21 de octubre de 2012

Michael Gazzaniga: "Todo el tiempo estamos intentando comprender qué nos pasa y encontrarle sentido a lo que nos rodea. Incluso en ocasiones la cosa es más profunda e intentamos encontrarle el sentido a nuestra vida" (2)

Michael Gazzaniga es autor varios libros de divulgación científica en los que ha hecho accesibles al lector no experto los conocimientos y los resultados de sus investigaciones, dando en ellos respuestas fundamentales acerca de cómo trabaja nuestra mente en base a los procesos neuronales del cerebro. Su obra bibliográfica se compone de "The bisected brain" (El cerebro bisecado), "The integrated mind" (La mente integrada), "Social brain" (El cerebro social), "Mind matters" (Cuestiones de la mente), "Nature's mind" (La mente de la naturaleza), "The mind's past" (El pasado de la mente), "The ethical brain" (El cerebro ético), "Cognitive neuroscience. The biology of the mind" (Neurociencia cognitiva. La biología de la mente), "Human. The science behind what makes us unique" (¿Qué nos hace humanos?) y "Who's in charge? Free will and the science of the brain" (¿Quién manda aquí? Libre albedrío y la ciencia del cerebro)Los descubrimientos de Gazzaniga sobre la naturaleza de la mente humana y sus múltiples implicaciones en medicina, psiquiatría, psicología, filosofía, ética, administración y educación, lo han convertido en unos de los más connotados científicos actuales. Frente a la ortodoxia científica que en los últimos años ha impuesto una visión meramente física del desarrollo del cerebro humano y de su funcionamiento, Gazzaniga aduce que la mente, si bien es algo generado por los procesos físicos del cerebro, coacciona nuestro cerebro a su vez. Para Gazzaniga el psicoanálisis ha muerto: "Freud y otros tienen ideas poderosas que producen buenas historias y a veces tienen un significado literal. El problema es que no están basadas en nada empírico. A medida que aprendemos más y más sobre cómo el cerebro realmente hace posible la mente, nos damos cuenta que estas corazonadas de la vuelta del siglo de hace cien años atrás no son ni más ni menos que buena literatura". En la siguiente entrevista realizada por Nora Bär y publicada en el diario "La Nación" el 14 de noviembre de 2011, el científico estadounidense habla sobre algunos aspectos de las neurociencias cognitivas.



Doctor Gazzaniga, después de cinco décadas en la vanguardia de las neurociencias, ¿cuál diría usted que es la visión que prevalece sobre cómo funciona la mente?

Hoy creemos que el grueso de la actividad mental se procesa en módulos mayormente automáticos para que los sistemas de toma de decisiones no tengan que vérselas con los diez millones de pasos que intervienen en cualquier acto: hablar, mover las manos, rascarse la cabeza... Todo eso es automático y está fuera de la conciencia. Ahora, cómo se produce la integración modular que da lugar a las respuestas neurológicas ¡es un misterio total! Eso es lo que tenemos que entender. Pero si hoy tuviéramos la respuesta, no podríamos apreciarla. Tenemos que ir comprendiendo muchos procesos para vislumbrar exactamente las preguntas que deberíamos hacernos.

¿Quiere decir que la mayor parte de nuestra actividad mental es inconsciente?

Es una idea bastante establecida. Estos subsistemas están trabajando todo el tiempo sin que seamos conscientes de ellos. Todos los sistemas de información tienen esa característica: se construyen en distintos niveles de control.

¿Y dónde estaría la conciencia? ¿Podría tener una localización anatómica?

No, no, uno podría pensarla como un sistema de funcionamiento en paralelo y vastamente distribuido. Déjeme aclararlo: durante muchos años estudié pacientes que habían sido operados para controlar su epilepsia y a los que se les había seccionado la comunicación entre los hemisferios cerebrales. Ellos no podían describir verbalmente nada que se encontrara a la izquierda de un cierto punto. Tal vez el hemisferio izquierdo, el que está hablándome, no sabe que hay algo mal, no está consciente, y por eso no se preocupa de no poder hacer ciertas cosas. Yo creo que el mecanismo que posibilita la conciencia es múltiple y que hay millones de esas partes. Pero cómo es ese circuito y cómo funciona en el nivel de las neuronas... no tengo la mínima idea.

Usted es uno de los expertos mundiales en explorar los fenómenos que surgen al dividir los cerebros y desconectar el hemisferio izquierdo y derecho. En sus investigaciones usted ha hecho ver que el hemisferio izquierdo posee mayor capacidad de procesar en forma secuencial-serial, y por lo tanto es más apropiado para el lenguaje y el razonamiento, y el hemisferio derecho es más holístico y paralelo, y mejor adaptado para apreciar parecidos y similitudes globales, especialmente propiedades espaciales, tales como el reconocimiento de caras. Sin embargo, aunque el hemisferio izquierdo es el que resuelve los problemas, se ha visto que en problemas matemáticos los estudiantes buenos para las matemáticas se destacan por utilizar también el hemisferio derecho, cosa que no hacen los estudiantes malos para las matemáticas. ¿Los dos hemisferios controlan muchos diferentes aspectos del pensamiento y las acciones? ¿Podríamos decir que uno tiene dos Yo: el Yo izquierdo y el Yo derecho, cada uno independiente del otro?

