la fuerza y me muestra el relevo de la guardia, que yo puedo ver sin su concurso. La ceremonia no deja de tener color, con todos sus convencionalismos decorativos y con su excelente banda militar. Pero todo eso se prolonga demasiado, sobre todo hoy, por el hecho de que a las doce y media debe presentarse en Palacio el nuevo embajador de la Argentina, Marcos Avellaneda. Carretas cargadas hasta los topes pasan lentamente ante el Palacio. Aparecen las suntuosas carrozas palaciegas. En las ventanas del Palacio se asoman los generales y el guía se esfuerza en mostrarme al rey en uno de los ángulos de una ventana; esto último, sin duda, para intimidarme en el momento de arreglar cuentas”.
Según tradición oral, viva en ambientes universitarios de los años ‘60, se decía que estando un día José Ortega y Gasset escribiendo en su casa llamaron al timbre. Miró el filósofo a través de la mirilla, vio a un personaje de extraño aspecto, con largos pelos y perilla, y decidió no abrir la puerta. Al día siguiente, por la prensa, se enteró de que Trotsky estaba por Madrid. Se lamentaba Ortega de haber perdido la oportunidad de conocerle, ya que el ruso había tenido la iniciativa de ir a visitarle. “Trotsky, en su multitraducida autobiografía titulada ‘Mi vida’, relata que al llegar a Madrid fue detenido gubernativamente unos días en la Cárcel Modelo, y comenta que, habiendo sido ‘inquilino’ de muchas cárceles europeas, nunca había visto ninguna que, como en la de nuestra capital, existieran celdas de pago. Trotsky quiso conocer a Ortega y Gasset, pero éste eludió el encuentro” (José Ruiz Castillo Basala. “El apasionante mundo del libro. Memorias de un editor”).
Jueves 9: Trotsky es detenido y trasladado a la Cárcel Modelo de Madrid. “Ayer tuvimos noticia de que un compañero ruso, recién llegado de Francia a Madrid, había sido detenido por la policía. Hemos inquirido detalles que explicasen la detención de León Trotsky, que así se llama nuestro compañero, y nos ha sucedido lo mismo que en otros casos semejantes: que nos hemos tenido que asombrar por la facilidad con que nuestra policía detiene a personas que no son delincuentes ni tienen propósitos de delinquir, fundándose únicamente en el socorrido sistema de calificar de peligroso a un individuo. Trotsky es un escritor muy apreciado en Rusia. En París, donde residía, era redactor del diario ruso que allí se publica con el título ‘Nuestra palabra’. En sus columnas combatía el chauvinismo y aconsejaba a las naciones neutrales que permaneciesen dentro de la neutralidad, interviniendo únicamente para moderar la matanza y apresurar la paz. El Gobierno francés ha expulsado a Trotsky de aquel país por considerar improcedente la propaganda de ideas pacifistas dentro de una nación beligerante. En consecuencia, Trotsky determinó venir a España, país neutral, donde su presencia no puede tenerse por peligrosa ni mucho menos. No ha sucedido así, y la policía madrileña, sin más antecedentes que los referidos, porque no puede tener otros, le ha detenido. Esto es un atropello; pero es uno de tantos atropellos que constantemente nos vemos obligados a registrar. Por nuestra parte, hemos comenzado a hacer gestiones para que el compañero Trotsky sea puesto en libertad inmediatamente”. (“El Socialista”. Órgano del Partido Obrero, Madrid, viernes 10 noviembre 1916).


Sábado 11: Sigue detenido en la Cárcel Modelo. “Hace días se tuvo noticia en la Dirección General de Seguridad de que un individuo ruso, llamado Bronstein, conocido agitador en aquel imperio y evadido de Siberia, había penetrado en España hace unos días, a primeros del mes actual, suponiéndose que se encontraba en Madrid. Como el sujeto en cuestión es de los que no deben andar libremente, pues sus antecedentes no hacen esperar de él nada bueno, la Dirección de Seguridad encomendó inmediatamente el servicio de la captura del terrorista ruso a la brigada especial de anarquismo. Púsose ésta en seguida en movimiento y anteayer dos agentes de dicha brigada cazaron al individuo peligroso en la calle de Preciados, en una casa de huéspedes en que habitaba desde que llegó a Madrid. Como estas confidencias las tenemos por conducto extraoficial -pero absolutamente, totalmente exacto-, toda vez que el servicio se ha llevado a cabo con la mayor reserva, hemos interrogado al comisario de la brigada de anarquismo, señor Ortiz, el cual no ha accedido, por razones que comprendemos y respetamos, a contestar nuestras preguntas. Parece ser que algunos conocidos agitadores madrileños han visitado al presidente del Consejo con objeto de recabar de él la libertad del detenido. Este continúa en la cárcel. En la casa en que fue hallado se hacía llamar León Trotsky. Tiene treinta y ocho años de edad. No necesitamos encarecer la importancia de esta detención, y esperamos que los ‘buenos oficios’ interpuestos por los agitadores profesionales cerca del jefe del Gobierno, encuentren la más rotunda de las negativas”. (“La Acción. Diario de la noche”, Madrid, sábado 11 noviembre 1916).
