Sibarita, millonario, enigmático… y muy refinado a la hora de satisfacer sexualmente a una mujer, el príncipe Alí Khan lo tenía todo para que Rita Hayworth se enamorase de él (sobre todo los diamantes). El idilio, rodeado de cierto escándalo para la puritana sociedad de entonces, comenzó en Cannes, poco después de que la actriz se divorciara del director de "Citizen Kane". En 1949, el aristócrata árabe y la pelirroja más deseada de Hollywood se casaron. Ella dejó su fulgurante carrera para dedicarse en cuerpo y alma a su príncipe y a la hija que ambos tuvieron.
Pero, como el amor es eterno mientras dura, lo suyo acabó dos años después. La ruptura adquirió tintes de auténtico culebrón. De hecho, el Aga Khan se enteró por la prensa de que Rita había iniciado los trámites de divorcio. Con todo, envió una carta de reconciliación a su todavía esposa: “No me apetece que en mi corazón haya otra mujer que no seas tú. No puedes imaginar lo mal que me siento por haberte perdido; mientras haya un rayo de esperanza, me aferraré a él con todas mis fuerzas. Te estaré esperando con los brazos abiertos para que llenes de nuevo mi vida de luz”.
Pero, como el amor es eterno mientras dura, lo suyo acabó dos años después. La ruptura adquirió tintes de auténtico culebrón. De hecho, el Aga Khan se enteró por la prensa de que Rita había iniciado los trámites de divorcio. Con todo, envió una carta de reconciliación a su todavía esposa: “No me apetece que en mi corazón haya otra mujer que no seas tú. No puedes imaginar lo mal que me siento por haberte perdido; mientras haya un rayo de esperanza, me aferraré a él con todas mis fuerzas. Te estaré esperando con los brazos abiertos para que llenes de nuevo mi vida de luz”.
Sin embargo, la carta no hizo mella en el corazón de la actriz, quien al poco tiempo se casó con el cantante Dick Haymes del que se divorció en 1955. En 1958, se casó con el productor James Hill y se separó en 1961. Falleció en 1987 víctima del Mal de Alzheimer.