6 de agosto de 2008

John Lennon: "Vivir en Nueva York es encantador, por eso quiero quedarme"

A mediados de 1974, John Lennon (1940-1980) estaba terminando de grabar su nostálgico disco "Walls and bridges" (Paredes y puentes) en Nueva York. A sus 34 años, estaba separado temporariamente de Yoko Ono (1933), vivía con su asistente y amiga May Pang (1950) y peleaba con el gobierno de los Estados Unidos para que le otorgara la visa de residencia. El disco salió a la venta en octubre y sobre ése y otros temas de su carrera (sin obviar su paso por los Beatles) fue consultado en su departamento por la corresponsal de la revista argentina "Pelo" en Nueva York, la periodista María Martha Fernández. La entrevista apareció a fin de año en el Album Especial 1974 de dicha revista.¿Le disgusta ser un ex-Beatle y tener que vivir con eso para siempre?

No, no, no. Seré un ex-Beatle por el resto de mi vida, y no hay nada que hacerle. Estoy ramificado como para ser capaz de volverme y ver lo que llega. Hace uno o dos años pude dar la impresión de que odiaba todo eso, pero no es así... Hablo de la época en la que salía precisamente de la terapia; estaba mentalmente perturbado y no quería más que echar veneno por mi boca para esclarecer todo definitivamente. Ahora es diferente.

¿Fue muy dura la separación?

Cuando vi todo ese asunto de los Beatles en los periódicos, era como las angustias de un divorcio y, siendo lo que yo era, se trataba precisamente de hacer saltar todo eso. Siempre he tenido unas fauces grandes y llegué a vivir con ellas. Luego tuvimos ese duelo, Paul y yo, pero ese fue un período que teníamos que atravesar. Ahora, nos hemos arreglado. Puedo ver a los Beatles desde otro punto de vista.

¿Tiene muchos recuerdos de la separación?

No puedo acordarme de todo lo que ha pasado; solamente de algunas bravatas esparcidas por aquí y por allá, pero he comenzado a interesarme en lo que ha pasado mientras yo estaba metido en eso. Tuvo que haber sido increíble. Estoy sumergido en un viaje memorialista. Elton vino con un regalo, como esas caricaturas de "Yellow Submarine" que son muy exitosas. Me dio cuatro muñequitos, y yo pensé: Dios, ¿qué significa esto? ¡Un ex-Beatle que colecciona muñequitos Beatles! Pero, ¿por qué no? Eso es historia, mierda, es historia. He atravesado en todos estos años una etapa de odio. Estaba obligado a sonreir cuando no sentía deseos de hacerlo; pero ésa era la vida que yo había elegido, y ahora que me he salido, es maravilloso echar una mirada hacia atrás, mierda... ¡maravilloso! He pensado recientemente: ¿por qué no he tenido más consideración por los buenos momentos? Paul estaba pres­ente y nos pasamos dos o tres noches juntos hablando de los buenos viejos tiempos. Era muy bueno ver cómo cada uno se acordaba de Hamburgo o de Liverpool. Todo eso ha llegado, y cuando yo he vociferado ha sido como un acceso de locura, salvo que el mio ha explotado en público, como de costumbre.

Muchos recuerdos, seguramente...

Si, si. Odiábamos las giras de los Beatles tanto como las amábamos. Había noches fantásticas y otras desastrosas ... Una cosa respecto de la terapia que he experimentado hace ya algunos años: te limpia forzándote a desembarazarte de los aspectos negativos que están en tu cabeza. No era perjudicial todos los días ser un Beatle. Habia altos y bajos, pero el desastre principal venía de esas personas que querían que la lengua larga de Lennon se soltara después de esos bajones. Así hice yo un rápido viaje para volver a encontrar las piedras quebradas en mi cabeza. Muchas cosas debieron salir, pero muchas otras debieron quedarse. Es un hecho, ahora tengo esa perspectiva.

Háblenos de "Walls and bridges". Parece ser un disco conceptual...

No es un álbum-concepto. No haré jamás uno. No me gustan esos discos. Simplemente elijo el orden de los títulos, que es siempre una de las partes más duras para mi. Percibir todo en secuencias para un con­traste correcto, es vital. Exacta­mente como ustedes en la revista. Si no ponen este artículo en una buena página, como la de aper­tura, todo está perdido. También las canciones deben estar tam­bién en el orden adecuado.