Domingo 12: Es puesto en libertad pero a las 9 de la noche sale conducido en tren de Madrid hacia Cádiz. Lunes 13: Llega por la noche a Cádiz. Le esperan dos socialistas advertidos por Daniel Anguiano. “Cuanto más reflexiono sobre mi situación, más seria me parece. La detención, en sí misma no tiene importancia alguna; al contrario, es una cosa cómica. Mis ideas, que aquí nadie conoce, y que no puedo expresar en el idioma de este país, dicen que son demasiado avanzadas”. (“Hay que descubrir lo que se intenta”, “El Socialista”, Madrid, 13 noviembre 1916.)
Martes 14: En Cádiz. “El ruso sospechoso. León Trotsky protesta. Recibimos hoy el siguiente telegrama: ‘Protesto categóricamente contra vuestras afirmaciones difamatorias. Enviaré rectificación de Cádiz. León Trotsky’. El firmante es el detenido ruso de que hablamos en nuestro número del sábado. Decíamos en aquella información que, teniendo noticias la Dirección de Seguridad de que se hallaba en Madrid un agitador ruso llamado León Trotsky, la brigada especial de anarquismo lo había detenido en la calle de Preciados. Añadíamos que algunos conocidos agitadores madrileños habían visitado inmediatamente al presidente del Consejo para recabar la libertad del sospechoso. Los hechos están diciendo que nuestra información era exacta, y el telegrama de León Trotsky, protestando de no sabemos qué difamaciones, desde el momento en que es verdad que estuvo detenido, nos viene a revelar la noticia, no facilitada en parte alguna, de que los visitantes del conde de Romanones han conseguido que se lo ponga en libertad. Pero ahora preguntamos: Si Trotsky no era un individuo sospechoso, ¿por qué se le ha obligado a salir de Madrid inmediatamente? ¿Es que ha marchado a Cádiz por su voluntad? No. En la estación del Mediodía nos hemos enterado de que Trotsky va vigilado por dos agentes. ¿Por qué se le lleva a Cádiz? ¿Se le va a dejar allí? ¿Se le va a repatriar? Si fuera persona sobre la que no recayeran sospechas, se le hubiera dejado en Madrid o donde a él le diera la gana de estar. Cuando nosotros dimos la noticia de su detención y de las gestiones para su libertad es porque teníamos motivos para saber que la noticia era exacta. El mismo Trotsky lo confirma al telegrafiarnos en el enlace de Córdoba, de paso para Cádiz. Si el haberlo detenido es un acto de difamación, allá la Policía. Nosotros hemos cumplido nuestro deber de informadores y no queremos hoy cumplir el de críticos, porque la conducta del conde de Romanones, cediendo a las presiones que anunciamos, se presta a muchos comentarios y a la deducción de que, siguiendo por este camino, llegará el momento en que ni la misma Policía se preocupará de los temores convulsivos quede pronto asaltan al señor presidente del Consejo”. (“La Acción. Diario de la noche”. Madrid, martes 14 noviembre 1916).


Miércoles 15: “Hemos recibido desde Cádiz, firmado por nuestro correligionario León Trotsky, un telegrama en que nos anuncia que en el día de hoy y a las ocho de la mañana, será embarcado, como si se tratara de un criminal, para la Habana”. (“El Socialista”. Madrid, 15 noviembre 1916). Jueves 16: “Ayer llegó, procedente de Madrid, el seudoanarquista ruso León Trotsky. Ha sido puesto en libertad por no resultar cargos contra él. Se hospeda en la fonda de la Perla Cubana”. (“La Correspondencia de España”. Madrid, jueves 16 noviembre 1916). “Ha llegado el agitador ruso León Trotsky, que se hospeda en la fonda La Perla Cubana”. (“La Acción”. Madrid, jueves 16 noviembre 1916). “León Trotsky, socialista ruso, hombre considerado por las policías francesa y española un tanto peligroso, ha sido embarcado en el puerto de Cádiz con rumbo a la Habana”. (“La Época”. Madrid, jueves 16 noviembre 1916).
