21 de febrero de 2009

Howard Gardner: "El resurgimiento de las religiones subraya la necesidad que tienen muchos individuos de una explicación sobrenatural del mundo"

Catedrático de Cognición y Educación en la Universidad de Harvard y de Neurología en la Universidad de Bos­ton, el neuropsicólogo Howard Gardner (1943) es internacionalmente conocido por su teoría de las in­teligencias múltiples, formulada a partir de sus investigaciones y análisis de las capacidades cognitivas en menores y adultos. Nacido en Pennsylvania, Estados Unidos, es autor de una veintena de libros y cente­nares de artículos, traducidos a más de veinte idiomas. Sus ensayos más importantes son "The mind's new science. A history of the cognitive revolution" (La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva), "The quest for mind. Jean Piaget, Claude Levi Strauss and the Structuralist Movement" (Estructuras de la mente. Piaget, Levi Strauss y el Estructuralismo), "Multiple intelligences. The theory in practice" (Inteligencias múltiples. La teoría en la práctica), "The unschooled mind. How children think and how schools should teach" (La mente no escolarizada. Cómo piensan los niños y cómo deberían enseñar las escuelas), "Creating minds. An anatomy of creativity seen through the lives of Freud, Einstein, Picasso, Stravinsky, Elliot, Graham and Gandhi" (Mentes creativas. Una anatomía de la creatividad vista a través de las vidas de Freud, Einstein, Picasso, Stravinsky, Elliot, Graham y Gandhi), "Frames of mind. The theory of multiple intelligences" (Los marcos de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples), "Extraordinary minds. Portraits of exceptional individuals and an examination of our extraordinariness" (Mentes extraordinarias. Cuatro retratos para descubrir nuestra propia excepcionalidad), "Art, mind and brain. A human development creating minds" (Arte, mente y cerebro. Una aproximación cognitiva a la creatividad), "Intelligence reframed. Multiple intelligences for the 21st century" (La inteligencia reformulada. Las inteligencias múltiples en el siglo XXI) y "Good work. When excellence and ethics meet" (Buen trabajo. Cuando ética y excelencia convergen). A través de pruebas psicométricas, Gardner critica la idea de la existencia de una sola inteligencia sosteniendo que las diferencias entre los seres humanos están dadas, en gran parte, por las diversas combi­naciones de inteligencias. Después de cuarenta años de carrera intentando compren­der qué es la inteligencia huma­na, cómo funciona, y cómo culti­varla mejor, sostiene que ésta no es algo uniforme que se pueda medir a través de pruebas estan­darizadas, como la del coeficiente intelectual. Por el contrario, dice, lo más dañino para la educación de niños y adolescentes es evaluar­los con un criterio genérico. En sus teorías ha identificado siete inteligencias que conviven en ca­da ser humano con diferentes ni­veles de desarrollo: lingüística, lógica-matemática, espacial, mu­sical, corporal/cinética, interper­sonal e intrapersonal. Uno de sus proyectos actuales llamado "Good work" (Buen trabajo) investiga cómo, en una variedad de profe­siones, se consigue lograr un tra­bajo que es excelente en calidad y también socialmente responsable. Para hablar sobre sus teorías, Gardner fue entrevistado por el periodista Andrés Hax. La nota fue publicada en la revista "Ñ" nº 69 del 22 de enero de 2005.Aunque no hay consenso unánime sobre la validez de su teoría de múltiples inteligencias dentro de la comunidad científi­ca, ésta ha tenido grandes repercusio­nes en la pedagogía, especial­mente a nivel primario.

El tema va más allá del debate académico y científico. Tal vez, si podemos movilizar todas las inteligencias humanas y aliarlas a un sentido ético, podamos ayudar a incre­mentar la posibilidad de supervi­vencia en este planeta, e incluso contribuir a nuestro bienestar.

¿Después de publicar "Inteli­gencias múltiples", ha identifica­do otro tipo de inteligencia además de las siete principales que ya ha trabajado?

Creo que puede existir una inte­ligencia existencial. Pero hasta el momento no tengo suficientes pruebas como para pronunciar un veredicto. Estoy buscando pruebas de que ciertas partes específicas de nuestro sistema ner­vioso se dedican a procesar infor­mación o bien demasiado pequeña o bien demasiado grande para ser percibida, el infinito y lo infinitesimal. Mientras voy compilando estas pruebas no me mo­lesta si algunos hablan informal­mente de la inteligencia existen­cial. Después de todo, la teoría de inteligencias múltiples no es una rama de la física o de la ma­temática. Representa mi mejor esfuerzo por comprender todos los datos que he acumulado so­bre la cognición humana.

