Durante su estancia en Heiligenstadt, Beethoven trabajó intensamente: revisó los últimos detalles de la Segunda Sinfonía, terminó las tres Sonatas para violín Op. 30, las Bagatelas Op. 33 y las dos primeras Sonatas para piano Op. 31. Además adelantó otros proyectos. De los cuadernos y hojas de trabajo procedentes de este retiro, conservó los primeros apuntes de lo que después se convertiría en una sinfonía de proporciones descomunales. Una sinfonía que a la desmesura de su duración añadiría una batería de innovaciones sin precedentes en el ámbito sinfónico. Una obra que además de dejar perplejos a sus primeros escuchas, reorientaría definitivamente el curso de la música de arte occidental. Un portento heroico como su título final: La tercera sinfonía "Heroica".
Ludwig van Beethoven era un gran admirador de Napoleón Bonaparte; veía en él al hombre que, haciendo suyos los principios democráticos de la Revolución Francesa, los pensaba aplicar sin el terror que la inició. A pesar de lo que se dice, se conserva la página dedicatoria de la sinfonía al futuro emperador. El músico, en una carta dirigida a su amigo y futuro biógrafo Ferdinand Ries (1784-1838) el 26 de agosto de 1804, indica que la sinfonía estaba decidada a Ponaparte (con P). En la Sociedad de Músicos de Viena se conserva una copia con el título: "Sinfonía Grande titolata Bonaparte" (en italiano debería decirse intitolata). Luego sigue una inscripción en alemán "Geschneben auf Bonaparte", que viene a decir lo mismo. Cuando Napoleón se hizo consagrar emperador, Beethoven, desilusionado, exclamó: "¡Bah! Era un hombre ordinario como todos los demás", de modo que arrancó el primer folio de la sinfonía y reescribió la primera página. Desde entonces la sinfonía fue llamada simplemente "Sinfonía Heroica".
La dedicatoria frustrada a Bonaparte produjo el mito más fuerte que se ha tejido en torno a esta sinfonía. Anton Schindler (1795-1864), uno de los primeros biógrafos del compositor de Bonn, afirma que el primero en sugerir una Sinfonía Heroica inspirada en Napoleón Bonaparte parece haber sido el general Jean Baptiste Bernadotte (1763-1844) quien por la época actuaba como Embajador de Francia en Viena y tenía a Beethoven en gran estima.
La dedicatoria frustrada a Bonaparte produjo el mito más fuerte que se ha tejido en torno a esta sinfonía. Anton Schindler (1795-1864), uno de los primeros biógrafos del compositor de Bonn, afirma que el primero en sugerir una Sinfonía Heroica inspirada en Napoleón Bonaparte parece haber sido el general Jean Baptiste Bernadotte (1763-1844) quien por la época actuaba como Embajador de Francia en Viena y tenía a Beethoven en gran estima.
En el mes de agosto de 1804, fue estrenada en privado en el palacio del príncipe Joseph Franz von Lobkowitz (1772-1816), noble nativo de Bohemia, amante de la música y mecenas de Beethoven, a quien éste, en definitiva, se la dedicó.