14 de agosto de 2008

Mario Levrero: "La condición humana es, tal vez, trágica y ridícula"

Hacia fines de 1981, el uruguayo Mario Le­vrero (1940-2004) no era un inédito ni un autor para minorías, ya que llevaba publicados un libro de relatos y tres novelas, además de una abundante y variada producción en periódicos y re­vistas, en donde predo­minaban las formas narrativas que empleaban el sentido del humor y la imaginación como ele­mentos primordiales. Sin embargo, debido a la particular estrategia de las políticas editoriales, el destino de algunos de sus libros siempre fue bastante incierto. Cuando a fines de ese año se publicó en Buenos Aires "El lugar" -no­vela que completó una tri­logía con "La ciudad" y "Pa­rís"- el periodista argentino Elvio E. Gandolfo (1947) se entrevistó con el autor uruguayo logrando un reportaje que apareció publicado en la revista "El péndulo" nº 6, de enero de 1982.¿Qué ubicación tiene "El lugar" dentro de su obra?

Si se tiene en cuenta la época en que fueron escritas tres de mis novelas, en vez de las fechas de publicación, "El lugar", de 1969, forma par­te de lo que podría llamarse una "trilogía involuntaria". La misma se inicia con "La ciudad", de 1966, y culmina con "París", de 1970. En las tres domina la búsqueda más o menos inconsciente de una ciudad. Hay un cuento poste­rior, del 72, "Siukville", en el que esa búsqueda se hace explícita.

¿Cómo se articula la imagen de la ciudad en la trilogía?

Una cita de Kafka que precede a "La ciudad" habla de "formas imprecisas en la niebla", y de esa ciudad que al parecer persigo en la trilogía; sólo se ven unos pla­nos incomprensibles. En "El lugar", la ciudad es alcanzada pero de manera muy parcial y fugaz, en las últimas pági­nas. En "París", la ciudad es París, toma una forma defini­da y un nombre, y toda la acción transcurre en ella, aunque reducida en su mayor parte al ámbito de un asilo que a la vez parece tea­tro y hotel.

Leídas en conjunto, y ya fuera de la etapa de creación, ¿encuentra en las novelas una progresión simbólica definida o ge­neral?

La trilogía involuntaria es una búsqueda: el protago­nista, que es y no es el mismo (una primera persona que nunca alcanza a decir su nombre) persigue esa ciudad para huir de ella, o llega a ella huyendo no se sabe de qué, tal vez de sí mismo; la huida es una constante, aunque en "París" parece quedar definiti­vamente atrapado por esa ciudad perseguida. Desde un punto de vista psicoanalítico, sería fácil proponer a esa ciu­dad como un símbolo mater­no dual, creador y destructor, pero aún los psicoanalistas podrían sospechar que el símbolo es múltiple, poliva­lente y que, en última instancia, la ciudad podría simboli­zar también a la ciudad.

¿Qué relaciones guar­da la trilogía con la reali­dad y la imaginación?

"El lugar", a pesar de que en un 99% trata de una expe­riencia de extrañamiento, es quizás la más realista del trío. El 1% restante, las líneas finales, imponen al protago­nista y probablemente tam­bién al autor el cuestionamiento de sí mismo, su acti­tud egoísta que lo convierte en un extraño en éste y en cualquier mundo. "París" es un último intento de escapar de la realidad; el final, que el protagonista vive como trági­co y ridículo, es en verdad la aceptación de su condición humana, tal vez trágica y ri­dícula, pero la única fórmula posible de "final feliz".

¿Ha habido alguna reaparición de los intere­ses o los mundos de la tri­logía, aparte del cuento que ya mencionó?

Nunca pude volver a esos mundos de la trilogía, que hoy me parecen pobres y mezquinos, pero tampoco he vuelto a sentir con la mis­ma intensidad el impulso de escribir con largo aliento.

Teniendo en cuenta las distintas especulacio­nes de los personajes de "El lugar" acerca del origen de ese mundo extraño, ¿po­dría incluírselo dentro de la ciencia ficción?

No, creo que no pertene­ce al subgénero de la ciencia ficción, aunque como todo texto que no trata de lo coti­diano puede ser reclamado por ese casillero. A mi juicio, para que un texto pueda ser clasificado dentro de un sub­género, debe cumplir un par de requisitos mínimos; el pri­mero, la intención comercial (dirigirse concretamente a determinado público). En el caso de la ciencia ficción, el otro requisito sería la inclu­sión de una explicación más o menos científica de los he­chos extraños que ocurren. Si bien es cierto que en "El lugar" se esbozan varias ex­plicaciones, todas posibles, todas triviales, no se acepta ninguna y ninguna interesa; la intención de la novela es otra, es la interrogación so­bre sí mismo, del protagonis­ta, del autor.

¿Qué relaciones man­tiene "El lugar" con las otras dos novelas?

En las tres se reiteran ciertos elementos, y es en "El lugar" donde éstos se reúnen para hacer de puente entre "La ciudad" y "París", que leí­das sin la novela intermedia podrían aparecer como cosas muy distintas, a pesar de que la primera termina con un viaje en ferrocarril, y "París" comienza con el fin de un viaje en ferrocarril.

El relato está dividido a su vez en tres partes ne­tamente diferenciadas. ¿Qué papel cumplen?

"El lugar" podría haber quedado limitada a su prime­ra parte, que desde mi punto de vista es perfecta, no de una manera objetiva, sino de acuerdo con mis propuestas y limitaciones. Pero la segun­da parte se hace necesaria para llegar a la tercera, la ciu­dad, objetivo permanente de la trilogía, y se llega a través del fracaso del intento de una relación armoniosa con otras personas; el protagonista só­lo parece poder vivir en sole­dad, y esta soledad (como en el "pez soluble" de Bretón) es al mismo tiempo la fuerza que lo aniquila. De ahí su per­manente ambular, su búsqueda y su huida.