Viernes 17: “En el Congreso la sesión de hoy se abrió a las tres y cuarto. El señor Castrovido protestó contra la detención y deportación del camarada ruso Trotsky, excarcelado por la reclamación del Comité del Partido Socialista, pero al cual se ha conducido a Cádiz para embarcarle con destino a la Habana. Dijo que estos inconcebibles atropellos deshonran y desprestigian a España ante las mismas naciones a las cuales cree agradar con ellos”. (“El Socialista”. Madrid, viernes 17 noviembre 1916). Sábado 18: “Roberto Castrovido. Voy también a hacerle otra pregunta relativa a la detención realizada en Madrid de un ruso, cuyo nombre no recuerdo. Este ruso, socialista, había sido expulsado de Francia porque en Francia defendía la paz; era un socialista pacifista” (“El Socialista”. Madrid, sábado 18 noviembre 1916).
Miércoles 29: “Se tuvo noticia de que nuestro correligionario León Trotsky ha quedado en Cádiz hasta el día 30 del mes actual, y en espera de un buque que lo trasladase a Nueva York. Los diputados republicanos anteriormente citados visitaron esta tarde al Ministro de la Gobernación, a quien pidieron, en nombre de la minoría conjuncionista, que se dejara sin efecto la injusta orden de expulsión decretada contra nuestro camarada el escritor ruso León Trotsky, o que, al menos, se le permitiera esperar en Cádiz a su familia. El Sr. Ruiz Jiménez ofreció telegrafiar a Cádiz para que a nuestro correligionario no se le obligue a embarcar hasta que no le convenga hacerlo”. (“El Socialista”. Madrid, miércoles 29 de noviembre de 1916).
Jueves 30: “Hace poco fue detenido en Madrid por la Policía el socialista ruso Trotsky. ¿De qué se le acusaba a este propagandista del marxismo? De haber combatido desde un periódico de París al gobierno del zar; pero como esto no es un delito en España, sorprendió muy justamente tan arbitraria detención. A los pocos días Trotsky fue puesto en libertad; pero una libertad muy relativa, puesto que fue conducido por dos agentes a Cádiz. Vean nuestros lectores lo que nuestro querido colega ‘El Socialista’ dice refiriéndose a esto: ‘¿Con qué fines se lleva a Cádiz a Trotsky? Si es con el propósito de embarcarle y que en alta mar lo aprese un barco ruso, conste que estamos sobre aviso y sabremos atraer la atención pública sobre tan indigna maniobra. No debe olvidar el Gobierno que por encima de los deseos perversos de la Policía rusa está, en España, el respeto a la ley y a la personalidad humana’. Nosotros, con ‘El Socialista’, protestamos de que en España se cometan actos que tan poco dicen en nuestro favor”. (“El Liberal”. Madrid, jueves 30 de noviembre de 1916).
“Nuestro León Trotsky ha dirigido desde Cádiz el siguiente telegrama: ‘Telegrafío al señor Ministro de la Gobernación que a causa de la irregularidad de las comunicaciones telegráficas entre Rusia, Francia y Cádiz, mi familia no llegará a tiempo a Cádiz para salir juntos hacia Nueva York en el vapor que zarpa el 30, a las diez de la mañana. Solicite inmediatamente autorización para quedarme en Cádiz hasta la salida del próximo vapor para poder embarcarme con mi familia. Espero alcance del Gobierno español que no decrete mi expulsión que sería crueldad inútil. Gracias por su intervención parlamentaria’. Los diputados señores Nougués, Llorente, Morayta y Castrovido visitaron en el despacho de ministros en el Congreso al de la Gobernación para rogarle atendiera los justos deseos del súbdito ruso. El Sr. Ruiz Jiménez se había adelantado a los deseos de los diputados republicanos. Por telégrafo ha dicho a don León Trotsky, quien no está detenido, que puede esperar a su familia, como desea, para ir con ella a Nueva York. Los diputados no tuvieron otra cosa que hacer que dar las gracias al ministro”. (“El País”. Madrid, jueves 30 de noviembre de 1916).


Diciembre 1916. Una vez queda resuelto que Trotsky se encuentra en Cádiz pero no como detenido, y que puede esperar por su familia -su segunda esposa, Natalia Sedova y sus hijos León  y Sergio- para viajar todos juntos, como él desea, a Nueva York, la prensa burguesa española, pero también “El Socialista”, se olvida totalmente de que Trotsky está por España. El mes largo que estuvo en Cádiz, del 14 de noviembre al 20 de diciembre de 1916, lo entretuvo en intentar aprender cosas sobre España, aunque con dudosos resultados. Miércoles 20: Acompañado por dos policías, sale de Cádiz hacia Madrid en tren, camino de Barcelona. Jueves 21: Pasa el día paseando por Madrid, acompañado por los dos policías, antes de retomar el tren camino de Zaragoza y Barcelona. En Barcelona se reencuentra con su familia, pero es parco al recordar qué hicieron esa semana: “Llegó la familia. Dimos un vistazo a la ciudad. A los chicos les gusta el mar y la fruta. Salimos el 25, o sea el día de Navidad”. En realidad parten de Barcelona tres días después, y nada menos que ocupando un lujoso camarote de primera en el vapor Montserrat, de la Compañía Trasatlántica.