¿Quiénes están en el disco?

Y bien, Elton John vino a cantar un poco y a to­car el piano en otro tema. Están Jim Keltner, Klaus Voorman, Nicky Hopkins, Ken Asher que pro­dujo a Paul Williams, y Jesse Ed Davis en guitarra. El percusionista se llama Arthur Jenkins, y la sec­ción de vientos está compuesta por Bobby Keyes, Steve Madio, Howard Johnson, Frankie y Ronnie, más la sección de cuerdas y Harry Nilsson que canta en un tema. Elton estuvo grandioso. Lo quiero mucho y me gusta mucho lo que hace. Es un disco de baladas, todo es más tranquilo. El contraste con la época de la "beatlemanía" resulta extravagante. Ya no más limusinas protegidas por policías; ahora viajo en taxi...

¿Toma a menudo taxis en Nueva York, John?

Todo el tiempo. A me­nudo me sentía un poco paranoi­co cuando había que salir. Y lue­go descubrí que toda la paranoia estaba en mi cabeza... Nadie presta realmente atención, no hay problemas aquí, en Nueva York. Yo los tomo todo el tiempo, pero no así en California. Allí todavía se dedican a husmear las estre­llas. Todo está concentrado aquí en un gigantesco amontonamiento, y me gusta mucho la forma en que uno puede obtener lo que quie­re en cualquier momento. Nueva York es viviente. Indica el nivel exacto del mundo actual, y es por eso que quiero quedarme. Hace siglos era Roma, y si hubiera es­tado vivo en esa época hubiera querido permanecer allí. Estoy convencido de que es el lugar conveniente en este momento. Pienso que si no pudiera vivir aquí lo haría en París. Me encan­tan los franceses, son tan grose­ros...

¿Cómo ha sido su se­paración de Yoko?

Ella y yo he­mos tenido este pequeño... dis­gusto. Ella vive siempre en la que era nuestra casa, pero yo he ate­rrizado en este departamento. Yoko y yo so­mos dos artistas, y encontramos difícil la vida en común. Le hablo aún por teléfono.

¿Los Beatles volverán a unirse algún día?

No.

¿Por qué?

Hemos hecho de todo, pero no podemos sentamos a comer como reunimos para tocar. El mes pasado. Paul, Ringo y yo nos en­contramos en Los Angeles y que­ríamos a George con nosotros, pero no le permitieron entrar en los Estados Unidos a causa de su asuntito de hace dos años. De modo que estábamos solemente los tres, pero todo el mundo se puso a declarar que los Beatles
se unían de nuevo. ¡Hey, hey, pa­ren! Nosotros no podemos volver a unirnos, mierda!

¿Para qué quisieron encontrar­se?

Para arreglar esas histo­rias del dinero. Estamos todos de acuerdo en los medios para ha­cerlo. Ahora, les corresponde a nuestros abogados decir si nues­tras modalidades de entendimien­to son posibles. Eso es todo. Queremos estar seguros de es­tar todos bien pagados. ¡Qué co­sas...! Los cuatro ex-Beatles estaban destinados a una vida de altos y bajos en conflicto permanente con la autoridad. Ya no lo somos más y ya no lo estamos. Es mi turno, en todo caso, de batirme con Nueva York para salir. Geor­ge va a estar pronto tranquilo. Hace una gira norteamericana con Ravi Shankar muy pronto, y será aceptado por un cierto tiempo; las personas querrán aún su autógrafo, le sonreirán y todo irá bien para él.

La prensa y la crítica están siempre al acecho...

Si, algunos críticos es­tudiaron "Juegos de la mente" y se sumergieron realmente en "Sometimes in New York City" ana­lizándome, lo mismo que a Yoko, a la que han odiado siempre. "Juegos de la mente" no es el me­jor álbum del mundo, pero ¡fue disco de oro! Todo no era tan malo.

¿Mira mucha televisión neoyorkina?

Miro todo. Los canales emiten conti­nuamente buenos programas ge­nerales o musicales... A la noche ví una serie de grupos: Blues Corporation, Temptations, O'Jays, Flash Cadillac -cuyas mímicas fuera de moda me hicieron estallar de risa- y, luego, lo que esperaba desde un largo tiempo: Chris Jagger. Eso debe ser muy duro. Tratar de ser un Jagger por el resto de su vida y tratar de hacer un espec­táculo. Está bien, de todos mo­dos, pero debe ser muy duro.