Yo diría que hay solo un Yo, pero que puede operar en muchos modos. Yo soy esposo, padre, científico, esquiador, profesor, etc. Cada uno de estos modos recluta diferentes aspectos de mi ser y cada modo se siente como algo diferente. El trabajo de separar cerebros nos ha permitido preguntarnos si tiene cada hemisferio su propio Yo. A un cierto nivel, cada hemisferio puede recordar, puede emocionarse, conocer y ejecutar decisiones. A cierto nivel de razonamiento, cada uno debe tener su propio Yo. A través de los años, sin embargo, ha quedado claro que cada hemisferio trabaja a niveles enormemente diferentes en cuanto al entendimiento del mundo. El hemisferio izquierdo es completamente autoconsciente, interpreta sus acciones y sentimientos, así como aquellos del mundo. El hemisferio derecho no hace mucho de esto y es un pésimo resolvedor de problemas. En tests simples de autoconciencia, tal como el reconocer fotos del mismo paciente o de sus parientes, ambos hemisferios parecen indicar reconocimiento. Pero, ¿están ambos igualmente conscientes? Es difícil decir que el hemisferio derecho esté autoconsciente, ya que el reconocimiento mostrado parece ser simplemente una respuesta asociativa; y es muy difícil interrogar al hemisferio derecho sobre su nivel de autoconsciencia pues típicamente no posee lenguaje hablado. Como usted sabe mi propuesta es que el hemisferio izquierdo tiene un "intérprete" que está constantemente evaluando el estado del cuerpo y la mente.

El cerebro tiene tal complejidad que hay quienes vaticinaron que nunca llegaremos a comprenderlo. A su modo de ver, ¿en qué lugar del túnel nos encontramos?

Bueno, el ADN, la base molecular de la herencia, fue descubierto en 1954. ¡Y mire todo lo que aprendimos acerca de la complejidad de la célula! ¡Es absolutamente increíble! Hace sesenta años pensábamos que un gen producía proteínas y que éstas producían la enfermedad. Hoy sabemos que cuando se expresa un trozo de información genética se ponen en juego procesos complejísimos. Y esta vasta cantidad de conocimientos fue articulada en las últimas seis décadas. Las neurociencias están empezando a desarrollar modelos ricos para comportamientos importantes (como la memoria, la toma de decisiones...), pero todavía son muy jóvenes en relación con la comprensión de los mecanismos en los que todos estamos interesados.

Si el cerebro funciona con piloto automático, ¿se puede decir que somos responsables de nuestros actos?

Sí. La responsabilidad surge como un contrato social. Si usted es la única persona del mundo, la idea de responsabilidad no tiene mucho sentido. Pero ponga a dos y querrán establecer algunas reglas. Y si pone a siete mil millones, tendrá que regirse por leyes. Esa característica de cualquier red, sea social o virtual, como la internet, exige que no se haga trampa, porque si no el sistema no funciona. Los cerebros son automáticos, pero las personas somos libres.

¿Los conocimientos sobre la mente modificarán el modo en que se administra justicia?

Todavía no estamos preparados para sacar las conclusiones que quisiéramos. Una forma de pensar acerca de esto es comparándolo con el ADN. Hoy, si usted tiene evidencia genética de que alguien estuvo en la escena del crimen, es indiscutible. Las neurociencias no pueden hacer predicciones tan seguras sobre los efectos de una lesión cerebral o sobre el impacto del medio ambiente en una tendencia genética. No pueden decir con certeza que esas cosas causan un cierto comportamiento antisocial. Todavía son muy jóvenes para ser llevadas a la corte pero, ¿va a pasar? Sí. En los próximos diez o quince años podrán aplicarse en situaciones legales.

Uno de sus asombrosos descubrimientos fue que el hemisferio izquierdo del cerebro posee un sistema (el "intérprete") que toma la información incompleta con que cuenta y elabora una historia coherente para explicarla. ¿Qué nos dice eso de nuestra capacidad para conocer la realidad?

Si usted es consciente de las implicancias del intérprete, como es mi caso, descarta muchas de esas historias. Desarrollamos nuestras narraciones, las testeamos, les agregamos detalles... Todo eso integra nuestra teoría de la realidad. Es fantástico. Es algo único de los humanos.

¿Y también es automático?

Sí, en el mismo sentido en que todo el cerebro es automático. Por ejemplo, si uno les pide a las personas que hagan juicios morales sobre diversas situaciones, el 90% ofrece las mismas respuestas. Pero cuando les pregunta por qué, cuentan todo tipo de historias diferentes basadas en su cultura, en su medio ambiente, en sus propias experiencias.

¿Es ése el origen del arte?

Un amigo escribió un libro que se llama "El animal que cuenta historias. Cómo las historias nos hacen humanos". Tenemos una idea de por qué lo hacemos y por qué tenemos una tendencia a la ficción: nos ayuda a prepararnos para situaciones que podrían suceder. Imaginando estos escenarios, si algo similar ocurre, no nos toma totalmente por sorpresa. De modo que el arte, más allá de que nos entretiene, nos otorga una ventaja evolutiva.

¿Cuál piensa usted que es la pregunta más importante que deberán contestar las neurociencias en el futuro cercano?

No hay duda de que las neuronas producen nuestra vida mental y que nuestros estados mentales influyen en nuestro cerebro. Ahora, ¿cómo se produce esa interacción? Hoy tenemos explicaciones muy lineales, A afecta a B, que afecta a C... No es así como sucede... Una metáfora que utilizo, aunque no es exactamente así, es la del software y el hardware: no son nada hasta que interactúan. Tenemos que capturar esa interacción entre el cerebro y la mente, y desarrollar un vocabulario para describirla.