2 de septiembre de 2007
Las cualidades terapéuticas del dinero
"Madre, yo al oro me humillo / él es mi amante y mi amado / pues, de puro enamorado / de continuo anda amarillo / que pues, doblón o sencillo / hace todo cuanto quiero / poderoso caballero es don dinero". Así comenzaba su inmortal letrilla satírica el célebre escritor español Francisco de Quevedo (1580-1645). “Y es tanta su majestad / aunque son sus duelos hartos / que con haberle hecho cuartos / no pierde su autoridad / pero, pues da calidad / al noble y al pordiosero / poderoso caballero es don dinero”. De esta manera, el más destacado autor del Siglo de Oro, desgranaba las virtudes del dinero, el mismo que, hoy por hoy, quita el sueño a más de uno. Para el novelista español Pío Baroja (1872-1956), “la respetabilidad pasa por tener dinero”, y para el dramaturgo irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), “el dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa”. Algunos se lo toman con humor, como el cineasta norteamericano Woody Allen (1935), quien sostiene que “el dinero es mejor que la pobreza, aunque sólo sea por razones financieras” o como el actor estadounidense Groucho Marx (1890-1977): “hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero, ¡pero cuestan tanto!”. Sin embargo, quien se encargó de definir al dinero desde un ángulo mucho más curioso fue el artista plástico Andy Warhol (1927-1987): “Cuando toco el dinero, no tengo la impresión de estar contaminándome de gérmenes. El dinero produce una especie de amnistía. Cuando paso las manos por el dinero, éste se convierte en algo perfectamente limpio para mí. No sé dónde ha estado antes, ni siquiera quién lo ha tocado y con qué, pero todo eso queda borrado cuando lo toco yo”. El pintor norteamericano le encontró cualidades terapéuticas al dinero y, dadas las cosas que muchos hacen por conseguirlo, parece que tenía razón.