Pero, puede cambiar su apellido si no quiere que se sepa quién es. Mike McGear, el hermano de Paul McCartney, lo ha hecho.

Pero, si él lo cambiase, no podría conseguir trabajo la primera vez que viene.

¿Cómo evalúa las chances de éxito en este combate por per­manecer en Nueva York, John?

Noventa y nueve contra una a mi favor.

¿Por qué?

Porque tengo una confian­za excesiva, como es habitual.

¿Por qué quiere permanecer en Nueva York?

Porque aquí es algo en­cantador. Amo esta ciudad, ¿y us­ted?

¿Qué es lo que no funciona con Gran Bretaña?

Nada. Es una cuestión típi­camente británica. Si me dan la Tarjeta Verde podré volver al país y visitar a mi familia.

Pero, ¿hay alguna razón en particular?

No es para nada a causa de los impuestos, porque se paga solamente un po­co menos aquí que en Inglaterra. Si no fuese más que por una cuestión de dinero, me iría a Sui­za. Yo quiero poder desplazar­me. Los Angeles, París, Londres, Nueva York... Me encanta el cambio. Me gustaría ir a Améri­ca del Sur, porque no he ido ja­más. Nueva York es el presen­te, se siente en el aire... No ten­go nada en contra de Inglaterra, o de Gran Bretaña. Entiendo y he dicho que eso está un poco des­ordenado ahora, pero era aún bastante sano cuando yo salí. De todos modos, hay ahora buena música en Gran Bre­taña.

¿Qué dice su abogado?

Mi abogado cree puedo permanacer en Nueva York durante dos años to­davía, nada más que peleándome contra la orden de deportación.

Hablemos del Festival Beatles-Fans anunciado en Nueva York, con discusiones, films y venta de reliquias, de las posibilidades de afluencia y de su idea de ofrecerles un ma­niquí de tamaño natural.

Pienso enviarles muchos recuer­dos. Quiero que May vaya y me compre algunas pequeñas cositas para mi colección, porque los re­cuerdos de los Beatles que tengo, no son en realidad tan numerosos como quisiera. Los discos pi­ratas, por ejemplo. Tengo muy pocos de los Bea­tles, y a pesar de que los consi­dere como una pequeña estafa, los amo por lo menos igual que un fan. Ese de los "Beatles en Suecia" es mejor en muchos aspectos que algunas grabaciones oficiales.

El Festival Beatles-Fans dura dos días y conmemora el décimo ani­versario de la invasión norteameri­cana de los Beatles. Apple ha en­viado dos films inéditos a los Es­tados Unidos: "Magical Mystery Tour" y "Beatles at Shea Stadium" que el grupo fil­mó para televisión. ¿Puede uno imaginarse a los cuatro Beatles rindién­dose a un Festival Beatle?

No, pero pienso que sería agra­dable para todos hacer algo así... Pero no podemos realmente reunirnos los cuatro en un mitin. Otro inconveniente mayor: si dos de nosotros vuelven a encontrarse, la gente anuncia una reformación de los Beatles, se apropian de las circunstancias inmediatamente, porque tienen necesidad de dinero y declaran también que el odio reina entre nosotros.

Usted vive en Nueva York de hace tres años, visitando ocasionalmente Los Angeles en auto y descubriendo, como usted dice una centena de países diferentes en el camino...

Norteamérica es tan diferente de un estado al otro que no puedo aburrirme. Me gustaría conocer China, el mundo entero en realidad, pero todo eso es un poco loco. No puedo dejar para nada este lugar mientras no haya ganado la causa en el Tribunal. Pero hay tanto que hacer aquí; todavía no he podido ver a Elvis. Un día compré entradas, pero no estaba en buena forma... ¡Qué basura! Me gustaría ver a los Stones, Bowie y Elton, pero eso me pone nervioso. Ir a un concierto donde me imagino de rodillas asaltado por las fans y todo ese elemento terrible. La única vez que me animaré será cuando una persona que quiera mucho me pida que esté allí para ayudarla. Iré allí sólo como amigo.