¿Cómo pudo pagar Trotsky un pasaje de primera de Barcelona a Nueva York? El siguiente relato de tradición oral, trasladado a una correspondencia privada cruzada en 1953 entre presbíteros católicos, antiguos alumnos de la Universidad Pontificia de Comillas, ofrece una explicación plausible de las circunstancias del viaje de Trotsky y su familia a bordo del vapor Montserrat, y su disponibilidad económica al salir de España, gracias al propietario de la naviera. Ni que decir tiene que Trotsky no menciona en “Mis peripecias en España” cómo pudo ocupar un camarote de primera clase, aunque describa a los viajeros con los que compartía tal privilegio.
“Estos días, con motivo del centenario del nacimiento y traslado de los restos mortales del marqués de Comillas al Seminario, he leído a través de la prensa y revistas rasgos y anécdotas de su vida, siempre grandiosos: desde sostener en Barcelona a 300 familias hasta el intento de compra de la ciudad de Roma para el Papa. Hay escritas del marqués de Comillas varias biografías y entre ellas una muy completa y emocional del Rdo. P. Regatillo. Ahora, que tanto se habla y se escribe sobre Rusia y el comunismo, es una pena que se silencie en ellas de cómo consiguió el Marqués que el agitador internacional Trotsky saliera de España, cuando su presencia aquí era gran amenaza y gran peligro que el Gobierno no advertía o, si lo advertía, no acertaba a conjurarlo. Trotsky llegó a España fugitivo de Rusia y trató de poner aquí en pie la revolución. Le habían dicho que esto podía ser fácil. Y él comenzó sus trabajos, confiado en que habrían de obtener el resultado que buscaba. Los manejos llegan a oídos de Comillas, que envía inmediatamente a un emisario para que conozca en cuánto cifra Trotsky un compromiso de abandonar urgentemente el suelo español. ‘Quiero 5.000 pesetas y un pasaje para México’, responde el agitador ruso. Comillas accede inmediatamente a la modesta petición de quien tan encendidos planes revolucionarios traía a España. Trotsky coge su dinero y su pasaje y sale para México. En España nadie, más que el emisario del marqués, se entera de que ha sido Comillas quien ha librado al Gobierno de la amenaza de tal indeseable”. (Carta de José Echeandia publicada en “Unión Fraternal” el 29 abril 1953).
El historiador Richard B. Spence asegura que Trotsky no pagó el pasaje y atribuye a Ernesto Bark la entrega del dinero suficiente para cubrir el pasaje (según informe del agente francés G15 de 26 de diciembre de 1916), lo que justificaría su paso por Madrid y se extiende en otras consideraciones, como el hecho de que se alojara en Nueva York en el Hotel Astor, cerca de Times Square, de los más caros y selectos de la ciudad. Este autor y la historiografía en general ignoran, como es natural, el posible mecenazgo del Marqués de Comillas, que en todo caso no es incompatible con los dineros que hubiera podido entregarle Bark, procediesen de donde procediesen. Jueves 28: La familia Trotsky parte de Barcelona en un camarote de primera del vapor Montserrat, de la Compañía Trasatlántica.
Enero 1917. Domingo 14: La familia Trotsky abandona España al desembarcar del vapor Montserrat en Nueva York. El vapor Montserrat de la Compañía Trasatlántica, que había partido de Barcelona el 28 de diciembre de 1916, tras hacer escala en Valencia, Málaga y Cádiz, llega al puerto de Nueva York en la madrugada del domingo 14 de enero de 1917. Como venía sucediendo desde 1892, los pasajeros desembarcan en la Isla Ellis, junto a la Estatua de la Libertad, para someterse a rigurosa inspección médica, controles de inmigración y, en su caso, ser rechazados. El Museo Nacional de la Inmigración de la Isla Ellis custodia las Listas o Manifiestos de quienes llegan en cada barco, con los datos de identificación de los pasajeros requeridos entonces por la Oficina de Inmigración de los Estados Unidos. En la página 2 del manifiesto de pasajeros llegados en el Montserrat el 14 de enero de 1917, la familia Trotsky figura con los números 25 a 28: 25) Leon Trotsky, de 37 años, autor de Rusia. Procedente de París, Francia, se alojará en Nueva York en 42nd St. Astor Hotel. Declara que no es anarquista, ni polígamo, que lleva más de 500 dólares. 26) Natalia Sedova, de 35 años, sus labores, con su marido. 27) Leon Trotsky, de 11 años, estudiante, con sus padres. 28) Sergio Trotsky, de 9 años, estudiante, con sus padres.