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Inscripto en 1906 en la Argentine Football Association, pero descalificado en virtud de no encontrarse su cancha en condiciones reglamentarias, pudo participar en 1907 en el campeonato de tercera división (una Primera C actual) y en su debut perdió con Atlanta por el desastroso resultado de 21 a 1. El 9 de julio de ese mismo año ocurrió el primer choque contra Racing Club, el cual a pesar de militar en segunda (una Primera B de hoy día) desde 1906, también presentaba un equipo para competir en tercera. Racing jugaba con una camiseta de cuadros grandes de color alternativamente celeste y rosa (cuatro adelante y cuatro atrás) que usaría hasta 1910, e Independiente, con la blanca de bolsillo azul que cambiaría por la roja tradicional hacia octubre de 1907 (al mismo tiempo que adoptaba el nombre definitivo de Club Atlético Independiente). El partido, correspondiente a la 9ª fecha del torneo, se jugó en la flamante cancha de Independiente en Avellaneda, en Manuel Ocantos 540, Crucecita y lo ganó Independiente faltando dos minutos por 3 a 2. A las órdenes del árbitro Watson, los equipos formaron así: Independiente con Bazarra; González y Paitz; Zetti, Hermida y M. Degiorgi; Pomarini, Arregui, Tagliaferro, Peluffo y R. Degiorgi. Racing Club lo hizo con Marengo; Mignaburu y Deluchi; Werner, J. Ohaco y Larralde; A. Ohaco, Collazo, Bruzzone, Ibáñez y Piatti. Ese histórico domingo 9 de junio a eso de las 14 horas, fueron llegando los jugadores. Los del equipo local, reunidos en una precaria casilla que oficiaba de vestuario, debatían acerca de la conveniencia o no de ceder los puntos, algo muy usual en aquella época cuando no era posible constituir el equipo titular o el rival aparecía como muy superior. En vista de las ausencias del arquero titular Castro, de Darnay, Cristóbal García y de Laborde, habituales titulares, se decidió entregar los puntos y ofrecer disputar un partido amistoso, pero se toparon con la intransigencia del presidente de Racing, Luis Carbone, que ordenó a su capitán rechazar los puntos y jugar el partido de manera oficial. Empezó el partido e Independiente se pudo sorpresivamente 2 a 0 arriba con goles de Tagliaferro y Arregui. En la parte final Racing reaccionó y empató por intermedio de Collazo y Bruzone, y en los minutos finales Rosendo Degiorgi (fundador y primer presidente de Independiente) marcó el gol del triunfo. Tras el partido, Carbone le ofreció unos pesos a Degiorgi para que reconsiderase su inicial ofrecimiento de ceder los puntos pretendiendo tomar el partido como amistoso dados los perjuicios que esta derrota le produciría a su club y hablándole de la conveniencia de una buena relación entre vecinos. También le aseguró que el árbitro Watson estaba de acuerdo en hacer figurar en las planillas la entrega de puntos. Degiorgi se negó categóricamente y no hubo arreglo posible.
Ya por ese entonces Racing estaba ligado a los Barceló, una acaudalada familia conservadora influyente en la política nacional, de la que se destacó Alberto Barceló como intendente de Avellaneda. En 1910, cuando Independiente ya intervenía también en segunda división, ambos rivales debieron enfrentarse por la primera rueda del campeonato en cancha de Racing Club. En la semana previa, el diario “La República” denunció el maridaje político entre Alberto Barceló y Racing y las posibilidades que se le abrían al club de ganar el partido con malas artes, a la vez que defendía a los integrantes de Independiente por provenir del “llano”. No obstante, contra las prevenciones del diario, venció Independiente por 1 a 0 quitándole el invicto a su contrincante, aunque en la segunda rueda sería derrotado por igual marcador. Racing obtuvo el campeonato de segunda en 1910, por lo que desde 1911 jugó en primera en forma ininterrumpida hasta 1983 en que descendió, para volver al círculo privilegiado en la temporada de 1986/87. En cambio Independiente, que no descendió nunca, fue ascendido en 1912 como consecuencia de la primera escisión del fú
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En la historia del fútbol argentino, Racing fue el equipo que más victorias consecutivas consiguió por el campeonato (no San Lorenzo como se consigna ahora): 17 entre los años 1915 y 1916 (12 y 5 respectivamente), si bien está incluido el partido en que le ganó los puntos a Independiente. En cuanto a partidos invictos, la serie de “la Academia” abarca 51 partidos entre el 9 de septiembre de 1913 y el 14 de mayo de 1916.
En cuanto a los “diablos rojos”, ellos también obtuvieron logros que aunque no tan numerosos, fueron importantes. Mientras Independiente estuvo en la Federación Argentina obtuvo la Copa Competencia de 1914, pero al unificarse los organismos rectores, ya no consiguió títulos hasta que, en 1919, pasó como club disidente a la Asociación Amateurs, donde salió campeón en 1922 y 1926 -invicto en este último año- y conquistó las Copas Competencia de 1924, 192
campeon-1938-1939-369.jpg)
En lo que se refiere a los enfrentamientos entre sí, desde el irregular partido de 1915, que computamos como ganado por Racing, hasta 1930 en que ambos dejaban de ser clubes amateurs, Independiente venció en 11 ocasiones, Racing en 9 y empataron en 7. El tanteador más abultado se registró en 1927, cuando Independiente triunfó por 7 a 4, resultado que fue devuelto en los mismos términos por Racing en 1931, ya en el profesionalismo. El fin del amateurismo encontró a Racing Club en su antiguo predio de Colón y Alsina. Deportivamente andaba de capa caída: había mermado su eficacia de la década del 10. Entretanto Independiente se había trasladado de Crucecita a la avenida Mitre -lugar en el que logró los laureles de los años veinte- y de ahí a Alsina y Almirante Cordero, donde en 1928 estrenó su actual estadio, el primero de cemento del país. Ya se perfilaba como gran animador de la década del 30, a pesar de que estuvo a punto de no intervenir en los campeonatos profesionales. A pocos días de iniciarse el primero de la historia organizado por la Liga Argentina, aún no había decidido su participación. Parte de su dirigencia entendía que el club no debía profesionalizar a sus jugadores. Con River Plate pasó algo parecido, siendo ambos clubes los últimos en afiliarse a la flamante liga profesional. Les hubiera quedado la opción de seguir compitiendo en los torneos amateurs de la Asociación Argentina.