La noción de inteligencia espi­ritual ¿puede contribuir a expli­car el fundamentalismo religio­so que hoy parece invadir el mundo?

El resurgimiento del funda­mentalismo religioso subraya la necesidad que tiene la mayoría de los individuos de una explica­ción sobrenatural del mundo. La necesidad de una religión se ve exacerbada por dos factores: uno, el mundo se ha convertido en algo extremadamente complejo y hay gente que busca las explicaciones más simples que pueda enten­der, y dos, ciertos grupos han sido abandonados por la ciencia, la modernización y la globalización. En reacción a este abandono esta gente está reclamando el retorno a un momento más simple, cuando -por ejemplo- los hombres tenían un dominio total so­bre las mujeres. No hace falta de­cir que aborrezco estas tendencias. Pero como científico necesi­to poder entender la naturaleza de la necesidad humana. Si esa necesidad no puede ser satisfe­cha por otros medios, probable­mente el fundamentalismo cre­cerá, con toda la brutalidad y hos­tilidad que esto implica.

Colegas suyos -como Ray Kurzweil- que estudian la inteli­gencia piensan que en el próxi­mo futuro la inteligencia artifi­cial superará la humana. ¿Qué opina usted?

No hay duda de que a través del tiempo las computadoras llega­ron a producir comportamientos que se parecen a los de los seres humanos. A veces utilizan méto­dos parecidos (la simulación) y a veces simplemente intentan lo­grar resultados parecidos (la inte­ligencia artificial). Kurzweil suele ser hiperbólico: piensa que la in­teligencia de las computadoras sobrepasará la de los humanos y que probablemente lleguemos a la inmortalidad. A mí me intere­sa más la pregunta de si efectiva­mente llegará a sobrevivir la vida en este planeta.

¿En qué estado encuentra su teoría después de veinte años?

La teoría de inteligencias múlti­ples ha tenido una recepción sorprendentemente positiva en varios países y dentro de varias dis­ciplinas académicas. La teoría es conocida por los científicos biológicos, por un lado, y los científicos informáticos por otro. Desde sus distintas perspectivas aparentemente entienden que el concepto de la inteligencia como una entidad unitaria, singular, no es suficiente. Y aunque no tengan la teoría de inteligencias múltiples en cuenta los programadores están abandonando la idea de un "solucionador general de problemas" y están intentan­do crear un "software" que haga el trabajo de varios tipos de inteli­gencia.

Desde el punto de vista de sus investigaciones del "Buen trabajo", ¿qué sugerencias tendría para un país como la Argentina con toda su problemática parti­cular?

No pretendo ser un experto so­bre la Argentina. Tengo muchísi­mos amigos argentinos y sé que ellos aspiran a hacer "Buen tra­bajo" tanto como gente en cual­quier lugar del mundo. Aprecio enormemente a Antonio Battro, el educador y médico argentino que ha dedicado su vida a la edu­cación a niños discapacitados. Tengo dos sugerencias modestas: la primera es estar dispuesto a mirar su his­toria y admitir sus errores. Eso es lo genial de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación que comenzó en Sudáfrica y que está siendo utilizado en otros países; la segunda es encontrar ejemplos de "Buen trabajo" en su propio país. Gran­des o modestos. Señálenlos, hónrrenlos, intenten emularlos. La gran antropóloga norteamerica­na, Margaret Mead, dijo una vez: "Nunca dudes que un grupo pe­queño de gente comprometida pueda cambiar el mundo. En rea­lidad es lo que han hecho siem­pre".

¿Cómo avizora el porvenir del mundo a largo plazo?

Es demasiado fácil sentirse de­sesperado. El siglo XX fue uno de los más sangrientos de toda la historia humana y tuvimos un mal comienzo del siglo XXI. A mucha gente, que debería tener un mejor comportamiento, sólo le interesa ganar más dinero y te­ner más poder. No demuestra ninguna preocupación por la sa­lud y seguridad del planeta a lar­go plazo. Es como si dijeran: "Quiero tener más recursos que cual­quier otro en el momento en que el mundo explote", en vez de decir: "¿Cómo puedo usar mis recursos y mis conocimientos para hacer un mundo más pacífico y sostenible?". En relación con el conocimiento y el descubrimiento la especie humana sigue creciendo. Pero cuando se trata de aumentar el sentido moral y la responsabili­dad por convivir en este planeta el progreso es terriblemente len­to y hay muchas vueltas atrás.