
La elección del tema fue tan afortunada como la de “Cinco semanas en globo”, pues el misterio polar era uno de los desafíos geográficos con el que más obstinadamente se enfrentaba el hombre por entonces. En 1845, el capitán John Franklin había emprendido una expedición en busca del casi mítico Paso del Noroeste, un canal entre los hielos que permitiera pasar del Atlántico al Pacífico bordeando el Norte de América, y que ya había sido infructuosamente buscado por los exploradores Cook, Phipps, Ross y Parry, para abrir una ruta comercial más corta entre Europa y América. Zarparon con dos barcos, el “Terror” y el “Erebus”, que en el verano de 1846 quedaron atrapados en el hielo. John Franklin murió en 1847 y al a

En 1855, la Marina Real dio por concluidos los esfuerzos que, si habían sido infructuosos para averiguar la suerte corrida por Franklin, sirvieron, en cambio, para adelantar muchísimo en el conocimiento de las regiones polares. La señora Franklin, en tanto continuó empeñada en buscar el rastro de su marido y organizó una nueva expedición. La búsqueda tuvo un final absolutamente novelesco: el descubrimiento, en 1859, de un pergamino en el que va

La lucha del hombre contra el terrible medio ambiente polar era, por lo tanto, un tema con la suficiente vigencia como para interesar al público, que seguía emocionado, entrega tras entrega, las aventuras del segundo héroe verniano, el capitán Hatteras. La novela fue, pues, un nuevo éxito. Veme volvió a dar una muestra de que su larguísima preparación para «novelista de la ciencia» no había sido inútil, realizando un enorme y meritorio trabajo de síntesis de todo lo que se sabía hasta la época acerca del Polo, utilizando los relatos de los grandes exploradores polares y estudiando a fondo los mapas del Almirantazgo británico. Hasta tal punto fue perfecta su recopilación que, años después, el explorador polar Charcot consideraría "Las aventuras del capitán Hatteras" como el mejor libro de a bordo para una navegación glacial.